Desigualdad
Un tercio de los adultos que crecieron en hogares pobres tiene bajos ingresos
La trasmisión generacional de la pobreza se ha agudizado durante la última década en España, según la encuesta de Condiciones de Vida del INE . Apenas el 9,4% de las personas con orígenes humildes tiene una renta muy alta en la actualidad
ctxt 24/07/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Espacio realizado con la colaboración del |
|
La trasmisión generacional de la pobreza es un problema latente y, al mismo tiempo, enraizado en España. Así lo han señalado durante las últimas semanas varios estudios y así lo corroboran los nuevos datos publicados por el INE en su Encuesta de Condiciones de Vida, donde además se advierte que estas situaciones se han agudizado en nuestro país desde 2011, la última vez en que el instituto estadístico incluyó esta información en su estudios.
Las cifras recopiladas por el INE son contundentes y demuestran hasta qué punto el origen familiar determina y condiciona el nivel de bienestar de la población: más de un tercio de la población adulta –de entre 25 y 59 años– que vivió su adolescencia en hogares donde la situación económica era mala o muy mala tienen hoy ingresos bajos o muy bajos. Como contraste, apenas un 9,4% que crecieron en las mismas condiciones han conseguido alcanzar un nivel de vida con una renta muy elevada.
En 2011, el porcentaje de adultos con una situación económica delicada desde la adolescencia ya era elevado (30,2%). Ahora la tasa se sitúa cuatro puntos por encima
Los datos, además de desmontar por enésima vez los mantras sobre la meritocracia y el éxito asociado al esfuerzo individual, también indican el deterioro que ha sufrido en los últimos diez años el ya maltrecho ascensor social en nuestro país. En 2011, el porcentaje de adultos que arrastraban una situación económica delicada desde la adolescencia ya era elevado (30,2%), pero en la actualidad la tasa se sitúa cuatro puntos por encima. Por aquellas fechas, además, el ratio de población que contando con un origen humilde conseguía escalar hasta el peldaño más alto en nivel de ingresos también era significativamente más elevado (12,1%).
Es decir, hoy es más sencillo quedar atrapado en el círculo de los bajos ingresos si se ha crecido en un hogar con una situación económica vulnerable, al tiempo que para este grupo de población se ha vuelto más complicado alcanzar mejores niveles de vida. La tendencia se repite en todas y cada una de las mediciones donde se cruzan datos sobre ingresos y origen familiar.
Una lectura inversa se puede sacar de las cifras relativas al segmento opuesto de la población adulta, aquel que creció en una ambiente donde los recursos económicos eran elevados. En la actualidad, este grupo está ligeramente más protegido ante una eventual caída a los estratos económicos más bajos de lo que estaba hace nueve años, cuando apenas el 13,9% de los adultos que habían crecido en un ambiente familiar con una situación económica buena vivía con ingresos muy bajos. Hoy el ratio ha descendido al 13,2%.
Si bien a cierre de 2019 había crecido el porcentaje de población de origen pudiente que vive con ingresos bajos y había decrecido el de los que disfruta de la renta más alta, la diferencia entre las posibilidades que tiene este grupo de población de acceder a un extremo u otro de la pirámide de ingresos son similares a las que tenía en 2011, por lo que apenas han notado los efectos de la crisis de 2008 y la desigual recuperación.
En un segundo bloque, los datos recopilados por el INE también muestran hasta qué punto es determinante el origen social a la hora de escalar en los distintos niveles del sistema educativo, donde se supone que la igualdad de oportunidades es uno de los principios que rige su funcionamiento. Un extremo que parece lejos de materializarse teniendo en cuenta que más de la mitad (56,5%) de los adultos de entre 25 y 59 años que disfrutaron de una situación económica buena o muy buena en su adolescencia han conseguido un título de educación superior, mientras que en el caso de las personas que tenía una situación económica delicada el ratio es cerca de cuarenta puntos inferior, el 15,8%.
En la comparativa interanual, por su parte, la cifras señalan que tanto las personas con un origen familiar humilde como las más acomodadas han conseguido mejorar sus niveles de titulación entre 2011 y 2019, años en los que la falta de oportunidades, la precariedad y las altas tasas de paro empujaron a muchos jóvenes a continuar con sus estudios por más tiempo.
Como consecuencia, España lleva ya tiempo registrando un descenso continuado y significativo en unas tasas de abandono escolar que, sin embargo, todavía siguen siendo de las más altas de la Unión Europea y que además arrojan importantes brechas de oportunidad entre las capas más y menos favorecidas. Así, entre 2011 y 2019 se ha registrado un importante descenso en el porcentaje de población adulta que solo alcanzó la educación primaria tras haber crecido en hogares con problemas económicos, pero la mayoría del trasvase se ha producido a los ciclos de secundaria y apenas ha tenido incidencia en la educación superior. En el caso de los adultos con origen en familias acomodadas, todo el cambio de tendencia de la última década se concentra en los los ratios de titulación más altos, que han crecido 10 puntos entre este grupo de población mientras el resto descendían.