Exclusión
Casi 4,5 millones de personas sufren pobreza severa en España
Según un informe de EAPN, son casi 900.000 más que en 2008. La organización señala que los menores y los adultos jóvenes son los grupos que tienen mayor vulnerabilidad
ctxt 18/07/2020
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Son el eslabón más débil y vulnerable de la sociedad, pero también uno de los más desconocidos e invisibilizados. Casi 4,3 millones de personas sufren pobreza severa en España, un cifra que representa a más de un 9% de la población del país. Personas obligadas a vivir con ingresos extraordinariamente bajos –o sin ellos– y que además están sometidas a estereotipos negativos que se encuentran muy alejados de la realidad socioeconómica del país: en muchas ocasiones, se trata de personas con empleo y un nivel de estudios medio o alto, suficientes para acceder al mercado laboral. Así lo asegura un reciente estudio de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN), donde se traza la radiografía de la pobreza severa en nuestro país y los condicionantes que potencian o definen estas situaciones.
Según los datos recopilados por la organización, a cierre de 2018 –último ejercicio con cifras actualizadas– había en España cerca de 880.000 personas más en pobreza severa que una década antes, al inicio de la crisis financiera. Esto, asegura EAPN, constata la frágil y desigual recuperación económica demostrada por el país en los últimos años, de la que también ha advertido recientemente el relator sobre Extrema Pobreza de la ONU, Philip Alston. La crisis “sin precedentes” provocada por el coronavirus, además, es un agravante para esta situación, y obliga a tomar la cifra de 4,3 millones personas sufriendo pobreza severa en España como “un mínimo” en el actual contexto económico.
Tal y como explica el estudio, se puede considerar que una persona se encuentra en pobreza severa cuando vive en un hogar que ingresa menos de 492 euros mensuales por unidad de consumo. Esto son 5.914 euros anuales para una vivienda en la vive solo una persona o 12.419 € para hogares donde conviven dos adultos y dos menores.
Bajo estos cálculos, EAPN desgrana los perfiles que más sufren la pobreza severa en nuestro país: niños, adolescentes y población joven. Para los menores de 18 años, la tasa llega al 12,4%, mientras que para las personas que tienen entre 18 y 29 años el ratio asciende hasta el 13%. Según el estudio, este alto nivel de concentración de vulnerabilidad en la población de menos edad sugiere que tener hijos sea uno de los factores de mayor riesgo para sufrir pobreza severa.
Así, uno de cada cinco hogares numerosos –con 3 o más niños o adolescentes– tiene ingresos muy bajos o nulos. Las cifras se disparan todavía más si se trata de hogares monoparentales, donde la tasa alcanza el 24%.
Junto a esto, otros elementos como la educación, el empleo y el acceso a la vivienda también son importantes para entender cuál es el rostro de la pobreza severa en nuestro país. Lejos de estereotipos y estigmas, las cifras recopiladas por EAPN muestran que, si bien la incidencia de la pobreza severa se reduce cuanto más alto es el nivel educativo, esta no es exclusiva de los estratos más desfavorecidos: el 4,3 % de las personas con educación superior y el 8,3 % de aquellas que han terminado la segunda etapa de la educación secundaria tienen ingresos excepcionalmente bajos o nulos.
Además, si se excluye a la población menor edad de estos cálculos se encuentra que más de un tercio de la población en pobreza severa mayor de 15 años ha alcanzado niveles educativos medios o altos, unos logros “más que suficientes para conseguir un empleo en condiciones normales”.
Sin embargo, la ocupación y el acceso al mercado laboral tampoco constituyen por sí solos un seguro infalible ante las situaciones de vulnerabilidad extrema, hasta el punto de que un 5,4% de la población que está trabajando, unas 100.000 personas, sufre pobreza severa. “La mera existencia de ese valor muestra la escasa calidad de algunos empleos e indica que no todos los trabajos sirven para salir, no ya de la pobreza, sino de la pobreza severa”, explica el documento de EAPN. De nuevo, las cifras rompen la mayoría de los clichés asociados al grupo de población con ingresos bajos, donde casi un tercio de las personas que sufren pobreza severa se encuentran trabajando –y solo un tercio está en paro–.
Por otro lado, los datos recogidos en el estudio también muestran el deterioro y las complicadas condiciones en las que acceden estas personas a la vivienda, en muchas ocasiones con diferencias abismales con el resto de la población: más de la mitad de la personas que sufren pobreza severa tienen un gasto elevado en vivienda, por solo el 4,1% de las personas con ingresos más altos. La falta de espacio (13,56%), la dificultad para mantener la vivienda a una temperatura adecuada (25,2%) o una baja calidad del medioambiente también son problemas habitacionales recurrentes para la población con menos ingresos.
En último término, también es destacable la fuerte inequidad que existe en la incidencia de la pobreza severa si se repasa la situación a nivel regional. Canarias, Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura concentran unos índices de pobreza severa de entre el 13 % y el 16 %. En el extremo contrario aparecen Navarra, Baleares y Aragón, donde los indicadores nunca superan el 3,7%. Aquí, la organización también recuerda la desigualdad territorial y la falta de financiación habitual que sufren los sistemas de rentas mínimas, una de las herramientas más efectivas para acabar con las situaciones de pobreza severa.