SOLEÁ MORENTE / Cantaora y bailaora
“Es un momento bueno para la creación, aunque no para vivir de ella”
Enrique Fuenteblanca 26/08/2020
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Desde hace años, Soleá Morente (Madrid, 1985) realiza una exploración musical que la lleva a dialogar con diferentes géneros y distintos tipos de sonido. Consciente de su herencia flamenca, no es partidaria de las etiquetas y busca hacer aquello que le “pide el corazón”. Busca inspiración en el encuentro con otros músicos y en la poesía que lee desde muy joven. Como una artista alejada de las concepciones más puristas del género, charlamos sobre su mirada y trayectoria.
Una vez dijiste que te consideras flamenca, pero no cantaora. ¿Qué significa ser flamenca más allá del cante, el toque y el baile?
Eso lo dije en un momento al principio de mi carrera, pero no me considero esclava de las cosas que digo y, a veces, cambio de opinión. Cada vez voy entendiendo mejor la utilidad del trabajo que hago. Antes lo hacía por puro instinto y, aunque ahora también me nace de manera muy natural, me paro a pensar más. Vengo de una casa donde se ha escuchado cante jondo a todas horas, el cante es algo que va en mi educación de la misma manera que hablar español. Si debería o no considerarme cantaora depende de cómo se vaya desarrollando mi carrera pero ahora me considero cantaora y bailaora desde que era pequeña.
Tu interés musical te ha llevado a una obra en la que destacan los sonidos indie, pop y rock, coexistiendo con una clara influencia flamenca. ¿Cuál es tu relación con este tipo de etiquetas? ¿A qué tipo de público te interesa dirigirte?
Me interesa el público con arte, con gracia, con curiosidad, con sensibilidad, con afición a sus pasiones. Me interesa el público que respeta y piensa antes de juzgar. Me interesa la gente buena. Respecto a mi relación con las etiquetas, me vienen muy bien para el armario de las especias en la cocina, pero no a la hora de prestar atención a lo que me pide el corazón. No soy partidaria de la clasificación ni de las etiquetas, más bien todo lo contrario.
Estudias filología hispánica y, a lo largo de tu obra, muestras un gran interés en la poesía que se refleja especialmente en tu faceta como integrante de la banda Prado Negro. Con esa agrupación, desarrollas una investigación artística en la que se interpretan poemas de autores como Josefina de la Torre, María Zambrano, José Ángela Valente, Luis Cernuda o José Bergamín entre otros. ¿Cómo nace este interés por la expresión poética y qué fuentes te inspiran en este momento?
He sentido interés por la poesía desde que era muy jovencita. Durante la época de la universidad, me dediqué con los cinco sentidos a estudiar la historia de nuestra lengua y nuestra literatura y ahí creció mi afición por ella. Acabo de leer Nada de Carmen Laforet y hacía tiempo que una obra no me quebraba tanto por dentro. Ahora estoy terminando (creo que hoy mismo lo terminaré) un libro que me está encantado, se llama Cosas que los nietos deberían saber de Marc Oliver Everett, cantante, compositor y creador de la banda Eels.
Tu disco Ole Lorelei muestra tu faceta más experimental. Sin dejar de conservar tu actitud transgresora respecto a la creación musical, en Lo que te falta, regresas a un género más arraigado, la rumba, para aproximarte a él desde una perspectiva muy actual. ¿Cómo se produce esa suerte de giro estilístico?
Según las cosas que me ocurren en la vida, del sitio donde estoy viviendo o de mi estado de ánimo, me dirijo para un sitio o para otro, sin pararme a pensar absolutamente nada. Si tengo alguna idea en mente, pienso en quién me podría ayudar a realizarla y es ahí cuando viene el momento de perseguir al productor que tengo en la cabeza. Esta parte es la que menos me gusta. Normalmente los productores están muy ocupados, y no me gusta trabajar con gente que anda en muchas cosas. Pero al final lo consigo. Al menos así ha sucedido hasta ahora.
Utilizas versos de Yung Beef y Somadamantina, colaboras con Cariño, La Bien Querida o Los Planetas. En otras palabras, muestras un gran interés por el panorama musical actual de diferentes géneros y estilos, a menudo alejados entre sí. ¿Cómo valorarías el panorama musical actual? ¿Cómo crees que puede afectar la situación social actual al mundo de la cultura musical?
La vida nos ha dado un revés inesperado. Son momentos muy difíciles para todos y solo nos queda pensar que lo mejor es sacar lo positivo de cada circunstancia, por muy complicadas que se pongan las cosas. Tengo la sensación de que esta situación está siendo y va a ser un escenario diferente, donde van a aparecer expresiones artísticas con mucha fuerza. Es un momento bueno para la creación, aunque no para vivir de ella. Los artistas estamos pasando muchísimas fatigas, pero si transformamos todo esto en coraje y utilizamos el tiempo a nuestro favor, posiblemente se hagan cosas importantes para la sociedad.
Hace pocos meses que publicaste Lo que te falta, tu último disco. Imagino que es momento de descansar. ¿Qué te apetece hacer en este momento?
Me apetece componer, escribir e ir a ver a Paco Ibáñez a Barcelona, para terminar el proyecto que empecé hace unos años con él (y sobre él). También me apetece dedicarme a las canciones que están en la grabadora de mi móvil y que compuse en mi habitación durante la cuarentena, y que me gustaría compartir con vosotros.
Desde hace años, Soleá Morente (Madrid, 1985) realiza una exploración musical que la lleva a dialogar con diferentes géneros y distintos tipos de sonido. Consciente de su herencia flamenca, no es partidaria de las etiquetas y busca hacer aquello que le “pide el corazón”. Busca inspiración en el encuentro con...
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Enrique Fuenteblanca
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