La vita nuova
La música amansa a las fieras (mansas)
La única opción de que el PSOE vote a favor de una bajada de alquileres en el Congreso es un cambio cultural, que expulse a Calviño de su cartera, que sería asumida por Piketty. O, más probable, ejercer la misma presión que recibió JxC, esos filántropos
Guillem Martínez 1/11/2020
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Semana de ruido. Y, por lo tanto, de música, ese ruido ordenado una vez despreciadas toneladas de ruido. Mucho ruido. Ruido hasta silenciar, anecdotizar, cuestionar, por exceso de ruido ruso y patriótico, un caso de corrupción en pandemia, que podría dibujar la obtención de beneficio de lo privado, a través de la sanidad pública, en otras CC.AA., además de la Cat. La aludida música –la música acostumbra a dibujar la época; recuerden The Doors, o María Jesús y su acordeón– han sido unos acordes inconexos, interpretados el lunes y el viernes. Lo que da, en todo caso, una semana laboral musical de dos días. Pero, como dijo la sanidad privada a la pública, vayamos por partes. Lunes.
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Lunes. El lunes UP y PSOE cerraron la cosa PGE. Costó. Por dos puntos. No se los pierdan. IMV y alquileres. Lo tradicional es que, cuando hay marrón, Pedro y Pablo son los que se reúnen. Hubo marrón. Y mucho. Pero Pedro estaba en modo estadista en otro punto. Lo que requiere una interpretación. Que no tengo. Simplemente, no fue. Por agenda. Que es la jaqueca en los matrimonios políticos. Vamos, que vete a saber lo que es. Estaba previsto presentar el acuerdo el martes a las 9 am zulú, con Pedro y Pablo de starring. Pero a las 17.00 pm del lunes, tras chorrocientas horas y cambios en la delantera de ambos equipos, el bloqueo era absoluto y peligraba la mise-en-scène. La misa, en castellano. Todo se cerró, en todo caso, sobre las 22:00. El último punto en cerrarse no fue lo de los alquileres, sino lo del IMV. Les hablo del IMV. Según el ministerio del ramo, abarca ya a 400.000 familias. Lo que supone menos del millón de individuos previstos cuando se anunció la cosa a bombo y platillo. Ese millón previsto es, a su vez y según los cálculos iniciales, el 50% de las personas que lo necesitarían. Glups. Hubo/hay dos problemas al respecto entre PSOE y UP. Uno es a) la poética del IMV. Para el PSOE es un flotador –de mi infancia recuerdo que duraban poco una vez inflados– para la pobreza estructural, que nace, crece, se reproduce y muere en pobreza estructural. Para UP es también una herramienta de corrección de la crisis, que debería ayudar a los pobrezaestructurados a palos en pandemia. Se llegó a acuerdos –modalidad no-para-tirar-cohetes– que solo la realidad futura confirmará en su funcionalidad. El problema b) –y con esto ya empezamos a hablar también de alquileres, me temo– es que lo del IMV no es un choque entre Escrivá y UP, tanto como un problema del PSOE con el PSOE. Como en tantas ocasiones desde marzo. Un sector del PSOE –Escrivá, con la cosa IMV, Ábalos, con la cosa alquileres– no tiene la misma perspectiva que el pack económico PSOE –Calviño, Montero–. El PSOE tiene un problema, que no es otra cosa –y esto lo complica todo– que su solución desde 1982, desde Boyer, desde la creación de un pack Economía que no le corresponde a una socialdemocracia, incluso moderada. El PSOE es eso. Es neoliberalismo y amabilidad. El PP, por ejemplo, es neoliberalismo a palo seco. Lo que ofrece más tranquilidad espiritual y reuniones más cortas a sus asociados. El neoliberalismo, por cierto, es pura economía regulada por el Estado en proporciones norcoreanas. El IBEX, por ejemplo, es un compendio de empresas reguladas. Pero resulta imposible regular, pongamos, alquileres.
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Sobre los alquileres. El compromiso adquirido es tramitar una Ley de la Vivienda –para la cosa alquileres hay caminos más cortos– que, entre una cosa y otra, sería promulgada cuatro meses después de los PGE –quizás, por tanto, en mayo; esto es, con más de un año de retraso; aguanten–. En la ley pesaría la recientísima ley cat al respecto, un triunfo del Sindicat de Llogaters sobre la política cat, esa máquina simbólica de fabricar nada. El Sindicat, junto a la PAH y a la aceituna rellena es, sin duda, el mejor y más bello diseño que jamás se ha hecho por aquí abajo. Sinopsis de la ley cat, único referente de regularización de alquileres en el Estado. Nace de una genialidad. La aplicación del Dret Civil Cat, una posibilidad del Derecho Civil muy aplicada en Cat en la cosa matrimonios. Pero que puede ofrecer soluciones en arrendamientos. En la República 2.0, de hecho, se utilizó para solucionar el problema de las remences/los agricultores de la viña. Con juego de piernas. Se ha vuelto a hacer ahora, con ciertas garantías de que el TC, ese mono con pistola jurídica desde 2017, no lo tumbe. El Gobierno no la ha recurrido. A ver el pack PP-Vox. La ley está en vigor en Cat. Por sí sola ha supuesto rebajas en alquileres. El Ajuntament de BCN ya está canalizando mediante la justicia una violación a esa ley. Se supone que con criterio ejemplificante, el único criterio comprensible para las inmobiliarias. Para blindar la ley, y para exportarla a otras CC.AA., desprovistas, por definición de Dret Civil Cat, es necesaria una ley estatal, la ley pactada el lunes. Problemas. A) el pack economía. Poca coña. El lunes, el Sindicat presionaba a UP por teléfono, mientras el pack economía recibía llamadas de Black Rock y del Santander. Y no, no era para ofrecerles un juego de sartenes. B) El presi de FIABCI, la asociación que integra a la patronal inmobiliaria/Black Rock /IBEX, no es otro –y esto es una metáfora– que Joan Clos, PSC, exalcalde de BCN. Y C) en Cat, el Sindicat consiguió que hasta JxC votara a favor de la ley –hasta el último momento estuvo en contra–, vía presión ciudadana y miedo al ridículo. Votaron en contra PP y Cs. Pero, ay, uy, también PSC, muy beligerante al respecto, por cierto. La única opción de que el PSOE vote eso en el Congreso es un cambio cultural, que expulse a Calviño de su cartera, que sería asumida por Piketty. O, más probable, ejercer la misma presión que recibió JxC, esos filántropos. Se pueden avecinar tiempos en los que ayuntamientos y CC.AA. de todo el Estado voten a favor de esa ley. A ver cómo se lo come el PSOE votando en su contra. Indicio de la dificultad de la cosa, que puede llegar a ser otro de-entrada-no: el lunes la incorporación en el texto alusivo a esa ley de la partícula “bajada de alquileres” costó más horas que lo de Messi.
Es importante el éxito del Sindicat. Y es importante la apuesta al respecto de UP. Dibuja una nueva música. Nuevos acordes. Muy USA. Movimientos que no quieren acceder a la política, que no practican la autorreferencia, sino desobediencia, protesta y presión política, hasta que sus propuestas llegan, de manera efectiva, al Partido Demócrata. Ojo con esto, con esta dinámica. Una novedad. Como lo del viernes.
Viernes. Una manifestación en BCN de ciudadanos enojados por la mezcla acientífica de severidad y permisibilidad que, desde junio, practica la Gene, se vio sustituida por otra, muy violenta. Antisistemas, negacionistas, fascistas, han dicho los medios, especialistas en definir a manifestantes al instante, pero incapaces de definir a políticos de años y años. En efecto, en la mani a palos hubo negacionistas y/o fascistas. Pero también crispados, desesperados, activistas y personas que viven en la calle. Muchas, en tanto se han recrudecido –mucho; demasiado; algunos, en toque de queda– los desahucios. Incluso sin orden judicial. El hambre, y esa es una buena noticia, aún no ha llegado. Por ERTES, y por mecanismos de ayuda mutua. Amigos, familia. Hubo manifestaciones similares en otros puntos del Estado. Y en Italia. En Alemania empezaron, con esos ingredientes, en primavera. Solo en Vilafranca del Penedés –no es Manhattan– los manifestantes del viernes se definieron como Anti-nuevo Orden Mundial, el nuevo juguete ultraderechista planetario. Vete a saber. En todo caso, el mundo parece haber dejado de ver V de Vendetta, y ha pasado a ver Joker. Y eso es, también, una nueva música. Crecerá, si falla la anterior, la creada el lunes.
La Vita Nuova, el título de esta sección, y hoy viene a güevo explicarlo, es el título de la primera obra conocida de Dante. Alternando –como pasa en la vida– prosa y poesía –sonetos, dolce stil nuovo, esa medida del cerebro, se dice rápido–, Dante explica una vida nueva, una ruptura biográfica y anímica, tras ver a Beatriz. Ver, en fin, cambia. Ver lo imprevisto, ni te digo. La sección se llama así porque vamos a ver, estamos viendo, cosas imprevistas. Naves ardiendo más acá de Orión. Y eso cambia biografías y almas. La música.
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Semana de ruido. Y, por lo tanto, de música, ese ruido ordenado una vez despreciadas toneladas de ruido. Mucho ruido. Ruido hasta silenciar, anecdotizar, cuestionar, por exceso de ruido ruso y patriótico, un caso de corrupción en pandemia, que podría dibujar la obtención de beneficio de lo privado, a través de la...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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