Lo primero que quiero dejar claro es que ni estas líneas ni mi persona tienen nada en contra de James Rhodes y con que haya logrado la nacionalidad española, de hecho me alegro mucho por él y confío en que, si me lee, entienda lo que quiero transmitir. Esto va contra el sistema y no en tu contra, James. 

El Consejo de Ministros le ha otorgado la nacionalidad española por Carta de Naturaleza al pianista inglés. Según el artículo 21.1 del Código Civil, “la nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza otorgada discrecionalmente mediante Real Decreto, cuando en el interesado concurran ‘circunstancias excepcionales’”. 

Sobre estas circunstancias excepcionales, el reglamento del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación afirma que “los hechos y circunstancias se acreditarán por cualquier medio de prueba adecuado admitido en derecho y que el interesado estime oportunos”, pero no indica cuáles pueden ser esos hechos y circunstancias. 

Evidentemente no se consideran circunstancias excepcionales haber sido torturado o perseguido en el país de orígen, o huir de una guerra y haber puesto en riesgo la propia vida o la de tus hijos. Aquellos que tengan la condición de refugiado tendrán que solicitar la nacionalidad por la modalidad de “residencia”, que dura un mínimo de 5 años. 

Lo de James Rhodes recuerda el caso de Mamadou Gassama, el joven maliense que trepó cuatro pisos para salvar a un niño que quedó suspendido en un balcón de París.  Emmanuel Macron no dudó en concederle la nacionalidad francesa.

Si el chico no hubiese pasado por ahí en ese momento, seguiría siendo un ‘sin papeles’ y contando en las estadísticas de “inmigrantes ilegales”, y nadie sabría que podía llegar a ser un héroe.

La verdad es que unos padres que están dispuestos a sacrificarlo todo para dar lo que creen que será una vida mejor a sus hijos son sin duda héroes; y los miles que, por desgracia, mueren en el intento, también. 

James Rhodes es un artista maravilloso que ha hecho de su trágica e injusta infancia una lucha imparable por los derechos, contra el maltrato y abuso de los niños, por una nueva ley de la infancia. Pero además James es blanco, europeo y tiene 278.800 seguidores en twitter. Desconozco cuáles son las circunstancias excepcionales por las cuales el gobierno ha decidido concederle la nacionalidad, tampoco quiero saberlas, me alegro de que lo haya hecho. 

Lo que quiero saber es ¿por qué a James sí y a otros no? ¿Es morir por tus hijos menos excepcional? ¿O ser negro? Pablo Iglesias ha comunicado la decisión en un tweet mencionando los méritos de Rhodes, que según lo que dice en la red social, son símbolo de la nueva España. 

Estimado Pablo, ¿no te gustaría que la nueva España fuese una en la que a ninguna persona se le considere “ilegal”? ¿Una en la que las Fuerzas Armadas corriesen a rescatar a los que intentan llegar y la Policía no les metiesen en CIES como si fuesen prisioneros? ¿Una en la que las devoluciones en caliente se consideraran crímenes de lesa humanidad? ¿Una en la que lo ilegal fuese llamar “estercoleros multiculturales” a barrios donde viven niños inmigrantes?

Estás en el Gobierno, ahora tu voz es también voto. Hace unos años creo que hubieses estado de acuerdo conmigo y creo que hoy, aunque hayas visto todas las trabas burocráticas y las presiones que hay, también lo estás. Demuéstralo. 

James, ahora me dirijo a ti. Lo primero enhorabuena, prefiero mil veces tenerte a ti que a los tantos que insultan con la bandera en la mano como si todo les perteneciese. 

Espero que hayas entendido lo que quiero decir; no creo que no te merezcas esto, sino que muchos otros lo merecen tanto como tu. Estoy segura de que lo sabes. 

Tú, como blanco, europeo y famoso recibes miles de insultos cada día; imagina el odio que reciben los que no son ni blancos, ni europeos, ni famosos. 

Me gustaría que usases tu voz, como ya lo haces por tantas causas justas, por todas las miles de personas migrantes que cada día se enfrentan a las miles de dificultades que este país, al que tanto amas, les pone simplemente por ser como son.