xenofobia
El 70% de la población tiene una actitud ambivalente ante la migración
Un estudio de Oxfam asegura que la mayoría de la ciudadanía no está polarizada ni parte de posiciones simplistas, sino que sus opiniones son cambiantes, intermedias y más pragmáticas que ideológicas
ctxt 24/11/2020
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Ni un rechazo cerrado, ni una aprobación incondicional. La actitud de la población ante los movimientos migratorios es más compleja y profunda. Fluctúa por encima de la ideología, entre los valores personales y la visión pragmática que genera la llegada y partida de personas de un territorio. Esta es la principal conclusión que se puede extraer de un reciente estudio publicado por Oxfam Intermón, en el que la ONG ha estudiado, apoyándose en una encuesta actitudinal, el posicionamiento de la sociedad española ante los movimientos migratorios.
Según los resultados, hasta el 71% de los participantes en el cuestionario se mueve en una posición no polarizada pero cambiante, que la organización denomina como actitud ambivalente y que confronta directamente con el mito de la polarización, cada vez más extendido en foros políticos y mediáticos. Sin embargo, resume el documento, lo normal es que nos encontremos una ciudadanía “consciente, empática, preocupada y responsable, pero poco movilizada y demandante de orden”. Una mayoría que no solo se localiza en España, sino también en el resto de países del entorno europeo y de Latinoamérica.
Esto no significa que no existan posiciones extremas o radicales en el debate público. Por el contrario, Oxfam asegura que la ola de mensajes en contra de la migración que lleva tiempo abriéndose paso en algunas agendas políticas está generando posiciones que cada vez normalizan más los postulados xenófobos.
Así se puede comprobar en algunos de los principales resultados de la encuesta, en los que se apunta a ciertos cambios en los grupos minoritarios donde sí que se demuestra un posicionamiento claramente definido: entre 2017 y 2020, aquellos que están firmemente a favor de la migración han pasado de representar el 12% de los encuestados al 7%; por su parte, la población que está en contra de la migración ha pasado del 19% al 22%.
Entre 2017 y 2020, aquellos que están a favor de la migración han pasado del 12% al 7%; por su parte, la población que está en contra ha pasado del 19% al 22%
Dentro de la mayoría restante, ese 71% de personas que muestran una actitud ambivalente, los resultados también apuntan a la existencia de dos segmentos más: el primero tiene “una visión abierta del mundo, pero no está en disposición de movilizarse porque descargan la responsabilidad en las autoridades”. El otro se inclina más por “una visión instrumentalista de las migraciones, y se muestra a favor sólo si se le demuestra que ofrece una contribución material concreta, preferiblemente de índole económica”.
En este sentido, Oxfam subraya la importancia de las preferencias personales que sostienen a esta mayoría ambivalente: el respeto, la tolerancia o la libertad de expresión, pero también la familia o la seguridad. Por ello, apunta el estudio, es habitual que coexistan, a veces en clara contradicción, tanto miedos como valores positivos en las mismas personas.
Ejemplo de ello es que, al tiempo que un 78% de los encuestados asegura que todo el mundo tiene derecho a emigrar, otro 48% piensa que las personas migrantes tienen más ayudas. Ocurre lo mismo con ese 73% de encuestados que se muestran preocupados por el aumento del racismo y que se entremezcla con el 47% que habla del efecto llamado y el 43% que asegura que los migrantes empeoran las condiciones laborales.
Por otro lado, la ONG también señala que es muy habitual que los encuestados no tengan relaciones familiares (92%) o de amistad (84%) con personas migrantes y refugiadas. Algo que refuerza la idea de que son factores distintos a la experiencia personal los que definen las percepciones ante la migración y los generan puntos de vista que, en última instancia, son “susceptibles de ser influidos por elementos externos” como los medios, el discurso político o los entornos cercanos.
En otras palabras, son las narrativas las que permean nuestras creencias y posicionamientos sobre los fenómenos migratorios, y “afectan directamente y de forma muy concreta a la vida de las personas migrantes y refugiadas, a sus familias y a la sociedad en su conjunto, porque dificultan la buena convivencia y limitan su contribución y participación en el bien común”.