Especulación
GameStop, una lección sobre lo absurda e inútil que es la bolsa
Quienes están detrás de la burbuja de la empresa de videojuegos tal vez pierdan un montón de dinero, pero nos hacen un favor: recordarnos que la bolsa solo sirve para que se enriquezca un reducido número de personas que no se lo merecen
Doug Henwood (Jacobin) 29/01/2021
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¿Quién podría haber sabido que GameStop se convertiría en tamaño juego?
El pasado verano, a la cadena de tiendas de videojuegos GameStop se la consideraba una empresa física tradicional en decadencia. Estaba perdiendo dinero, sus ventas llevaban años cayendo y las acciones cotizaban a unos cuatro dólares. En el momento de escribir estas líneas, la tarde del miércoles 27 de enero, sus acciones cotizan a 339 dólares. El día anterior, al cierre de la sesión, apenas alcanzaban los 148 dólares. Nada mal como aumento de rentabilidad de la noche a la mañana: 129%. Pero lo curioso es que tres días antes las acciones estaban a 38 dólares, y su valor se había multiplicado por diez en menos de una semana, ¿por qué?
Para responder a esta pregunta hace falta explicar el concepto de venta al descubierto (short selling), algo que la mayoría de la población considera prácticamente incomprensible. Una venta al descubierto es apostar a que una acción (o cualquier otro activo de especulación, como los bonos o el oro) va a bajar de precio. Sin embargo, para realizar esa apuesta tienes que vender algo que no es de tu propiedad, un comportamiento para nada habitual. Para hacerlo, tienes que tomar prestada la acción de un tercero que sí la tenga en propiedad. Al igual que sucede con cualquier otro préstamo, hay que pagar intereses y, en este caso, también hay que tener una garantía depositada ante el corredor, que asegure que podrás pagar. Lo que esperas es que baje el precio y que puedas comprar las acciones (cubrir una posición corta, en la jerga) a un precio menor. Tus ganancias serían la diferencia entre el precio de venta original y el precio de compra al cierre, menos cualquier interés que hayas pagado por el título que tomaste prestado.
¿Pero qué pasa si te equivocas y los precios suben? Entonces tienes un problema. Cuando compras una acción, te arriesgas a perder el precio total de compra, pero no más. Con las ventas al descubierto, si te equivocas, no existe un límite predefinido de lo que podrías perder si el precio sigue subiendo. Y si el precio no para de subir, tu corredor te pedirá más garantía en forma de dinero auténtico. En ese momento puedes darte por vencido (cubriendo la posición corta y aceptando las pérdidas) o seguir sumando más garantía a una posición débil con la esperanza de que el viento sople finalmente a tu favor.
Pero volvamos a GameStop. El pasado agosto, el inversor Ryan Cohen, que fundó la tienda online de alimento para mascotas Chewy y la vendió obteniendo cuantiosos beneficios, comenzó a comprar acciones de GameStop. Le dijo a la empresa que tenía que adaptarse a la era digital, cerrar un montón de tiendas y dedicarse a vender online. Los inversores, que auguraban un futuro mejor para la cadena de videojuegos en declive, empezaron a comprar acciones y su valor se triplicó a finales de noviembre. Quizá el optimismo no estaba justificado, pero tampoco era descabellado. Sin embargo, algunos fondos de alto riesgo, en particular Melvin Capital Management, comenzaron a vender al descubierto acciones de GameStop, porque creían que la supuesta recuperación no era más que un cuento.
Ahí es donde hicieron su aparición los sospechosos habituales de Wall Street Bets, un subforo del agregador de noticias Reddit, con un usuario conocido como DeepFuckingValue a la cabeza, que comenzaron a comprar las acciones. Su objetivo no era solo ganar dinero, sino también divertirse arruinando a algunos fondos especulativos, y por eso comenzaron a comprar las acciones en masa, como se dice en Wall Street. La consiguiente alza de precios obligó a aquellos como Melvin, que tenían abiertas posiciones cortas, a cubrir posiciones. Su avidez por las acciones, más la de los usuarios de Reddit, disparó el precio de las acciones por las nubes.
El martes 26 de enero se negociaban más acciones de GameStop que de Apple, que tiene un valor total de mercado 108 veces superior al de la cadena de videojuegos
GameStop se ha convertido en una de las grandes burbujas de nuestra era. El martes 26 de enero se negociaban más acciones de GameStop que de Apple, las acciones más importantes, y con un valor total de mercado 108 veces superior al de la cadena de videojuegos. Según explicó James Mackintosh del Wall Street Journal: los movimientos sobre el precio y el volumen de negociación indican “una perturbación generalizada en el juicio de las personas”.
Este tipo de burbujas siempre terminan estallando y los usuarios de Reddit que no hayan vendido sus acciones se quedarán con los bolsillos vacíos. (Por sorprendente que parezca, la noticia de que Melvin cerraba su posición corta el martes por la noche no parece haber aguado la fiesta. Por lo general, las burbujas continúan mucho después de lo que los racionalistas pueden predecir). Mientras tanto, es divertido ver cómo algunos miembros de Wall Street se quejan de lo injusto de estos movimientos, porque este tipo de juegos los juegan entre ellos y con el público en general todo el tiempo. Inflan constantemente las cotizaciones o hacen que baje el valor de las acciones dependiendo de sus propios intereses, y también maquinan contra lo que perciben como actores débiles o vulnerables. Lo que sucede es que los especuladores con nombres como DeepFuckingValue, que los están destruyendo en la actualidad, no son la gente adecuada. No viven en Greenwich en casas con 20 coches en el garaje.
Más divertido aún es ver cómo los acólitos del mercado bursátil piensan que este tipo de juegos pervierte de algún modo la misión de la bolsa. Según declaró en Twitter el columnista de Business Insider, Josh Barro: “Ya sé que hay gente que piensa que esto es divertido, pero ¿para qué tenemos la bolsa? Para que las empresas productivas puedan recaudar capital y hacer cosas útiles. Desacoplar el precio de las acciones de su valor esencial (Gamestop vale ahora casi tanto como Best Buy) hace que los mercados no puedan ayudar a la economía real”.
Lo gracioso de este comentario, además de su fervor en plena farsa, es que la bolsa no tiene casi nada que ver con recaudar capital para la inversión productiva. Casi todas las acciones que se negocian en la bolsa, incluidas las de GameStop, se emitieron hace años, lo que significa que las empresas no ven un duro de los movimientos diarios de la bolsa. Las empresas emiten acciones de cuando en cuando, en lo que se conoce como salida a bolsa (u oferta pública inicial), pero en los últimos 20 años, según los datos del profesor de economía Jay Ritter, las ofertas públicas iniciales han obtenido un total acumulado de 657.000 millones, mucho menos del 2% de la inversión privada total en cosas como obras y materiales durante el mismo período. En el mundo real, al contrario de lo que sucede en la imaginación de Barro, las empresas obtienen casi todo su capital de inversión de forma interna, gracias a los beneficios. En lugar de obtener capital de los accionistas, las empresas les entregan paladas de dinero a ellos. Desde el año 2000, las 500 empresas que componen el índice bursátil Standard & Poor’s 500 se han gastado 8,3 billones de dólares comprando sus propias acciones para hacer que suban de precio (un poco más de la mitad de sus ganancias totales durante ese período y equivalente a casi el 20% de la inversión privada durante estas dos décadas). La recompra de acciones no solo alegra a los accionistas, sino que también engorda las nóminas de los CEO, que hoy en día cobran casi siempre en acciones.
Bromas aparte, este drama, como la aparentemente interminable subida de las acciones desde 2009, que solo se interrumpió brevemente durante la aparición de la covid-19 el pasado marzo, es una clara señal de que el sistema financiero está totalmente desconectado de la realidad económica. Los billones de ayudas públicas a las empresas y las inyecciones de la Reserva Federal en los mercados financieros han creado un chorro de dinero que no tiene dónde ir excepto a los activos especulativos, en un momento en que las UCI están desbordadas y 24 millones de personas le dicen a la Oficina del Censo de EE.UU. que tienen dificultades para conseguir suficiente comida. Sería aconsejable que Barro se preocupara más bien por eso.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en Jacobin.
Doug Henwood publica el boletín de noticias Left Business Observer y es el presentador del programa de radio Behind the News. Su último libro se titular Me toca [My Turn].
Traducción de Álvaro San José.
¿Quién podría haber sabido que GameStop se convertiría en tamaño juego?
El pasado verano, a la cadena de tiendas de videojuegos GameStop se la consideraba una empresa física tradicional en decadencia. Estaba perdiendo dinero, sus ventas llevaban años cayendo y las acciones cotizaban a unos cuatro...
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