No me renta
Las infantas se vacunan en el Golfo, como su padre
El patriotismo no es colgar y defender la bandera y la Constitución que les blinda. Ni conmemorar a un rey defraudador y comisionista. Es esperar tu turno en la vacunación, pagar impuestos, y defender una educación pública para todos
Elisa Mora Andrade 3/03/2021
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El otro día en una cena hablábamos de la posibilidad de que hubiese un mercado negro de vacunas al que los más ricos acuden para ser vacunados cuanto antes. Alguien sugirió que probablemente media Casa Real ya estaba vacunada.
En enero supimos que el breve periodo de voluntariado del yerno perfecto, Iñaki Urdangarín, en el Centro Don Orione de Pozuelo de Alarcón, había coincidido con el turno de vacunación de los voluntarios. Sabemos que recibió la primera dosis y que dejó el centro en el periodo en el que tocaba administrar la segunda; no se sabe si llegó a recibirla. Sospecho que sí.
Hoy sabemos también que las infantas Elena y Cristina, aprovechando el viajecito para ver al huido papá emérito, se han vacunado en Emiratos. Evidentemente el propio emérito también está ya vacunado.
Todos ellos, banderita en la muñeca y en el retrovisor del coche, se han saltado olímpicamente los turnos españoles de vacunación por edad y apellidos.
La Casa Real ha recordado que ninguno de ellos forma ya parte de la familia real y que el rey Felipe no es responsable de las acciones de sus hermanas. Eso sí, para pagar sus gastos y su seguridad sí son familia real.
Quizá el jefe del Estado quiera verlo así, pero desde luego, para una gran parte de la sociedad española, quien lleve el apellido Borbón forma parte de nuestra putrefacta monarquía y, por ende, de la familia “real”.
Han afirmado también que ni los reyes, ni la princesa, ni la siempre olvidada infanta Sofía han recibido la vacuna. Probablemente sea verdad, Felipe Uve Palito no está como para desaprovechar la foto que saldrá en todos lados recibiendo la vacuna, pintándolo como un gran patriota que espera cívicamente su turno. Os aseguro que a mi abuela de 83 años no la pintarán así.
La idea de que tenemos una monarquía renovada, leal y próxima a la ciudadanía española que llevan tanto intentando vendernos nunca me la creí. Pero para otros quizás empezó a chirriar en el momento en el que anunciaron que Leonor estudiará los dos años de bachillerato en Gales. En una especie de Hogwarts, no para magos, sino para realezas y ricos.
Por el módico precio de 76.516 euros por dos años, 6.355 euros al mes, Leonor estudiará en un lugar alejado de toda normalidad española, en un castillo por el que han pasado diversos monarcas y princesas. Mirando rápidamente Google maps, se observa que cerca de la Zarzuela hay varios institutos públicos, alguno de ellos bilingües, donde la princesa podría formarse como cualquier joven español.
Pero no, han decidido despreciar la educación pública española y la oportunidad de que Leonor conozca a algunos coetáneos que poco tendrán que ver con ella pero que desgraciadamente, quizás algún día, le pagarán su sueldo.
Poco tiempo después de dar a conocer esta noticia, se preparó un acto para, “conmemorar” –como dijo la Casa Real en un primer momento– el 40 aniversario del Golpe de Estado del 23F. En realidad fue un homenaje al emérito fugado, y un intento de que, con suerte, Pablo Iglesias no aplaudiera, y eso fuese más noticia que Juan Carlos I gastándose ocho millones de euros en viajes privados (¿cuánto y adónde viajaba ese hombre?) y devolviendo cuatro millones ‘prestados’ por sus amigotes a Hacienda.
Por último, hemos sabido que, como diría nuestro admirado redactor despedido de RTVE, las infantas se vacunan en el Golfo, como su padre. Supuestamente, que diría El País.
Los miembros de la Casa Real han demostrado una y otra vez que no están dispuestos a renunciar a ninguno de sus privilegios y tampoco a acercarse y conocer a la sociedad española. El patriotismo no es colgar y defender la bandera y la Constitución que les blinda. Tampoco es conmemorar a un rey defraudador y comisionista. El patriotismo es esperar tu turno en la vacunación, es pagar impuestos, es defender una educación pública para todos. Lo contrario del patriotismo, y de la decencia, es viajar a Emiratos para vacunarse antes que nadie y pagar una educación con el dinero del 99% de la población que jamás podrá estudiar en Gales.
No dejemos que nos vuelvan a engañar, abramos el melón, exijamos que la igualdad sea real. A quienes tanto defienden la Constitución, recordémosles que quienes la están violando no somos quienes a veces la criticamos, sino quienes no aseguran los derechos y la igualdad que recoge.
El otro día en una cena hablábamos de la posibilidad de que hubiese un mercado negro de vacunas al que los más ricos acuden para ser vacunados cuanto antes. Alguien sugirió que probablemente media Casa Real ya estaba vacunada.
En enero supimos que el breve periodo de voluntariado del yerno perfecto,...
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Elisa Mora Andrade
Es graduada en Ciencias Políticas.
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