TECETIPO
4M: el censo
Con el insulto directo al pobre, Ayuso abre en España terrenos nunca antes transitados desde la responsabilidad política. Pero la hoja de ruta no es nueva. Trump ya pasó por el mismo sitio
Gerardo Tecé 19/04/2021
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La Ayuso más Ayuso ha arrancado este fin de semana su campaña electoral y lo ha hecho con dos intervenciones para enmarcar. En la primera de ellas, la presidenta ha llamado “subvencionados mantenidos” a quienes, golpeados por la crisis, hacen cola para recibir alimentos. Se trata de una novedad absoluta en la política española. Tradicionalmente al pobre español se le daba tratamiento de toro: maltrato en la plaza, pero respeto máximo al hablar de él. Noble, bravo, buena figura… Díaz Ayuso ha acabado con esto. La diestra madrileña, montera en mano, ha decidido que, por qué no, insultar al animal moribundo y escupirle en la cara era una forma de celebrar la libertad como otra cualquiera.
La segunda aparición estelar de Díaz Ayuso ha consistido en un sesudo análisis sobre el drama del acceso a la vivienda. Quedará para la historia: los precios en Madrid son altos, pero es una ciudad apasionante porque puedes irte de cervecitas por la tarde. Tras lanzar hace unas semanas su lema de campaña –comunismo o libertad– el cómico Ignatius Farray, al que por algún motivo seguimos tomándonos a broma, se hacía la siguiente pregunta: ¿Por qué lo llaman libertad cuando quieren decir dos cañas y unas bravas? En este tiempo no he visto a ningún tertuliano político de renombre hacer un análisis de situación tan preciso.
El 4M no se vota gestión, sino identidad. Otro éxito de la ultraderecha ante el que ya no vale gritar que la ultraderecha viene porque, con Ayuso, ya está aquí
Con el insulto directo al pobre o la banalización de problemas sociales, la presidenta Ayuso abre en España terrenos nunca antes transitados desde la responsabilidad del alto cargo. Sin embargo, la hoja de ruta no es nueva. Trump, padre intelectual y faro que guía la evolución de la presidenta madrileña –si hay sorpresa el 4M que nadie descarte la toma de la Asamblea de Madrid en nombre de la libertad– ya pasó antes por el mismo sitio. Superadas las pantallas del ataque al inmigrante o la criminalización del ciudadano negro disparado por la policía, el presidente americano cargó contra lo que, hasta ese momento, era una vaca sagrada en Estados Unidos: los veteranos de guerra, perdedores y pringados que reciben una paguita por invalidez. Muchos, incluso en el entorno cercano del presidente, se llevaron las manos a la cabeza pensando que Trump había perdido la suya al traspasar ese límite. Se equivocaban. Siempre habrá alguien que odie la paga por invalidez, aunque quien la reciba sea llamado héroe. Trump sabía bien lo que hacía: subir la misma apuesta con la que la nueva ultraderecha juega todas sus manos en esta partida. Una apuesta que un analista político norteamericano explicó a la perfección tras perder los nervios. “¿Pero este tipo qué pretende? ¿Convertir las elecciones en un censo para saber si en Estados Unidos hay más bastardos o personas decentes?”. La carrera política de Trump acabó como acabó, pero su método, mezcla de odio al diferente, irresponsabilidad en la gestión y ruptura de la convivencia, se demostró eficaz políticamente hablando.
Volvamos a Madrid. Señalados ya con el dedo los candidatos negros a las elecciones madrileñas, banalizado el problema de la vivienda e insultados hasta quienes hacen cola por comida, ¿qué creen que pasaría si mañana Díaz Ayuso anunciase que el Hospital 12 de Octubre cierra para convertirse en una plaza de toros? ¿Creen que cambiarían las proyecciones electorales? ¿Creen que el votante de derechas dejaría de apoyarla? Creo que conocemos la respuesta.
Lo dice la teoría política, pero es falso: el próximo 4M Ayuso no se examinará por su capacidad, ni por su tarea al frente de la Comunidad de Madrid durante estos dos años. Si así fuera, con datos sanitarios que colocan a Madrid a la cabeza del caos europeo en mortalidad, hospitalizaciones e irresponsabilidad; con datos económicos que, a pesar de haber antepuesto economía a salud, no mejoran a Madrid respecto de la media nacional, Ayuso nunca sería candidata. El 4M no se vota gestión, sino identidad. Otro éxito de la ultraderecha ante el que ya no vale gritar que viene la ultraderecha porque, con Ayuso, la ultraderecha ya está aquí. ¿Qué puede hacer la izquierda? Probablemente nada. Cuando la ultraderecha toca poder el problema ya no es de ideología, ni de partidos, ni de candidatos, es un problema social. Pregunten en la América post Trump o en el actual Brasil de Bolsonaro. O, denle a Ayuso la oportunidad de demostrarlo y pregunten en unos años en Madrid.
La Ayuso más Ayuso ha arrancado este fin de semana su campaña electoral y lo ha hecho con dos intervenciones para enmarcar. En la primera de ellas, la presidenta ha llamado “subvencionados mantenidos” a quienes, golpeados por la crisis, hacen cola para recibir alimentos. Se trata de una...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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