ESTRATEGIA
Una internacional para hacer frente a la barbarie
La ultraderecha y el fundamentalismo neoliberal están organizados y conectados en todo el mundo. Hay un vacío a la izquierda que hace falta llenar para que el nihilismo dé paso a la justicia social
Tiare Gatti Mora 8/04/2021
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
En 2018, DiEM25 y el Sanders Institute hicieron una llamada a todas las fuerzas progresistas del mundo: consideraban necesario, y urgente, que se unieran. Como respuesta se gestó la Internacional Progresista, que nació en mayo de 2020. En su cumbre ‘Internacionalismo o extinción’, el profesor Cornel West, filósofo, activista e integrante del Consejo de la organización, citaba al teólogo Abraham Joshua Heschel: ‘‘El mayor movimiento económico del mundo es el nihilismo (…): reina la ley del más fuerte, la avaricia se ve como algo bueno, la indiferencia es recompensada’’. Para conocer este contexto, que lleva a la creación de la Internacional, y su manera de luchar para cambiarlo, hablamos por Zoom con varixs de sus integrantes.
Un vacío a la izquierda que contrasta con varias derechas organizadas
Varsha Gandikota-Nellutla, feminista socialista y coordinadora del pilar Plan de la Internacional e integrante de su gabine; David Adler, economista político que ocupa el puesto de coordinador general y Michael Galant, coordinador del pilar Agencia, coinciden en que la Internacional Progresista viene a llenar un vacío a la izquierda. En la cumbre ‘Internacionalismo o extinción’, Yanis Varoufakis, economista y exministro de Finanzas de Grecia, señalaba que presenciamos el auge de una ‘‘internacional nacionalista’’. En una entrevista del pasado año, Adler hablaba, además, de un ‘‘fundamentalismo del mercado libre’’ internacionalista. ‘‘Las nuevas figuras de la ultraderecha están organizadas internacionalmente’’, asegura, ‘‘billonarios estadounidenses como Robert Mercer financian a gente como Matteo Salvini y a fuerzas evangélicas, gente como Vladimir Putin conoce la importancia de financiar actividades de extrema derecha en lugares que van desde Hungría hasta el sur de Italia’’. Gandikota añade que ‘‘Donald Trump y Narendra Modi, por ejemplo, actúan similarmente’’.
Lxs integrantxs de la Internacional señalan la responsabilidad de instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional en la imposición de la austeridad a países del sur global. Perpetúan, asegura Galant, la estructura económica neocolonial. Adler destaca el rol del Foro Económico Mundial en Davos: ‘‘Es una eficaz oportunidad de unirse para las fuerzas del capital y sus aliados’’. ‘‘La capacidad de convocar a esos grupos en Davos’’, añade, ‘‘con una programación anual regular, ha sido fundamental para la cohesión de la clase bancaria internacional’’. Simultáneamente, corporaciones como Amazon actúan como regímenes autoritarios: su vigilancia y jerarquía, así como su extensión –y cohesión– internacional, ‘‘lo asemejan a un régimen fascista’’, asegura Pawel Wargan, coordinador del Secretariado.
Lxs integrantxs de la Internacional señalan la responsabilidad de instituciones como el Banco Mundial o el FMI en la imposición de la austeridad a países del sur global
Kinda Hatoum, una coordinadora libanesa del pilar Movimiento, se muestra alarmada por la situación de Líbano: ‘‘La sociedad que yo conocía se desplomó, el Estado desapareció, con el colapso del sector bancario todxs perdieron su dinero…’’. Gandikota comparte la preocupación: ‘‘Aquí en India la represión va en alarmante aumento, igual que en Colombia, Chile…’’. Asegura que al sistema judicial ‘‘no lo veremos ponerse del lado de la gente, y a la prensa tampoco’’. Ve amenazante que estos poderes usen las mismas técnicas, como el lawfare, internacionalmente: ‘‘Cuando hay disentimiento contra el Gobierno, las leyes pueden ser usadas en tu contra, y los medios de comunicación se ocupan de hacer la propaganda necesaria’’. Galant señala que el panorama mediático está dominado por intereses corporativos: ‘‘En Estados Unidos podemos ‘elegir’ entre la ultraderecha de Fox News y los más sutilmente insidiosos liberales NBC, New York Times… que, apoyando guerras e imperialismo, promueven los intereses del capital norteamericano en el extranjero’’.
Wargan habla de nacionalismo vacunal: ‘‘La dinámica neocolonial que observamos en la creación y distribución de las vacunas, nos indica que la gente del hemisferio norte recibirá soluciones rápidas a las evoluciones de esta pandemia, mientras que el sur global seguirá llevándose la peor parte’’. Un patrón reflejado en la deuda: “Un problema global’’, asegura Gandikota, ‘‘programas de microfinanciación que están siendo implementados con mujeres aquí en India están relacionados con programas de austeridad impuestos por el FMI’’. Matt Kirkegaard, un coordinador del Movimiento, suma su preocupación: ‘‘La deuda soberana machaca severamente a Estados del sur global: algunos invierten el cuádruple de dinero en deuda del que invierten en sanidad’’. Paralelamente, en el norte global, la gente sufre endeudamiento sanitario, educacional, habitacional… ‘‘impuesto por el mero hecho de intentar sobrevivir’’.
Con la emergencia climática, la propia supervivencia peligra. ‘‘El avance del descenso en emisiones consecuencia de la pandemia se ha visto suprimido por la pérdida de capacidad de absorber carbono sufrida por la Tierra’’, alerta Wargan. La dominación de las energías es, dice, uno de los elementos que alimentan una nueva guerra fría entre Estados Unidos, China y más ‘‘enemigos tradicionales’’. ‘‘Últimamente, Estados Unidos ha obrando para parar posibles relaciones entre Ecuador y China’’, cuenta, ‘‘esta guerra puede calentarse fácilmente’’. ‘‘Falta una infraestructura de coordinación internacional’’, sentencia Kirkegaard. ‘‘Intentamos aprender las lecciones del Foro Social Mundial’’, añade Adler: ‘‘aún ejerciendo con fuerza la unión entre movimientos sociales, tenía sus límites a la hora de traducir el sentimiento de solidaridad en acción’’.
Una infraestructura que opera desde varios frentes
La Internacional Progresista nace en este contexto, y desarrolla una infraestructura global equivalente, por la izquierda, a la manejada por la ultraderecha y ‘‘fundamentalistas del mercado libre’’ por la derecha. ‘‘Vimos que era necesario llenar ese espacio observando a la derecha’’, explica Adler. ‘‘Nuestro contexto pedía un movimiento internacionalista que pusiera a la gente en el centro’’, declara Gandikota, ‘‘una izquierda independiente que estuviera por y para sus miembros, que son las fuerzas progresistas del mundo que respondieron a nuestra llamada’’, añade Kirkegaard.
Tres cuerpos conforman la Internacional. El Secretariado es el órgano coordinador, responsable de operaciones diarias y administrativas. El Consejo, integrado por personalidades como Noam Chomsky y Cornel West, establece la dirección estratégica. ‘‘Se trata de un grupo de líderes de movimientos, artistas, intelectuales, actores políticos que proveen una guía estratégica’’, cuenta Adler. El Gabinete, democráticamente electo y conformado por miembros del Consejo y del Secretariado, es el órgano ejecutivo de la organización: actúa como nexo coordinador entre lxs integrantes del Consejo y quienes trabajan a tiempo completo en la Internacional. Toma ‘‘decisiones políticas, como revisar solicitudes de membresía, decisiones de selección de personal, muchas veces técnicas, que impactan el trabajo diario del Secretariado’’, explica Adler. ‘‘Esta estructura asegura la legitimidad de decisiones de gran importancia, como el desarrollo y la expansión’’, añade.
Movimiento social, programa político, medios de comunicación
La Internacional actúa a través de tres pilares. El Movimiento le permite ser una institución infraestructural. ‘‘Construimos conexiones institucionales robustas, duraderas’’, cuenta Kirkegaard. Sobre esta sólida infraestructura, fuerzas progresistas de todo el mundo –activistas, movimientos sociales, sindicatos…– ganan poder. El Movimiento, cuenta Hatoum, es clave para coger problemas locales, de raíz, y elevarlos al plano internacional. ‘‘Las elecciones en Bolivia y Ecuador son cuestiones locales’’, explica, ‘‘mientras que la campaña de #MakeAmazonPay combate a una compañía que pisotea los derechos de trabajadorxs internacionalmente’’. Kirkegaard habla de las misiones de observación de elecciones en Bolivia y Ecuador. Destaca lo importante que resultó estar presentes en ambas ocasiones, ya que se trata de países dónde se han estado produciendo ataques a la democracia: ‘‘Le señalamos al Gobierno que estábamos observando, reuniéndonos con oficiales y políticxs mientras, simultáneamente, le transmitíamos al mundo entero lo que estaba ocurriendo, en varios idiomas, con miembros parlamentarios de varios países sumándose a comunicar la situación’’.
El pilar Plan diseña los principios y políticas de un mundo progresista. ‘‘Nos damos el lujo de ser creativxs, de reimaginar el mundo que queremos: cogiendo el relevo de la tradición socialista de imaginar utopías internacionalistas’’, explica Gandikota. Se dedican a recolectar el conocimiento que proporcionan los miembros del Movimiento: ‘‘aprendemos lxs unxs de los otrxs, y queremos darle la vuelta al punto de vista teórico tradicional, que rara vez trata la experiencia como conocimiento’’. Este conocimiento recogido se unifica como una forma de teoría, un ‘‘conocimiento colaborativo’’. La labor del Plan también la ejemplifica su lucha contra la deuda. ‘‘Con el primer colectivo que lanzamos, el Grupo de Trabajo en la Justicia de la Deuda,’’ cuenta Gandikota, ‘‘queremos señalar los paralelismos entre, por ejemplo, los programas de microfinanciación implementados con mujeres en India y los programas de austeridad impuestos por el FMI’’. Cuando este intentaba imponerlos en Ecuador, ‘‘el colectivo intervino inmediatamente, escribiéndole una carta, realizando Op-eds… obligó al FMI a explicar por qué estaba actuando así: ahora hay una conversación en curso’’. ‘‘Casos así encarnan las relaciones imperialistas impuestas por la estructura vigente de la economía global’’, añade Galant. Kirkegaard comenta que es importante para la Internacional hacer que los pueblos de todo el mundo reconozcan que su deuda, bien soberana o bien personal, injusta y colectiva, sólo puede combatirse con unidad planetaria.
El tercer pilar de la Internacional es la Agencia, que traduce y comparte piezas de sus publicaciones y miembros asociados. Funciona como una agencia de noticias para medios independientes progresistas, con el objetivo de ponerle un altavoz a sus perspectivas. Galant es muy consciente de la situación que viven: ‘‘Trabajan estupendamente luchando contra las fuerzas del mercado mediático capitalista, son más pequeños, no pueden permitirse mandar a alguien a la otra parte del mundo. Lo contrario a los medios que se dedican a hacerle propaganda al capitalismo’’. Esto les lleva a poner el foco en lo nacional, perpetuando así el problema de la falta de internacionalismo. Como solución, la Agencia eleva historias locales al plano global. Galant cuenta que, por ejemplo, si hay una huelga de trabajadoras textiles en Bangladesh, el norte global a duras penas recibe noticias de ella: ‘‘Pero es allí donde se consumen los productos producidos por estas personas en condiciones indignas’’. Gracias a la Agencia, gente que vive el problema localmente y entiende su contexto puede comunicarlo a una audiencia internacional.
La Internacional mantiene un equilibrio esencial para el éxito del proyecto izquierdista: combina su riqueza espiritual con la aplicación de esa sabiduría a los hechos
La Agencia amplifica voces que otros medios silencian. ‘‘Estados Unidos manda cantidades ingentes de apoyo en forma de armas y entrenamiento militar y policial a Filipinas, donde todo ello es usado por el represivo Gobierno de Rodrigo Duterte’’, narra Galant, ‘‘y perpetúa este apoyo, en parte, con el objetivo de mantener la mano de obra a bajo coste, para que corporaciones estadounidenses puedan mover sus servicios offshore allí’’. Esto ejemplifica, señala Galant, cómo Estados Unidos actúa, con el fin de beneficiar su propio capital. El medio asociado a la Internacional en Filipinas, Bulatlat, hace un gran trabajo contando las historias de represión de su gente: ‘‘En la Agencia las amplificamos, esperanzadxs en que su distribución traiga reacción en forma de acción’’. Otro ejemplo es el proyecto mediático asociado Collective Action in Tech, que monitoriza movimientos de trabajadorxs del Big Tech: ‘‘Han desarrollado una beca, de la que la Internacional es partner, para personas del sur global que escribirán sobre este ámbito’’.
‘‘Construir solidaridad entre estos medios es clave: les permite coordinarse, publicar noticias los unos de los otros, adquirir nuevas perspectivas’’, dice Galant. ‘‘Es fundamental que la Agencia sea parte de la Internacional y no un proyecto aislado’’, subraya, ‘‘así producimos contenido original a través de los miembros del Consejo, y declaraciones e historias de gente del Movimiento’’. Las traducciones también son un componente crítico: resultan decisivas para la accesibilidad internacional.
Más allá de las palabras: urge actuar
La Internacional mantiene un equilibrio esencial para el éxito del proyecto izquierdista: combina su riqueza espiritual, contando con personalidades tan carismáticas como el profesor Cornel West, con la aplicación de esa sabiduría a los hechos. ‘‘Priorizar la acción’’, cuenta Adler, ‘‘significa, por ejemplo, mandar delegaciones a contextos críticos para la democracia, como Bolivia y Ecuador’’. La priorización de lo práctico conlleva realizar campañas que apelan a cadenas de suministro global: hablar de hacer que Amazon pague implica exigir que pague ‘‘por sus varios crímenes contra trabajadorxs y daños a los estándares de trabajo’’, en lugares que van desde Estados Unidos y Polonia hasta Bangladesh y Filipinas. ‘‘Exigirle responsabilidad a Amazon’’, añade Hatoum, ‘‘que encarna la globalización neoliberal, es una acción indispensable para plantarle cara al neoliberalismo imperante’’.
Kirkegaard subraya la urgencia con la que actúa la Internacional, y Gandikota enfatiza que es esencial una respuesta planetaria: una estrategia internacional progresista y pragmática. Galant y Hatoum acentúan la importancia de que la solidaridad no sea solo un eslogan, sino una estrategia: ‘‘Estamos comprometidxs a ir más allá de los actos simbólicos, queremos instaurar un cambio de conciencia masivo, internacionalizar perspectivas que se traduzcan en acciones’’. Galant asegura que el ámbito mediático es clave: “Las historias que conocemos son las que determinan cómo entendemos que funciona el mundo’’. Subraya la importancia no de ‘‘ayudar’’, sino de unir a las personas que, internacionalmente, luchan contra las mismas injusticias sistémicas: ‘‘Esto va de identificar cómo está fundamentalmente estructurado el sistema global político, económico y social que fomenta estas crisis, que las ha creado y transformarlo de raíz’’. La Internacional viene a crear poder colectivo: el único capaz de empujar hacia un mundo radicalmente transformado, de desmantelar la dominación neoliberal y la amenaza ultraderechista que padecemos.
La IP ofrece la oportunidad de pararles los pies internacionalmente a las agendas necropolíticas neoliberales y ultraderechistas, de luchar por vivir con justicia
‘‘Necesitamos transformar el concepto de ‘solidaridad’ urgentemente’’, advierte Adler, ‘‘de una idea débil y patética tenemos que moverlo a una dimensión de inmediatez clara, pragmática, poderosa y útil’’. La Internacional no viene a apelar a la simpatía y moralidad de comunidades del norte global que se sienten culpables por su carga histórica y relativo privilegio: ‘‘Venimos a responder en tiempo real a las necesidades de nuestras organizaciones miembro’’. Gandikota explica que rechazan la idea tradicional de filantropía nacida de la premisa de transferir conocimiento del norte al sur global, que reproduce patrones imperialistas que perpetúan el borrado de muchas de las voces que, precisamente, conforman la Internacional: ‘‘No puedes decir que luchas por la justicia mientras repites patrones de sistemas basados en la injusticia’’. El aspecto internacionalista de la organización, añade Galant, es esencial para evitarlo. Gandikota declara que la caridad, que busca el resultado inmediato, renuncia a las metas a largo plazo, al cambio sistémico radical capaz de extirpar problemas. ‘‘Esto diferencia a la Internacional de otras organizaciones’’, señala Gandikota, ‘‘estamos comprometidxs con la lucha sistémica a largo plazo’’. ‘‘Nuestra estética no ofrece un glamuroso alcance inmediato de la meta’’, añade, ‘‘pero al centrarnos en mover el poder hacia la gente, creamos poder colectivo con perspectivas reales de cambio estructural’’.
Esperanza
La Internacional Progresista es un hogar político horizontal. ‘‘Queremos ser un espacio al que la gente puede acudir sabiendo que tiene toda una maquinaria lista para reunir recursos que contribuyan a cambiar el rincón del mundo que lo necesite’’, concluye Adler. En la cumbre de septiembre, Cornel West recordaba a Antonio Gramsci: ¿cómo muere el orden mundial vigente –y menguante– y cómo emerge un nuevo espacio basado en la justicia? Esta nueva realidad planetaria no llegará sin ‘‘una imaginación que proponga visiones alternativas de lo que el mundo puede ser, sin personas dispuestas a correr riesgos, a tener fe: la fe de seguir creyendo en la capacidad de la gente ordinaria para autogobernarse, para decidir sus propios destinos’’, declaraba West. La Internacional Progresista ofrece la oportunidad de luchar internacionalmente para pararles los pies a las agendas necropolíticas neoliberales y ultraderechistas, de luchar por vivir con justicia. Lxs integrantes y miembros de esta organización tienen muy clara la urgencia que nos exige actuar. Ha nacido para ser esperanza y ya es, sin duda, motivo para tener fe.
En 2018, DiEM25 y el Sanders Institute hicieron una llamada a...
Autora >
Tiare Gatti Mora
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí