TEMAZOS
Apología de los 2000 (o defensa de una década denostada)
Ranking disparatado con las canciones que merecen ser rescatadas, bien porque han sido olvidadas, porque no son suficientemente conocidas o porque planea sobre ellas la sombra de la sospecha
Manuel González Molinier / Ainhoa Marzol / Manolo Domínguez / David Martínez de la Haza 20/09/2021
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Los 2000 son una década extraña que arrancó dando nombre a un efecto que nunca sucedió. La Nochevieja de 1999 todos nos asomamos a la ventana para ver el mundo arder, los rascacielos caer, los aviones chocarse entre ellos. Nos habían dicho que un fallo en la programación de la fecha de los ordenadores iba a sumergir al mundo en el caos al empezar el nuevo milenio, y quizá esperábamos encontrarnos algo parecido a la escena final de El club de la lucha (David Fincher, 1999), que desde luego, había logrado capturar el zeitgeist nihilista del cambio de década. Sin embargo, nada de eso sucedió. O no sucedió ese día, al menos. Realmente, la imagen que marcó el inicio del nuevo milenio sucedió exactamente el 11 de septiembre de 2001 y, para nuestro estupor, allí sí que hubo edificios derrumbándose y aviones estallando en el aire. Y después de eso, unos cuantos años de angustia, miedo y paranoia.
Sin embargo, en el plano musical, fue otro desmoronamiento, mucho más progresivo y silencioso, el que marcó la década. Con permiso del terremoto local que supuso en España el primer OT (todo un resurgir del easy listening melódico latino), a nivel mundial, la década estuvo marcada por otro suceso. A finales de 1999, Sean Parker y Shawn Fanning lanzaron Napster, el primer programa para descargar archivos MP3 de forma gratuita, mediante una red de intercambio P2P. Los primeros 2000 estarían marcados por el desplome de la vieja industria musical, el fin del reinado del formato físico y el inicio de una persecución infructuosa para tratar de frenar lo inevitable. Esto tuvo enormes consecuencias en el modo de consumo musical y, por supuesto, también en su parte creativa. Los usuarios dejaron de hacer recopilaciones en cintas de casete y empezaron a hacer listas en Winamp de su ordenador, con las canciones que se habían descargado gratuitamente. Una banda sonora perfecta para navegar por internet y ligar por Messenger.
Es imposible desligar la producción musical de la década de estos hechos cruciales. Quizá por eso, la década carece de mitos fundacionales tan fuertes como los de los 90, una década que se construye en torno al momento en que Nirvana desbanca a Michael Jackson del número 1 en Billboard. Los 2000, por sus características únicas, son más imprevisibles, más eclécticos, más mutantes. Las tendencias son más confusas, las estrellas son más caducas y los hypes más explosivos y más fugaces. El oyente se desprende poco a poco de los prescriptores (revistas, programas de radio y televisión) y empieza a trazar su propio camino. El objetivo es que los éxitos se hagan “virales” (maldito nombre), es decir, que arranquen de la nada y “contagien” cada vez a más personas, hasta trazar una gráfica exponencial. Por eso mismo, la década de los 2000 suele ser tachada de absurda, revivalista y velozmente caduca. Todo lo que moló entonces hoy parece superado, y una gran parte de lo que se puso de moda se ve ahora como prematuramente envejecido.
Como todo el mundo parece querer renegar de aquello que entonces le apasionó, creemos que es buen momento para que esta época sea reivindicada. Ahora que todas estas canciones tienen más de una década de vida (y algunas incluso dos), hemos decidido revisarla de forma desprejuiciada. La finalidad de este ranking ecléctico y disparatado no es elaborar un canon de los 2000 (donde se podría echar en falta algún hito indudable, como Lady Gaga, los Radiohead de Kid A o el primer Kanye West, por poner solo algunos ejemplos) sino revisar una serie de canciones que merecen ser rescatadas, bien porque han sido olvidadas; bien porque no son suficientemente conocidas (y creemos que deberían serlo); bien porque planea sobre ellas la sombra de la sospecha (¿molan todavía o las hemos aborrecido?). Los autores de este artículo hemos sido libres en nuestra elección y estos son los 2000 que queremos recordar. Incluye una selección comentada de las 50 canciones que creemos merecen una mayor reivindicación y una playlist anexa con 101 canciones para recordar esta loca, loca década.
1. DADDY YANKEE - GASOLINA (2003)
Si esta lista busca recuperar todo el sonido de esos dos miles injustamente denostados, el número uno tenía que ser precisamente para la canción que ha realizado ese viaje, a 200 km. por hora, y en sentido contrario. Porque este rompepistas impepinable nació con el rechazo del jurado del buen gusto y, con los años, ha ido rompiendo barreras hasta convertirse, y convertir al reggaetón, en el líder absoluto que ahora es, colándose en festivales y salpicando a todo artista que se precie de estar al día. Una canción hecha desde el barrio y para el barrio que, como en los cuentos de Disney, se ha colado en el palacio y ahora es el dueño de la corona. Seguir resistiéndose a escupir prejuicios en 2021 es absurdo. A menos que te hayas visto en el espejo intentando perrear y toque disimular, claro. M. D.
2. THE PAINS OF BEING PURE AT HEART - YOUNG ADULT FRICTION (2009)
Cuando la década se despedía, estos chicos de Brooklyn abrazaron la colección de discos de Sarah Records y nos hicieron volver a sentir que el indie pop era absolutamente imprescindible en nuestras vidas. Un fogonazo que trascendió lo underground e hizo que, al menos durante un año, en todos los clubs volviera a sonar el pop de guitarras y recuperásemos ese “TWEE AS FUCK” que surgió años antes como respuesta a quienes, tachando su música de blandengue, definieron el twee-pop. Y lo mismo fue solo un verano, o un mes, pero qué más da: lo vivimos. M.D.
3. THE KILLERS - MR. BRIGHTSIDE (2003)
Solo con su riff de apertura, Mr Brightside se defiende sola. Las palabras que vienen a continuación sobran. Decir que tuvo tal impacto cultural que 16 años más tarde se siguen haciendo memes con ella sobra. Decir que ha entrado en el top 100 de singles más escuchados en Reino Unido en 14 de los últimos 16 años sobra. O quizá sea clave para apuntar a su atemporalidad. Contra todo pronóstico –mira que eran un grupo de mormones de Las Vegas haciendo synth-rock y cantando sobre chicas– The Killers hicieron un milagro con Mr. Brightside. Un hit que, a pesar de tener una energía (que alguien definía como “una power ballad colocada de estimulantes”) como brasas a fuego lento, y a pesar de ser tan de su momento, ha aguantado bien el paso del tiempo. A. M.
4. KLEERUP feat. ROBYN - WITH EVERY HEARTBEAT (2007)
Con un disco homónimo (tal y como se suele hacer con tu disco de estreno, solo que esta ya llevaba unos cuantos), Robyn se declaraba independiente de todo lo que la había hecho ser el equivalente a una triunfita sueca durante años. De esta ruptura con todo lo que la mastodóntica industria del pop suponía y creando su propio sello (Konichiwa Records), Robyn ponía el primer ladrillo en la creación de una corriente de artistas que querían hacer pop con todos los instrumentos que el mercado había impuesto en ellas –sintetizadores, melodías pegadizas y letras sobre el desamor– en sus propios términos. La atención mainstream le llegaría años más tarde con Dancing on My Own, pero With Every Heartbeat no es “un anticipo de” o “un primer paso de lo que podría ser” sino un temazo que se sostiene y brilla y duele por sí solo. Desde sus primeras notas, Robyn es reina y directora del género “llorar en la discoteca”. A.M.
5. OUTKAST - ROSES (2003)
Visto con perspectiva, posiblemente Outkast crearon la música más indiscutiblemente fascinante de la década. De hecho, el predecesor Stankonia y el doble Speakerboxxx/The Love Below conforman una especie de ópera en tres actos de tres horas y media que incluso el mejor Prince miraría con cierta envidia, con sus entreactos y sus números a veces delirantes, a veces sólidos, siempre inspirados. Y por encima de la emocionante Ms. Jackson, de la taquicárdica B.O.B o del himno Hey Ya, destaca la arrebatada Roses, esa diss song para la chavala que te rompió el corazón y/o los genitales, tan dulce en su musicalidad como amarga en su letra. Y es que pasar de sugerirle a alguien que seguramente se piensa que su mierda no huele para acabar murmurándole “crazy bitch” puede parecer un poco problemático, pero la catarsis y el selfcare emocional tienen sus propios caminos. D.M.
6. VAMPIRE WEEKEND - CAPE COD KWASSA KWASSA (2008)
Con sus pintas de buenos estudiantes de la Ivy League, Vampire Weekend sabían como nadie pescar en el río revuelto del apropiacionismo. Llamaron kwassa kwassa (un tipo de música congoleña) a una especie de calipso deconstruido, tan magnético en su melodía y ritmos cambiantes como surreal en la letra: una broma maliciosa sobre la juventud acomodada de Cabo Cod (Massachusetts), que luce Benetton y Louis Vuitton, pero también quiere follar y bailar reggaetón. El extraño guiño a Peter Gabriel (Ezra Koenig debió quedarse con las ganas de decir Paul Simon) refleja la irónica autoconsciencia de este talentoso chico judío que, desde el principio, supo vender bien esos diamantes que sacaba furtivamente de la mina de los sonidos africanos. M.G.M.
7. SHAKIRA - LAS DE LA INTUICIÓN (2005)
Shakira está en todo el derecho reclamar el trono de reina del pop de los dos miles a Beyoncé o Rihanna. Empezar la década con Servicio de lavandería y cerrarla con ese demoledor Loba ya serían argumentos difícilmente rebatibles. Ah, pero es que justo en medio de ambos, la colombiana nos dio los dos volúmenes de Fijación Oral, pasándose completamente el juego del pop. Y precisamente ahí, sirviendo de balanza para equilibrar el júbilo populista de sus colaboraciones con Alejandro Sanz y Wyclef Jean y los himnos de rompe y rasga como No o La pared, llegaba Las de la intuición con sus jugueteos sensuales (ese “error convertido en acierto”), sus reproches a los chavales que no se enteran de absolutamente nada y sus graves dándote en el pecho tan fuerte que seguramente te hicieron creer que no era un bajo sonando sino tu corazón enamorándose. D.M.H.
8. ANTONY & THE JOHNSONS - HOPE THERE'S SOMEWHERE (2005)
De go-go girl de Lou Reed y reina del underground neoyorquino a reventar el mercado con una canción de infinita fragilidad, que culminó con el prestigioso galardón Mercury Prize a disco británico del año. La plegaria de Anohni ante el miedo a la soledad, ejemplificado en el instante más trascendente de la vida, justo ese en el que sientes que todo lo que te pertenece es ya el pasado. Ahí es cuando necesitas que alguien esté, te acompañe y después te recuerde. Donde esa compañía es todo lo que queda. M.D.
9. NELLY FURTADO FEAT. TIMBALAND - PROMISCUOUS (2006)
Si cada época tiene un sonido, los musicólogos del futuro hablarán de los 2000 como The Timbaland Years. Con solo el toque R&B del productor, Justin Timberlake se construyó una carrera. Apologize de One Republic pasó de ser una canción más de la banda sonora de Gossip Girl a ser… Apologize. Nelly Furtado, que llevaba años y discos dando tumbos de estilo en estilo, hizo diana cuando se juntó con Timbaland y pasó de letras hippies sobre ser un pájaro a hacer del sexo su narrativa central. Promiscuous no puede ser más explícita en sus intenciones. Tampoco más efectiva. Gracias a ella Nelly Furtado es ahora una insignia del pop pre-Lady Gaga, una estatua en honor a todas las mujeres desechables por la industria que, en su momento, y con su one-album wonder, hicieron historia. A.M.
10. CAMERA OSCURA - LLOYD, I’M READY TO BE HEARTBROKEN (2006)
Desde las tímidas primeras notas del órgano –mucho antes de que Tracyanne Campbell le conteste a Lloyd (Cole, claro) que está lista para que le rompa el corazón– ya se respira una emoción singular, entre la melancolía y la euforia. Es el preludio al vendaval de emociones que produce este single atemporal y desmesurado en su luminosidad, lleno de detalles orquestales que configuran un frondoso muro de sonido, tan mullido como enérgico. Tan cierto es que este single podría haber funcionado en cualquier década como que los 2000 también fueron años dorados para el pop pluscuamperfecto. M.G.M.
11. DAFT PUNK - ONE MORE TIME (2000)
De Studio 54 al cielo. El hedonismo de las noches infinitas en este hit absoluto que podría ser la precuela del Being Boring de Pet Shop Boys, donde solo importa la fiesta y el futuro no existe. Porque el verdadero punk estaba en las pistas de baile con el suelo iluminándonos bajo los pies y Disco Sally mostrándonos el camino. M.D.
12. HERCULES & LOVE AFFAIR - BLIND (2008)
Anohni (por entonces Antony) prestaba aquí la voz al proyecto Hercules & Love Affair en este single trufado de dramatismo y lubricidad. Más de seis exuberantes minutos, con ritmos funkies y vientos chispeantes, destinados a la pista de baile, en la que –ya lo sabemos– también es posible llorar a lágrima viva por las promesas incumplidas y lamentar que las fantasías infantiles, tan radiantes y luminosas, solo traigan, con el paso del tiempo, oscuridad y ceguera. M.G.M.
13. ANIMAL COLLECTIVE - MY GIRLS (2009)
Cuando se cerró la década nadie dudaba de que Animal Collective habían sido quienes nos mostraron el camino, los verdaderos guías. Pero su trono fue efímero y poco después nadie se acordaba de que, al menos durante un día, una semana o un mes, tú también creíste que My Girls era la mejor canción escrita desde God Only Knows de los Beach Boys, y ellos los más modernos. M.D.
14. THE AVALANCHES - SINCE I LEFT YOU (2000)
Since I Left You no es una canción, es un collage de miles de instantes que pasan por delante de ti como en la escena final de Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988). Es el verano infinito, la felicidad despreocupada, las playas de Copacabana, el soul de Motown y el mejor ejemplo de cómo construir una obra maestra a partir de retazos de otros. M.D.
15. THE FLAMING LIPS - YOSHIMI BATTLES THE PINK ROBOTS, PT. 1. (2002)
La nueva psicodelia vivió sus mejores momentos en años predecesores, pero su himno más emotivo vería la luz en 2002. Wayne Coyne se apartaba un poco del marcianeo barroco de The Soft Bulletin para coger una guitarra acústica y contarnos un bonito cuento sobre la lucha personal contra el cáncer (ese demoledor “she's gotta be strong to fight them, so she's taking lots of vitamins” duele fuerte). Nacía así su canción más celebrada, un optimista pulso a la muerte. D.M.H.
16. OF MONTREAL - THE PAST IS A GROTESQUE ANIMAL (2007)
Esta extraña y perturbadora canción, construida sobre una variación mínima de notas, a las que se van añadiendo capas y capas de guitarras, sintetizadores y coros mutantes durante más de once minutos, tiene algo que representa la esencia del underground de la década. El ritmo monótono y machacón permite que la voz estridente de Kevin Barnes tome el protagonismo y, en la letra, se mezclan las imágenes de Historia del ojo de George Bataille con el drama en primera persona de ser “el autor de tu propio desastre”. M.G.M.
17. LILY ALLEN - THE FEAR (2008)
En It’s Not Me It’s You, la británica Lily Allen respondía con pop ácido al pop femenino hipersexualizado que venía monopolizando el género desde hace años. The Fear se convirtió en un caballo de Troya pop, escalando puestos y hablando en el registro propio del género, pero con resquemor melancólico –su “everything is cool as long as I’m getting thinner”, himno y maldición de la entonces joven mujer millennial que se desarrollaba en un mundo obsesionado con la delgadez extrema y el dinero, y que aún a día de hoy sufre las consecuencias de ello. A.M.
18. ALBERTO GAMBINO – PURPURINA (2009)
El ratito de verbena, la pausita chirigotera, el auténtico rincón del vago de este compendio dosmilero. La base del Stand by Me de Ben E. King fusilada y pervertida a mayor gloria de una historia de amor veraniego, fatiga sexual y eyaculaciones de dudosa calidad. Hay alguna gente que se empeña en decir que el himno nacional de España no tiene letra. Para muchos otros, no obstante, empieza diciendo “que esa gyal tiene que ser mi gambina, la veo por la calle, adoro como camina”. D.M.H.
19. M.I.A - PAPER PLANES (2007)
Montada sobre un sample de Straight to Hell de The Clash, Paper Planes sintetiza todo lo que supuso la irrupción de la música de Sri Lanka Mathangi Arulpragasam, conocida como Maya. Ya había sacudido la escena urbana con singles como Galang o Pull up the People, de su primer disco Arular (dedicado a su padre, activista de etnia tamil). Sin embargo, el golpe definitivo lo dio con el segundo (esta vez dedicado a Kala, su madre), y especialmente con este pepinazo, tan macarra que, con solo oír el sonido de la pistola y la caja registradora, ya estamos sacando del bolsillo nuestro dinero. M.G.M.
20. CALLE 13 - ATRÉVETE-TE-TE (2005)
Los hermanastros puertorriqueños Calle 13 pusieron toda la carne en el asador en su single más famoso. Residente te aguijonea con una ristra de rimas inolvidables (y alguna olvidable, como esos palestinos que explotan) sobre una sabrosa base de cumbia aderezada con solo de clarinete. La clave fue dirigirse al sector femenino que aún se resistía a ese terremoto imparable que era el reggaetón y gritarles: ¿Qué importa si te gusta Coldplay? ¡Súbete la minifalda hasta la espalda! M.G.M.
21. THE MOUNTAIN GOATS - NO CHILDREN (2003)
El infatigable John Darnielle dejó a todo el mundo enmudecido con esta historia de una pareja en caída libre. La letra de la canción ha sido objeto incluso de memes, porque cada frase sube el listón en su crudeza y amargura. Y eso que empieza diciendo “espero que los pocos amigos que nos quedan se rindan en su intento de salvarnos”. Pero eso es solo el principio. Para cuando confiesa “y espero que mueras, espero que ambos muramos”, ya tienes el corazón destrozado. M.G.M.
22. MY CHEMICAL ROMANCE – WELCOME TO THE BLACK PARADE (2006)
My Chemical Romance y su The Black Parade fueron un reseteo cultural y el cimiento de todo lo que la cultura millennial sería en los 2000. Stephenie Meyer se inspiró en ellos para escribir Crepúsculo, hicieron que grupos como Blink 182 se pusieran a hablar de fantasmas y telarañas, y le dieron trabajo durante una década a Tim Burton. Welcome to the Black Parade es su Bohemian Rhapsody, y, por ende, la Bohemian Rhapsody del siglo XXI. A.M.
23. THE WHITE STRIPES - SEVEN NATION ARMY (2003)
Paradigma del ascenso desde las catacumbas del underground al éxito masivo durante los 2000. No está de más recordar que su caso no es el de los Strokes o Franz Ferdinand. Los falsos hermanos White no eran unos recién llegados (era su cuarto disco, tras tres certeros golpes a base de garage rock sudoroso y bicromático). Y bastó con un pegajoso riff de bajo para conseguir una canción que aún se corea en los estadios de fútbol de medio mundo, lo que no sonará muy sofisticado, pero es la prueba de una popularidad inoxidable. M.G.M.
24. THE RADIO DEPT. - 1995 (2003)
“Y, aunque ahora soy más feliz, siempre anhelo volver a 1995”. Cuando la estabilidad solo se rompe por la nostalgia y el miedo a no haber acertado, a que lo perdido sea más que lo ganado. Todos tenemos un 1995 particular, el de ese verano en Italia o la nochevieja del milenio. Esa habitación alquilada, llena de humedades, de la que ya casi solo recordamos las manchas en la pared. M.D.
25. PHOENIX - LISZTOMANIA (2009)
Phoenix podrían haberse quedado en un prodigio de pop fugaz como unos Alcazar cualquiera, con cuyo Crying at the Discotheque rivalizó If I Ever Feel Better como himno bailable pero flojito en 2001. Sin embargo, esta bomba revitalizante los instaló en la memoria colectiva de la década. Después, la cultura popular se encargó de cimentar la importancia de Lisztomania convirtiéndola en el tema principal apócrifo de El club de los Cinco (John Hughes, 1985) gracias a los primeros pasos de la viralidad en internet. Ya saben: from the mess to the masses. D.M.H.
26. DEATH CAB FOR CUTIE - TITLE AND REGISTRATION (2003)
Dominado por un género musical que se podría llamar “Música de Anatomía de Grey”, los dos miles fueron unos años emocionales, musicalmente hablando – lo que algunos atribuyen a la definición de la identidad propia de los jóvenes a través de la música en Myspace: Death Cab For Cutie y su Title and Registration son hijos de ese momento – y en ningún otro momento habría podido encajar la ironía de escribir una canción tan sensible sobre no sentir nada. A.M.
27. LCD SOUNDSYSTEM - ALL MY FRIENDS (2007)
LCD Soundsystem hicieron la canción definitiva sobre la bajona que supone el éxito. 7 minutos de crescendo que empiezan con un simple y errático dibujo de piano y que, cuando te tiene en lo más alto, cuando en la canción ya no cabe una capa más (y en el cuerpo ya no cabe más droga) te lanza la demoledora pregunta: “¿dónde están todos mis amigos esta noche?”. M.G.M.
28. TOK TOK vs SOFFY O - MISSY QUEEN’S GONNA DIE (2000)
La colección VOSS de Alexander McQueen, las fotografías a página completa de Paco y Manolo, el Mond Club y el electroclash. El nuevo siglo empezó buenísimo. Es cierto que el electroclash como vino se fue. Pero dejó su taleguito de himnos bien frescos. Y por encima de Miss Kittin, de Fischerspooner y del Freiburg v3.0, el bombo infeccioso de Missy Queen’s Gonna Die. Un bombo que, si aún hoy acercas el oído a las cristaleras del Pop Bar del Razz, todavía retumba. D.M.H.
29. LOS CAMPESINOS! - YOU! ME! DANCING! (2008)
Al final de la década, You! Me! Dancing! fue un hit indispensable de toda fiesta indie que se preciase, a pesar de sus casi siete minutos de duración. Como muchos de los grupos que navegaron la ola del indie-pop quirky en la época, Los Campesinos! nunca fueron a más, y tenemos suerte: You! Me! Dancing! se ha quedado gracias a ello en un bote de formol, esperando a ser rescuchada y a revivir lo que fue uno de los momentos más lúcidos del indie made in los 2000. A.M.
30. THE STREETS - WEAK BECOME HEROES (2002)
La resaca de los protagonistas de Trainspotting (Danny Boyle, 1996) llevada al UK garage. Una canción apocalíptica sobre las noches al límite, de una juventud hecha añicos en la Inglaterra del nuevo milenio. Un bajonazo disfrazado de euforia que duele más que mil baladas afectadas. Tan cruda que rasca como un chute de amoniaco. M.D.
31. LA OREJA DE VAN GOGH – PUEDES CONTAR CONMIGO (2003)
En los últimos diez años La Oreja de Van Gogh ha pasado de no ser del gusto de todos a haberse convertido en uno de los mejores recuerdos de la entonces infante generación millennial. Sin embargo con Puedes Contar Conmigo no hay mucho espacio para la discusión: su melodía, estructura y letras icónicas la hacen la cumbre de la radiofórmula y portadora de una magia nostálgica que, pese a todo, no se desgasta. A.M.
32. THE SPINTO BAND - OH MANDY (2005)
En lo que respecta al college-rock norteamericano en los 00s, o te sacabas la carrera y preparabas el doctorado (Vampire Weekend) o te echaban por intensito (Editors). Mucho mejor se lo montaron The Spinto Band, sudando de ir a clase para aprender a tocar la mandolina y dejar para la historia una de las cimas del pop lamentado. La segunda Oh Mandy más popular de la historia, pero la mejor de todas (mame Barry Manilow) bien merecía un puesto de honor en esta lista. D.M.H.
33. KELLY CLARKSON - SINCE U BEEN GONE (2004)
Max Martin es el único productor que en los dos miles podía mirar por encima del hombro a Timbaland. Aquí supo darle una vuelta a su sonido característico (…Baby One More Time, It’s Gonna Be Me) aportándole un toque guerrerito sin perder su reconocible olfato pop. Kelly Clarkson recibió este caramelo en forma de power ballad despechada y lo llevó a otro nivel gracias a ese chorro de voz y esos agudos cultivados en la factoría American Idol, creando algo prácticamente tan reconocible y específico de los 00s como Myspace o Paris Hilton. D.M.H.
34. KELIS feat. ANDRÉ 3000 – MILLIONAIRE (2004)
A Kelis se la puede conocer más por el meme de “My milkshake brings all the boys to the yard”, pero nos perderíamos mucho si nos quedáramos solo con eso. Producida por André 3000, mitad de Outkast y mitad Rey Midas que todo lo que toca lo convierte en oro, Millonaire parte de un sample pegadizo y un sonido atemporal, y narra el inevitable desencanto por el sueño americano, tras unos años en los que la comunidad afroamericana tocaba con la punta de los dedos la fantasía de hacerse millonarios a través del hip hop. A.M.
35. THE POSTAL SERVICE - WE WILL BECOME SILHOUETTES (2003)
Ben Gibbard fue el hombre de la década: Death Cab for Cutie, The Postal Service, el (This Is) The Dream of Evan and Chan de Dntel, la boda con Zooey Deschanel. ¡Todo éxitos! Vale que lo de Deschanel acabó en un divorcio más bien amargo, pero eso fue en 2011 y le tocará contarlo a otro. Casi cualquier canción del Give Up hubiera cabido aquí, pero We Will Become Silhouettes, con esa atmósfera apesadumbrada pero, a su modo, exultante captura todo el zeitgeist emocional de una época. D.M.H.
36. MÚM - GREEN GRASS OF TUNNEL (2002)
La indietrónica, ese género que emergió del frío del norte de Europa y llenó de chasquidos, cortes e instrumentos variopintos el pop electrónico más reposado. Una música que eclosionó como un géiser y se fue disolviendo a medida que avanzaba la década. Uno de los primeros, estos islandeses que entregaron su mayor hit, este, en su segundo LP, Finally We Are No One. M.D.
37. DORIAN - A CUALQUIER OTRA PARTE (2007)
Para sus detractores, esta canción es conocida como “la buena de Dorian”. Y aunque al grupo no le faltan fans para rebatir esto, en algo tienen razón: esta canción basta para ser recordados. Encapsula la esencia (y algunos de los tics) del indie español de esa década: la electrónica imberbe, las guitarras agridulces, el romanticismo naif y las hechuras de hit. Suficiente para conectar con aquella generación que bailaba en las pistas del Ocho y Medio y la Nitsa, pero en casa escuchaban a Sexy Sadie. M.G.M.
38. LEONA NAESS - CHARM ATTACK (2000)
En los 80, John Hughes declaró la música como ingrediente indispensable de las películas adolescentes. Durante los 90 esta idea se solidifica con bandas sonoras memorables como la de 10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999) y para los inicios de los 2000 podríamos decir que se ha creado un subgénero musical alrededor de esta idea. Charm Attack de Leona Naess, con su fresco “Watch out! He’ll charm you!” en Cueste lo que cueste (David Raynr, 2000), puede que no fuese una de las más populares, pero sí una de las mejores en su género. A.M.
39. THE NEW PORNOGRAPHERS - LETTER FROM AN OCCUPANT (2000)
Asentados en una cómoda clase media del indie americano, el grupo canadiense liderado por A.C. Newman era en realidad una hidra de tres cabezas, con Dan Bejar (Destroyer) y Neko Case como parte esencial de esta superbanda capaz de escribir canciones como esta, donde cada parte podría ser un estribillo. The song, the song, the song that’s shaking me! M.G.M.
40. THE HORRORS - SEA WITHIN A SEA (2009)
En 2009 The Horrors bajaban el tono de su estética emo-dosmilero-meets-Robert-Smith y de sus guitarras estridentes augurando que al shoegaze le quedaba aún mucho camino por recorrer. Sea Within a Sea es la exposición central de ello: ocho minutos que beben de unos sonidos de tradición inglesa –Bauhaus, Joy Division o incluso Portishead– y llevaban el shoegaze, y la pasión por lo cuidado y lo diferente, a hordas de chicas adolescentes. A.M.
41. CLAP YOUR HANDS SAY YEAH - THE SKIN OF MY YELLOW COUNTRY TEETH (2005)
El propio nombre de la banda ya sintetiza una tendencia que nació y murió con la década: la de las bandas con nombres largos y extravagantes (como Architecture in Helsinki, I’m from Barcelona… y con los Suburban Kids with Biblical Names pasándose la pantalla). Sonaban como una versión pizpireta de los Talking Heads más pop, y dejaron unas cuantas canciones para el recuerdo, como este hit que toda indie disco celebrará en cuanto suenen las primeras notas. M.G.M.
42. DOMINIQUE A - JE T’AI TOUJOURS AIMÉE (2001)
La atemporalidad de la música de Dominique A hace que sea chocante verlo incluido en esta restringida selección. Ah, pero es que las canciones son las canciones. Aquí el cantautor francés le dio la vuelta a un temita de un poco conocido grupo de new wave belga (Polyphonic Size) para inundarlo de gravedad y melancolía otoñal, haciéndolo totalmente suyo. Dominique A, junto a Vincent Delerm, Françoiz Breut y otros tantos, demostraron que en los dos miles les bleus were still blue. D.M.H.
43. LA CASA AZUL - ESTA NOCHE SOLO CANTAN PARA MÍ (2007)
El año triunfal de Guille Milkyway, ese en el que por poco cuela la festiva La revolución sexual en Eurovisión, también lo marcó este inolvidable single metamusical con aroma a Burt Bacharach, dedicado a la vida perpetuamente insatisfecha del neurótico, cuya cura su autor solo encuentra en el mágico espejismo de que Blossom Dearie, Nina Simone, Karen Carpenter o Astrud Gilberto canten para él y solo para él. M.G.M.
44. LADYTRON - DISCOTRAXX (2001)
El debut de Ladytron, a medio camino entre el synthpop de los 80 y el electroclash emergente, traía este tema de aires retrofuturistas con cierta nostalgia estética del bloque soviético, que incitaba al baile sobre pistas de hielo. Discotraxx fue la mejor carta de presentación de un grupo que escapó de lo efímero del sonido de moda por composiciones tan perdurables como esta. M.D.
45. DIRTY PROJECTORS - STILLNESS IS THE MOVE (2009)
La joya de Bitte Orca es una de esas canciones que te atrapa en su caos matemáticamente ordenado: un ritmo sincopado que se arrastra, los gemiditos de Amber Coffman y Angel Deradoorian, las guitarras eléctricas procesadas… Parece un milagro que todo esto funcione al juntarlo. Pero es que esto es música efectivamente milagrosa. La canción-bisagra que enterraba el sonido dosmilero para dar paso a una nueva década con sus nuevos códigos musicales no podía faltar en esta selección. D.M.H.
46. MARTHA WAINWRIGHT - BLOODY MOTHER FUCKING ASSHOLE (2005)
Martha Wainwright, siempre eclipsada por su hermano Rufus en estas listas, le dedicaba esta canción, con este título y estas letras que se repiten, a su padre, el cantante Loudon Wainwright III, por pasar siempre de sus hijos mientras escribía canciones de lo mucho que les quería. De tan personal a universal, Bloody Mother Fucking Asshole es el himno catártico y no-censurado que las mujeres cabreadas necesitábamos. A.M.
47. BAT FOR LASHES – DANIEL (2009)
Como Stillness Is the Move, Daniel también certifica un cambio de paradigma sonoro entre décadas. En este caso, poniendo la primera piedra sobre la que después Haim y demás construirían, de cara a revitalizar la herencia de Fleetwood Mac. Una base rítmica desnaturalizada, unos sintetizadores creciendo sutilmente y unas cuerdas apuntando picos emocionales. Y por encima de todo, la melodía curativa de Natasha Khan chillando flojito lo de “under a sheet of rain in my heart, Daniel, I dream of home”. Una canción que es una hoguera en invierno. D.M.H.
48. THE MOLDY PEACHES - ANYONE ELSE BUT YOU (2000)
Cuando el director de Juno (Jason Reitman, 2007) los incluyó en su banda sonora, The Moldy Peaches ya casi no existían y nadie recordaba qué era eso del anti-folk. Pero, aún así, triunfó. Y media generación se sintió como sus protagonistas en la escena final, en la que dejan que Adam y Kimya cuenten por ellos que no ven en nadie más lo que solo pueden ver el uno en el otro. “Du du du...”. M.D.
49. JULIETA VENEGAS - ME VOY (2006)
Me voy es una canción sobre finales, que podría parecer solo eso pero encierra un mensaje de empoderamiento que cada vez es más recogido y cada vez menos necesario recordar. Y fue tan efectivo porque se trazó con línea clara, con una sencillez abrumadora que la hizo universal. Una ranchera actualizada, modernizada y naturalmente feminista: la mejor del siglo 21. M.D.
50. ARCADE FIRE - NEIGHBORHOOD #2 (LAIKA) (2004)
Convertidos en los últimos años en los Elon Musk del indie (un grupo antipático, por su ampulosidad y su desmesura), los canadienses, con su canónico debut Funeral, habían conseguido un equilibrio entre la pretensión arty, la épica de estadio y las melodías certeras a dos voces que crearía escuela. Aunque se trataba de un disco sobre la muerte y la pérdida, contenía canciones tan vigorosas como las cuatro tituladas Neighborhood, con esta Laika como punta de lanza. M.G.M.
Los 2000 son una década extraña que arrancó dando nombre a un efecto que nunca sucedió. La Nochevieja de 1999 todos nos asomamos a la ventana para ver el mundo arder, los rascacielos caer, los aviones chocarse entre ellos. Nos habían dicho que un fallo en la programación de la fecha de los ordenadores iba a...
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