CRÓNICAS PARTISANAS
La versión del coronel
Si de veras te parece intolerable que a un chico le puedan dar una paliza y grabarle a cuchillo la palabra “maricón” en las nalgas, esa convicción no debería tambalearse por el hecho de que esta vez no haya ocurrido
Xandru Fernández 12/09/2021
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“¿Quieres la verdad?”, le pregunta Jack Nicholson a Tom Cruise en Algunos hombres buenos, en una de las escenas más célebres de la película y quizá una de las más parodiadas del cine de Hollywood. “¡Tú no puedes soportar la verdad!”, añade, dando a entender que, al contrario que en el ejército, lo que en la vida civil llamamos “verdad” es solo una ficción con pretensiones. Un engaño con el que encubrimos los verdaderos peligros que nos acechan y que solo unos pocos –los militares, según piensa el coronel interpretado por Nicholson– son capaces de ver. Mientras el militar se juega la vida por mantener la paz de la que disfrutan los civiles, los civiles someten a escrutinio todos y cada uno de los movimientos de los militares como si estos fueran el enemigo. Intolerable, piensa el coronel. ¿Qué será lo siguiente? ¿Obligarnos a tratar al enemigo como si fueran personas?
No conozco a nadie que haya visto Algunos hombres buenos y se ponga de parte de Jack Nicholson. Todos estamos del lado de Tom Cruise. Porque sabemos que el coronel se equivoca. Sabemos que no es la disciplina la que gana guerras, sino la riqueza. El que tiene más armas y soldados, gana. El que no, pierde. Por muchas ganas que le ponga y por mucho que arengue a la tropa en sensurround. Y como el ejército más rico es el que gana, y como eso depende no solo de que el país sea rico sino de que sus contribuyentes hayan decidido incrementar el gasto militar en detrimento de la educación o la sanidad, resulta que los que tenemos la última palabra somos los civiles. Por eso nos gusta Algunos hombres buenos y nos gusta que Tom Cruise se salga con la suya. Porque somos los que le pagamos los lujos al coronel y queremos que el coronel nos obedezca.
Ahora bien, ¿y si el coronel tuviera razón? ¿Y si en verdad los derechos son un lujo que solo podemos permitirnos a condición de que una parte de la sociedad carezca de ellos? Los militares, por ejemplo. El enemigo, por supuesto. Pero el enemigo no es, estrictamente hablando, parte de la sociedad. ¿Lo son los extranjeros sin permiso de residencia? ¿Lo son los pobres? ¿Y los trabajadores sexuales? De eso va la democracia, de extender los límites de la ciudadanía hasta que no quede nadie fuera. Del otro lado de la frontera. ¿Podemos permitírnoslo? ¿No estaremos pidiendo la luna? ¿No será verdad, como dice el coronel, que no podemos soportar la verdad?
No, no me he vuelto loco de repente, y tampoco es que Algunos hombres buenos tenga demasiadas lecturas: el coronel al que interpreta Jack Nicholson es un cretino sin paliativos y toda la intriga de la película se reduce a saber cuándo perderá los estribos. Porque los perderá, lo sabes en cuanto lo ves por primera vez. Y cuando los pierde es cuando pronuncia la famosa frase. Que, por mucho que la citemos, es una frase estúpida. Por supuesto que Tom Cruise puede soportar la verdad, claro que sí: porque no se trata de desvelar verdades, aunque a veces juguemos a eso, sino de dar crédito. Se trata de decidir a quién creer. Se trata de decidir que la versión del soldado raso cuenta tanto como la del coronel. Se trata de no darle la razón al coronel sin más, sino de investigar y hacer justicia.
Todos podemos soportar cualquier verdad, por mucho que se empeñen las películas de Hollywood y las tragedias de Sófocles. Si te sacas los ojos o te ahorcas no es porque no puedas soportar la verdad, sino porque no puedes soportar la vida. Si necesitas que la realidad se ajuste como un guante a tus convicciones y no puedes soportar que haya intermitencias, grietas, imprevistos, situaciones que no son lo que parecen, puede que entonces tus convicciones necesiten una revisión, quizá hayas dado por sentado demasiadas cosas, como que solo los fuertes merecen justicia, o que la mentira es un signo de culpas más profundas y terribles. Es la mentalidad del coronel: yo tengo olfato, yo sé lo que necesita mi ejército, yo sé lo que va a hacer el enemigo, por más que en el ejército enemigo haya otro cretino como yo con exactamente las mismas convicciones fundamentadas en nada.
Si de veras te parece intolerable que a un chico le puedan dar una paliza y grabarle a cuchillo la palabra “maricón” en las nalgas, esa convicción no debería tambalearse por el hecho de que esta vez no haya ocurrido. Puede que en las películas haya conmociones bíblicas cada vez que un acusado o un testigo se “vienen abajo”, se “desmoronan”, como los edificios cuyos cimientos son débiles, pero a este lado de la pantalla todos nos venimos abajo y nos desmoronamos sin que pase absolutamente nada. Y si a este lado de la pantalla, además, hay una democracia, tampoco dejará de haberla por más que esta vez la agresión no haya sido como en una película. La democracia no es una fiesta que disfrutamos hasta que nuestras convicciones se tambalean y dejamos que decidan los coroneles. Ya sabemos a quién dará la razón el coronel la próxima vez. Sin preguntar siquiera.
“¿Quieres la verdad?”, le pregunta Jack Nicholson a Tom Cruise en Algunos hombres buenos, en una de las escenas más célebres de la película y quizá una de las más parodiadas del cine de Hollywood. “¡Tú no puedes soportar la verdad!”, añade, dando a entender que, al contrario que en el...
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Xandru Fernández
Es profesor y escritor.
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