No future? (IV) Luna / Ingeniera
“Cuando escogí la carrera no era consciente de la suerte que iba a tener”
Elena de Sus 30/10/2021
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Luna (Madrid, 1992) siempre había querido ser astronauta, pero quedó unas décimas por debajo de la nota de corte para entrar en Ingeniería Aeroespacial. Escogió entonces Ingeniería Electrónica Industrial y Automática. Compaginó sus estudios en la Universidad Politécnica de Madrid con varios trabajos a tiempo parcial. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en una consultora. Se siente afortunada por su situación laboral. Es optimista y activista.
¿Por qué Ingeniería Electrónica Industrial y Automática?
Esperaba poder cambiarme a Ingeniería Aeroespacial en algún momento, pero hice el primer año y me gustó bastante, así que continué. Pensé que astronauta ya estaba claro que no iba a ser, no era tan lista.
¿Y qué tal la experiencia?
Yo siempre tuve que estudiar y trabajar al mismo tiempo, entonces, es verdad que no se vive de la misma forma la vida universitaria. A partir del tercer año empecé como camarera en un Vips los fines de semana, y antes siempre estaba haciendo mis movidas como dar clases a niños o hacer encuestas a pie de calle para Herbalife, porque eran trabajos que me daban flexibilidad.
¿Dirías que la carrera era muy difícil?
Tuve la suerte de que mis compañeros eran la leche. Probablemente, que yo mantuviera la cordura durante los seis años de carrera es, en gran parte, gracias a ellos. Por ejemplo, si sabían que tenía que trabajar, me pasaban los apuntes.
Cuando mi madre conoció a mi padre y decidió tener una relación con una persona negra en los años 80, eso conllevó la ruptura de muchas amistades
La dificultad es relativa: lo que para mí es muy difícil para otro puede ser súper fácil. Si te gusta el trabajo técnico y tienes un pensamiento de tipo lógico, una ingeniería, a mí personalmente, no me parece difícil. Además, ves a cada uno que piensas “si este se ha sacado la carrera, se la tiene que poder sacar mucha gente”. Requiere esfuerzo, pero es factible.
Y al terminar la carrera, ¿qué pasó?
Terminé en septiembre de 2016 y en octubre encontré mi primer trabajo como desarrolladora de Java en Sopra Steria. Allí estuve casi dos años, después me cambié a Atos… bueno, en realidad a mí me pagaba una empresa que se llamaba Serem, trabajaba en Atos como externa. Más adelante pasé a plantilla de Atos como analista programadora. Siempre en francés, porque casi todos los clientes eran franceses. Después me fui a Altran, que es la empresa en la que he estado hasta hace un mes. Ahora he empezado en Taiger, una consultora de inteligencia artificial.
¿Qué tal está el trabajo en ese sector? ¿Se cobra bien?
Sí. La suerte es que mi carrera, si no me equivoco, es una de las que menos paro tiene de España y podemos trabajar en distintos sectores. Yo entré en el mundo de la informática, pero también se puede trabajar en plantas industriales, en temas de robótica. Y el hecho de tener una ingeniería ayuda en lo económico. Según la suerte que tengas, puedes estar muy bien.
¿Es real el fenómeno del job hopping, es decir, que los trabajadores del sector tecnológico vais saltando de una empresa a otra como forma de mejorar las condiciones?
Pues, en realidad sí puede darse así, pero no sé si es exclusivamente por el hecho de que queramos mejorar nuestras condiciones, sino más bien porque la gente no encuentra el sitio en el que puede estar a gusto. Yo sí que tengo algunos compañeros que han encontrado la empresa que les mola, y de ahí no se quieren mover, y no es imprescindible tener un gran salario.
Es verdad que en el caso de las consultoras es difícil encontrar unos valores con los que sentirse identificada, no suele pasar.
En consultoras grandes la gente se cambia porque le ofrecen mejores condiciones, o porque en su empresa no le están dando las oportunidades que esperan. En mi caso ha sido así. Yo empecé como desarrolladora, después fui analista funcional y siempre tuve claro que quería ser jefa de proyectos. Cuando no veía la oportunidad de serlo en la empresa donde estaba, me movía.
En consultoría se echan muchas horas, ¿no?
Puede suceder. Hay algunas empresas que todos conocemos en las que sabes que vas a tener que echar muchas horas, pero por norma general depende más bien del proyecto que te toque.
Por otro lado, hay gente que es muy estricta y sabes que va a entrar a su hora y se va a ir a su hora, pero también hay otros que tienen un sentido de la responsabilidad llevado al extremo y quieren acabar el trabajo como sea. En ese caso, los jefes no te van a parar los pies. Te van a dar las gracias y una palmadita en la espalda.
Yo soy un poco así. No es tanto responsabilidad hacia la empresa como con mi propio trabajo y hacia los compañeros. Si ese sentido de la responsabilidad se junta con una gran carga de trabajo, es el cóctel perfecto para que te quedes pringando hasta el infinito. Somos carne de cañón para las consultoras con pocos miramientos.
¿Dirías que las empresas cuentan con esto? ¿Planifican dando por hecho que habrá horas extra?
No hablaría de planificación, más bien de desorganización. En ocasiones, se trabaja de forma reactiva: llega esto y hay que hacerlo. No se piensa cómo hacerlo para que las personas encargadas no se vuelvan locas.
Más allá del sueño de ser astronauta, ¿pensabas en tu futuro laboral y económico cuando escogiste la carrera?
La verdad es que no. Yo con dieciocho años sabía lo justo. No era consciente de que al elegir lo que estaba eligiendo iba a tener tantísima suerte, más que muchos amigos que han estudiado tanto como yo o más.
Me siento muy afortunada de haber encontrado una cosa que me gusta y que justo está en lo más alto del mercado. Nunca he tenido problemas para encontrar trabajo, el trabajo ha venido a mí.
El alumnado de las ingenierías suele ser mayoritariamente masculino, ¿era tu caso?
Yo estudie la ingeniería en una Escuela pequeña, que está en la Glorieta de Embajadores [dentro de la ciudad de Madrid, no en el campus universitario]. Ahí se cursaba, entre otras, Ingeniería de Diseño y en ese grado había muchísimas chicas. También en Ingeniería Química. En mi clase, es cierto que el ambiente era masculino, había seis chicas como mucho.
¿Esto supuso algún problema?
Tengo compañeras que han llegado a sentir en algún momento que un profesor no quería atenderlas, que las trataba como idiotas. En mi caso, solo sentí que se me trataba distinto en un episodio concreto, y fue algo que me favoreció. Teniendo en cuenta que soy negra, no recuerdo tampoco ningún episodio muy racista en la universidad.
¿Cómo imaginas tu futuro?
No tengo ni idea. Tengo claro que voy a seguir trabajando por cuenta ajena. No me veo montando nada propio porque no tengo suficiente pasta. Ya no soy pobre, pero vengo de esa humildad. Arriesgar el dinero es de ricos, te lo puedes permitir si tienes mucho. Quizás tenga una mentalidad arcaica en ese aspecto, pero no lo veo.
Me encanta la gestión, quiero aprender y mejorar en ese rol, pero ahora mismo no tengo un objetivo, no sé cuál es mi siguiente paso todavía.
¿Has pensado alguna vez en irte de España?
Lo pensé en su momento, pero descarté la idea. Me gusta mi barrio [Vallecas], me gusta mi gente, y como tengo la suerte de que en mi sector hay trabajo, no me hace falta moverme.
¿Crees que vivimos mejor o peor que nuestros padres?
Es relativo, pero creo que mejor. En lo social y cultural, tenemos más libertades. Esto no quiere decir que estemos genial y que no haya que seguir trabajando. Yo soy voluntaria en SOS Racismo Madrid. Ahora el movimiento antirracista está en el centro de todo.
Tenemos muchas cosas que mejorar, pero, al menos, los temas están en la agenda. En la época de mi madre, ni se planteaban. Cuando mi madre conoció a mi padre y decidió tener una relación con una persona negra en los años 80, eso conllevó la ruptura de muchas amistades. Quiero pensar que en ese aspecto estamos mejor.
En el ámbito laboral, pues a veces digo que nos estamos cargando los derechos por los que empezaron a luchar nuestros abuelos. Tragamos ciertas cosas que no deberíamos tragar, porque para eso nuestros abuelos se dejaron el culo.
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La fotografía que acompaña esta entrevista fue tomada por Megane Mercury en el Festival Conciencia Afro, organizado por el colectivo del mismo nombre. Actualmente, Conciencia Afro busca acondicionar un local para mantener un espacio propio de creación e iniciativas sociales en el barrio de Embajadores de Madrid. Puedes conocer el proyecto y participar en el crowdfunding aquí.
Luna (Madrid, 1992) siempre había querido ser astronauta, pero quedó unas décimas por debajo de la nota de corte para entrar en Ingeniería Aeroespacial. Escogió entonces Ingeniería Electrónica Industrial y Automática. Compaginó sus estudios en la Universidad Politécnica de Madrid con varios trabajos a tiempo...
Autora >
Elena de Sus
Es periodista, de Huesca, y forma parte de la redacción de CTXT.
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