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El aficionado al fútbol suele afrontar las crisis con poca paciencia y mucha desazón. Tanta, que acaban demandando culpables que paguen de forma inmediata y un diagnóstico sin fisuras que explique lo que está pasando. Una gran mayoría cree incluso tener la solución al problema y quizá por eso se zambullen en alguna de esas tertulias nocturnas con vocación de oráculo, imagino que buscando reproducir ese mantra tan popular que dice: ya lo decía yo. Ojalá fuese tan fácil y todo lo anterior sirviese para algo. No es así. Simeone dijo hace una semanas que cuando las cosas no salen como uno quiere lo que hay que hacer es madrugar al día siguiente y ponerse a trabajar. Es decir, que el resto es prosopopeya. Y puede sonar a eslogan para despistados, pero yo me lo creo. Sí, porque a mí me ocurre lo mismo en la vida. Seguramente a usted también.
El Atlético de Madrid ha ganado esta noche al Celta de Vigo en un partido más plácido de lo que viene siendo habitual. Tres puntos que se suman a los tres de la jornada anterior y a las buenas sensaciones que dejó el partido de Champions. Seguramente sea pronto para decir que el Atleti ha superado la crisis, personalmente yo no lo creo, pero el aspecto que tiene ahora mismo el equipo se parece bastante al de alguien que está en vías de solucionarlo. Se hace camino al andar, que decía el poeta. Y tenía toda la razón.
Simeone decidió repetir alienación puede que por primera vez en lustros y a mí me pareció una buena idea. Tiene sentido apostar por la continuidad de las cosas que funcionan bien, por mucho que el desgaste físico sufrido el miércoles pudiese recomendar introducir alguna rotación en la plantilla. El partido comenzó bien para el Atleti. Con la intensidad perdida, con las ganas que le pone a la vida esta nueva versión del equipo y con la concentración que requiere un partido de Liga. El tándem Herrera-Kondogbia volvía a funcionar y, aunque se notaba cierta precipitación en algunas acciones y se veía algún brote de ansiedad que provocaba llegar tarde a los cruces, las sensaciones eran positivas.
Hasta que apareció uno de esos colegiados que luchan por convertir la Liga en una competición lenta, fea y sin ritmo. Con un criterio muy dudoso en el reparto de tarjetas y entendiendo que cualquier contacto, real o ficticio, debía penalizarse con falta, acabó llevando el partido a un terreno áspero y aburrido. De hecho no pasó nada hasta pasada la media hora, que fue cuando un buen pase de Kondogbia llegó a la parte izquierda del área gallega y Lodi paró el balón con toque excelente. Parecía tener tapado el tiro, pero el brasileño armó la zurda y metió el esférico por un lugar imposible de la portería, que quizá debería haber tenido tapado el cancerbero.
El Celta trató de estirar las líneas para igualar la contienda antes de llegar al descanso. Un noble intento que se quedó simplemente en eso. Y no cambió mucho el panorama tras la reanudación. Los vigueses seguía teniendo el control de balón, lo que, en sí, tampoco es decir mucho. El cuadro gallego tiene fama de hacer buen fútbol y es cierto que su trato del balón es aseado y reiterativo, pero también es absolutamente inofensivo. Los de Coudet tocaban y tocaban sin llegar a la línea de tres cuartos del campo rival con un mínimo de intención. No recuerdo un solo tiro a puerta de Celta hasta ese momento, más allá de una ocasión de Fran Beltrán en los primeros minutos del partido que sacó Reinildo. Es decir, se volvió a demostrar que tener el balón y dominar el partido son cosas que pueden tener poco que ver.
Pasaba poco en las áreas y la sensación de peligro venía más desde el lado rojiblanco que del azul, pero el resultado era lo suficientemente corto como para que todo pudiese cambiar en cualquier momento. Y cambió, pero por la llegada de otro gol colchonero. Una buena diagonal de Kondogbia habilitó a un Lodi desatado que llegaba por la izquierda para meter el balón en la portería con un solo toque. 2-0 y partido encarrilado.
¿Estamos ante el enésimo invento de Simeone? ¿Veremos otra vez cómo un jugador aparentemente desahuciado inicia una exitosa vida en una posición que no era la suya? ¿Será Lodi el nuevo renacido? Tiene toda la pinta. Las cualidades del jugador encajan perfectamente en la nueva ubicación y ahora mismo parece un cañón.
Y poco más. Simeone sacó a jugadores de campanillas tras el gol (Luis Suarez, Carrasco y Griezmann), pero el Atleti decidió no volver a jugar. Más allá de un par de disparos del francés rozando la escuadra, los colchoneros simplemente se dedicaron a quitarse de encima los balones que llegaban al área. Bien es verdad que la poca verticalidad del equipo que tenía enfrente hizo que le bastase esa forma tan poco elegante de encarar el tramo final para que no solo el marcador no se moviese, sino que tampoco sufriera.
Así que sí. El Atleti encadena dos victorias seguidas en Liga y el futuro empieza a clarear. Puede que sea que Simeone ha encontrado un centro del campo solvente, o que la pareja de centrales se parece a una pareja de centrales, o que ha cambiado la actitud, o que se ha recuperado la intensidad. O puede que simplemente ahora acompañe la suerte y antes no. No lo sé. En estas cosas yo me acuerdo siempre de una cosa que dijo Leonard Cohen: aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera.
El aficionado al fútbol suele afrontar las crisis con poca paciencia y mucha desazón. Tanta, que acaban demandando culpables que paguen de forma inmediata y un diagnóstico sin fisuras que explique lo que está pasando. Una gran mayoría cree incluso tener la solución al problema y quizá por eso se zambullen en...
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