Recuerdos
La pasión colchonera de Almu
Nadie lo explicaba mejor que ella: “Nosotros, los ‘indios’, somos el Atleti, una simple preposición lo cambia todo. Sin entender eso no se entiende nada”
José Manuel Tenorio 28/11/2021
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Almudena ha muerto. La noticia no por esperada es menos dolorosa. Miguel Mora me pide que escriba algo para CTXT, pero yo soy escritor de comedia y dudo que sea capaz de expresar en unas líneas el dolor que sentimos los que la conocimos; aún así, déjenme que les cuente algunas cosas sobre ella. Almu era del Atleti, muy del Atleti. Esa pasión colchonera la adornaba con perlitas de literatura recordando a Machado: “No hay que confundir el valor con el precio”. Afirmaba además que ser del Atleti en una ciudad dominada por el todopoderoso Real Madrid era un acto romántico y de fe. Fue muy de Thomas Partey, mientras Thomas estuvo en el Atleti siempre comentaba que le daban ganas de adoptarlo. Quizá le venían a la memoria esas caras de los chavales de El Gallinero, allá en Cañada Real, los niños marginados y recogidos bajo el ala de su amigo el Pater Baeza, el irreductible párroco de la parroquia rebelde de Entrevías, con el que compartió tantas tardes de tertulia y amistad.
La entrada de Almudena en la peña Los 50 fue todo un acontecimiento. Nuestra asociación en defensa de los valores y la historia del Atleti sumaba a una persona de reconocido prestigio y dispuesta a arrimar el hombro cuando fuera necesario. No era la primera vez que teníamos en nuestras filas a rostros conocidos, pero pocos con la implicación de Almudena. No hubo vez que la necesitáramos que no acudiera. Participó en varias de las ediciones de nuestras jornadas de Cultura en Rojo y Blanco y ya me había lanzado algunas ideas para cuando, pasada la pandemia, volviéramos a celebrar el festival.
Nos regaló momentos preciosos, como aquella charla mano a mano entre ella y otro ilustre colchonero, Juan Echanove. Aquel día Cultura en Rojo y Blanco se llenó de amor por el teatro, la novela, por los supervivientes, por aquellos, tema tan literario, de los que no escogen el camino fácil. En definitiva, se llenó de puro Atleti...
Unos días después de la primera comida a la que asistió como miembro de la asociación, acudió a la Feria del Libro para firmar ejemplares de sus novelas. Yo deambulaba por allí y vi que la cola en su caseta era kilométrica, pero, con la confianza de haber comido con ella unos días atrás, decidí acercarme a saludarla saltándome la fila. Y me planté como si la conociera de toda la vida a darle un cariñoso saludo, pero era tal mi entusiasmo que debí asustarla un poco. Me pareció que no me reconoció y que me atendió por amabilidad y quizá porque un señor de cien kilos que te grita “Almudena, Almudena, soy Tenorio, forza Atleti” intimida un poco. Se lo conté con vergüenza años después, durante el rodaje de nuestro documental Un césped de cien Años, y se echó a reír. Aparece en nuestra película hablando sobre la esencia de ser rojiblanco. Nadie lo explicaba mejor que ella: “Nosotros, los indios, somos el Atleti, una simple preposición lo cambia todo. Sin entender eso no se entiende nada”.
Adoraba al Cholo y disfrutó como nadie de nuestra última liga. Nos dejó un artículo precioso para el recuerdo. Se nos ha ido con el Atleti siendo campeón, no podía ser de otra manera.
Comimos después del verano. Nos sentamos y lo primero que me dijo es que le encantaba El Contubernio, ese análisis canalla que hacemos tras los partidos, que no se perdía ni uno y que nuestro podcast le había ayudado en su lucha contra el bicho. Me sentí abrumado y muy orgulloso. Después, por lo bajinis, me reveló el nombre del futbolista con el que había bautizado a su tumor. No lo diré aquí, pero la carcajada que lancé se oyó hasta en la patria chica del susodicho, a 528 kilómetros de la Puerta del Sol.
Hace un par de meses me puse otra vez en contacto con ella para que nos hiciese un prólogo para el libro de Ennio Sotanaz, Memorias del Calderón, que acabamos de publicar con CTXT. Aceptó de inmediato, pero días después su hermano Manuel me llamó para decirme que no tenía mucho ánimo. Creo que ahí me di cuenta de que la cosa pintaba mal. Desgraciadamente así fue.
En la próxima comida de Los 50 brindaremos por ella, abrazaremos a sus hermanos, Monica y Manuel, a los que siento como míos, y me pondré al lado del sitio donde solía sentarse, donde tantas veces hablamos de política, donde tantas veces nos ciscamos en la desunión de la izquierda, donde tantas veces el Atleti fue el plato principal de la mesa.
Pero, como el lugar peligroso de la Mesa Redonda, su sitio no será ocupado por nadie. Retiraremos la camiseta con su nombre, la despediremos cantando el himno, la recordaremos con cada gol, con cada victoria, con cada derrota, con cada título y con cada final perdida.
Te echaremos de menos. Mucho. Y hoy, partido a partido, a pensar en el Cádiz.
Almudena ha muerto. La noticia no por esperada es menos dolorosa. Miguel Mora me pide que escriba algo para CTXT, pero yo soy escritor de comedia y dudo que sea capaz de expresar en unas líneas el dolor que sentimos los que la conocimos; aún así, déjenme que les cuente algunas cosas sobre ella. Almu...
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José Manuel Tenorio
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