Elena González Egea y Mike Lynch-White / CIENTÍFICOS
“Tenemos que imaginar una sociedad que produzca y consuma menos”
Juan Bordera 1/04/2022
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Hace pocos días vimos cómo un paro patronal de transportes con muchas reivindicaciones legítimas, pero descaradamente alentado por sectores de la ultraderecha, no solo era bien recibido, sino sospechosamente aclamado por algunos de los grandes medios. Los mismos medios que usualmente reaccionan de manera completamente diferente a cualquier otro tipo de protestas de la sociedad civil. Tanquetas para los gaditanos de la huelga del metal, platós y telediarios para los representantes de una plataforma minoritaria.
A Elena González Egea y a Mike Lynch-White les une el deseo de que estos medios se dignen a tratar su lucha con la misma preocupación y dignidad. Y les unen muchas cosas más: ambos son doctorandos, en Astrofísica, ella, en Física Teórica, él. Comparten también activismo en el movimiento Rebelión Científica (Scientist Rebellion), que fue el responsable de filtrar el contenido del informe del grupo III del IPCC, en su versión preliminar, y que este medio difundió a más de 35 países. Este día 4 de abril, podremos por fin comparar y confirmar si sirvió para evitar presiones en la redacción final.
La situación de ambos es similar, los dos dejaron de creer en su desarrollo personal en un mundo en el que la inercia y la inacción nos dirigen lentamente hacia un destino fatal, pero que aún podemos evitar. Preguntados sobre el porqué de su decisión de abandonar sus carreras personales para convertirse en activistas, la respuesta común no pudo ser más contundente: “Ambos estábamos interesados en buscar vida en otros planetas, pero entonces comprendimos que la crisis climática es tan enorme, que la vida puede extinguirse en este planeta, así que abandonamos nuestros sueños y decidimos dejar la academia”.
Vaya cambio, pasar de querer descubrir vida en otros planetas a descubrir que la vida de este planeta está en riesgo.
Elena: Sí, fue como si todos mis sueños se rompieran. En realidad, peor, no fueron solo mis sueños, descubrí que mi vida está en peligro, y la de cientos de millones de personas más. Es un deber moral trabajar para tratar de evitar eso. Ambos sufrimos un shock tremendo cuando comprendimos que incluso la vida en este planeta puede estar en riesgo de extinción. Pasar a la acción era el siguiente paso lógico.
Imagina que estamos dos personas en una casa en llamas. Una avisa a la otra, e inmediatamente después se pone a tomarse un café mientras lee el periódico. No sería creíble
¿Qué es y qué pretende Rebelión Científica?
Mike: Rebelión Científica pretende cambiar radicalmente la conciencia de la comunidad científica para que actúen en proporción respecto a la gravedad del problema. Hasta ahora se han escrito muchos informes y papers, pero el fruto de tanto trabajo ha sido una cantidad mayor de emisiones. Basándonos en la historia, la manera más rápida de provocar un cambio social, que es lo que la ciencia está pidiendo, es a través de la acción directa no violenta, de la desobediencia civil.
No vamos a ser nosotros los que hagamos que ocurra ese cambio, eso le corresponde, como siempre ha sido, a la clase trabajadora. Pero nosotros sí podemos ser los que señalemos coherentemente que esto es una emergencia. ¿Cómo nos va a hacer caso la gente si las personas que mejor entendemos el problema no actuamos en consecuencia? Tenemos que abandonar parte de nuestros privilegios.
Elena: Sí, un ejemplo que explica por qué es importante pasar a la acción: imagina que estamos dos personas en una casa que está en llamas, con probabilidad de colapsar, y una de las dos avisa a la otra, e inmediatamente después se pone a tomarse un café mientras lee el periódico. No sería creíble. La otra persona no se tomaría en serio las advertencias. Es lo mismo con los científicos que no actúan como si esto fuera tan grave.
¿Qué me pueden contar acerca de las convocatorias previstas? ¿En cuántos países se prevén acciones?
Elena: Será una semana internacional del 4 al 9 de abril. El día 6 será la acción más grande en la que esperamos movilizar a más de 1.000 personas de la comunidad científica alrededor del mundo. Estamos ya organizándonos en más de 25 países.
Mike: Nada como esto ha ocurrido antes, ni de lejos. Ya en la Cumbre del Clima de Glasgow marcamos un hito con la mayor acción de desobediencia civil por parte de la comunidad científica.
¿Tienen previstas diferencias según los distintos contextos? Es decir, de represión en los países a los activistas o de responsabilidad de los mismos en generar el problema?
Elena: Sí, en el Norte tenemos más privilegios y mejor situación para exponernos. En el Sur son menos responsables y su situación es más peligrosa para las personas que deciden actuar. La gente de cada país se organiza y elige hasta dónde están dispuestos a arriesgar según su contexto.
El titular de una entrevista previa que hicimos a dos de sus compañeros fue, “si empieza a degenerar la situación del clima será más fácil que triunfen regímenes autoritarios”. Un día después, comenzaba la invasión a Ucrania.
Mike: Sí, la gente que ha entendido la crisis climática de verdad suele haber tenido depresiones, porque comprender bien la indescriptible gravedad del problema es entender que lo que ya está ocurriendo no es nada comparado con lo que va a venir si no actuamos urgentemente. Los conflictos van a crecer exponencialmente. Crisis, migraciones masivas, guerras, lo cual alimentará a los fascismos ya presentes. Todo esto ocurrirá, a no ser que construyamos democracia radical y participativa desde abajo, la única alternativa real. Lo otro acabará en tiranías. Esa es la elección que hemos de tomar: o nos encaminamos a un proceso que puede ser bello y liberador, o hacia un colapso que no tiene comparación.
Elena: Ya lo hemos visto en países como Siria, cuya guerra está relacionada con la crisis climática y el aumento de las sequías. Ya llegamos muy tarde.
La gente que ha entendido la crisis climática suele deprimirse, porque comprenden que lo que está ocurriendo no es nada comparado con lo que vendrá
Mientras se marcaban temperaturas récord en la Antártida y en el Ártico, –40ºC y 30ºC respectivamente por encima de la media para esta época–, el partido de ultraderecha Vox está quejándose de que nuestro gobierno sigue una “Religión climática” que empobrece a la gente, ¿qué les parece?
Elena: No se puede crecer eternamente en un planeta finito. Punto. Es lo que hay. Para mantener nuestro nivel de consumo en el Norte hemos tenido que expoliar y mantener en la pobreza al Sur, y así y todo hemos provocado este problema tremendo con el clima y estamos acabando prácticamente con los recursos clave. Esta gente necesita despertar, o quizá es que no saben que nos dirigimos a una pesadilla. Tenemos que imaginar una sociedad que trabaje menos horas, que produzca y consuma menos, que dependa menos de recursos finitos que traemos de muy lejos.
Mike: Es increíble la ceguera. No es en absoluto mi posición, que es casi la contraria, pero hasta para la gente de extrema derecha debería ser prioritario enfrentar la crisis climática. Suelen defender posiciones que buscan conservar el estatus quo de las cosas, ¿no? Bueno, pues más les vale espabilar porque todo en lo que creen se va a derrumbar si no actuamos pronto. No hay nada que vaya a empobrecer más a la gente que la crisis climática. Sin cosechas estables, con fenómenos extremos cada vez más brutales y recurrentes, las economías sufrirán lo indecible.
Históricamente la desobediencia civil, la acción directa no violenta ha sido uno de los principales motores para avanzar en la cuestión de los derechos humanos: las sufragistas, Rosa Parks, Martin Luther King, Mandela… ¿Por qué creen que –salvo Extinction Rebellion y ahora ustedes– aún no ha habido un movimiento global que pase a la acción con la crisis climática?
Mike: Bueno, las fronteras aún estrechan nuestros puntos de vista, esa sería una razón. Históricamente las luchas han sido como mucho nacionales. Otra causa es que cuesta trabajo poner a mucha gente de acuerdo cuando se trata de hacer una acción disruptiva e innovadora. Diferentes puntos de vista y diferentes contextos. Tenemos que tener soluciones globales y luchas más bien locales, asentadas en el territorio, eso también crea dificultades.
Elena: Llegando tan tarde como llegamos, aún no se ha comunicado efectivamente por parte de los Gobiernos y los medios de comunicación la gravedad de la situación, esa es la principal razón, para mí. Si la gente supiese lo tarde que es, estaríamos reaccionando con más fuerza.
¿Aspiran a provocar esa ola? Y, ¿valoran la posibilidad de que al ser solo un movimiento centrado en la comunidad científica una gran parte de la sociedad no entienda el mensaje?
Elena: Sí, pero no tratamos de apelar a todo el mundo. La historia de la lucha por los derechos humanos deja muy claro que basta con movilizar efectivamente a una minoría que se compromete para hacerle evidente a la mayoría que están en lo cierto. Ni siquiera se trata de que todo el mundo apruebe nuestros métodos, se trata principalmente de provocar un debate crucial que no está teniendo lugar. Cambiar un poco la cultura de la comunidad científica. Normalizar que actuar es necesario.
Mike: Habrá gente que no escuchará a los científicos pasen o no a la acción. Pero a mucha gente sí le va a importar, solemos tener un nivel elevado de confianza en la ciencia. Además, la comunidad científica suele estar más cerca del poder, de los gobiernos, que la mayor parte de la sociedad, eso estratégicamente, puede ser disruptivo si se radicalizan los mensajes.
La historia de la lucha por los derechos humanos deja claro que basta con movilizar a una minoría que se compromete para hacerle evidente a la mayoría que están en lo cierto
Hay un estudio que defiende que la rabia, la ira, es la emoción, que más ayuda a pasar a la acción, y a evitar tanto las ansiedades como las depresiones. ¿Pretenden estimular este sentimiento?
Elena: Creo que solo entendiendo la verdad ya es suficiente motivo como para estar rabioso.
Mike: Sí, queremos que la gente sienta furia, pero con eso no es suficiente. Como sabes, en Extinction Rebellion solemos firmar nuestros comunicados con “amor y furia”, es como nuestro santo y seña, porque creemos que se necesitan ambos ingredientes.
¿Qué les dirían a los científicos que piensan que no hay que arriesgar tanto como ustedes plantean?
Respuesta conjunta: Que la casa arde, que dejen de vivir como si no lo estuviera.
Hace pocos días vimos cómo un paro patronal de transportes con muchas reivindicaciones legítimas, pero descaradamente alentado por sectores de la ultraderecha, no solo era bien recibido, sino sospechosamente aclamado por algunos de los grandes medios. Los mismos medios que usualmente reaccionan de manera...
Autor >
Juan Bordera
Es guionista, periodista y activista en Extinction Rebellion y València en Transició. Es coautor del libro El otoño de la civilización (Escritos Contextatarios, 2022). Desde 2023 es diputado por Compromís a las Cortes Valencianas.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí