ELECCIONES PRESIDENCIALES
Abortado el peligro ultra, Francia ya mira a las legislativas
El cordón democrático contra la extrema derecha vuelve a dar la victoria a Macron. Mientras, la izquierda busca la unidad para dar la sorpresa en las elecciones de junio
Enric Bonet 25/04/2022
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Apenas dos militantes por cada periodista (1.300 acreditados). Delfines del expresidente conservador Nicolas Sarkozy con una actitud exultante. Numerosos exministros durante el mandato del socialista François Hollande que sacan pecho en primera línea. Las imágenes que se vieron en la celebración de la reelección de Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales francesas fueron muy simbólicas.
Una hora y media después de que se anunciara su victoria, con el 58,54% de los votos ante el 41,46% de la ultra Marine Le Pen, Macron llegó al Campo de Marte acompañado por la Novena Sinfonía de Beethoven. El himno europeo fue prácticamente la única coincidencia con la eufórica celebración en el Louvre el 7 de mayo de 2017. Entonces, un joven presidente impresionó por su sentido de la escenografía, mezclando referencias desde la Francia monárquica hasta la del socialista François Mitterrand. Y entonces también, ese joven presidente aprovechó su periodo de gracia para doblegar a la izquierda y los sindicatos y llevar a cabo una ofensiva neoliberal, frenada por la heterogénea revuelta de los chalecos amarillos a finales de 2018.
La sobria celebración de la noche electoral no solo refleja un macronismo envejecido y sin la promesa ilusoria de la regeneración, sino también que no dispondrá ni de un minuto de gracia, lo que podría dificultar una mayoría de su coalición en las legislativas de junio. Desde la instauración del quinquenio en 2002, estos comicios parlamentarios se convirtieron en un trámite para el partido vencedor en las presidenciales. ¿Ahora se mantendrá esta lógica electoral que reforzó el carácter presidencialista de la Quinta República? Los sondeos apuntan que seguirá siendo así, pero no se puede descartar una sorpresa.
Una victoria eclipsada por las legislativas
“La tercera vuelta empieza esta noche”, declaró el insumiso Jean-Luc Mélenchon (tercero en la primera vuelta de las presidenciales con el 22%), cuyas negociaciones con comunistas y verdes, y en menor medida con los socialistas, avanzan para presentar candidaturas unitarias de la izquierda en junio, bajo el paraguas mélenchonista de la “Unión Popular”. El 63% de los franceses no quieren que Macron logre una mayoría parlamentaria en las legislativas, según un sondeo del instituto Opinion Way, publicado el domingo electoral. “Podéis vencer al señor Macron y elegir otro camino”, dijo el líder de la Francia Insumisa (socioecologista) a los votantes de izquierdas, muchos de los cuales apoyaron al dirigente centrista con una pinza en la nariz para evitar la victoria de Le Pen.
La pandemia y la guerra han resultado un salvavidas para Macron
Mélenchon, admirador del socialista Mitterrand, aspira a culminar con éxito su peculiar congreso de Epinay y establecer el programa transformador del Futuro en Común como la guía de una gauche que empieza a sacar la cabeza del agua. Su objetivo de lograr una mayoría en las legislativas e imponer un gobierno de cohabitación a Macron resulta ambicioso y poco probable, pero no del todo imposible. Su principal obstáculo será la clásica desmovilización del electorado, sobre todo de los jóvenes, entre las presidenciales y las elecciones para la Asamblea Nacional. El hecho de lograr esta alianza de la izquierda daría un mensaje de optimismo a los votantes progresistas de cara a unos comicios en los que el macronismo se presentará con una posición menos sólida de lo aparente.
El joven presidente, 44 años, se convierte en el primer inquilino en el Elíseo en lograr su reelección desde el conservador Jacques Chirac en 2002. Esto no refleja, sin embargo, un apoyo mayoritario de la sociedad gala a sus medidas más duras, como alargar la edad de jubilación de los 62 a los 65 años (con 43 años cotizados) o condicionar la atribución del RSA (de 575 euros, equivalente del Ingreso Mínimo Vital) al hecho de trabajar o estudiar durante 15 o 20 horas.
De momento, la pandemia de la covid-19 y la guerra en Ucrania no han actuado como un factor de desestabilización política, como sí sucedió con la crisis financiera de 2008. Ambos acontecimientos han resultado más bien un salvavidas para un Macron que a base de repetir machaconamente su voluntad de “proteger a los franceses” hizo olvidar, en parte, su reputación de “presidente de los ricos”.
La ultraderecha rompe su techo de cristal
No hay indicios de que la líder de la RN quiera retirarse. Ella se presentará como candidata en una circunscripción del Norte en las legislativas
A pesar de ello, Macron se convirtió en el jefe de Estado que logra un menor apoyo del electorado desde Georges Pompidou en 1969. Solo le apoyaron el 38,5% de los inscritos en las listas electorales. La abstención superó el 28%, la más elevada en una segunda vuelta en Francia en los últimos cincuenta años. Teniendo en cuenta el porcentaje de votos en blanco o nulos (cerca del 9%) y la parte considerable del electorado de izquierdas que apoyó a Macron para frenar a Le Pen, resultaría muy arriesgado que el presidente imitara la misma estrategia que en 2017. Entonces, ignoró el cordón democrático contra la extrema derecha y aplicó a toda pastilla su proyecto de recorte del modelo social francés.
Le Pen volvió a perder, siempre fracasa en la conquista del poder. Es la eterna finalista. No obstante, obtuvo el mejor resultado en la historia de su partido, tras haber subido cerca de un 10% respecto a 2017. “A pesar de dos semanas de métodos desleales, brutales y violentos, nuestras ideas han llegado hasta la cima”, declaró la líder de la Reagrupación Nacional (RN), que prefirió ver el vaso medio lleno tras haber obtenido el mayor apoyo a una formación xenófoba y ultranacionalista en unos comicios nacionales en la historia reciente de Europa Occidental.
Le Pen había asegurado en el pasado que, si fracasaba en 2022, “a priori” no se presentaría en 2027. ¿Debe ceder el liderazgo de la extrema derecha? “¡Para nada! Ella es muy joven, solo tiene 53 años. Espero que vuelva presentarse en las próximas presidenciales”, asegura el militante ultra Jean-Jacques Lejemblé, 67 años y propietario de un restaurante de lujo, que asistió como invitado en la soirée electoral del lepenismo en el pabellón chic de Armenonville, en el distrito más rico de París. No hay indicios de que la líder de la RN quiera retirarse. Ella se presentará como candidata en una circunscripción del Norte en las legislativas, en la que tanto la izquierda como la ultraderecha aspiran a dejar a Macron sin una mayoría parlamentaria.
¿Habrá un nuevo Macron?
En los últimos cinco años, el presidente ha brillado por utilizar las palabras del rival para justificar medidas en sentido contrario
“Sé que muchos de nuestros compatriotas que me apoyaron hoy no lo hicieron para respaldar mis ideas, sino para frenar a la extrema derecha. Quiero decirles que les doy las gracias y que lo tendré en cuenta en los próximos años”, aseguró Macron desde el Campo de Marte. Curiosamente, cinco años antes había realizado unas declaraciones casi idénticas desde la explanada del Louvre: “Quiero dirigir algunas palabras a los franceses que votaron por mí sin compartir mis ideas (…), sé que vuestro apoyo no representa una carta blanca”. Luego hizo caso omiso a esta realidad.
¿Cuál será el Macron de los próximos años? ¿Un dirigente neoliberal autoritario, como el esbozado en la presentación de su programa electoral el 17 de marzo, que no solo quiere recortar el sistema de jubilación y las ayudas a los más pobres, sino también expulsar a los refugiados a los que se deniegue el asilo? ¿O el candidato que lanzó guiños a la izquierda en la recta final de la campaña hablando de “planificación ecológica” (el equivalente galo del Green New Deal)? La elección del nuevo primer ministro, prevista para principios de mayo, dará pistas sobre esta orientación. Pero teniendo en cuenta los precedentes, cuesta ser optimista.
En los últimos cinco años, el presidente ha destacado por sus dotes como estratega. También ha brillado por sus piruetas discursivas, sus triangulaciones y OPAs semánticas. Es decir, por utilizar las palabras del rival para justificar medidas en sentido contrario, como hizo de manera bastante bochornosa con su reforma de las pensiones a finales de 2019, presentada como una medida de izquierdas a pesar de que era el clásico intento de recorte del gasto público del sistema de jubilación. En cambio, sorprende su obstinación por un neoliberalismo exhausto, reflejado en su oposición a subir de manera considerable el salario mínimo o combatir las desigualdades económicas aumentando la presión fiscal sobre los más ricos.
Si se cumplen los pronósticos sombríos, Macron optaría por la temeridad de fracturar aún más Francia
“Me temo que su segundo mandato resultará mucho más violento que el primero, puesto que ahora ya no estará obsesionado por su reelección”, explica el analista económico Romaric Godin, del digital Mediapart, refiriéndose al hecho de que no podrá presentarse en 2027. Según el autor de La guerre sociale en France, “las políticas aplicadas durante la pandemia no supusieron un cambio en la orientación neoliberal del macronismo, sino que básicamente sirvieron para salvar el statu quo”. Pone como ejemplo el plan francés de reconstrucción económica de 2020, “dotado en 100.000 millones, pero menos de 1.000 de ellos se destinaron a ayudas sociales”. “El neoliberalismo no consiste en menos Estado, sino en poner el Estado al servicio de los intereses de las empresas”, añade.
Si se cumplen estos pronósticos sombríos, Macron optaría por la temeridad de fracturar aún más Francia. Estas divisiones quedaron reflejadas en el fuerte apoyo a Le Pen entre los obreros (67%) y empleados (57%) que acudieron a las urnas. Muchos de ellos también se abstuvieron. Si el presidente no quiere hacer los deberes para recoser su país, deberá encargarse de ello otro dirigente. ¿Ha llegado el turno de Mélenchon? Los franceses tendrán la última palabra en las legislativas del 12 y 19 de junio.
Apenas dos militantes por cada periodista (1.300 acreditados). Delfines del expresidente conservador Nicolas Sarkozy con una actitud exultante. Numerosos exministros durante el mandato del socialista François Hollande que sacan pecho en primera línea. Las imágenes que se vieron en la celebración de la reelección...
Autor >
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí