1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1613 Conseguido 82211€ Objetivo 140000€

Emergencia ultra

Marine Le Pen, la mujer que reinventó la extrema derecha

La primera vuelta de las elecciones francesas muestra la vigencia de la ultraderecha y deja ver el éxito perdurable de la “desdemonización” de Le Pen. Los resultados presentan un escenario abierto, tanto para Francia como para Europa

Pablo Stefanoni (NUSO) 11/04/2022

<p>Marine Le Pen.</p>

Marine Le Pen.

LUIS GRAÑENA

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

En 2002, cuando Jean-Marie Le Pen desplazó al socialista Lionel Jospin de la segunda vuelta, Francia contuvo la respiración, se tapó la nariz y votó por Jacques Chirac, el candidato de la derecha gaullista. La trinchera republicana funcionó: Chirac pasó de 20 a 82% de los votos, mientras que Le Pen solo subió de 16,85% a 17,79%. Hasta la izquierda trotskista votó para conjurar la amenaza fascistizante que albergaba el Frente Nacional. El “cordón sanitario” (que no deja de ser una palabra fea que “medicaliza” la política) funcionó también, con menos vigor, en 2017, cuando Macron le ganó a Marine Le Pen 66% a 34%.

¿Funcionará esa barrera en la segunda vuelta del próximo 24 de abril? La extrema derecha se ha ido transformando en parte del paisaje político en Francia y en Europa, en un doble juego de tensionamiento del sistema y amoldamiento a él. Y Marine Le Pen pasó otra vez a la segunda vuelta como en 2017, en medio de un derrumbe de la izquierda y la derecha de gobierno. Macron obtuvo 27,6% contra 23,4% de Le Pen. El candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon alcanzó casi el 22% (con el sabor amargo de no pasar a la segunda vuelta por un pelo) y la competencia de extrema derecha de Le Pen, Éric Zemmour, consiguió 7% (mucho menos de lo que esperaba cuando se lanzó a la política).

Hija de Jean-Marie Le Pen, Marine es un caso emblemático de “desdemonización” política. Ha sido ella la que se ha quitado de encima la estética facha de su padre –con quien siempre ha tenido una relación turbulenta– y ha conectado con una Francia crecientemente “indignada”. Ha sido ella también la que heredó un partido ultra –que unificó diversas facciones y sensibilidades de la extrema derecha francesa en la década de 1970– y lo transformó, ahora con otro nombre, en una fuerza capaz de ser competitiva en una elección presidencial.

En estos años, se habló y se escribió sobre la Francia “fea” de las rotondas, alejada del glamour parisino y atravesada por largos procesos de depresión económica y pauperización social. No casualmente, esas rotondas fueron resignificadas por los “chalecos amarillos” (gilets jaunes), en 2018, como espacios de reconstrucción de comunidad y de resistencia social. Tampoco casualmente, los gilets jaunes se expresaron en términos de “dignidad”. Cuando se produjo esa irrupción, que sorprendió a todos, escribimos con Marc Saint-Upéry:

“Más allá de los temas redistributivos, hay una profunda exigencia de reconocimiento social de parte de sectores que se sienten excluidos de la narrativa dominante de los sectores urbanos privilegiados o bien insertados en el proceso de globalización. Existe entre los gilets jaunes una suerte de ‘economía moral’ del mérito y del esfuerzo que expresa un sentido de dignidad pero que, al mismo tiempo, podría ser instrumentalizada de maneras ideológicamente muy diversas: por ejemplo, contra la asistencia social (se nota toda una temática recurrente de crítica del ‘assistanat’), los trabajadores ‘privilegiados’ (como ferroviarios o maestros) o contra los pobres que ‘no trabajan’. Pero pese a algunos deslices discursivos esporádicos, hasta ahora ha funcionado más bien contra el desprecio social de la ‘casta’ y la meritocracia tecnocrático-neoliberal y ultra-arrogante encarnada por Macron. La consigna más pintada en las paredes es ‘Macron dimisión’. El presidente francés logró ser más impopular que François Hollande y su proyecto de modernización capitalista para hacer frente a la ‘decadencia’ francesa junto con su estética de presidente-monarca está hoy en cuestión. Francia es, más allá de la alternancia entre conservadores y socialdemócratas, un país gobernado por una elite cerrada, surgida de la Escuela Nacional de Administración (ENA) y la Escuela Politécnica. Un ejemplo de esta actitud puede encontrarse en un discurso de Macron [de 2017], cuando al inaugurar una estación de trenes dijo: ‘Una estación es un lugar donde se cruza la gente exitosa y los que no son nada (sí, ‘qui ne sont rien’)’. ‘Macron escucha pero no oye’, sintetizó un diputado opositor”.

Con una izquierda en crisis, la indignación ha ido mutando. En 2010, Stéphane Hessel escribió el libro-panfleto Indignez-vous! (¡Indignaos!), traducido a múltiples lenguas como un catecismo del movimiento de indignación progresista. Hoy ese texto se lee más como historia reciente que como un manual de acción. La indignación sigue, pero ha cambiado de signo en gran parte del mundo occidental.

La última campaña electoral francesa comenzó con la sensación de que la victoria de Emmanuel Macron era un hecho, y esa imagen se profundizó tras la invasión a Ucrania. Macron fue elegido hace cinco años en gran medida para frenar a Le Pen, en un contexto de crisis de los partidos tradicionales. En el debate electoral de entonces aniquiló argumentalmente a Marine –en lo que fue, probablemente, uno de los golpes más duros de la candidata de extrema derecha en toda su carrera política–. Pero tras cinco años, el antimacronismo es una verdadera pasión francesa.

Macron apeló a su figura de estadista, aun más durante la guerra, cuando llamó una y otra vez a Putin para tratar de contenerlo, y no bajó al barro de la campaña. Entretanto, Marine Le Pen hizo lo que alguien denominó una campaña de selfies, de cercanía, y puso el acento en el poder adquisitivo por encima de sus temas clásicos: identidad nacional, antiinmigración, nacionalismo regresivo, y otros que no necesita instalar. Ya todos saben lo que piensa.

El cordón democrático anti-Le Pen compite con un cordón sin nombre y más difuso pero no menos perceptible contra el “presidente de los ricos”

Mientras que en la campaña de 2017, el temor a la extrema derecha estaba en el ambiente, esta vez las señales de alarma llegaron muy tarde: Le Pen partió desde abajo –se repetía que estaba muy debilitada en su tercer combate presidencial y que la división de la extrema derecha le costaría caro–, pero comenzó a subir en el último tramo. Y en estos años, la advertencia de que “viene el lobo” se fue debilitando. Al punto de que, esta vez, muchos votantes de izquierda podrían abstenerse en la segunda vuelta. El cordón democrático anti-Le Pen compite con un cordón sin nombre y más difuso pero no menos perceptible contra el “presidente de los ricos”.

La postulación del escritor y polemista Éric Zemmour tuvo un efecto paradójico: es cierto que dividió el voto de la extrema derecha, pero también le permitió a este espacio más que duplicar su presencia mediática (Zemmour tiene el apoyo del magnate de medios Vincent Bolloré). Y, quizás más importante, el discurso furibundo de Zemmour, –para él Francia se está suicidando y odia a los historiadores porque contradicen su visión maniquea y adulterada del pasado– le permitió a Marine reforzar su perfil “razonable”, al tiempo que la masa de votos del panfletista le brinda una cantera de donde rascar apoyos en el balotaje.

De origen judío –sus padres eran judíos de Argelia– Zemmour ha llegado a relativizar al régimen colaboracionista de Vichy (1940-1944) por, supuestamente, “proteger a los judíos franceses”, al tiempo que trata de mimetizarse con el héroe de la liberación Charles de Gaulle. Como muestra el historiador Gérard Noiriel en el libro Le venin dans la plume (“El veneno en la pluma”), Zemmour replica con una fidelidad alucinante el esquema de Edouard Drumont, el “inventor” del antisemitismo francés, pero reemplazando a los judíos por los musulmanes. No deja de repetir las fórmulas más radicales sobre el “gran reemplazo” del pueblo y la civilización francesa.

A diferencia de Marine, Zemmour no solo tiene un vínculo estrecho con el establishment francés, sino que su posición es la de una extrema derecha “burguesa”, en la que militan diversas facciones integristas católicas e incluso filonazis. Zemmour se propuso, sin éxito, aprovechar la supuesta debilidad de Le Pen para encabezar él una derecha transversal y desacomplejada, que uniera derecha tradicional y extrema derecha, y para ello sumó a varios “traidores” de Reagrupamiento Nacional, el nuevo nombre del lepenismo, y a Marion Maréchal Le Pen, la joven sobrina de Marine y nieta del viejo patriarca, que fue diputada a los 22 años y es una activa participante de los foros globales de extrema derecha, así como a Guillaume Peltier, de la derecha de Los Republicanos.

Marine Le Pen apela, a diferencia de Zemmour, a una visión más “populista” y despliega un tono más “amigable”

Marine Le Pen apela, a diferencia de Zemmour, a una visión más “populista” y despliega un tono más “amigable”: en esta campaña sonrió más, habló de su amor por los gatos… Además, su proceso de dédiabolisation ha incluido posiciones gay friendly –al punto que los sectores ultras más duros la acusaron de estar rodeada de maricas–.

El caso de Florian Philippot –ex número dos, gay, del Frente Nacional– es el más conocido. Pero Le Pen ha conseguido el voto de una proporción significativa de la población homosexual. El ex-presidente de la juventud del Frente Nacional Julien Rochedy cuenta en un podcast autobiográfico que en ocasión de la masiva marcha contra el matrimonio igualitario en 2012, Marine Le Pen lo llamó para pedirle que bajara el tono en sus posiciones anti-LGBTI. La líder de la extrema derecha esgrime el estandarte de la laïcité y los valores republicanos, lo que le permite atacar al islam (aunque a diferencia de Zemmour dice separar islam de islamismo) y presentarse como una defensora del derecho a vivir una vida homosexual segura en Francia; según ella de manera más consecuente que el progresismo naif que permite la islamización de los barrios y las periferias.

Pero la líder nacionalista habla también de una nueva “civilización ecológica” –en clave de producción de proximidad y rechazo a la inmigración; una suerte de ecofascismo soft que sostiene que solo los arraigados defienden su tierra– y repite que Francia está preparada para tener una mujer en el poder.

Con tres divorcios y un estilo liberal, Le Pen está lejos de encarnar una imagen de mujer conservadora à la húngara o polaca. Hoy forma parte de una lista en crecimiento de mujeres que, con discursos y estéticas diferentes, lideran o son referentes importantes de espacios de extrema derecha en Europa: además de la propia Le Pen, están Giorgia Meloni en Italia, Frauke Petry y Alice Weidel en Alemania (esta última, además, abiertamente lesbiana), Riikka Purra en Finlandia, Rocío Monasterio y Macarena Olona en España, Beata Szydło en Polonia, Pia Kjærsgaard en Dinamarca…

Marine Le Pen y su partido, Rassemblement National, utilizan tanto a Juana de Arco, en tanto figura legendaria para luchar contra los demonios del presente, como a Marianne, la imagen de la República Francesa con sus valores de “libertad, igualdad y fraternidad”. En su discurso tras los resultados de la primera vuelta, la candidata llamó a defender el “valor de las personas frente al poder del dinero”, a mejorar el sistema de salud y garantizar alojamientos dignos, y a construir un “Estado estratega”.

Entretanto, el panorama en la izquierda es de profunda crisis. El Partido Socialista, que gobernó varias veces la Quinta República, obtuvo menos de 2% con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, como candidata. En un contexto de relativa recuperación de la socialdemocracia europea, los socialistas galos no han logrado salir de su estado vegetativo. Los Verdes lucharon en desventaja contra el subidón de popularidad de la energía nuclear con la guerra de Ucrania (aunque esto está lejos de ser la causa única de su estancamiento: su candidato Yannick Jadot tampoco atrae multitudes y el escenario de unas presidenciales volvió a serles esquivo una vez más y, con menor de 5%, no lograron capitalizar sus avances municipales), y el postulante comunista Fabien Roussel hizo una campaña “anti-woke” en la que defendió el derecho de los trabajadores a comer buena carne (y también buenos quesos) y tomar buen vino. Finalmente, fue Jean-Luc Mélenchon, el mejor posicionado, el que se llevó el voto útil de quienes, pese a rechazar sus tonalidades de caudillo narcisista, decidieron que era la única opción para evitar el colapso del “pueblo de izquierda”. Esto le permitió escalar hasta quedar cerca de pasar al balotaje. Tras la difusión de los resultados, señaló que ambas alternativas son terribles pero no de la misma naturaleza, y llamó a no entregarse a la cólera y cometer “errores irreparables”, en relación a un posible voto a Le Pen. “Ni un voto a la señora Le Pen”, repitió tres veces.

En un contexto de relativa recuperación de la socialdemocracia europea, los socialistas galos no han logrado salir de su estado vegetativo

El crecimiento de la derecha tuvo como escenario lo que el sociólogo Philippe Corcuff denominó como “la gran confusión”, a menudo en beneficio de los temas que la extrema derecha pretende imponer en el debate público. Las protestas contra el pase sanitario, que atrajeron a conspiranoicos variados pero también militantes de izquierda, habría sido uno de los escenarios de ese “confusionismo”, en un contexto de dificultades de la izquierda para concitar esperanza social.

Algunos creyeron que la cercanía de Le Pen con Putin acabaría con sus expectativas de llegar al Eliseo (tuvo que retirar de circulación millones de folletos de campaña en los que aparecía con el presidente ruso). Pero finalmente su reposicionamiento –es un tema muy caro al “círculo rojo” pero posiblemente menos a los votantes– le permitió despegarse con cierta facilidad, aunque era un motivo fijo de preguntas en las entrevistas. Por eso mismo, también, tenía una respuesta preelaborada aceptablemente buena: “sí, tuve vínculos, pero la invasión es una línea roja que Putin no debió pasar y la he denunciado desde su comienzo”.

Más allá de la elección francesa, los resultados de Le Pen son un campo de observación para pensar las extremas derechas y sus mutaciones, la flexibilidad de sus discursos, su “desdemonización” progresiva, la futilidad de las machaconas retóricas “antifascistas”. Pero también, más en general, para repensar ciertos enfoques progresistas, centrados en grandes disputas de nicho y peligrosamente desconectadas de las amplias masas de la población.

---------------------------

Este artículo fue publicado originalmente en Nueva Sociedad.

En 2002, cuando Jean-Marie Le Pen desplazó al socialista Lionel Jospin de la segunda vuelta, Francia contuvo la respiración, se tapó la nariz y votó por Jacques Chirac, el candidato de la derecha gaullista. La trinchera republicana funcionó: Chirac pasó de 20 a 82% de los votos, mientras que Le Pen solo subió de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí