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Industria cárnica

Capitalismo vegano: multinacionales alimentarias y BlackRock

Tras seducir a la población con las supuestas maravillas de la dieta vegana, las transnacionales de producción de carne y los grandes fondos de inversión aterrizaron en la industria de los alimentos que se presentan como sustitutos

Gustavo Duch 4/08/2022

<p><em>Industria cárnica</em></p>

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Hasta no hace mucho tiempo, seis o siete décadas atrás, la alimentación mayoritaria de la población rural era austera, equilibrada y sujeta a las posibilidades de sus territorios. En paralelo al desarrollismo y a la concentración de la población en las ciudades, desde centros de estudios, universidades y revistas de prestigio –en coordinación con la industria alimentaria– se difundió el mensaje de la necesidad de mejorar los patrones alimentarios, aumentando el consumo de proteínas, especialmente las de origen animal. A fuerza de mucha publicidad y propaganda, pensemos en el caso del fastfood, el mensaje permeó culturalmente y se instaló en el imaginario como el patrón a seguir. Para satisfacer esta demanda “creada”, se justificó, se agradeció y se encumbró a la industria alimentaria capaz de producir mucha leche, carne y sus derivados a precios baratos, sin contemplar ni preocuparse por sus desmedidas externalidades. Se llegó a despreciar y ridiculizar la alimentación y la agricultura tradicional, afectando cuerpos y territorios. De comprar y cocinar alimentos frescos se pasó a los ultraprocesados recalentados en el microondas y la industria salió claramente vencedora. Algo tan íntimo como nuestra alimentación ha acabado delegándose en pocas megaempresas controladas por fondos de inversión.  

Sabiendo de lo ocurrido, y ahora que las tendencias alimentarias veganas están alcanzando cuotas importantes, ¿puede ser que se esté repitiendo la historia? ¿Es un éxito inducido culturalmente? Y, si fuera así, ¿son nuevos actores o los de siempre?

Si desmenuzamos el mercado vegano encontramos empresas como Cargill, Nestlé o Danone y fondos de inversión como BlackRock o Breakthrough Energy Ventures 

Aunque pueda parecer contradictorio, las principales empresas transnacionales de producción industrial de carne son quienes están detrás de los alimentos que, basados en vegetales o en proteínas cultivadas en laboratorios, se presentan como sustitutos de la carne, el pescado, los huevos y la leche. En el informe Proteínas y Políticas de la entidad Ipes-Food o en las páginas de la plataforma científica ALEPH2020 se puede encontrar mucha información sobre esta realidad. Por ejemplo, la empresa Vivera, muy conocida en Alemania, Holanda y Reino Unido por sus más de cien referencias tipo salmón vegano o pollo kebab vegano, pertenece a la brasileña JBS, la mayor productora del mundo de carne avícola y de vacuno y la número dos en producción de carne de cerdo. En la cartera de JBS también descubrimos que es la accionista mayoritaria de la española BioTech Foods, dedicada al sector de la carne cultivada. En Estados Unidos, dos de las principales empresas cárnica del país, Tyson Foods y Smithfield, han creado divisiones propias para producir sus nuggets y salchichas a base de vegetales para competir con las dos líderes en el sector, Impossible Foods (asociado con Burger King) y Beyond Meat. En España nos encontramos con el mismo fenómeno. La mayor integradora del país, líder en macrogranjas de pollos y cerdos, Vall Companys, lanzó en 2019 el proyecto empresarial Zyrcular Foods para elaborar sucedáneos de carne a partir de guisantes, trigo o soja llegada de muy lejos, del cual ya podemos encontrar productos en diferentes supermercados con su marca blanca. Y su expansión seguirá si se les concede los 134 millones de euros presentados a los fondos de recuperación Next Generation para abordar nuevos retos en este campo. 

Si seguimos desmenuzando el mercado vegano, acabamos encontrando a más empresas multinacionales que desde hace décadas controlan la alimentación mundial, como Cargill, Nestlé, Danone, etc. Además, también encontramos fondos de inversión como BlackRock, el mayor del mundo (apoyando a Tyson o JBS entre otras), o Breakthrough Energy Ventures presidido por Bill Gates (participando activamente en Impossible Foods y Beyond Meat).

Lo cierto es que reducir la solución de todos nuestros males a retirar de nuestras dietas la proteína animal no solo es un relato reduccionista, también es incorrecto

El aterrizaje de las multinacionales alimentarias en este “segmento” no podía hacerse sin la seguridad de haber seducido previamente a la población. Como siempre han hecho empresas tan competitivas entre ellas, no tienen ningún problema para encontrar lugares comunes, como la plataforma EAT, gracias a la cual –con “la ciencia” amaestrada y los inversionistas mencionados– se encargan de transmitir y cabildear a favor de estos nuevos patrones alimentarios. Repitiendo cual mantras las maravillas de esta dieta vegana para frenar la crisis climática y garantizar la salud eterna, han conseguido imponer un relato que ha calado en la población y en las administraciones. Y lo cierto es que reducir la solución de todos nuestros males a retirar de nuestras dietas la proteína animal no solo es un relato reduccionista, también es incorrecto. ¿Por qué no abordan las diferencias en los modelos productivos de proteína animal, sabiendo como se sabe de la importancia de los herbívoros en el ciclo de los nutrientes, el aprovechamiento que hacen de alimentos que no compiten con la población humana, su papel de fertilizadores de la tierra, etc.? ¿Ignoran que una alimentación a base de proteínas de guisantes, soja, maíz o trigo es replicar el mismo modelo de monocultivos responsables de los problemas que dicen quieren solucionar? ¿Por qué no se reconoce la dependencia del petróleo para tanto procesamiento, viajes y plásticos que visten a estos pseudoalimentos? 

¿Creíamos que el veganismo era un éxito del trabajo de sensibilización de algunas oenegés? Cárnico o vegano, el capitalismo alimentario de siempre nos aleja de la soberanía que urge recuperar y que solo puede establecerse adaptando nuestra dieta a los ciclos de la abundancia de la tierra que campesinas y campesinos, pastores y pastoras de nuestros territorios correspondientes saben gestionar: en sus huertos y en sus granjas. Lo sencillo es hermoso. 

Hasta no hace mucho tiempo, seis o siete décadas atrás, la alimentación mayoritaria de la población rural era austera, equilibrada y sujeta a las posibilidades de sus territorios. En paralelo al desarrollismo y a la concentración de la población en las ciudades, desde centros de estudios, universidades y revistas...

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Autor >

Gustavo Duch

Licenciado en veterinaria. Coordinador de 'Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas'. Colabora con movimientos campesinos.

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2 comentario(s)

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  1. peioarzak

    ¿CTXT no registra los puntos y aparte?

    Hace 1 año 7 meses

  2. peioarzak

    No estoy de acuerdo en que el orden en el que relacionas los elementos sea tal. Que esas empresas estén desembarcando en una actividad que lleva décadas mostrando potencial, no significa que sean esas empresas las que hayan creado la necesidad. La necesidad se crea lentamente como para resultar en un movimiento social consistente, el capital puede moverse a velocidad del rayo. Además, quizás el aparente desembarco resulte que está previsto desde hace un tiempo ya. Entiendo que esta visión vegetariana y vegana llegó a occidente con las prácticas espirituales orientales desde finales del siglo XIX, a través de sus colonias como las del imperio británico, teniendo cierto eco entre las clases acomodadas y de mayor cultura centro europeas y anglosajonas. Con esa nueva visión sobre lo que significa la salud integral (física, donde se incluye lo mental, y lo espiritual) llegó otra manera de ver las tradiciones propias a todos los niveles. Que igual no resulte en algo "tan sencillo" como la vida de pueblo de toda la vida, pero todo es cuestión de práctica. La vinculación entre esas nuevas filosofías/prácticas y las necesidades de las nuevas generaciones, llevaron a movimientos como el hippie o que los Beatles terminaron meditando en la India. También a que aquellas nuevas generaciones empezaran a ver con respeto y curiosidad a otras culturas del planeta, desembarazándose de prejuicios racistas. Que Ágata Ruiz de la Prada lance líneas de perfumes y ropa incluyendo la palabra hippie o hippy, no invierte los términos ni desvaloriza aquello en lo que esta mujer se haya inspirado. Ese caldo de cultivo que la mezcla de diferentes culturas generó, como ha sido siempre en la historia, como sigue sucediendo hoy día con la inmigración, terminó calando en amplios grupos sociales. Ya sea en forma de práctica coherente y responsable como de folclore de todo a cien. La población en general no tenemos el conocimiento estadístico en el tiempo que poseen las multinacionales de la alimentación o farmacéuticas. Pero esa información es la que les permite saber de primera mano los cambios, por el motivo que sea, en el consumo. Recuerdo cómo ya hace 20 años en el herbolario de mi barrio, cuando los herbolarios eran parte del paisaje urbano cotidiano y, no obstante, centro de reunión y divulgación de cosas raras para gente rara, se recogían firmas porque las farmacéuticas estaban promoviendo un cambio de ley en Bruselas que quería impedir el trasvase de clientes, que las farmacéuticas ya habían constatado como peligroso para sus intereses, de sus productos a los de las empresas de filosofía naturista-vegetariana-vegana-etc. El cambio legislativo se hizo y, entre otras cosas además de dar la exclusiva de venta en farmacias a productos de éxito de herbolario, se impedía en los herbolarios que sus productos pudieran incluir cualquier documento que especificara sus características terapéuticas. Ahora hasta los grandes supermercados venden productos que iniciaron su andadura en los herbolarios. El cambio cultural que se generó es ya masivo y nadie sabe cómo ha sido. A nadie pareció importarle semejante abuso de poder de las farmacéuticas, eran cosas que afectaban a raros. Y estoy convencido que si se hubieran enterado los medios de comunicación, los políticos y demás reality shows, les parecería hasta bien. Supongo que la ventaja cultural de nuestr@s herman@s centroeuropeos y anglos, supondría más resistencia que la de nuestra sociedad postfranquista caciquil y católica. Como paréntesis, decir que en España siempre se cuecen muchos movimientos de todo tipo fuera del foco mediático. Pero se ignoran mientras suceden, se intentan destruir si empiezan a molestar demasiado o se intenta convertirlos al orden capitalista. La cultura de consumo y visión sobre la salud que han creado las farmacéuticas con esos abusos comerciales, se puede traducir en muchas cifras y consecuencias. Una: Según el informe de 2021 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dependiente de Naciones Unidas, España es el país que más benzodiacepinas (ANSIOLÍTICOS) consume del mundo. Luego hablamos de la calidad de vida en España y que pobres europeos del norte que se suicidan mucho porque no tienen sol. O sea, que hoy descubramos que los macro parásitos capitalistas sobrevuelen este "potencial de mercado" vegano sólo revelaría, sin querer faltar, que se ha estado en la inopia hasta ahora. Además, otro tema a analizar será la mierda que venden con la etiqueta "vegano". El fraude de los" bífidus activos" no se si funciona aún, nunca he tenido ese tipo de problemas y lo sigo por la prensa...... La salud, es es el tema. Y la alimentación es fundamental para mantenerse saludable. Pero la visión capitalista-medicalizadora de la sociedad nos lleva hacia mundos de dependencia creciente de estos "agentes mafiosos". La pandemia y las vacunas han reforzado esta dependencia. Ahora que se piensa en las energéticas y la banca para que suelten un poquito de los beneficios que tienen porque estamos en crisis, nadie se acuerda de pedir lo mismo a las grandes beneficiadas de la última crisis que son las farmacéuticas. ¿Será porque estaba en los contratos firmados por la UE con estas empresas benefactorass (espanglis) y que tuvieron la desfachatez de enseñárnoslos tachados nuestros protectores gobernantes? ¿Hay alguien que piense en que hay que cambiar la relación con nuestros cuerpos?. ¡Para empezar!. ¿En que no podemos seguir ignorando nuestros propios procesos internos?. ¿En que la salud no es algo en lo que pensar sólo si se está enferm@? Que el negocio no nos impida ver la necesidad.

    Hace 1 año 7 meses

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