Las repetidas, tempranas y desmedidas olas de calor que hemos sufrido este verano no afectan únicamente a la salud de las personas, sino también a la del medioambiente. Desde el mes de julio, España se mantiene en riesgo extremo por incendios, prácticamente en todo su territorio, principalmente por las altas temperaturas y el bajo volumen de precipitaciones. Según las estimaciones del último avance informativo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico los incendios forestales en España han quemado más de 230.000 hectáreas durante este año. Una cifra que el Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS) eleva a más de 290.000 hectáreas. Un drama que aún puede ser peor si tenemos en cuenta que estos datos provisionales son únicamente de los primeros siete meses y medio de 2022. 

Según los cálculos ofrecidos por el EFFIS, este está siendo el peor año desde que hay registros. El fuego arrasó cuatro veces más superficie que la media a comienzos de julio entre los años 2006 y 2021, y ya supera la de 2012, hasta ahora el peor año desde que hay registros. A mediados de agosto, el EFFIS cifraba en cerca de dos millones las hectáreas quemadas en lo que va de siglo. El ministerio aumentaba esta cifra hasta los 2,5 millones (España ocupa una superficie de 50,5 millones de hectáreas). 

El primer gran incendio registrado este verano se declaró el 8 de junio en el municipio de Pujerra (Málaga). Una zona con una densa arboleda en la que se calcula que fueron destruidas por las llamas en torno a 3.500 hectáreas y alrededor de 3.000 personas tuvieron que ser evacuadas. Un desastre medioambiental que ya se vivió en esta misma región en 2021, cuando más de 9.000 hectáreas fueron destruidas por el fuego. Un escenario que pone de manifiesto que estas tragedias se han convertido en algo recurrente en nuestro país. 

Así, la primera ola de calor, registrada a mediados del mes de junio, ya dejó decenas de incendios. El más destructivo fue el que afectó a la Sierra de la Culebra (Zamora), una reserva de la biosfera en la que ardieron casi 30.000 hectáreas. Cerca del 3% de la superficie de la provincia de Zamora se vió afectada por el fuego, en lo que se ha convertido en uno de los incendios más devastadores de lo que va de siglo. Un desastre al que hay que sumar las más de 2.300 hectáreas quemadas por un incendio originado en Portugal en enero. Zamora es la provincia más castigada por el fuego en lo que llevamos de 2022.

Decenas de fuegos ocurridos este año se han sumado ya a la lista de grandes incendios registrados en las últimas dos décadas, según el Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales. Las causas son especialmente preocupantes porque, bien sea por negligencia, de forma accidental o no accidental, el 95% de los incendios forestales son provocados por personas. 

La superficie quemada este año en España casi duplica la media de la última década. Una tendencia que se repite en el conjunto de la UE: la superficie afectada se multiplica por tres respecto a la media de los últimos 15 años. Los datos del Sistema de Información Global de Incendios Forestales muestran que Ucrania es el lugar donde más hectáreas han ardido en los últimos años en relación con la superficie total del país de Europa. El fuego arrasó hasta 7.800 hectáreas de cada 100.000 en 2008. Otro país con una alta tasa es Portugal, que vivió un otoño especialmente duro en 2017.

El cambio climático ha acelerado una alteración que debería haber tardado décadas en llegar. Desde la época preindustrial, Europa ha aumentado sus temperaturas en casi dos grados, el doble que la estimación del calentamiento global. Los expertos califican la situación de muy preocupante y auguran un futuro plagado de incendios más intensos, más extensos y más peligrosos. Lo que demuestra que la dramática crisis ecosocial en la que estamos inmersos no hace más que empeorar con una tendencia negativa durante la última década ya asentada en todo el mundo.