RESEÑA
Tres preguntas para Pablo Iglesias a propósito de ‘Medios y cloacas’
El análisis en circuito cerrado de los medios, la política y el lenguaje de la comunicación es hoy el fetichismo que nos hace perder la cabeza y caer una y otra vez derrotados
Amador Fernández-Savater 24/09/2022
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No creo que ninguna persona interesada en el cambio social, sea más o menos simpatizante de Pablo Iglesias, pueda desentenderse de la gravedad y la importancia de los hechos que expone y denuncia con rotundidad en Medios y cloacas. Así conspira el Estado profundo contra la democracia (2022, Escritos Contextatarios).
Desde 2014, a la vista de la ola irresistible de apoyo popular a Podemos, diferentes conexiones policiales-judiciales-políticas se activan para neutralizar la amenaza by any means necessary, es decir, a través de la guerra sucia de la mentira y la intoxicación. Son las cloacas, la cara B del régimen del 78.
Policías-cloaca fabrican acusaciones donde no hay nada, jueces-cloaca las convierten en casos a seguir, periodistas-cloaca las filtran y amplifican en prensa. Ferreras, Villarejo, Inda, caso Isa Serra, caso Alberto Rodríguez, caso Niñera… Los complots se describen en este libro con nombres y apellidos, ahora de todos conocidos gracias a algunas pocas voces valientes.
El peor enemigo: el falso amigo, la izquierda de derecha, el compromiso con la cloaca bajo capa de retórica progresista
La herramienta clave: los medios de comunicación, en primer lugar la tele. El objetivo principal: impedir cualquier tipo de cuestionamiento efectivo del marco de lo posible establecido en España tras la transición, en primer lugar el poder absoluto de los grandes propietarios de la economía. El peor enemigo: el falso amigo, la izquierda de derecha, el compromiso con la cloaca bajo capa de retórica progresista (Ferreras como ejemplo, pero no sólo).
La situación española es específica y tiene su propia historia, pero también resuena con lo que está pasando en el mundo: el golpismo del siglo XXI se sirve más de la instrumentalización de los medios y la ley que de sacar los tanques a la calle. Es la estrategia del “lawfare” que se analiza en este libro en relación a algunos casos latinoamericanos: el proceso Lula-Dilma, el juicio en marcha contra Cristina Fernández de Kirchner.
¿Qué propone Iglesias? En el terreno mediático, disputar a través de la creación de medios capaces de combatir la desinformación con datos y de practicar un periodismo “intencional”. En el terreno político, disputar a través de la creación de un frente de izquierdas y plurinacional capaz de batir electoralmente a la derecha y la ultraderecha.
Tres debates
En su contribución a este libro, Manuel Levin dice que la bajada de apoyo popular a Podemos en estos últimos años es el fruto rendido por la manipulación de masas a través de las cloacas. Toda crítica a la dirigencia de Podemos le hace el juego a la derecha: regaña y culpabiliza a la víctima por lo que le ocurre. No estoy de acuerdo. Precisamente porque la relación de fuerzas es tan desigual, los débiles no pueden permitirse no pensar. Pensar no es exactamente criticar, en todo caso es una crítica “de buena leche” que no apunta a destruir, sino a refinar la lectura del combate en curso. Pensar es la fuerza de los débiles.
Es desde ahí, partiendo de la gravedad de los hechos que se denuncian y de la necesidad de pensarlos, que me gustaría plantear tres debates sobre el enfoque o el marco de interpretación.
El primero. Se miente, se manipula, se intoxica, pero ¿por qué funciona, por qué prende?
La izquierda se lamenta –y también se fascina muchas veces– ante el arrollador poder mediático de la derecha. Pero, ¿de dónde extrae esta su fuerza? ¿De la cantidad de medios de que dispone? ¿Cambiarían entonces las tornas si la izquierda tuviese tantos medios como la derecha?
Cuando los miedos y las esperanzas neoliberales se sacuden, el dominio de los medios se interrumpe. No es un poder absoluto
No lo creo. Pienso más bien que el mensaje de la derecha seduce esencialmente porque sintoniza con los miedos y las esperanzas de los modos de vida actuales: el “cada cual tiene su vida” neoliberal. Lo hemos vuelto a ver recientemente en Chile: las fake news del Rechazo prendieron al conectar con demandas de vida formateadas por lo neoliberal (propiedad, esfuerzo personal, etcétera).
Por eso, cuando los miedos y las esperanzas neoliberales se sacuden, el dominio de los medios se interrumpe. No es un poder absoluto. Tenemos en nuestro país un ejemplo reciente.
Como dice Pablo en el libro: “Ayer el sentido común era progresista (no somos mercancía en manos de políticos y banqueros), pero hoy está esculpido por la derecha”.
Pero, ¿cómo es que ayer fue “progresista”? Es lo que hay que pensar a fondo. ¿Fue producido el sentido común del 15M por los media de izquierdas? Sabemos que no, que sorprendió a todos. Fue un ruido de fondo formado a lo largo de mil conversaciones cotidianas y amplificado en movimientos colectivos callejeros (V de Vivienda, cultura libre).
Este libro analiza el poder de los medios en circuito cerrado, dándolo por absoluto. Me parece una idea equivocada y estratégicamente inadecuada. Lo real no ha sido absorbido tanto por los medios como por los miedos y las esperanzas neoliberales. El mensaje de la derecha mediática prende porque las vidas hoy son de derechas, incluyendo las vidas de los que tenemos ideas de otro tipo. Aunque nunca completamente...
El segundo. El subtítulo de este libro es “Así conspira el Estado profundo contra la democracia”, pero ¿de veras es así?
Hagamos un poco de memoria y pensemos sin ingenuidades. En la transición española los privilegios de los poderes fácticos –económicos, judiciales, políticos– son blindados y aggiornados a la nueva situación. Constituyen desde entonces sus límites absolutos: no deben tocarse ni discutirse. El orden reposa siempre en la fuerza y la ley es siempre de una manera u otra “lawfare”.
Las cloacas no atentan contra la democracia. Nuestra democracia –cualquier democracia realmente existente– es un campo de fuerzas y las cloacas son parte de ellas. Simplemente.
La amenaza no es “exterior” a la democracia, sino que nuestra democracia está sostenida sobre desigualdades que las cloacas protegen
Después del 15M no se puede ya sostener que la disputa es entre democracia y fascismo. La amenaza no es “exterior” a la democracia, sino que nuestra democracia está sostenida sobre desigualdades –de clase, de género, de raza– que las cloacas protegen. Defender la democracia es una idea pobre, nos encierra en el marco de lo posible autorizado. Se trata en todo caso de problematizarla y ampliarla. Porque lo llaman democracia y no lo es.
El mayor riesgo que conlleva el enunciado “las cloacas contra la democracia” no es teórico, sino estratégico. Se expresa en la insistencia del llamado a un “frente unido” de todos los demócratas (progresistas, liberales verdaderos, nacionalistas) contra las tendencias “antidemocráticas” de la derecha y la ultraderecha.
Ahora es la política la que se piensa en circuito cerrado. La fuerza de un partido que realmente quiere tocar y cuestionar el marco de lo posible no está dentro de ese marco, sino más bien fuera. Es decir, no tanto en las componendas políticas, sino en el apoyo popular colectivo. En la capacidad de escuchar, sintonizar y acompañar activaciones colectivas.
Por eso fue tan catastrófica la destrucción por descuido (falta de cuidado) de las redes ciudadanas que de alguna manera sirvieron de apoyo al primer Podemos, en primer lugar sus propios círculos. De todo ello solo queda ya un apoyo virtual en las pantallas. Pero no es lo mismo. Twitter no hace acto de presencia para protegerte cuando unos matones te amenazan a la misma puerta de tu casa un día sí y otro también. Por ejemplo.
El tercero. Hay que construir medios de comunicación, de acuerdo, pero, ¿en qué consistiría otra comunicación?
No creo que otra comunicación posible pueda limitarse al relato ideológico de izquierdas, la razón de los datos y la deconstrucción de las mentiras de la derecha.
En primer lugar, ¿hay que seguir pensando rígidamente en términos de izquierda y derecha cuando la calle más interesante –desde el 15M hasta el octubre chileno, pasando por los chalecos amarillos franceses– no se reconoce en esas coordenadas y piensa distinto? ¿No hay que escuchar mejor esos nuevos imaginarios y experimentar con otros lenguajes?
No alcanza con decir cosas rigurosas y contrastables, hay que inventar otros modos de hablar, de escuchar, de desear
En segundo lugar, ¿cómo inventar una comunicación distinta en lugar de hacer lo mismo que la derecha pero con otros contenidos? Hablar distinto no es sólo decir cosas distintas, sino hablar desde otro sitio y de otro modo. Es decir, salir de una relación instrumental con el lenguaje y el receptor. Sin diálogo, sin otras conexiones con la vida, en el circuito cerrado del lenguaje comunicativo.
No alcanza con decir cosas rigurosas y contrastables, hay que inventar otros modos de hablar, de escuchar, de desear. Otra temporalidad incluso, por fuera del tiempo instantáneo de las redes. Hacerse vocero de otro mundo, de otras prácticas y de otras sensibilidades. Esa fue la fuerza del discurso de Podemos (y de Pablo) en sus inicios.
Por último. Volví a ver hace poco Gringo viejo, la película de 1989 sobre la revolución mexicana basada en una novela de Carlos Fuentes. En ella, el general Arroyo (Jimmy Smits) ocupa audazmente la finca de unos terratenientes, pero se queda después clavado en el lugar buscando los documentos que acrediten la propiedad campesina de las tierras. El escritor Ambrose Bierce (Gregory Peck), que ha viajado hasta México, convencido por razones de años de oficio periodístico sobre la falsedad esencial del papel cuando se separa de la vida, le azuza a seguir moviéndose, a continuar la revolución. Arroyo no le hace caso, hipnotizado por los documentos a los que concede un poder absoluto, pierde la cabeza y muere.
El análisis en circuito cerrado de los medios, la política y el lenguaje de la comunicación es hoy el fetichismo que nos hace perder la cabeza y caer una y otra vez derrotados.
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** Medios y cloacas. Así conspira el Estado profundo contra la democracia, Pablo Iglesias, Escritos Contextatarios (prefacio de Miguel Mora, prólogo de Manuel Levin y epílogo de Inna Afinogenova).
No creo que ninguna persona interesada en el cambio social, sea más o menos simpatizante de Pablo Iglesias, pueda desentenderse de la gravedad y la importancia de los hechos que expone y denuncia con rotundidad en Medios y cloacas. Así conspira el Estado profundo contra la democracia (2022,...
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Amador Fernández-Savater
Es investigador independiente, activista, editor, 'filósofo pirata'. Ha publicado recientemente 'Habitar y gobernar; inspiraciones para una nueva concepción política' (Ned ediciones, 2020) y 'La fuerza de los débiles; ensayo sobre la eficacia política' (Akal, 2021). Su último libro es ‘Capitalismo libidinal; antropología neoliberal, políticas del deseo, derechización del malestar’ Sus diferentes actividades y publicaciones pueden seguirse en www.filosofiapirata.net.
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