1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Imperios combatientes

La deconstrucción del consenso antifascista de posguerra

La invasión de Ucrania está dando un nuevo impulso a un proceso que viene de lejos: la reescritura de la historia europea en unos términos impensables hasta hace bien poco

Rafael Poch 15/12/2022

<p>Judíos de la Rutenia de los Cárpatos llegan a Auschwitz, en mayo de 1944.</p>

Judíos de la Rutenia de los Cárpatos llegan a Auschwitz, en mayo de 1944.

Ernst Hoffmann

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Entro en una librería de Barcelona repleta de libros sobre el conflicto de Ucrania. La mayoría en la ortodoxia atlantista. Autores anglosajones que psicoanalizan la criminal mente de Putin, y cosas por el estilo, para explicar la crisis bélica más peligrosa desde la tensión nuclear de 1962 con motivo de Cuba. Son raros los libros no hostiles, como la semblanza del presidente ruso del periodista alemán Hubert Seipel (Putin, el poder visto desde dentro. Ed. Almuzara). En literatura, la librería recomienda Orfanato, del escritor ucraniano Serhiy Zhadan.

Zhadan fue premiado hace poco en Alemania. En la Paulskirche de Frankfurt, “cuna de la democracia alemana”, pues allí se reunieron en 1848 los delegados de la primera representación electa de la nación, el escritor ucraniano recibió el “premio de la paz” del gremio de libreros alemanes, cosa que, seguramente, debe impresionar a los libreros españoles. Zhadan trata en sus libros a los rusos de “criminales”, “horda”, “bestias” y “basura”. No es la primera vez. En 2012, ese mismo premio se lo dieron a un exaltado escritor chino, Liao Yiwu, que en su discurso ante las autoridades alemanas describió a su país como “imperio inhumano y montaña de basura que debe desintegrarse para la tranquilidad del mundo”. Es, podríamos decir, la modesta contribución de los libreros alemanes al entendimiento y la paz entre los pueblos.

En la Europa de hoy, trátese de los Nobel o del gremio de libreros alemanes, cualquier galardón suele estar enfocado a la promoción de la imagen de enemigo que exige el ambiente bélico. Parece que la primera condición para recibir un premio, en materia de paz, derechos civiles o literatura, es ser un opositor radical de cualquier régimen adversario, sobre todo Rusia, China o Bielorrusia. Repasen la lista. No se trata de los desmanes contra los derechos humanos de esos países, que son tan conocidos como flagrantes. De lo que se trata es de la política de derechos humanos occidental, es decir, del selectivo uso político de ese recurso, tradicional ariete contra el adversario geopolítico. Viene de muy lejos.

En la actual situación europea, son los países de Europa del Este, particularmente Polonia, las repúblicas bálticas y últimamente Ucrania, quienes marcan la pauta. Por iniciativa polaca, el Parlamento Europeo aprobó en septiembre de 2019 la infame resolución que responsabilizaba por igual a la Alemania nazi y a la Unión Soviética del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Este año, el 23 de noviembre, la Cámara ha dado un paso más al declarar a Rusia país “patrocinador del terrorismo”, citando sus estrechas relaciones con toda una serie de países, entre ellos Cuba, víctima del terrorismo donde las haya. Pocos días después, el 30 de noviembre, el Bundestag declaró como “genocidio”, es decir, como un acto deliberado y planificado de aniquilación contra un grupo nacional concreto, la terrible hambruna sucedida en Ucrania entre 1932 y 1933 en el contexto de la colectivización agraria estalinista.

“Holodomor”

La del “holodomor” es una tesis muy funcional para la consolidación y promoción de la nueva identidad ucraniana antirrusa y prooccidental abrazada en Kiev

La tesis del “holodomor” –una matanza deliberada de campesinos ucranianos– formaba parte de la narrativa antirrusa del exilio ucraniano en Canadá. Esa narrativa fue muy popular entre autores de la derecha y se ha ido imponiendo como oficial en Ucrania desde finales de los años noventa, incluso en los libros de texto, junto con la reivindicación y rehabilitación de las personalidades y acciones de la extrema derecha nacionalista de Ucrania Occidental de los años treinta y cuarenta, aliados y colaboradores de los nazis y luego de la CIA. Los protagonistas de aquel colaboracionismo dan nombre hoy a muchas calles y avenidas de todo el país, sustituyendo a menudo a Tolstoi, Lermontov o Chéjov en el callejero. La del “holodomor” es una tesis muy funcional para la consolidación y promoción de la nueva identidad ucraniana antirrusa y prooccidental abrazada en Kiev, a la que la criminal invasión rusa ha dado un espaldarazo quizás definitivo, por lo menos en gran parte del país. Pero, ¿qué decir de su verosimilitud histórica?

Vaya por delante que la URSS de los años treinta y cuarenta bajo Stalin y, aún antes, la Rusia soviética posrevolucionaria y de la guerra civil de la década de los veinte, fue un espacio de crímenes, violencia y barbarie verdaderamente extraordinario, contemplado incluso en el marco general de la historia moderna universal de los siglos XIX y XX. Sin embargo, la evidencia histórica no sostiene la tesis de un genocidio nacional contra los ucranianos.  

La URSS de Stalin fue un espacio de crímenes, violencia y barbarie. Sin embargo, la evidencia histórica no sostiene la tesis de un genocidio nacional contra los ucranianos

En los años 1932 y 1933, la mortandad por hambre fue espantosa en Ucrania y así lo refleja la estadística demográfica. En 1933, por ejemplo, nacieron 359.000 y murieron 1,3 millones de personas en Ucrania. Esas cifras incluyen mortalidad natural, pero está claro que la primera causa de muerte esos años fue el hambre. Forzando la confiscación de grano y determinando el sacrificio –por razones de subsistencia de los propios confiscados– de la cabaña nacional, que no se recuperó hasta bien entrados los años cincuenta, el Estado cometió un crimen contra todos los campesinos, independientemente de su nacionalidad. Si las cifras de hasta tres millones de muertes directas e indirectas por hambre en Ucrania son correctas, su marco general son los siete millones de muertos atribuidos a la hambruna en el conjunto de la URSS. Es decir, la mayoría de las muertes por hambre de aquellos años tuvieron lugar fuera de Ucrania; en el curso medio del Volga, en Bashkiria, en el Kubán, en la región del Ural, el Extremo Oriente, zonas geográficamente aún mayores que Ucrania, o en territorios como Kazajstán, con 1,5 millones de muertos, lo que representa una proporción “nacional” de muertes (más del 30% de la población kazaja) muy superior a la de Ucrania. Esos años también hubo escasez y grandes estrecheces campesinas en Galitzia, hoy Ucrania occidental, que entonces ni siquiera pertenecía a la URSS, e incluso problemas en la región polaca de Cracovia, lo que sugiere un panorama de cosechas fallidas (“neurozhai”, un término muy familiar en la historia agraria de la Rusia zarista) que la brutalidad de las decisiones políticas agravó monstruosamente en la URSS.

La evidencia histórica muestra, por tanto, que por dolorosa y grave que fuera, la situación no fue solo ucraniana. Pero, ¿fue “planificada”, como sugiere el propio término “holodomor” y la calificación de “genocidio”?

En la URSS de Stalin, como en la Alemania nazi, o en la reacción de los jóvenes turcos al ocaso imperial otomano, hay evidencia documental de matanzas planificadas. Por ejemplo, en enero de 1942 la Conferencia del Wannsee, al lado de Berlín, decidió la “solución final” de los nazis para los judíos. En 1941, con su invasión de la URSS, los militares alemanes aplicaron una política de hambruna inducida, documentada en el llamado “Generalplan Ost”. Lo mismo podemos decir de la acción de los jóvenes turcos para exterminar a la población armenia en 1915, precisamente la situación que creó el término de genocidio. ¿Y qué decir del “gran terror” de Stalin de 1937? También ahí hay documentos que prueban una voluntad y acción planificadas para eliminar oponentes políticos y “sectores superfluos”, fueran campesinos opuestos a la colectivización, delincuentes comunes, la vieja guardia bolchevique, la oposición de izquierdas, anarquistas, socialrevolucionarios o mencheviques, pero no hay nada –y los archivos han sido rastreados a conciencia– referido a una matanza étnica de ucranianos ejecutada, además, por el propio Partido Comunista Ucraniano. Todo eso nos lleva a algo diferente: una colosal y feroz represión política, en el caso del “gran terror” de 1937 (800.000 fusilados), y una política agraria, unida seguramente a otros factores, de una dimensión criminal extraordinaria, pero no a una acción planificada para aniquilar ucranianos, que es la tesis que el genocidio supone.

Tierras de sangre

En busca de ese signo de igualdad, Snyder afirma que la política racista del Tercer Reich “no era muy diferente” de la situación en la URSS

En la sección de Historia de la misma librería barcelonesa, encuentro el libro Bloodlands (Tierras de sangre, en su título castellano), del profesor de Yale Timothy Snyder, aparecido en 2011, gran éxito de ventas y aclamado por la crítica liberal. El título del libro refleja el hecho histórico de la enorme carnicería que tuvo por escenario la Europa central/oriental en los años treinta y cuarenta del siglo XX. La confluencia y contacto de los regímenes hitleriano y estalinista en ese escenario sirve para presentar un paralelismo entre ambos regímenes que contiene el catálogo casi completo del revisionismo histórico de la guerra y el periodo entreguerras en el Este de Europa llevado a cabo por la derecha y extrema derecha de Polonia, Ucrania y Alemania con el fin de introducir un signo de igualdad entre ellos que ignora aquella consideración de Raymond Aron (¿quedan aún autores conservadores de tal calidad en la Europa de hoy?) según la cual “hay diferencia entre una filosofía cuya lógica es monstruosa, y otra que puede dar lugar a una monstruosa interpretación”.

En busca de ese signo de igualdad, Snyder afirma que la política racista del Tercer Reich “no era muy diferente” de la situación en la URSS, donde la nacionalidad de cada cual figuraba en el documento de identidad. Como si el antisemitismo ruso, claramente resurgido con Stalin, fuera comparable con el judeicidio nazi. También presenta como “étnica” la masacre estalinista de polacos, cuando la simple realidad es que Stalin mató polacos por el mismo motivo que mató comunistas y opositores en general: en su calidad de adversarios políticos reales o potenciales, incluidos en esa categoría los comunistas polacos cuyo partido había sido muy crítico con la línea de Stalin. Como recuerda Clara Weiss en su extensa crítica del libro de Snyder, “es un hecho histórico que alrededor del 90% de los judíos polacos que sobrevivieron al Holocausto (y solo el 10% de la población de 3,5 millones de judíos polacos de preguerra sobrevivieron) lo hicieron en la Unión Soviética”.

Snyder afirma textualmente algo tan estrambótico como que “la revolución bolchevique fue un efecto colateral de la política exterior alemana de 1917”, una tesis que la propia ultraderecha rusa hace suya. Su libro de 500 páginas (en la edición inglesa) ni siquiera menciona el genocidio de entre 250.000 y medio millón de gitanos europeos. La matanza de prisioneros de guerra soviéticos, entre 3 millones y 3,5 millones, se presenta como “resultado de la interacción de los dos sistemas”, pero lo que más llama la atención es su tratamiento solapadamente exculpatorio para los nazis de la enorme carnicería (alrededor del 20% de la población) perpetrada en Bielorrusia. El autor defiende una linea argumental cercana a la de los exnazis en la Alemania de la posguerra, según la cual su violencia en Bielorrusia fue una consecuencia y respuesta a la actividad partisana, cuando la realidad es que esta fue respuesta a la brutalidad de la masacre nazi con sus famosos “Einsatzgruppen”, como explica el historiador suizo Hans Christian Gerlach en Calculated Murders, una obra que ha sido criticada por los historiadores de la derecha alemana. Sin embargo, Snyder escribe enormidades como que “la guerra partisana fue un perverso esfuerzo interactivo de Hitler y Stalin, cada cual ignorando las leyes de la guerra y escalando el conflicto detrás de las líneas del frente”.

En la Europa de hoy cualquier galardón suele estar enfocado a la promoción de la imagen de enemigo que exige el ambiente bélico

Snyder separa ese espacio geográfico centroeuropeo de su marco mundial, lo que excluye de la observación matanzas que se inscriben de pleno derecho en el mismo ciclo histórico: desde la invasión italiana de Abisinia (1935/1936), una guerra fascista con más de 250.000 víctimas civiles y uso de armas químicas que fue puente entre el decimonónico colonialismo imperial y el expansionismo nazi, hasta los 350.000 judíos asesinados de propia iniciativa en la Rumanía de la Garda de fier, el medio millón de muertos de la Guerra Civil Española y la represión franquista (entre el 2% y el 2,5% de la población total española de la época), los centenares de miles de serbios masacrados por los ustachas croatas, o los 24 millones de víctimas chinas del imperialismo japonés en Asia del periodo 1937-1945.

La pregunta metodológica que el libro de Snyder presenta al historiador es si es posible separar la violencia de aquel periodo en Europa central oriental de su contexto general europeo y mundial marcado por la lucha contra el fascismo y el imperialismo. La respuesta es que tal ejercicio es necesario siempre y cuando lo que se busca sea el mencionado signo de igualdad entre los dos regímenes examinados.

Snyder conoce perfectamente –dedicó un libro a ese tema– el papel del nacionalismo ucraniano en las masacres de judíos, su colaboracionismo con los nazis y su encuadramiento en la división “Galichina” de las SS, cuyos jefes, con Pavlo Shandruk al frente, son honrados hoy en los sellos de correos del país. También conoce el hecho, ahora incómodo de recordar, de que la mayoría de los dos mil o tres mil matarifes de los campos de exterminio que ayudaban a los nazis en Treblinka, Belzec y Sobibor, los famosos “travniki”, eran ucranianos occidentales. Snyder no menciona nada de todo eso en su libro. Tampoco menciona la complicidad polaca en el Holocausto y solo muy de pasada el protagonismo báltico, pese a la enormidad del judeicidio cometido en Lituania (95% de la población judía local), fundamentalmente a manos de lituanos, aspecto que aun hoy se oculta en ese país.

En su último libro, Snyder se retrata como un vulgar propagandista de la nueva guerra fría

Desde este balance es fácil comprender el cúmulo de honores y condecoraciones polacas, bálticas y alemanas recibidas por Snyder desde la publicación de Bloodlands (en Wikipedia figuran hasta una docena). Lo que es más difícil de comprender es el considerable aplauso académico y mediático recibido por esta obra, cuyo principal mérito es dar argumentos históricos a la actual expansión atlantista hacia las fronteras rusas.

En su último libro (The Road to Unfreedom: Russia, Europe, America, 2018), Snyder se retrata como un vulgar propagandista de la nueva guerra fría que responsabiliza directamente a Putin no solo de la leyenda de haber “escoltado” a Trump hasta la presidencia, sino también del brexit, del referéndum independentista de Escocia, de la salida masiva de refugiados sirios hacia Europa, del ascenso de la extrema derecha en Europa y hasta de la hostilidad hacia los negros de la policía en Estados Unidos. Solo falta imputarle la muerte de Manolete.

Surgido de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, el consenso antifascista de posguerra fue descrito por el historiador Ian Buruma como “la ola de idealismo y de determinación colectiva de construir un mundo más igual, pacífico y seguro”. La izquierda había liderado la resistencia al fascismo, mientras que los conservadores estaban frecuentemente manchados por el colaboracionismo con regímenes fascistas. La democracia social y la creación de la ONU fueron resultado de aquel clima. Su deconstrucción comenzó en los años ochenta con el neoliberalismo de los Reagan y Thatcher, que la socialdemocracia fue abrazando paulatinamente. El colapso de aquella mezcla de socialismo y dictadura en el Este de Europa y de la socialdemocracia en el Oeste hizo emerger concepciones que se creían extinguidas o definitivamente marginalizadas. Hoy están en el centro de la narrativa del establishment, en las resoluciones de los parlamentos europeos y en la sección de éxitos de nuestras librerías.

Con la inestimable colaboración de la invasión rusala guerra de Ucrania está dando un preocupante nuevo impulso al revisionismo histórico y a las más negras tendencias revanchistas.

Entro en una librería de Barcelona repleta de libros sobre el conflicto de Ucrania. La mayoría en la ortodoxia atlantista. Autores anglosajones que psicoanalizan la criminal mente de Putin, y cosas por el estilo, para explicar la crisis bélica más peligrosa desde la tensión nuclear de 1962 con motivo de Cuba. Son...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Rafael Poch

Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania  de la eurocrisis.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. enrbalmaseda

    Extraordinario art -otro pmás- de R. Poch. Expone y difunde su opinión sobre temas de exceccional relevancia -en este caso el proceso de destruccion de los pilares de la democracia social y progresista, en defintiva de lo que fue la socialdemocracia - y la sustentada en datos y hechos relevantes contrastados y en nuestro tiempo silenciadas por quienes controlan la información de masas. Gracias y enhorabuena al autor y a ctxt por publicarlo y conar con Poch como colaborador permanetne.

    Hace 1 año 11 meses

  2. pedro-apodaca

    Brillante artículo de Rafael. Al igual que el resto de artículos aquí publicados. Es una suerte seguir teniendo periodistas/historiadores con conocimiento y conciencia.

    Hace 1 año 11 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí