Juan Roig no es uno de esos empresarios que se limita a ganar dinero y a pasar desapercibido. Roig es uno de los ideólogos de cabecera de todos esos fachas que en su biografía de Twitter escriben “liberal” y también, por desgracia, de cientos de periodistas y jefes de televisiones y radios, siempre prestos a poner sus medios al servicio del patrón valenciano. 

Pero ojo, que Roig sea un referente de la ideología de la derecha empresarial no se debe solo a sus donaciones a la fundación de producción ideológica del Partido Popular, la famosa FAES de Aznar, ni tampoco a que Mercadona figurase como donante del PP en los papeles de Bárcenas con el único objetivo, según los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía, de facilitar “la consumación de una expectativa de futuro todavía no surgida con la creación de un compromiso a quienes pueden satisfacerla”. Roig es un ideólogo porque habla, habla y habla y, cada vez que lo hace, dicta la línea a sus poderosos militantes mediáticos y a sus patéticos palmeros de las redes sociales.

En 2007, en un ejercicio de notable cinismo, Roig dijo, literalmente, que a los pobres les gusta comprar barato. A nadie le gusta comprar lo barato, señor Roig, a nadie le gusta que sus hijos lleven el calzado más barato o que tengan que comer la carne más barata. Lo que ocurre es que los pobres, en el ejercicio de su libertad capitalista, no tienen más remedio que comprar lo más barato.

Tras la reforma laboral del PP –que tuvo que esperar a que Unidas Podemos llegara al gobierno para ser desmontada–, Roig dijo que él hubiera ido más lejos. Le gustaba la reforma, pero el PP había sido demasiado blando con los trabajadores. Roig quería una legislación más dura contra el absentismo laboral y llegó a proponer pasar al lunes todos los días festivos del calendario.

Para Juan Roig la falta de esfuerzo de los trabajadores era uno de los grandes problemas de España

En 2012, en plena crisis, Roig dijo a los parados españoles que debían pensar más en los deberes que en los derechos. Para Juan Roig la falta de esfuerzo de los trabajadores era uno de los grandes problemas de España y contraponía la “cultura del trabajo” de los extranjeros, poniendo de ejemplo a los bazares chinos y a los inmigrantes dedicados a la agricultura. “En España nadie recoge las naranjas ni las fresas, todos son extranjeros” añadía, celebrando las condiciones de explotación y la falta de reconocimiento legal de los trabajadores migrantes contratados por sus discípulos. Para Roig había que “desincentivar el paro” para que los desempleados buscaran trabajo de una vez.

Con el PSOE a los mandos del gobierno, en 2009, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España condecoró a Roig con el Premio Príncipe Felipe a la Excelencia Empresarial, y en 2018, con el dirigente de Compromis Vicent Marzà Ibáñez al frente de la Consejería de Educación, la Universidad de Valencia le hizo doctor honoris causa.

En plena pandemia llegó otra de las prescripciones de Juan Roig que hizo removerse en sus tumbas a los reyes de la pistola obrera de Barcelona: “Más pico y pala y menos vacunas”. Al multipremiado genio de los negocios le preocupaba que se priorizara la salud sobre la economía.

Por si faltaba algo, de Roig también ha llegado a sus barras bravas un comentario machista: “Voy a decir empresarios y empresarias, que si no me meten en la cárcel”. Todo un showman, un cachondo.

Toda la riqueza sale de las manos de los trabajadores y las trabajadoras

Hace unos meses, Roig declaró que Mercadona tomaría decisiones “molestas e impopulares” para preservar sus beneficios en 2022. Las consecuencias de esas decisiones las conocen perfectamente las familias que tienen muchas dificultades para hacer la compra.

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, se refirió a Roig el otro día como despiadado capitalista. Qué quieren que les diga; Belarra fue moderada, haciendo gala de una flema navarra de la que yo carezco, pero sus formas suaves no evitaron que los perros de presa de la prensa propatronal se lanzaran al cuello de la líder de Podemos e incluso Más País y Compromís la criticaron por “insultar” y “atacar” a Roig. Errejón y Baldoví saben que sin el buen trato mediático que reciben, sus fuerzas políticas no serían lo que son y todos sabemos que los dueños últimos de los medios son las empresas de las que dependen. 

Roig ha respondido a Belarra que la riqueza la crean los empresarios. Pues no, señor, toda la riqueza sale de las manos de los trabajadores y las trabajadoras; y como le dijo el candidato de la izquierda valenciana que sí se atreve a hablar claro, Héctor Illueca, podemos imaginar un mundo sin empresarios, pero no sin trabajadores.