
Tanques de gas natural licuado de la empresa Enagás en el puerto de Barcelona.
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Hace poco se celebró la cumbre hispano-francesa. Lo que, en principio, es importante. Es importante porque a) la Presidencia del Gobierno español parece especializarse en cumbres, en encuentros solemnes y físicos, en esa región del contacto social que es la cumbre, ese cuerpo a cuerpo frente a las cámaras. Si el género cumbre es el do de pecho de Sánchez, es que, para entender su música, hay que asistir a esos conciertos y, en fin, estar atentos a lo que sucede en ellos, para poder dibujarlo posteriormente. Por otra parte, en este momento de incertidumbre, en el que, en todo caso, parece claro que el invierno 2022-23 se va a superar sin grandes problemas –la reservas de gas en la UE están a más del 80%, y las españolas, a más del 90%; nunca se habían dado esos niveles en estas fechas–, una cumbre es b) un punto importante en el que observar y evaluar cómo los gobiernos se enfrentan al cambio de época, ese marrón no previsto, en el que la realidad –la crisis de 2008, una pandemia, una guerra, una crisis energética, el énfasis y el cambio de ritmo en el proceso, muy chungo, de calentamiento global– ha enviado a paseo varias décadas de neoliberalismo puro, de manera que ahora estamos en una suerte de neoliberalismo impuro, difícil, a su vez, de visualizar y de entender.
Pues bien, la cumbre ha finalizado, como saben. Y ha dejado al mundo sembrado de buen rollo, así como un producto sólido, que permite hablar de la época, de la inteligencia de los gobiernos, y de su capacidad de entender y de planificar el futuro que se nos viene encima. Se trata de un objeto físico, casi palpable: el H2Med, la estrella de la cumbre, un hidroducto por el que se transportará hidrógeno verde a Francia y a Alemania. Está valorado en entre 2.500 y 3.000 millones de euros. Comenzará en Portugal, en Barcelona se sumergirá hasta Marsella, y de allí llegará a las redes europeas. Contempla dos almacenes subterráneos gigantescos de hidrógeno en Cantabria y en Euskadi. En la Península supondrá una ampliación de la red de gas, que afectaría a territorios tan amplios como los que engloban Huelva, Cartagena, Puertollano, Gijón. El resultado es un cambio de paradigma. La creación de una vía que exportará un combustible, elaborado en España vía energías alternativas, 100% limpio.
O no. Hay serias dudas científicas sobre la viabilidad económica, incluso científica, de ese hidroducto.
Ecologistas en Acción, en un informe, duda de que haya suficientes energías renovables como para crear, hoy en día, tanto hidrógeno, por lo que se puede llegar a fabricarlo a partir de gas, como se fabrica el 99% del hidrógeno en la actualidad. No sería, vamos, hidrógeno verde. Por otra parte, la producción y el transporte de hidrógeno son procesos en los que se puede llegar a perder el 80% de lo producido o transportado. Es más, Ecologistas en Acción teme que el H2Med sea “otra iniciativa destinada al fracaso”. Y señalan a Enagás –responsable de otros chascos carísimos, como Castor, o la regasificadora El Muset, jamás puesta en funcionamiento– , que sería la empresa concesionaria y beneficiaria del proyecto, elaborado con capital público. Analiza las presiones de esa empresa como factor determinante en la creación del proyecto, y enumera 18 casos de puertas giratorias contabilizados en la empresa. “El más reciente, el caso del nuevo CEO de la empresa, Gonzalo Aizpiri, antiguo director de Repsol, con vinculaciones con el Gobierno del PSOE”. El informe detalla que el 5,1% de Enagás es de BlackRock –un 5%, de Amancio Ortega–, que su lobby en Bruselas está compuesto por siete lobbistas acreditados en el Parlamento Europeo, y por otros tres lobbistas dedicados a tiempo completo. Son, en todo caso, un grupo humano efectivo: en total, la empresa ha mantenido, en 2021, 22 reuniones de alto nivel con la Comisión Europea.
De la lectura del informe se extrae la idea de que el hidrógeno es una forma de almacenar energía eléctrica, por lo que, si se quiere transportar, sería más sencillo y barato hacerlo no como hidrógeno, sino como energía eléctrica, a través de la red eléctrica, que ya está construida. Si el hidrógeno aspira a sustituir al gas en procesos industriales que precisan de mucho calor, sería más económico fabricarlo cerca de esos destinos industriales, que no transportarlo hasta allá. A fecha de hoy, el proyecto es poco verosímil. Salvo que no sirva para transportar hidrógeno verde, sino gas. Gas adquirido licuado en terceros Estados, por ejemplo. De por sí, el gas es un combustible fósil, con huella de carbono, que sería ampliada al licuarse y al regasificarse.
Vamos, que la gran meditación de la cumbre, el H2Med, parece no estar tan meditada. Lo que dibuja otra cumbre y otro uso del horario laboral en dos gobiernos. El H2Med, que ha cambiado varias veces de nombre y de material transportado –de gas ha pasado a transportar hidrógeno; del verde, además– para captar así financiación europea, no es tanto la nueva época, sino una lógica del beneficio a través del capital público, propia de la época anterior, la que nos ha traído hasta aquí. De ser cierto todo lo explicado, la cumbre es puro fuego artificial, promovido por lectores de fuegos artificiales, si bien no por lectores de la época. El H2Med sería, simplemente, el petardo más espectacular.
¿Mienten los gobiernos más que antes? No lo creo. Mienten lo suficiente. Lo que es, a su vez, mucho. Lo que pasa es que ahora, gracias a cierta descentralización informativa, es posible observar que lo que anuncian no responde tanto a una meditación compleja, como la que pretenden trasladar, sino a dinámicas profundas en el funcionamiento gubernamental, esa dinámica sin ideas, y en contacto con lobbistas y con otros intereses. Pero, y esto es muy inquietante, esa descentralización informativa, que nos permite dudar de la información de los gobiernos, tampoco suele zanjar plenamente los debates, pues aún no hay grandes medios alternativos que aporten una autoridad, absoluta e inapelable, y con ella la posibilidad de discernir entre lo cierto, lo incierto y lo falso. Estamos, gracias a la vieja mentira gubernamental, y a la solidez relativa de los nuevos medios, en un territorio de leyendas urbanas, que tal vez nunca ha sido tan extenso e inverificable.
La presente carta era para recordarles eso. Y para agradecerles que nos dejen leer, hablar e investigar sobre cosas como el H2Med, por ejemplo, de manera que, en algún momento, podremos informarles sobre si es el luminoso proyecto inicial, sobre si es otra cosa radicalmente diferente, o sobre si no es. Tenemos la certeza de que les informaremos de ello. Pero también tenemos la certeza de que no será mañana por la mañana.
A todos ustedes gracias, otra vez. Por garantizarnos el mañana, al cual no accederemos, me temo, a primera hora.
Atentamente, smuacs:
Guillem Martínez
Estimado lector/a:
Hace poco se celebró la cumbre hispano-francesa. Lo que, en principio, es importante. Es importante porque a) la Presidencia del Gobierno español parece especializarse en cumbres, en encuentros solemnes y físicos, en esa región del contacto social que es la cumbre, ese cuerpo...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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