Hamid Hosseini / miembro del Partido de la Izquierda de Irán en el exilio
“Hay mucha hipocresía en el comportamiento de EE.UU. y Europa con Irán”
Gorka Castillo Madrid , 3/01/2023
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Hamid Hosseini (Teherán, 1951) es un hombre grande incluso sentado. Pausado y culto, se le enciende la vena crítica cuando habla del sentimiento que acompaña a la rebelión popular que crece en su país, Irán. “Mujer, Vida, Libertad. La revuelta tiene un trasfondo sociopolítico que afecta a todos los ámbitos de la vida. Hay ira contra el régimen islamista”, dice. Hosseini llegó a España en 1983 huyendo de la represión implacable que se impuso desde el triunfo de la revolución islámica. Como miembro del Partido de la Izquierda de Irán, la antigua organización Fedayín del Pueblo Iraní, que llegó a aglutinar a miles de militantes, estaba sentenciado a muerte. Su compromiso con los derechos humanos es inquebrantable y un motivo para continuar en la lucha hasta que la República Islámica sea derrocada. “Las mujeres y los universitarios siempre han tenido un papel decisivo en los cambios sociales que han sabido conservar un espacio para el pensamiento crítico y liberador”. Hamid Hosseini, con su pelo blanco y su exquisita educación, asegura que siente nostalgia de la familia, de los amigos, de Irán en general. Pero guarda un último dardo para la comunidad internacional. “Occidente nunca ha actuado de verdad contra la República Islámica porque no le viene mal la existencia de este régimen. Hay mucha hipocresía en el comportamiento de Estados Unidos y de Europa”. Un persa no se calla ni tiene miedo de hablar.
Comienzan las ejecuciones públicas en Irán. La represión aumenta. ¿Está perdiendo el régimen el control de la situación?
Aunque el asesinato de Masha Amini fue el detonante de esta última revuelta popular, la realidad es que la resistencia nunca ha desaparecido desde que se instauró el régimen, en 1979. La intelectualidad iraní siempre percibió que la revolución islámica era una versión retorcida del fascismo. Así lo denunciaron destacadas figuras opositoras como el escritor Mostafá Rahimi o el científico Shapur Bajtiar, al ver cómo empezaban a ejecutar a miles de personas por el simple hecho de no considerarse musulmán, por no abrazar el chiismo o por no jurar fidelidad al líder supremo. En la República islámica se ha practicado un exterminio. El actual presidente, Ebrahim Raisi, era uno de aquellos jueces que dictaban sentencias de muerte. Pero el desgaste por tanta inmovilidad empieza a pasarles factura. Ya no controlan la situación. Es un hecho irreversible. Hay más pobreza, más dificultades. La gente ve cambios a su alrededor, en otros países, y exige transformaciones profundas. La gente en la calle exige libertad.
La intelectualidad iraní siempre percibió que la revolución islámica era una versión retorcida del fascismo
El régimen juega con el miedo. Amenazó con represalias a los integrantes de la selección de fútbol y ha sembrado dudas sobre la sentencia a muerte del futbolista Amir Nasr-Azadani. ¿Cuál es la situación actual?
El movimiento revolucionario ‘Mujer, Vida, Libertad’ es un levantamiento popular contra la República Islámica que ha tenido la capacidad de incorporar a todos y todas las ciudadanas iraníes que sufren de una u otra forma la política discriminatoria que esta tiranía viene aplicando a lo largo de 43 años. Han pasado ya más de 80 días desde el comienzo de las movilizaciones y sabemos que han matado a más de 450 personas, que 60 de ellos son adolescentes, que hay más de 19.000 detenidos y miles de heridos. Ya no tenemos otra opción que la victoria porque la revuelta contra el régimen tiene un trasfondo sociopolítico que afecta a muchas profesiones y a todos los ámbitos de la vida. Hay ira contra un régimen al que sólo le queda la represión para mantener un control que ha comenzado a perderlo.
Hay unos elementos comunes para todos los partidos que conformamos la oposición al régimen. El principal es lograr el secularismo del Estado
Pero ahora han sido las mujeres quienes han movilizado a la sociedad.
Sí. Es una generación apabullada por la discriminación. Estamos hablando de 40 millones de mujeres que llevan cuatro décadas de humillaciones y sufrimiento. Pero también quiero destacar el papel de los y las universitarias. Las mujeres y los universitarios siempre han tenido un papel decisivo en los cambios sociales que se han producido en Irán porque, a diferencia de los trabajadores que siempre han tenido prohibida su organización sindical, han logrado conservar un espacio para el pensamiento crítico y liberador. Poetas, músicos, pintores, deportistas o cineastas juegan un papel relevante en la estructura social de Irán. El régimen, sin embargo, los ve como algo peligroso porque escapan de su control social. A mí no me extrañó que detuvieran a la actriz Taraneh Alidoosti tras la denuncia pública que hizo de las ejecuciones. La teocracia en el poder ha demostrado que es incapaz de responder a las demandas elementales de los ciudadanos y que son una banda mafiosa con un Estado en sus manos.
¿Cree posible una revolución democrática en Irán?
¿A qué se refiere con democrática?
Una revolución popular.
Sí, lo creo profundamente. Ya ha comenzado. Pero es una revolución con unas características muy particulares. Hay mucha diversidad, sin un líder definido, pero con un gran nivel de autoorganización creada a través de redes sociales que el propio régimen utiliza para subsistir. En Irán, más de 7 millones de personas hacen negocios por internet por lo que es posible esquivar la censura. Pero lo sustancial del movimiento actual es que, a diferencia de las protestas reivindicativas anteriores, hoy busca un cambio de régimen. Quieren derrocarlo.
A EE.UU. no le gusta lo que está sucediendo en Irán porque la democratización puede servir de inspiración a las fuerzas opositoras de otros países del entorno
Y en caso de lograrlo, ¿hacia dónde prevé que se encaminaría este movimiento que hoy carece de líderes y de una ideología definida?
Para empezar hacia una profundización del desarrollo humano. Los propios eslóganes lo definen: No queremos la República Islámica, muerte al dictador. Mujer, vida y libertad. Hay unos elementos comunes para todos los partidos que conformamos la oposición al régimen. El principal es lograr el secularismo del Estado. Acabar con la jefatura religiosa de la política. Hay una coincidencia, desde republicanos a monárquicos, desde liberales a comunistas, de que la religión debe ser barrida en todas las estructuras de poder. También le diré que gran parte de los iraníes son partidarios de la república como modelo de Estado más libre porque ya sufrimos la tiranía de la monarquía y el recuerdo aún perdura.
Pero hay precedentes de revoluciones frustradas por intereses externos. Ahí están Siria, Libia o Egipto. Irán es la joya de la corona para las potencias hegemónicas que buscan controlar los recursos energéticos. ¿Confía en que, llegado el caso, respetarían la decisión soberana del pueblo iraní?
Harán todo lo posible por interferir en nuestras políticas para imponer un poder bajo su control. Tengo pocas dudas sobre esto. El pueblo deberá demostrar inteligencia para emprender el camino adecuado a sus deseos como Estado democrático y laico. Estados Unidos intentará empujar a sus candidatos. Lo mismo harán China y Rusia, que gracias al régimen islamista hoy tiene una presencia muy importante en el país. Sin embargo, le diré algo. Que en Irán haya más de 7 millones de universitarios y que el 90% de la población está alfabetizada nos proporciona una madurez política suficiente para no depender de países extranjeros. Los partidos políticos no han desaparecido. Siguen presentes en la vida cotidiana de la ciudadanía, por supuesto de forma clandestina.
Cuando nosotros gritábamos contra el régimen, el representante de Ali Jamenei estaba en Londres abriendo cuentas bancarias
¿Cree que a Occidente le preocupa el derrocamiento de la República Islámica?
Estados Unidos y la Unión Europea miran con preocupación los acontecimientos en Irán pero lo hacen de una manera contradictoria. Estados Unidos lleva 43 años conciliando con el régimen iraní, tolerando su política regional. A la administración Biden no le gusta lo que está sucediendo en Irán porque la democratización puede servir de inspiración a las fuerzas opositoras que existen en otros países del entorno. Dictaduras como Arabia, Irak, Siria, incluso Turquía observan con intranquilidad que la lucha de nuestras mujeres, jugándose la vida por sus derechos, pueda extenderse y afectar a sus estructuras sociales medievales. Y no hablo sólo del mundo árabe sino también de Occidente, que empieza a percibir cómo las posiciones retrógradas de las extremas derechas avanzan. Por ejemplo, con el aborto.
¿Cómo ha logrado mantenerse la tiranía en Irán?
Porque han comprado a políticos occidentales. Han tenido grupos de presión en Estados Unidos y en Europa. Cuando nosotros gritábamos contra el régimen, el representante de Ali Jamenei estaba en Londres abriendo cuentas bancarias. Occidente nunca ha actuado porque no les viene mal la existencia de un régimen así en Irán. Hay mucha hipocresía. Hace dos meses, Bélgica acordó un intercambio de presos con Teherán. Entre los presos hay un diplomático que quiso provocar una masacre en un acto organizado por la oposición iraní.
¿Quién es Hamid Hosseini?
Pues un iraní que cree en el restablecimiento de un Estado laico con justicia social en mi país, que confía en la decisión democrática de mi pueblo. Volveré cuando la República Islámica sea derrocada pero mientras no se produzca seguiré trabajando para que se escuchen las voces del exilio. Ese es mi compromiso y mi lucha.
Hamid Hosseini (Teherán, 1951) es un hombre grande incluso sentado. Pausado y culto, se le enciende la vena crítica cuando habla del sentimiento que acompaña a la rebelión popular que crece en su país, Irán. “Mujer, Vida, Libertad. La revuelta tiene un trasfondo sociopolítico que afecta a todos los ámbitos de la...
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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