1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

vivos de milagro

Bienvenidos al periodismo nacional-masmadridista

El estado de los medios españoles es cada vez más preocupante. Parecía imposible caer más bajo, pero están consiguiendo cavar un hoyo cada vez más profundo. Como dice Simeone: no consuman

Miguel Mora 14/04/2023

<p>Celebración del título de Liga 2020-21, en Valladolid.</p>

Celebración del título de Liga 2020-21, en Valladolid.

Ángel Gutiérrez

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Hola. Feliz día de la República. No hablaremos hoy de los medios de la derecha ni de los de la ultraderecha. Dejemos fuera a la COPE y sus masajes con final feliz a Ayuso, olvidemos al Inmundo y a Inda, a Ana Rosa La Villareja y a sus tertulianos/as públicos y concertados; nada que decir del imberbe voxista Federico J. Losantos, del remilgado ciudadaner Pedro J, del machista inveterado Pablo Motos; ni de los próceres del sindicato vertical de la APM y la FAPE y de las Jons. Ignoremos incluso a Ferri, chico para todo y obediente mano derecha (un siervo, un admirador, “mi hermano”…) del oligarca jefe de la prensa nacionalmadridista (PNM), Florentino Pérez, el hombre más poderoso de España. 

Hoy vamos a hablar de la prensa progresista. De los periodistas y politólogos y comentaristas que, tras años de cultivar su imagen seria en tertulias pagadas o frecuentadas por algunos de los practicantes de leso periodismo citados más arriba, son prósperos empresarios de sí mismos, y se embolsan estupendos sueldos y/o millones de publicidad cada año, unas veces vía contenido patrocinado más o menos oculto y otras a través de las campañas institucionales que les regalan, así los llaman ellos, los “mecenas” del IBEX y los gobiernos locales y regionales contra quienes dicen luchar a brazo partido cada día. 

Sin citar nombres, es preciso decir que la prensa progresista es más peligrosa y perniciosa para la democracia que su némesis conservadora. De Inda, Ana Rosa, Prego o Ferreras todos sabemos lo que se puede esperar: mentiras, bulos, espectáculo, humo a discreción, opinión trumpista disfrazada de información, y un indiscutible talento para colar como entretenimiento una agenda ultraliberal y ultraconservadora, refractaria a todo cambio digno de ese nombre; lo suyo es un entretenimiento perverso pero infantil, que entontece y paraliza en vez de catalizar, porque uno piensa que está asistiendo a un debate de ideas real, cuando en realidad lo que le ofrecen es un marco de pensamiento completamente unívoco y partidista, en el que solo cabe una visión del mundo (la suya y la de sus amos) y donde cualquier matiz que alguien quiera introducir toma forma de “minuto y resultado”.

La prensa progresista es más peligrosa y perniciosa para la democracia que su némesis conservadora: pensamiento unívoco

Pero los divinos francotiradores de la prensa progre no son mejores. Bajo la apariencia de buenos ciudadanos comprometidos con la socialdemocracia y el periodismo riguroso y valiente esconden un alma borreguil, merengue y socioliberal digna del ala más rancia del PSOE. Les gusta más el dinero, la fama y el poder que la independencia de criterio, porque jamás rechistan contra el amo de la imprenta, ni se levantan contra el dueño del cortijo. Siempre que Moncloa o Florentino llaman a filas, allí están los primeros, marcando tendencia, bien culturista y antifa, bien refinada y pelmazo, pero ejerciendo en el fondo de rojipardillos. Por ejemplo, cuando defienden a degüello y sin argumento alguno a Mónica García o a Yolanda Diaz (al menos hasta que esa defensa no implique un riesgo real para la supervivencia del que les paga el sueldo).

Son divos, están por encima del bien y del mal, saben de todo, y son capaces de tifar por un líder o un partido subiendo fotos a Twitter de las colas de gente que espera el mitin, pero cuando llega el momento de contar el aforo y analizar en serio las razones de las ausencias les da como pereza. Para que se entienda: en la pelea entre Fede Valverde y Álex Baena ellos van con Valverde, porque uno juega en el lado correcto de la historia (sector Concha Espina) y el otro es un pobre pelagatos de provincias. Son los nuevos profetas del nacionalmadridismo ilustrado, sucesores de esos que mueren por ir al palco del Bernabéu y subir en el avión privado de Tito Floren para poder tocar luego el sonajero poniendo cara de estar al tanto de todos los secretos y fichajes, por supuesto sin mencionar que la enésima victoria del Trampas F. C. se produjo, como es norma, gracias al atraco del árbitro de turno. 

No es la primera vez que escribo sobre el contagio letal que el periodismo futbolero de bufanda, declaración manida y sujétame la copa de coñá ha infligido al periodismo político, especialmente en radio y televisión pero no solo. El modelo impuesto durante años por los principales encargados de Florentino (los Ferreras, Indas, Manolos, Castaños, Pedreroles, Ronceros, el As, el Marca y todos los que seguían el dedo de Mourinho y ahora han convertido Movistar en Real Madrid TV) consistía en tratar de convencer al pueblo de que los encuentros Madrid-Barcelona eran los únicos eventos deportivos dignos de atención de todo el año, relegando a los demás equipos al papel de comparsas y/o estorbos desechables. Y ese es exactamente el mismo estilo de juego que adoptó la prensa seria y respetable cuando convirtió las interesadas diferencias políticas entre las derechas catalanas y españolas en el único asunto político que debía atender el público, consiguiendo que un conflicto que ni siquiera aparecía entre los temas que más preocupaban a la gente en las encuestas del CIS nos arrastrara a un demencial clima de guerra civil. La Central Lechera nacionalmadridista al completo (desde el ABC a El País hasta los digitales progres, los de Villarejo y las Radios María) se puso en cabeza de la manifestación del odio anticatalán y el amor a la monarquía, recurriendo a los peores instintos de la prensa de guerrilla amarilla contra unos líderes indepes que de indepes no tenían ni una letra. Y la Prensa Culé Procesista (PCP) replicaba con el victimismo proverbial e infalible del “Madrit ens roba”, el lamento favorito de Umberto Bossi, el exlíder de la Liga del Norte, cuando Roma no le daba suficiente poder, pasta o cariño. 

A Simeone primero lo acusaron de cagón, luego de leñero y de no jugar a nada, después de que solo ganaba 1-0, más tarde de que todos los goles eran a balón parado

Roto el bipartidismo político por culpa de Pablo Iglesias, amenazada la Constitución por los reformistas catalanes que tuvieron que salir en helicóptero del Parlament, y amenazado el duopolio futbolero por culpa del Cholo Simeone, la PNM encontró ya en 2014 los chivos expiatorios perfectos para vencer el miedo que les producía tanta ruptura simultánea. Aunque hay que decir que Simeone llegó bastante antes que Iglesias al cadalso, en 2011, y detectó mucho antes la calaña de sus enemigos, quizá porque Iglesias entendió que si quería llegar a ser alguien en política, hacía falta plegarse al juego de trileros que le ofrecía el Grupo Planeta (el famoso sándwich al PSOE de Casals y Ferreras en la Sexta, su televisión de Estado). 

A Simeone, los voceros y los troles desplegados por Florentino (ver caso Púnica) y los engrasados desde la Masía primero lo acusaron de cagón, luego de leñero y de no jugar a nada, después de que solo ganaba 1-0, más tarde de que todos los goles eran a balón parado, y además dijeron que ganaba demasiado dinero, que no sacaba rendimiento a los mejores jugadores, y que no tenía talla de estratega, porque confiaba todo al catenaccio y al contraataque como un equipo pequeño. El Cholo no tardó mucho en entender de qué iba la vaina con la casta mediática, y sin entrar a ningún trapo, regaló a los seguidores de su equipo una frase mágica, “El esfuerzo no se negocia”, seguida de otra aún mejor, “No consuman”, con la que convirtió los ataques de la prensa Madrid-Barça en una motivación extra para sus jugadores. 

El siguiente lema sería “Contra todo y contra todos”, además del celebérrimo “partido a partido”, pensado para quitar a sus chicos y a su afición la presión que la PNM ejercía en cuanto el Atleti se ponía líder, exigiéndole que ganara la Liga seis partidos antes del final. Y no debemos olvidarnos del podemita “sentido de pertenencia” y del estajanovista “si se cree y se trabaja, se puede”, que sirvieron para recuperar el orgullo robado durante décadas de gilismo-cerezismo en vena y para acabar con la leyenda del Pupas, alentando a sus jugadores a dar siempre más para compensar lo que los árbitros les iban a quitar.

Así, soportando unos arbitrajes dantescos –recordemos que estamos ya en plena Zona Negreira, y que el Barça corrompió al número dos del arbitraje estatal durante 18 años porque el Madrid controlaba al número uno desde el año de su fundación–, y luchando con la mitad de presupuesto contra los gigantes de Messi y Cristiano (dos evasores que firmaban autógrafos a los niños), Simeone puso patas arriba un duopolio que duraba 25 años y ganó dos Ligas, una Copa al Madrid y varios títulos europeos, perdiendo dos finales de Champions contra el imperio del mal del Emérito, Florentino y Aznar, una en el minuto 94 y la otra en los penaltis –ya se sabe que el muy madridista régimen franquista y su sucesor designado, la Restauración Borbónica, no se dejarán derribar fácilmente, que para algo llevan al mando varios siglos–. 

De hecho, la penúltima genialidad del Cholo y su entorno fue recibir al Madrid campeón de Liga, cuando la prensa florentinista exigía a voces que los jugadores del Atleti les hicieran pasillo, con la pancarta más certera de la historia: “Entre la prensa y los de amarillo, 120 años de pasillo”.

El equipo del pueblo

En fin, las gestas deportivas, la filosofía populista-afectiva del Cholo y su reivindicación más revolucionaria (“somos el equipo del pueblo”) debieron ser sin duda un acicate o incluso un ejemplo para Pablo Iglesias, otro tipo determinado e insensato que tuvo la feliz idea de aprovechar la ola del 15M para intentar reventar un régimen turnista corrompido hasta el tuétano, controlado por las grandes corporaciones financieras, telefónicas y mediáticas, atrapado entre Estados Unidos, la OTAN de Felipe y la Troika ordoliberal, y que resolvía sus querellas internas no ya reuniéndose a tomar martinis en el Club Siglo XXI sino recurriendo a los servicios parapoliciales de un comisario semijubilado, reconvertido en empresario y chantajista ocasional, especializado en hacer dobletes y tripletes cuando alguien le contrataba. El policía millonario no tenía ideología, solo ofrecía seguridad (ficticia) a cambio de ampliar el negocio. Le daba lo mismo Guinea Ecuatorial, Iberdrola o Repsol, cajas o bancos, Mercadona o el Eroski con su cámara de seguridad, Florentino, los Albertos, Inda, Casals y Ferreras, Lola Delgado y Baltasar Garzón, Fernández Díaz y Paco Martínez. Pero para que todo ese circo de 20 pistas funcionara, lo crucial era alimentar generosamente a una veintena de periodistas sin escrúpulos que dependían de sus grabaciones (muchas guionizadas) y sus chivatazos (muchas veces falsos) para trepar en el submundo de la información de tribunales. 

En un momento dado, cuando la monarquía vio peligrar incluso su existencia y el chiringuito del 78 amenazaba ruina, nuestro héroe con gorra se tuvo que dedicar un tiempo a la política, aunque él prefería los concursos fraudulentos, las invitaciones a cursos, viajes, prostitutas y comidas a jueces, fiscales y abogados, y especialmente las operaciones cruzadas en diferentes medios afines para modificar el precio de las acciones en Bolsa de las empresas del IBEX (donde a su vez colocaba a sus sicarios como jefes de seguridad para acumular cada vez más secretos y palancas de las que tirar). Entre tanto negocio sucio, alguien que mandaba mucho sobre el PP y el PSOE debió de pensar que Villarejo era la única bala que quedaba en la recámara del R’78 para tratar de desactivar a los indepes que nunca lo fueron y a los podemitas que soñaban con asaltar los cielos. 

Pero no fue solo Villarejo el que se ocupó del trabajo. Iglesias y los suyos (esto ya lo he dicho ene veces, pero prometo que no estoy liado con ese señor que señala periodistas) sufrieron años de campañas repugnantes y difamatorias, acosos masivos diarios en la puerta de su casa sin protección policial, falsas imputaciones judiciales, una persecución mediática bipartidista soez y permanente, la guerra sucia organizada desde las cloacas de Interior, y además de eso cometieron errores de novatos, no vieron venir las traiciones y escisiones de viejos amigos, se toparon con carmenismos y errejonismos, y abandonaron los territorios a su suerte. Pero en ese tiempo consiguieron victorias impresionantes, debates y elecciones ganados en buena lid, contra tod y contra todos. Pusieron en la agenda un nuevo sentido común: contra los de arriba y por los de abajo, se atrevieron a cantar las verdades del barquero, galvanizaron a millones de militantes y votantes, y cambiaron a mejor la política española y europea, cuando, tras muchos intentos frustrados, lograron formar el primer gobierno de coalición entre socialistas y comunistas desde la Guerra Civil, para sacar adelante unas medidas sociales que probablemente el PSOE solo jamás se habría atrevido a aprobar (bienvenida sea, por fin, la Ley de Vivienda). 

Cuando muchos medios de comunicación traten de imponerles su visión de las cosas, lo único sano que se puede hacer es desconfiar y apagar la tele

La pequeña moraleja de este cuento es que, cuando muchos medios de comunicación de tan diverso pelaje traten de imponerles su visión de las cosas, su relato, sus obsesiones, sus mentiras, sus puntos de vista cantados al dictado por los dueños del negocio y disfrazados de verdades absolutas (siempre generadas por el ánimo de lucro o poder o por el afán de que nada importante cambie nunca), lo único sano que se puede hacer es desconfiar, primero, y después apagar la tele, silenciar sus redes, reírse de ellos, decirles que mienten y recomendar a la gente que te quiere que haga lo que predica Dios Padre Simeone: no consuman. Porque si no nos blindamos contra esa prensa unánime, unánimemente sometida a los intereses de las élites, pasará lo que advirtió hace ya tanto tiempo Malcolm X: nos harán creer que la víctima es el verdugo y que el verdugo es la víctima. Acaba de pasar con Simeone (verdugo) y João Félix (víctima), con Alex Baena (malo) y Valverde (bueno), con Ferreras (más periodismo) e Iglesias (bolivariano y bilduetarra), con Seymour Hersh (impublicable) y el New York Times (impecable la historia del velero que voló el Nord Stream), el Emérito (malérrimo) y el Preparao (no le constaba), con Más Madrid (ellos sabrán lo que hacen) y UP (¡socorro, no están pactando en Tres Cantos, cómo se atreven!), con Negreira (un golfo) y Florentino (santo). 

Así que les animo a dejar de consumir periodismo nacional-masmadridista, por muy progresistas que parezca que se ponen a ratos, y les deseo por este precioso 14 de abril que ejerzamos nuestro poder de ciudadanos republicanos, fuerte con los fuertes y débil con los débiles (saludos, Enrique Meneses), derrochando coraje y corazón, y que seamos capaces de distinguir los engaños en todo aquello que los del “siempre a sus órdenes, señorito” quieren que creamos que es verdad.

Como decía Leonard Cohen, a veces basta con ver quién está en el otro lado para saber dónde tienes que ponerte.

Salud y libertad. Salud y República. 

P.S- Si han llegado hasta aquí sin disnea, enhorabuena. Y si les ha gustado y quieren más, suscríbanse, por favor, en agora.ctxt.es. Les vamos a necesitar. 

Hola. Feliz día de la República. No hablaremos hoy de los medios de la derecha ni de los de la ultraderecha. Dejemos fuera a la COPE y sus masajes con final feliz a Ayuso, olvidemos al Inmundo y a Inda, a Ana Rosa La Villareja y a sus tertulianos/as públicos y concertados; nada que decir del imberbe voxista...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Miguel Mora

es director de CTXT. Fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

11 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. fpg999

    A Ramón Aznar: Estoy de acuerdo con usted en que hay diferencias entre las derechas españolas y no son lo mismo la catalana y la vasca comparada con la castizo-madrileña. Pero todas ellas tienen un nexo común muy potente: son muy neoliberales y algunas muy patriarcales, entre otras cosas. Para muestra -aparte de la secular y pertinaz lucha contra la mejora e  implantación de políticas sociales- acaban de acordar la contrarreforma de la ley “solo sí es sí” junto al “progresista” PSOE. Diferencias en las formas entre las distintas derechas españolas, sí, pero poco más.

    Hace 1 año 7 meses

  2. juan-ab

    ¡Magnífico, Dire! Haga el favor de prodigarse más y alimentar con ello el sentido de pertenencia. Gracias de antemano.

    Hace 1 año 7 meses

  3. ramon-aznar

    Alguien tiene q empezar a decir la verdad de este país. Muchas gracias, MM. Simplemente una cosa que creo q es un defecto de cierta prensa emancipadora madrileña. De la misma manera que Guardiola no era lo mismo que Mourinho, e igual que La Vanguardia no es lo mismo que El Mundo o ABC, la derecha catalana no es lo mismo que la derecha española/madrileña. Es comparar una derecha liberal ilustrada, vease Puigdemont, con una derecha medieval y cateta, vease M.Rajoy. Ni todos los políticos son iguales, ni todas las derechas son lo mismo, ni todos los nacionalismos se tiene por qué parecer. En la Francia ocupada, tan nacionalistas eran los Nazis ocupantes como nacionalistas eran la resistencia francesa. Y, evidentemente, no eran lo mismo

    Hace 1 año 7 meses

  4. alvegaf

    Emociona leerte. Gracias, Miguel. Un abrazo

    Hace 1 año 7 meses

  5. manucruz-com

    Buena pieza. Todo un acierto.

    Hace 1 año 7 meses

  6. infinismundi

    Parece que esto te ha salido de las tripas y no de las teclas. Y yo lo he leído sin parpadear. Madremia. Salud y República!

    Hace 1 año 7 meses

  7. Manuel Gullón

    Gracias por prestarnos tu clarividencia con tanta elegancia y contundencia. Salud y República, Don Miguel.

    Hace 1 año 7 meses

  8. Avila20

    Comparto gran parte de las críticas del artículo, pero me ha faltado algún nombre de esos criticados "progresistas". ¿estarían en su lista Maraña, Escolar, Berlín, Munárriz, Rico o Gallego, por ejemplo? Desde luego, sí que el artículo supone un descubrimiento: eso del más -madridismo, aunque, claro está, también eso supone otros tipo de descubrimiento. No sé si el consejo editorial ha cambiado su composición y sus equilibrios internos, pero por los últimos artículos sí lo parece.

    Hace 1 año 7 meses

  9. Fernando

    Un abrazo.

    Hace 1 año 7 meses

  10. admin_agora

    Gracias a usted por decirlo. Abrazos

    Hace 1 año 7 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí