El prestigio de la Liga española de fútbol atraviesa sus horas más bajas. Resulta difícil opinar otra cosa viendo la sucesión de hechos lamentables que se han vivido durante los últimos meses en la competición. El cóctel no puede ser más pernicioso: hemos conocido la vinculación de un club con el exvicepresidente de los árbitros que pone en duda la limpieza del torneo; se ha producido la agresión de un futbolista a otro en las instalaciones de un estadio; ha habido una invasión de campo de ultras con ánimo de agredir a unos jugadores; el racismo ha asomado en diferentes partidos provocando un escándalo internacional; y hemos sufrido la deficiente actuación que en muchos casos han tenido los colegiados, unida a las polémicas que ha protagonizado el VAR. Mientras tanto, los que tenían que velar por proteger el torneo no paran de pelearse entre ellos anteponiendo sus intereses particulares a los generales. Un panorama desalentador.

Caso FC Barcelona-Negreira

Todo saltó por los aires el 15 de febrero, cuando la Cadena SER informó de los pagos económicos realizados por el FC Barcelona a empresas propiedad del exárbitro José María Enríquez Negreira a lo largo de 17 años, coincidiendo con su etapa como vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. La Agencia Tributaria ha cuantificado la cantidad abonada en más de 7,5 millones de euros. Una relación económica justificada por las partes con la realización de unos vídeos y unos informes que el antiguo colegiado y su hijo entregaban al club con información y análisis sobre los colegiados que les iban a arbitrar los partidos. Negreira aseguró, además, en su declaración ante los inspectores de Hacienda, que el Barcelona contrató sus servicios “para asegurarse de que no se tomaban decisiones arbitrales en su contra” y de que recibiría un trato “neutral” en los partidos.

El FC Barcelona pagó a empresas propiedad del exárbitro José María Enríquez Negreira a lo largo de 17 años

El caso, descubierto a raíz de una inspección a la empresa de Negreira por irregularidades en la tributación de varios ejercicios fiscales, se encuentra ahora en vía judicial tras admitir a trámite un juzgado de Barcelona la denuncia presentada por la Fiscalía, por la que serán investigados el propio club catalán, como persona jurídica, sus antiguos presidentes Sandro Rosell y Josep María Bartomeu, los exejecutivos azulgranas Óscar Grau y Alberto Soler, y el mencionado Enríquez Negreira y su hijo Javier, por tres posibles delitos: corrupción en los negocios en su modalidad de fraude deportivo, administración desleal, así como falsedad en documento mercantil.

La jurisdicción deportiva española no puede entrar a juzgar el caso, ya que la Ley del Deporte lo impide al haber transcurrido más de tres años desde que sucedieron los hechos. Pero sí puede actuar de oficio la UEFA, que está investigando el caso y podría sancionar al club, excluyéndolo de las competiciones europeas. El presidente del organismo europeo, Alexander Ceferin, dijo que le parecía “una de las situaciones más graves en el fútbol que yo haya visto”. La UEFA también puede dejar fuera de las competiciones europeas a otro equipo español, Osasuna. En enero de este año el Tribunal Supremo confirmó la condena a la junta directiva del club en los años 2012-13 y 2013-14 por amaños deportivos.

Agresión de Valverde a Baena

Agresiones entre jugadores dentro de un campo se han visto unas cuantas, pero que se produzcan minutos después de acabar el partido, ya lejos del césped, resulta inaudito. Eso es lo que ocurrió el pasado 8 de abril, cuando tras el partido que disputaron Real Madrid y Villarreal en el Santiago Bernabéu, el jugador madridista Federico Valverde abordó a Álex Baena, futbolista del Villarreal, en la zona donde el autobús del equipo castellonense debía recoger a sus integrantes, propinándole un puñetazo en el pómulo izquierdo al tiempo que le decía, según alguna fuente, “esto es para que hables de mi hijo”.

La versión del entorno del jugador merengue recoge que todo empezó en un partido de Copa disputado entre ambos equipos con anterioridad, el 20 de enero, en Villarreal. Tras una acción entre ambos, Baena le hizo el gesto del lloro a Valverde y según estas fuentes le dijo: “Llora ahora que tu hijo no va a nacer”, en relación con unos problemas en el embarazo que tenía la mujer del futbolista merengue. Baena negó rotundamente que dijera eso y decidió denunciar la agresión a la Policía, que dio traslado a la Comisión Nacional Antiviolencia y ésta, a su vez, remitió el caso al Comité de Competición, que ha abierto un expediente para juzgar lo ocurrido. A Valverde podría caerle una sanción de entre cuatro y 12 partidos, pero de ser así, la cumplirá varios meses después del incidente.

Invasión de campo en el RCDE Stadium

El Barcelona se proclamó campeón de Liga el 14 de mayo en el campo de su gran rival en la ciudad, el RCD Espanyol. Nada más acabar el encuentro, los jugadores azulgranas se abrazaron en el centro del campo realizando un círculo gigante y dieron vueltas como señal de festejo. Una celebración que sentó mal a los hinchas más radicales del equipo blanquiazul, que saltaron en gran número desde el fondo en el que están situados, superando la escasa barrera que formaban los vigilantes de seguridad y dirigiéndose con intenciones hostiles hacia los jugadores culés, que se vieron obligados a huir corriendo para refugiarse en el túnel de vestuarios. En esa zona se produjeron enfrentamientos verbales entre varios jugadores y algún radical que llegó hasta pocos metros de ellos.

Los hechos tuvieron lugar tras el fin del partido y no quedaron recogidos en el acta arbitral, por lo que tuvo que ser la Liga quien actuara, denunciando lo ocurrido ante el Comité de Competición y a Antiviolencia, además de poner una denuncia en los juzgados de primera instancia. Por el momento no se ha producido ningún tipo de sanción deportiva ni penal.

Incidente de Vinicius en Mestalla

No ha sido el único que ha recibido insultos racistas en los campos de la Liga, pero sí el que más veces los ha sufrido. Hablamos de Vinicius Jr., el jugador del Real Madrid, que ha sido triste noticia a lo largo de esta temporada en varias ocasiones por ese motivo, una de ellas cuando unos radicales del Atlético colgaron un muñeco de un puente con una camiseta con su nombre. La gota que colmó el vaso se produjo el pasado 21 de mayo en el estadio de Mestalla, en Valencia, cuando se pudo ver a un espectador detrás de una portería emitiendo expresiones y gestos racistas en dirección a él. El futbolista brasileño lo señaló, se encaró, se dirigió al árbitro para decírselo y la policía entró a la grada para detener a esa persona. Días después se produjeron más detenciones de personas que habían proferido insultos racistas hacia el jugador. La Fiscalía de Valencia anunció que iniciaba una investigación de oficio por un presunto delito de odio.

El episodio de racismo contra Vinicius en Mestalla dio la vuelta al mundo

El suceso dio la vuelta al mundo, generando numerosas reacciones de repulsa, entre ellas, la del presidente de Brasil, Lula da Silva, el departamento de Estado de Estados Unidos, o el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, que se posicionaron en defensa de Vinicius. En esta ocasión el árbitro sí recogió los incidentes en el acta y eso provocó que fueran juzgados por el Comité de Competición, imponiendo una sanción de cierre de esa grada del campo por cinco partidos. La Liga ha presentado nueve denuncias desde 2021 ante la justicia por insultos racistas contra Vinicius, de las que tres han sido archivadas por la Fiscalía. Una de ellas por no poder identificar a los autores y las otras dos al entender que “los hechos no tienen la dimensión penal que se postula”.

El VAR

Pocas aficiones habrán terminado la temporada sin alguna queja por las actuaciones de los árbitros y el VAR, cuyo nivel ha dejado mucho que desear. El sistema del videoarbitraje ha recibido numerosas críticas referidas especialmente a su protocolo de actuación, pero en dos casos la polémica ha sido tan grande que los afectados han decidido recurrir a la vía judicial. Hablamos de lo sucedido en el partido Cádiz-Elche, cuando un fuera de juego no visto por el VAR acabó en un gol del equipo alicantino en un partido que terminó 1-1. El conjunto gaditano impugnó el encuentro pidiendo que se reanudara a partir del minuto en el que se produjo la jugada, justificando su solicitud en que “no puede tildarse de un mero error humano, sino de un grave y manifiesto error técnico arbitral”. Tanto Competición como Apelación denegaron el recurso por falta de competencias y el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) confirmó esa decisión. El Cádiz decidió entonces poner un recurso que ha sido admitido a trámite por el Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo, en el que reclama “el resarcimiento de los daños y perjuicios de carácter económico y patrimonial que los hechos acontecidos en dicho encuentro le hubieran podido ocasionar”.

Los problemas se agravan cuando el aficionado percibe que la forma de tratarlos por parte de las diferentes administraciones no es la misma en todos los casos

Esa misma vía va a seguir el Espanyol, según ha anunciado, al sentirse perjudicado por un gol que se le concedió al Atlético de Madrid en un partido ante el conjunto catalán y en el que consideran que no quedó suficientemente acreditado que el balón atravesara la línea de gol, ya que el portero sacó la pelota al límite de que la cruzara entera. El VAR utilizó una imagen de un dron que no estaba en línea con la portería para dar validez al tanto. El partido acabó en empate y el club blanquiazul también impugnó el encuentro por la “actuación negligente determinante de un error técnico arbitral”. Competición ha vuelto a declararse incompetente para juzgar el caso.

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Toda esta serie de problemas terminan por agravarse cuando el aficionado percibe que la forma de tratarlos por parte de las diferentes administraciones que tienen competencias para juzgarlos y emitir una sanción no es la misma en todos los casos. Al menos en cuanto a la inmediatez en abordarlo. Conviene aclarar una diferencia importante que marca el camino posterior que va a tener el caso. Si lo sucedido durante un partido es recogido por el árbitro en el acta, esos hechos van a ser analizados por el Comité de Competición en la primera reunión que se celebre, que suele ser unos días después de cada jornada. Por eso, lo ocurrido en Mestalla con Vinicius tuvo una respuesta rápida en forma de sanción.

En cambio, si los incidentes se producen sin que el árbitro se percate de ellos y no los recoge en el acta, como ocurrió en el campo de Espanyol con la invasión de campo, sucedida cuando el trío arbitral ya estaba en el vestuario, o con la agresión de Valverde a Baena, pero son denunciados posteriormente por la Federación, la Liga, Antiviolencia o la Policía ante la justicia, entonces se abre un procedimiento extraordinario que tienen unos plazos mucho más largos.

Buscar soluciones a las dificultades resulta más complicado cuando las dos instituciones que deben velar por la buena salud de la competición, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y LaLiga llevan años enfrentadas, con sus respectivos presidentes, Luis Rubiales y Javier Tebas, lanzándose mensajes recriminatorios de forma pública, con la lucha por acumular competencias como telón de fondo. Lejos de hacer autocrítica y reconocer que hay muchas cosas por mejorar, ambos se dedican a ‘vender’ las bondades de su gestión. Lo preocupante no es tener un problema. Es no querer reconocerlo.