#nuestroescudo
Nunca dejes de creer
La lucha de buena parte de la masa social del Atlético de Madrid ha conseguido que los dueños del club se comprometan a convocar una consulta vinculante sobre si se debe recuperar el antiguo escudo, modificado en 2016 sin el visto bueno de los seguidores
Ricardo Uribarri 26/06/2023
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En una época donde en el fútbol prima más el negocio que el puro deporte, donde los aficionados cada vez cuentan menos y se han convertido en clientes, en la que se toman decisiones anteponiendo el marketing sobre los valores y la tradición, comprobar como gran parte de la masa social del Atlético de Madrid se ha rebelado contra la imposición de un logo sobre el escudo tradicional del club y, después de años teniendo todo en contra, ha conseguido que los dueños de una sociedad anónima deportiva estén dispuestos a dar marcha atrás en su decisión es algo tan meritorio que merece ser resaltado como debe.
Que en una consulta no vinculante convocada a través de un correo electrónico en el que su anuncio iba en medio de otros tantos asuntos, hecha prácticamente de un día para otro, sin ninguna publicidad en las redes sociales de la entidad, con una duración de tan solo 32 horas, con la única posibilidad de participar de manera telemática, lo que dificultaba el concurso de los socios más mayores, y con afiliados que no han recibido el correo con el enlace, haya habido 61.021 socios rojiblancos, el 44% del total, votando a favor de que vuelva el escudo anterior no puede considerarse otra cosa que un éxito rotundo. Hasta tal punto, que ha terminado por doblar la resistencia de los dirigentes, que ahora anuncian una próxima consulta que ya si será vinculante, comprometiéndose a que regrese el escudo antiguo si ese es el deseo mayoritario de los seguidores, como parece claro.
Si la consulta que se va a hacer ahora, la hubieran hecho cuando aprovechando el cambio de estadio anunciaron por sorpresa el rediseño del escudo, a finales de 2016, se habrían evitado una crispación que ha llegado a afectar en los partidos del equipo en casa, como se vio en el inicio de la pasada temporada. Porque ese fue el problema principal. El pensar que puedes modificar algo tan simbólico como un escudo, con el que han crecido y se han identificado varios cientos de miles de personas de varias generaciones, sin consultar a los que sostienen a la institución, los que van cada 15 días al campo, a los que se pide que estén presentes y que arrimen el hombro cuando las cosas van mal, que viajan por España y el extranjero dejándose su dinero, tenía un riesgo de que saliera mal. Más allá de gustos estéticos, imponer en lugar de preguntar no suele dar buen resultado. Sobre todo, cuando es algo que afecta a los sentimientos.
Gil Marín dio por fin su brazo a torcer, en lo que supone una recompensa justa al trabajo sin desánimo de muchos aficionados
Un profesional del diseño gráfico, en un listado de motivos para defender el cambio, dijo en aquel momento de 2016, cuando se anunció el cambio y ante las protestas que aparecieron, que “en unos meses nadie se acordará de esto (el cambio del escudo). Ocurre siempre. Ocurrió con Instagram, con Google o con cualquier rediseño de cualquier equipo deportivo americano. A la gente le cuesta muchísimo aceptar los cambios. Pero si algo he comprobado en estos años, es que pasados unos meses, todos los rediseños se asumen con naturalidad. Sólo necesitan tiempo”. Me pregunto qué pensará ahora viendo lo equivocado que estaba. Creer que es lo mismo modificar el logo de una empresa que el de un equipo de fútbol deja claro su desconocimiento del público objetivo para el que iba destinado ese trabajo. Que debe ser lo primero, en cualquier caso.
La misma persona decía en aquel artículo que “por mucho sentimiento que tenga hacia la empresa, usted es un consumidor, no se le olvide”. Un seguidor de un equipo de fútbol no es lo mismo que un cliente de una tecnológica, ni de un supermercado, ni de un centro comercial. Aunque le intenten reducir a ese papel, es mucho más. Es alguien dispuesto a emplear tiempo, dinero y energías para luchar por algo que considera importante, casi imprescindible en su vida. Y eso es lo que han estado haciendo desde hace seis años un gran número de aficionados colchoneros. Mantener viva la lucha en las redes sociales, llenar muchos rincones de España con pegatinas con el lema ‘El escudo no se toca’, y reivindicar su deseo en el estadio los días de partido. Todo eso con la indiferencia, cuando no displicencia, de los medios de comunicación, además del veto del club, que ha estado ocultando cualquier imagen de aficionados e incluso jugadores en celebraciones en la que saliera el escudo anterior.
Ese objetivo, unido a otros factores, como el del paseo de Leyendas o los sucesivos diseños rocambolescos de las camisetas, desembocaron en junio de 2022 en la creación de la Plataforma Despierta Atleti, en la que se reunieron cerca de 200 peñas y colectivos del Atleti. De una reunión que tuvieron con el club nació el compromiso de la entidad de crear una Comisión Social, formada por 10 socios que representan distintos ámbitos (senado, antiguos jugadores, peñas, voluntarios, grada de animación, socios discapacitados, accionistas…), en la que se tratarían aspectos relacionados con la identidad, la historia y los símbolos del equipo. Aquel ya fue un primer paso importante, porque no hay muchas sociedades anónimas deportivas que cuenten hasta ahora con un organismo de ese tipo. Después de varias reuniones, de dificultades, porque no terminaba de llegar el compromiso del club para pedir la opinión a los seguidores sobre el tema del escudo, Gil Marín dio por fin su brazo a torcer, en lo que supone una recompensa justa al trabajo sin desánimo de muchos aficionados. Ellos sí que han dado sentido al lema de ‘Nunca dejes de creer’ que tanto pregona la entidad.
Si encomiable ha sido la lucha de la masa social, hay que reseñar también la importante contribución que han hecho muchos jugadores de la actual plantilla y el cuerpo técnico a la causa durante el fin de semana en que se produjo la consulta. Siguiendo al capitán, Koke, que fue el primero en hacerlo, dejaron claro su deseo al subir a las redes sociales fotografías en las que aparecían con camisetas con el escudo antiguo. Simeone lo hizo a la misma hora en que comenzaba la consulta. Todos ellos son trabajadores del club y lo que han hecho es posicionarse contra una decisión que tomaron los dirigentes de la empresa que les paga. Pero es que a ellos se sumaron una gran cantidad de antiguos jugadores que abogan por lo mismo. La fuerza de los votos y el apoyo de los futbolistas, entrenador y leyendas ha sido un binomio irresistible de obviar y que ha llevado a una decisión que hace unos años parecía inverosímil.
Lo ocurrido es un aviso de que hay aficiones que en el mercantilista fútbol moderno todavía reclaman ser algo más
Es plausible querer el crecimiento del club, buscar nuevos mercados y hacer crecer tu masa de aficionados en todo el mundo, pero la supuesta necesaria evolución de una marca no puede hacerse de espaldas a su gente. Especialmente en una hinchada que pone por delante la fuerza del sentimiento, la identidad y la pertenencia a un colectivo antes que otras cosas materialistas. Faltar al respeto e insultar a una afición, llamándola “ignorante”, como ha hecho en las últimas horas algún experto en diseño y marketing digital, es una postura prepotente que no habla muy bien de un profesional que debe saber conectar con el receptor de su trabajo.
La empresa que ganó el concurso para rediseñar el escudo lo hizo lo mejor que supo. Le pidieron crear un logo y eso es lo que hicieron. Técnicamente puede haber sido un gran trabajo. Pero por un motivo, que fue una imposición, o por otro, las modificaciones en partes importantes como el posicionamiento del oso y el madroño y la desaparición de colores, está claro que no ha calado entre el principal grupo de consumidores al que iba dirigido. Hay cosas más importantes que favorecer las aplicaciones y la “memorabilidad” de un escudo. Insistir en el error solo iba a crear más fractura y mal ambiente. Lo ocurrido en el Atleti es un aviso de que hay aficiones que en el mercantilista fútbol moderno todavía reclaman ser algo más que un simple cliente. Y que, si hacen fuerza conjunta, pueden conseguir más de lo que muchos imaginan.
En una época donde en el fútbol prima más el negocio que el puro deporte, donde los aficionados cada vez cuentan menos y se han convertido en clientes, en la que se toman decisiones anteponiendo el marketing sobre los valores y la tradición, comprobar como gran parte de la masa social del Atlético de...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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