Los lemas están para cumplirlos y el Atleti Femenino llevó a su máxima expresión el de “Nunca dejes de creer” que tanto publicita el club rojiblanco para ganar una final que parecía perdida a tres minutos del 90. Pero tirando de “coraje y corazón”, otra máxima colchonera, lograron igualar una desventaja de dos goles para terminar conquistando en los penaltis la segunda Copa de la Reina de su historia y dejando aún en blanco el palmarés de un Real Madrid Femenino que dio el disgusto a Florentino Pérez en el palco.

Bajo un diluvio que añadió épica al esfuerzo de las futbolistas, el partido se movió a impulsos en los primeros 45 minutos. Empezaron dominando las merengues, con un conjunto rojiblanco situado en bloque bajo a la espera de robar el balón y salir a la contra. 

El plan parecía salir a las de Manolo Cano porque si el balón lo tenían las blancas, las ocasiones eran rojiblancas. Ajibade dio el primer aviso con un disparo cruzado que se fue fuera por poco. Mucho más clara fue la siguiente que tuvo la nigeriana. Saque de córner al segundo palo, cabezazo de Maitane y el remate con la testa de la delantera en el área pequeña con todo a favor se le marchó alto. Poco después, nueva recuperación atlética, Latorre combina con Banini y el disparo de ésta en el área grande fue desviado por la guardameta madridista Misa.

Pero una máxima del fútbol es que el que perdona lo termina pagando. En un saque de esquina mal señalizado a favor de las merengues, el balón fue rematado de cabeza en el área grande por Toletti para colocar el balón junto al palo y poner el 1-0 para el Real Madrid. 

Empujado por una colosal Banini, la mejor del partido aunque los “entendidos” de la Federación le dieran el MVP a la madridista Ivana, las rojiblancas siguieron intentándolo y de nuevo Ajibade probó fortuna con un disparo que rechazó Misa.

Al descanso se llegaba con la mínima ventaja blanca pero con la sensación de que podía pasar cualquier cosa. Con menor posesión, las rojiblancas eran las que habían creado más peligro.

Salió mejor el Real Madrid en la segunda parte y Weir estuvo a punto de ampliar la ventaja con una gran acción en el área que desbarató Lola desviando el remate al córner.

El Atleti no era el mismo que el de la primera parte. Manolo Cano se dio cuenta y dispuso un triple cambio para dar aire al equipo, pero antes de realizarse vino un nuevo córner merengue sacado en corto y un centro posterior de Caicedo lo remató Ivana de cabeza en el segundo palo libre de marca para aumentar la renta. Las rojiblancas reclamaron una falta a Majarín justo delante de donde cabeceó la goleadora. Era el minuto 56 y la final parecía decantado para las madridistas. 

Entraron Irene Guerrero, Eva Navarro y Lucía Moral en lugar de Cardona, Majarín y Bárbara. No se notaron mucho las sustituciones en un primer momento. Con un campo cada vez más pesado por el aguacero que caía, a las atléticas les costaba llegar a la portería ante un rival que estaba cómodo y que de vez en cuando se acercaba a la meta de Lola pero sin volver a crear peligro.

Pero cuando parecía que la final se les escapaba a las atléticas, no se sabe muy bien de dónde encontraron un último aliento y empezaron a generar ocasiones. Navarro y Ajibade hicieron trabajar a la defensa y a Misa y Lucía remató de cabeza al larguero. Aún así, hacía falta un gol para creer en el milagro. Ese llegó en el 87, cuando Banini se internó por el lateral del área y dio un pase atrás que remató Lucía con la zurda al fondo de la red.

Y cuando casi no quedaba tiempo, en el 95 de partido, falta lejana a favor del Atleti, el balón lo coge Banini y lanza un disparo espectacular que lo manda a la escuadra de la portería. Locura total en las colchoneras y nada más sacarse de centro, final del partido. A la prórroga.

El tiempo extra apenas registró ocasiones, con ambos equipos muy cansados. Tuvo más posesión el Real Madrid, pero sin ocasiones.

Dijo Manolo Cano, técnico rojiblanco, que estaba convencido que si llegaban a los penaltis iban a ganar, porque llevaban un mes ensayando. Como suele decir Simeone, el trabajo paga. Mientras que Menayo, Irene y Navarro transformaron sus lanzamientos, Lola paraba dos de ellos y aunque Misa rechazaba el de Banini, el último tiro de las madridistas se marchó fuera y la Copa se tiñó de rojiblanca. 

Decía Virginia Torrecilla que antes de irse del Atleti quería levantar una Copa con pelo, ya que la Supercopa de hace dos años le pilló bajo los efectos del tratamiento del cáncer. El destino quiso que se hiciera realidad ese deseo. Un año más sin reina que entregara la Copa, pero el título se fue al Metropolitano.