Un estudio diseñado por el grupo de investigación Jóvenes en Transición del Instituto Cultura y Sociedad (Universidad de Navarra) advierte que la mayoría de jóvenes en España utiliza el móvil para esquivar una situación afectiva negativa o para desconectarse de sus relaciones personales.  El estudio concluye que el 53% de los jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 18 y 24 años, mantienen un uso evasivo del móvil, lo cual significa que para este grupo de la población el móvil supone un instrumento para dejar de pensar en aquello que les incomoda o bien para aislarse de la realidad. Mientras, el 47% restante utiliza su móvil principalmente para comunicarse con los demás.

Dicho informe pone en relación el uso del móvil y su uso condicionado por los vínculos afectivos (“estilos de apego”) y la satisfacción en las relaciones personales de los jóvenes. Hay que destacar que los autores del proyecto se refieren con el concepto de “estilo de apego” a la forma en que se establecen los vínculos afectivos y emocionales con las personas más cercanas, ya que estos lazos –dicen los expertos– se configuran desde la infancia. Por ello, los jóvenes que han desarrollado un apego basado en la seguridad –al que se ha denominado “apego seguro”– confían, como adultos, más fácilmente en las personas de su entorno. De esta manera, su apego seguro los lleva a realizar un uso del móvil apoyado fundamentalmente en la comunicación y la socialización, a diferencia de un uso evasivo del mismo, que se atribuye a otra forma de relacionarse, denominada como el “apego inseguro”, y que viene determinada por el miedo al rechazo o al abandono por parte de los demás.

Por lo general, los jóvenes con apego inseguro dedican algo más de tiempo diario a las redes sociales.

Según los resultados que arroja dicho informe, más de la mitad de los 1.200 jóvenes que participaron en la muestra de encuestados ha manifestado tener un apego inseguro con respecto al uso de su móvil. Esta forma insegura de establecer vínculos, según el seguimiento llevado a cabo por los expertos, ha sido clasificada en tres modos de apego que hallaron en los participantes: el estilo evitativo-temeroso (22%), el ansioso (16%) y el evitativo-rechazante (15%). La interpretación del estudio advierte que el miedo se manifiesta como un apego evitativo-temeroso si los jóvenes buscan protegerse de aquellas relaciones que puedan herirlos; para ello, se evita establecer vínculos afectivos, mientras que en el estilo evitativo-rechazante se adopta una actitud de autosuficiencia y se rechaza por completo la interacción con los demás. Finalmente, el apego que se ha denominado ansioso busca el afecto y la aprobación de otras personas de una manera excesiva. 

El estudio en este caso destaca que las motivaciones determinadas en el uso del móvil son relacionales, es decir, persiguen en general la conexión con otras personas. Sin embargo, el móvil también puede utilizarse como una excusa para la desconexión con los demás y para la evasión de la realidad, lo cual es más común en las mujeres, como reconocen las jóvenes encuestadas, dado que son ellas las que aceptan el uso evasivo del móvil ante la necesidad de olvidar realidades que las incomodan. El total de los encuestados muestra que las mujeres presentan un estilo seguro de apego más frecuente que los hombres. Sin embargo, cuando desarrollan algún tipo de apego inseguro, suelen hacerlo de un modo evitativo-temeroso, como se ha advertido antes. Por otra parte, los estilos de apego evitativo-rechazante y ansioso son más comunes entre los hombres.

De acuerdo con el informe, los estilos de apego inseguro denotan que los jóvenes tienen cierta dificultad para relacionarse con los demás. Por este motivo, no es sorprendente encontrar diferencias en el modo de usar la tecnología, algo que hace que los jóvenes con apego inseguro dediquen algo más de tiempo diario a las redes sociales. De promedio, la diferencia es pequeña (de cinco minutos al día), aunque quizás sea algo más pronunciada en las edades asociadas a las transiciones vitales: los 18 años (transición entre la formación en una escuela o instituto y el acceso a los estudios universitarios o a un puesto de trabajo) y a partir de los 22 años (para muchos, el final de la etapa universitaria). De ahí que el estudio concluya que el uso evasivo del móvil puede también llevar a una menor satisfacción con las relaciones personales, o bien que el deterioro de estas también puede ser la causa –y no la consecuencia–  de un uso más evasivo del móvil. Es más, ambos efectos pueden coexistir y retroalimentarse. Hay que destacar que este estudio se basó en encuestas telefónicas de 15 minutos, realizadas a un conjunto representativo de jóvenes españoles de entre 18 y 24 años, en los años 2020, 2021 y 2022.