Se considera pobreza laboral a aquella que afecta a las unidades de convivencia/hogares en situación de pobreza monetaria pese a contar con uno o más sueldos. El trabajo remunerado es descrito con frecuencia como la mejor forma de salir de la pobreza, pero los datos muestran otra realidad. Para un número creciente de hogares en nuestro país, tener un trabajador en el hogar no es suficiente para revertir la situación de pobreza, siendo necesarios al menos dos sueldos para garantizar cierta estabilidad. 

Los hallazgos de un reciente estudio que corrió a cargo de Alba Lanau y Mariona Lozano (Centro de Estudios Demográficos - CERCA Generalitat de Catalunya) encontraron que en España el 16% de los hogares con personas trabajadoras son pobres, lo que supone una de las tasas más altas de Europa.

Entrar y salir de la pobreza laboral se asocia principalmente a salarios bajos y periodos de inactividad o desempleo de uno o más miembros del hogar, así como a las reducciones de jornada y/o salario. El aumento del número de personas en el hogar representa solo un 8% de los factores de entrada en la pobreza laboral.

El grupo más afectado por las consecuencias de la pobreza laboral es el de los menores de edad: más de la mitad de los hogares en situación de pobreza laboral son hogares en los que viven menores. Esta concentración de riesgo se explica por una conjunción de factores. Por una parte, se trata de los hogares con mayores gastos. Por otro lado, a menudo ocurre que, para satisfacer las demandas de cuidado del hogar, las mujeres salen del mercado de trabajo. Así, en muchos casos, en estos hogares hay un solo trabajador y, por tanto, una sola entrada de ingresos, lo cual multiplica el riesgo de pobreza: el 34% de los hogares con un solo trabajador y menores a cargo son pobres.

Por otra parte, el riesgo de pobreza laboral en hogares donde viven jóvenes de entre 18 y 35 años ha aumentado progresivamente desde 2005, cuando era del 13%, hasta llegar al 21% en 2018, y es particularmente elevado en aquellos hogares donde el sustentador principal es menor de 35 años (23%). Además, los hogares donde el sustentador principal es una mujer tienen mayor probabilidad de sufrir situaciones de pobreza laboral (un 18% de los hogares) que aquellos en los que el sustentador principal es un hombre (un 16% de los hogares).

La pobreza laboral en España es fruto de una combinación de inestabilidad en el trabajo, bajos salarios y políticas familiares insuficientes. En un 65% de los hogares se asocia a nóminas precarias y/o desempleo, mientras que en el 35% de casos restante se asocia al exceso de carga de trabajo de cuidados en el hogar.

La mayor parte de los hogares que entran en situación de pobreza laboral (seis de cada diez entradas) eran hogares no pobres y con uno o más trabajadores el año anterior. Por otro lado, encontrar trabajo no garantiza salir de la pobreza: más de la mitad de los hogares pobres donde uno o más de sus miembros entran en el mercado laboral permanecen en situación de pobreza.