Crónica
La imaginación flamenca ya está en el poder
Lo visto y escuchado hasta ahora en la Suma Flamenca de Madrid está cosechando un éxito tras otro. Tendríamos que remontarnos muy atrás para encontrar un flujo de conciertos con calidad tan regular, tan sin altibajos
Pedro Calvo Madrid , 24/10/2023
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La flor de lo bueno se está abriendo a placer un día sí otro también en la Suma Flamenca de Madrid 2023. Lo último han sido las perraterías de Perrate entreveradas con el desparpajo estilístico en el baile de Leonor Leal. Los otros dos pilares del puente atómico entre Utrera y Jerez son la turbo sonanta de Alfredo Lagos y la ingeniosa y bienhumorada esquina iconoclasta de Proyecto Lorca, percusiones y saxos en estado de gracia insurrecta. Una revolución del asombro. Siempre que alguien proyecta el flamenco con una perspectiva personal y, por lo tanto, original, otro alguien se pronuncia sentenciando que eso no es flamenco. O peor y más crispante aún, que es flamenco raro. Pues ¡viva lo raro!
Al rebuenísimo espectáculo “Carretera Utrera-Jerez” se le sale la vida por todas partes. Empieza con una cabalgata pasmosa en las percusiones de Antonio Moreno, que, además de ser de Utrera y la mitad del Proyecto Lorca, es catedrático de percusión en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. Salta a las tablas tocando pitos a compás, con un medio soniquete en los labios y unos pasitos de flamenco cogiendo vereda. Con su compañero, el también utrerano Juan M. Jiménez en los saxos, Moreno cocina una mezcla explosiva de flamenco y música contemporánea e ingeniosidades. Moreno templa el ambiente con percusiones rebeldes, con ese vibráfono que, al lado del bombo gigante, brilla con una sonoridad amorosa y preñada de suspense.
Moreno cocina una mezcla explosiva de flamenco y música contemporánea e ingeniosidades
Perrate canta sus seguidillas mitológicas y paradójicas: “Vivan las aguas claras de Valdeoscuro / donde yo me peinaba mi pelo rubio”. Sale a escena la jerezana Leonor Leal, armada en cada mano de un cencerrito. Baila un enigma oriental con una alfombra de yute puesta por sombrero. La cabeza invisible. El aire se deshace y recompone con el saxo que insinúa un pasodoble. En ese culto ambiente sonoro se impone la razón popular. El pueblo aplaude lo nuevo. Aplaude a rabiar todo el teatro.
Momento de ebullición máxima con “Boa Doña, chacona de negros y gitanos” (Juan Arañés, Zaragoza 1580-1649). En el fragor de las “más de cuarenta putas huyendo de Barcelona”, Perrate retornó al futuro echando el ancla en el pasado. Sones americanos preflamencos reelaborados por estos flamencos radicales. Sonaron unos cuantos temas del despampanante disco “Tres golpes”. La voz de Perrate hipnótica, cargada de magia. Solo escuchar su timbre y entonación ya te transporta. Se le entiende el significante más que nada. De su boca sale el tema “Los fonemas (Karawane)”, misterioso trabalenguas dadaísta de Hugo Ball (Pirmasens, Alemania, 1886-1927).
La guitarra de Alfredo Lagos arde de pasión. Loca de ritmo y armonía. Un colosalismo técnico que consigue desde el flamenco lo que el maestro Robert Fripp con su guitar craft en el rock sinfónico. Detrás llega “Melisenda insomne (romance carolingio de tradición sefardí)”. En el disco se nos advierte que “este era el himno de la secta de los sabatianos, seguidores de Sabbatai Zevi, que propugnaban que para adorar a Dios había que incumplir, desobedecer, traicionar sus Diez Mandamientos”. Una locura narrativa que resucita los gozosos cantes de José El Negro. Misterio: no tengo claro por qué Melisenda, en sus desvelos de amor, le pide su puñal al alguacil Martinico y la insomne se lo clava hasta el cabo al desdichado alguacilito. Drama medieval. Magnífico.
La carretera de Utrera a Jerez tiene “ese qué sé yo” en las perrerías de “Balada para un loco” (música del grandísimo Astor Piazzolla y poesía sublime de Horacio Ferrer). Perrate recompone a su manera y conveniencia lo del penúltimo linyera y primer polizonte en el viaje a Venus, y funde tirándose de cabeza a los añejos tangos del Titi. Me fascinan esos salerosos y sabrosos tangos desde que los escuché hace cincuenta años en la emocionante voz de Naranjito de Triana. Una fantasía hortofrutícola que venía bajando por las escaleras. Perrate entronca ese flamenco de entraña popular y altos vuelos, que tiene una palanca fabulosa en la imaginación y disposición de Pedro G. Romero. Acabaron con el cuadro a corazón y compás abierto con “Tres golpes”, fandango callejero de los colombianos Gaiteros de San Jacinto. Un hallazgo colosal. Todo un himno ecuménico. Esencia a lo grande, ataque artesano. No se puede ser más libre ni más flamenco. El público se rompía las manos aplaudiendo. Me acojo a esta fe en el ensamblaje: “Tres golpes, tres golpes, tres golpes na más…”.
Rocío Márquez y Bronquio, en la Suma Flamenca 2023. / Flamenco TV
Las jornadas precedentes han estado dominadas por un flamenco de arte mayor. Rocío Márquez y Bronquio ensamblaron en vivo el flamenco y la electrónica de su disco “Tercer cielo”. Nadando por los suelos aparece Rocío en escena, con traje sexy de criatura anfibia. Hay música potente y performance de la cantaora onubense, que no hace otra cosa que cantar flamenco. El cante encuentra acomodo entre el universo fragmentario y congruente de pregrabados que el jerezano Bronquio lanza desde el ordenador. Todo es meritorio, una propuesta trabajadísima y que consigue armonizar lo diverso en un todo. Gustaron mucho Bronquio y Rocío Márquez, pero para mi gusto al aparato tecno le falta todavía un punto de solera y soltura flamenca en vivo. Perplejidad. A mis ojos ocurre lo contrario de lo que Rocío canta en el garrotín “Un ala rota”:
…Poniéndome a mí primero
Haciendo mi voluntad
Por ser reina en mi agujero, perdí yo la libertad.
Dos jornadas de cante clásico se han sucedido con la enjundia poderosa de una cantaora y un cantaor tan inquietos y exploradores como son Mayte Martín y Arcángel.
Por sus tremendos fueros y con tremenda minera, Mayte Martín arrancó con hambre de triunfo. Se impuso con un sobrado cante al natural. No se puede ser más jonda.
Quiero hacer fuerza y no puedo,
siento de la muerte el frío,
quiero hacer fuerza y no puedo,
no me abandones, Dios mío,
porque queda otro barreno
entre el escombro perdío.
Dijo la cantaora catalana que Pastora Pavón era su diosa y que esta noche venía chula. Precisamente, una semana antes, en el comienzo de la Suma Flamenca, José Luis Ortiz Nuevo –torre del conocimiento flamenco– dio una charla maestra en la que explicó que a Pastora le debemos que los tangos y las bulerías fueran reconocidos con rango de estilo flamenco. Pastora los definió así en el primer disco que grabó con solo 19 años. Mayte continuó, añeja, con fandangos de Lucena, “Una pera a un peral no”. Y después se tiró en picado por los arroyuelos terribles de la soleá.
Se hundiera la catedral
tú te metas bajo palio
y a mí no me pase ná.
Por seguiriya hizo Mayte “El reniego”, vértigo de Tomás Pavón. Un recital sobrio y centrado
Por seguiriya hizo Mayte “El reniego”, vértigo de Tomás Pavón. Un recital sobrio y centrado, rebuscando por los rincones de su persona la verdad del flamenco más canónico. Pero sabido es que esto de lo canónico de hoy, en otro tiempo fuera innovación. Así en los tangos de Pastora Pavón, Niña de los Peines, encontró acomodo “La Salvaora”, copla de Quintero, León y Quiroga, popularizada por Manolo Caracol. Y en el final por bulerías se alzó el melodramático “Romance de la Reina Mercedes”, también de Quintero León y Quiroga, popularizado por Concha Piquer. La guitarra del jerezano José Gálvez, admirable. Bien por delicado, bien por fulminante en el ritmo. La devoción de Mayte Martín por el flamenco clásico dejó una noche cabal. Arte intemporal, siempre vivo cuando se encarna con convicción y talento.
Por una vereda de similar inspiración vino Arcángel. Llegó flotando como un velero con “La leyenda del tiempo”, impulsado por la catártica guitarra de Miguel Ángel Cortés. Es cantaor completísimo, con una inspiración muy inquieta y atrevida. Todo el romanticismo del primer flamenco le cabe en el cuerpo. Escuchamos, trágica y pulida, la soleá:
Si vendiendo yo mis carnes
tuvieran alivio tus penas,
a la voz de un pregonero
por las calles las vendiera.
Arcángel y Miguel Ángel Cortés con su espectáculo Veneros del cante en Suma Flamenca 2023. / Pablo Lorente
Agarrado a lo más canónico de la tradición, también sonaron en su voz los fandangos de Lucena, enlazando con los camaroneros corazones puestos en balanza y con los tientos chaconeros del pájaro que canta en la verde oliva. En los cantes de Arcángel hay constantes opuestas, dicotomías varias: el mar y la tierra, el barco y el navegante… También hay extensas regiones de su cante que habitan en la dimensión Morente. Suena la malagueña que Enrique aprendió de Pepe el de la Matrona:
Dame veneno,
si me quieres, dímelo
y si no dame veneno.
Sal a la calle y di
yo maté a mi dulce dueño
con veneno que le di.
Se metió Arcángel de lleno en la seguiriya de Camarón “Por cositas malas”. Y a la boca se le vino la sensualidad dramática de “Azucena”, de Manolo Caracol:
No me llores niña,
que están los luceros desesperaditos,
de verte llorar…
Entrando más a fondo en el territorio de la sensualidad, Arcángel se disuelve en la guajira de Pepe Marchena “Cuba linda te venero”. Explicó el enciclopédico cantaor de Huelva que le apetecía hacer un repertorio tradicional, viajar de lo espiritual a lo geográfico: Caracol, Marchena, Morente, Granada, Camarón, Málaga, Cádiz…
El cielo se me nubló
Las calles se oscurecieron
el día que tú me dijiste
que nuestro querer terminó
Arcángel y Miguel Ángel Cortés tuvieron un triunfo sin paliativos en los teatros del Canal de Madrid.
Lo visto y escuchado hasta ahora en la Suma Flamenca de Madrid está cosechando un éxito tras otro. Tendríamos que remontarnos muy atrás para encontrar un flujo de conciertos con calidad tan regular, tan sin altibajos. Creo que a ello contribuye el que se programen espectáculos en primera persona, buscando la singularidad y aparcando la rutina del flamenco a granel.
En el baile hemos tenido un par de citas importantes. El vestuario de Ana Morales tenía mucho de transformismo textil. Le gusta descomponer el movimiento, dibujar la arista contemporánea con su cuerpo. Comenzó con una petenera de grandes lutos. Potente la saeta con la batería implacable y la voz cantada a la cruz de la penitencia. Ana Morales sentenció: “No solo bailamos. A veces respiramos”. Un repertorio de altura. Un arco que va desde el pastorcito que solo está penando de San Juan de la Cruz, musicado por Morente, hasta el sol joven y fuerte de Lole y Manuel, que esta noche cantó Juan José Amador. Espectáculo tocado por el expresionismo el del Premio Nacional de Danza 2022, Ana Morales.
El vestuario de Ana Morales tenía mucho de transformismo textil. Le gusta descomponer el movimiento
Muy cinematográficos los cinco bailaores de la compañía Estévez & Paños. Salieron a escena a cámara lenta y en formación Reservoir Dogs. Hacen locuras con sus cuerpos, enhebrando flamenco con danza contemporánea, mimo y efectos de marionetas. Una masculinidad que a veces recuerda a Jean Genet y otras a Fassbinder. “Si la nieve que cae cubre las rosas…” canta con aire montañés el asturiano Rafael Jiménez Falo. “La confluencia” es un espectáculo musculoso, de confrontación, con una concepción plástica aplastante y una forma física pasmosa. Los cuerpos funcionan como dispositivos de alta tecnología sin perder el toque humano. Una maravilla el número que hacen sentados frente a frente Rafael Estévez y Falo: el cantaor lanza el frenesí rítmico del pregón del frutero de Manuel Vallejo y Estévez lo baila con su enorme corpulencia, sentado y con los pies y las palmas haciendo diabluras a compás. La singular agilidad de Rafael Estévez bailando me recuerda la de Charles Laughton cuando hacía lo propio. Valeriano Paños y sus compañeros forman un grupo salvaje estupendo, con duende y control, con atlética fantasía.
Como viene siendo costumbre en la Suma Flamenca, el director Antonio Benamargo ha estado sembrado seleccionando espectáculos. Aquí quedan las gracias.
La flor de lo bueno se está abriendo a placer un día sí otro también en la Suma Flamenca de Madrid 2023. Lo último han sido las perraterías de Perrate entreveradas con el desparpajo estilístico en el baile de Leonor Leal. Los otros dos pilares del puente atómico entre Utrera y Jerez son la turbo sonanta...
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Pedro Calvo
Periodista chusquero. Nací en Cuatro Caminos (Madrid), en 1954. Vengo de los felices tiempos del estajanovismo plumilla. Me dio por escribir de músicas y de la tele. Tengo el humor ahí. Una manía. En RNE me dejan ponerme fino delante del micro.
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