JONDURA
Perrate, profundo, inmediato, radical y sublime
Con “Tres golpes”, el cantaor presenta un proyecto con un poso de literatura y una mirada iconoclasta hacia el flamenco
Pedro Calvo 15/03/2023
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Sintonía flamenca con el 8M. Perrate vino a Madrid rompiendo esquemas. El flamenco avanza con vanguardismos y atento al retrovisor. “Yo he sido durante muchos años peluquero de señoras. Y en un día tan señalaíto como es hoy, digo que tengo mujer, hermanas, madre, hijas y una perra. A ver quién tiene cohone de no querer a las mujeres. Vivan las que amas”, proclamó el incandescente cantaor de Utrera el pasado 8 de marzo. Desde el franquismo hasta la fecha –que ya son décadas–, es la primera vez que oigo a un cantaor flamenco sintonizar y apoyar en el escenario la fecha tan señalaíta del 8M. Perrate lo hace desde su propia experiencia. Ese es el contexto que me lleva a resaltarlo. La declaración de principios fue hecha sobre las tablas de la Sala Negra (Teatros del Canal). Y en esas tablas contadas, teatro como de bolsillo, dejó un concierto para la historia.
Perrate (Tomás Fernández Soto, Utrera, 1964) se enfrascó un concierto bastante sublime, centrado en su disco “Tres golpes” (El Volcán, 2022). Una confluencia de tres líneas de fuerza intelectual que baraja cosmovisiones con distintas huellas dactilares. Perrate es propietario de un hervidero de creatividad flamenca que le coge por todo el cuerpo. Ahí hay pedigrí: nieto del mítico Manuel Torre, hijo del gran Perrate de Utrera, sobrino de la enorme María La Perrata y emparentado con la familia de Juan El Lebrijano, Miguel El Funi y otros flamencos de ley. A esa riqueza humana de Tomás hay que añadir el oro molido del resto de colaboradores.
Perrate frente al público es el manijero de un alambique de fábula
El proyecto está dirigido por el artista e investigador Pedro G. Romero con la producción musical de Raúl Refree, que son las dos patas invisibles en este banco del buen hacer. Perrate frente al público es el manijero de un alambique de fábula. El precioso metal de su voz perratera se funde en un febril destilado con la poderosa guitarra del Paco de Amparo (sobrino del genial tocaor Diego del Gastor y nieto del humanísimo cantaor Joselero), con las percusiones simbiontes de Antonio Moreno y los teclados y el bajo políglotas de Pepe Fernández. Entre todos, cuando viene al caso, hacen a placer jaleos, coros, palmas y soniquete. Ahí ponen la expresión más carnal de un espectáculo que se adentra en una dimensión desconocida, intrépida, feraz y feliz. Un viaje al centro de la tierra, me sopla una amiga de Julio Verne.
El flamenco crece. Nada puede parar ese fenómeno natural, implacable. Hay un poso de literatura en el proyecto “Tres golpes”. Una mirada iconoclasta hacia el flamenco, hacia músicas con otros apellidos. Para explicar el sentido de esta propuesta estética, Pedro G. Romero toma prestada una línea del poeta José Bergamín: “Buscar las raíces es la forma subterránea que toma el aéreo irse por las ramas”. Arranca el espectáculo desde la raíz de unas seguiriyas que se miran en el espejo añejo del Nitri, La Cherna y José de Paula:
“Si algún día yo a ti te llamara
Y tú no vinieras
La muerte amarga a mi me viniera
Y no la sintiera”.
Sobreviene una ciclogénesis explosiva con aparato eléctrico en los teclados de Fernández y un refinado tronar en las percusiones de Moreno. Se viste de futuro la toná de Jacinto Almadén:
“Noche oscura y de tormenta
Nunca te podré olvidar
En el resplandor de una chispa
Yo lo tuve que matar”.
Todas las letras que canta Perrate contienen la desnuda poesía del flamenco clásico revuelta con la modernidad. El júbilo pícaro se desparrama en la chacona de Juan Arañés (1649). Y en el corro están la folía de Henry de Bailly (1637), las tonás con poesía dadaísta de Hugo Ball (1927) y el fandango callejero de los colombianos Gaiteros de San Jacinto (1988). Chacona, folía, jácara o romance, Perrate bebe de ese pocito lejano y lo trae al sentir inmediato. Antes del homenaje a las mujeres en la jácara, “No hay que decir el primor”, Perrate explicó que este concierto está incluido en el Festival Internacional de Arte Sacro Comunidad de Madrid. Y, algo perplejo, añadió: “Bueno, para nosotros, el flamenco siempre es sagrado”.
Los romances han dado piezas maestras al flamenco desde esquinas tan diversas como las de José el Negro, Antonio Mairena o José Menese. Perrate –especialmente conmovedor– hizo el romance carolingio de tradición sefardita “Melisenda insomne”: “Amores del conde niño / No la dejan reposar / Vueltas daba en la cama / Como pez vivo en la mar”. Y enlazó con algo imprevisto, que no está en el disco, el tango argentino de Troilo y Cátulo Castillo “La última curda” (1956). Perrate lo calificó de anacronismo: “Venir a Madrid y acordarme de Bambino es inevitable. Bambino cantó a la canallería, pero a partir de la movida madrileña se acabó el canallismo. Si no conocéis a Bambino, tenéis que buscarle ya”. Utrerano como Perrate, Bambino fue un mito viviente, la fiesta infinita. El mundo cambió y Bambino murió ahogándose en sí mismo. Con una jondura suicida, Bambino introdujo en su exitoso repertorio flamenco canción italiana, rancheras, boleros, tangos argentinos, canción americana en general... La letra de “La última curda” dice: “La vida es una herida absurda”. En la voz de Perrate se reinventa la catarsis de Bambino y Polaco Goyeneche, abriéndole un telón al corazón de los que fueron tragedia en carne viva.
Meterle jondura a la rareza, a los raros, es el arma y el alma visible de Perrate
Meterle jondura a la rareza, a los raros, es el arma y el alma visible de Perrate, que es todo intensidad natural. Ahí está la presión de “Ante la casa de Cupido”, seguidillas mitológicas de Alosno. Cantada en el registro más bajo de su voz, emergiendo un tono fantasmal, sonó tenebrosa la folía barroca de Bailly: “Yo soy la locura / La que sola infunde / Placer y locura / Y contento el mundo”. A esta voz negra Perrate, por el río blusero, la llama mississippera. Hay un par de piezas que muestran la capacidad absoluta de los buenos flamencos para absorber lo que a su paso encuentran. La voz enduendada de Perrate me arrastra con dos himnos de altura: “Boa doña, chacona de negros y gitanos” y “Tres golpes”, la pieza que da título a todo. Los cuatro músicos que están en escena, con identidades tan marcadísimas, se entregan como posesos a la juerga cósmica del compás:
“Entraron treinta Domingos
con veinte lunes a cuestas,
y cargó con estas cestas
un asno dando respingos.
Juana con tingo lomingos,
salió las bragas enjutas,
y más de cuarenta putas
huyendo de Barcelona.
Y la fama lo pregona:
A la vida, vidita bona,
vida, vámonos a chacona”.
Contenido y continente, significante y significado se arrebujan en este flamenco tan viejo y tan nuevo que lleva el sello de Perrate. Al final sonó la pieza estrella “Tres golpes”, con esa precisión y ese desenfreno en el compás de todos los músicos sin instrumentos, jaleando y jaleando, con las manos y los pies, picando palmas de forma canónica con el contrapunto del percusionista Moreno chocando gozoso las manos abiertas en un gesto sonoro de frenesí bereber:
“Cuando yo estaba chiquito
Me daban panela y copo
Ahora que estoy grandecito
Me dan con la faca el soco.
Tres golpes, tres golpes…”.
Perrate y compañía han abierto una puerta a la imaginación. Auguro que este espectáculo volverá más a lo grande, quiero decir en un recinto en el que pueda ir entrando el gran público, lo más selecto y lo más mundano. Y se embriagarán con el zumo buleaero de este Perrate, el mejor amigo del genio:
“Sonarán dentro de mí tus notas
Y el bordón vibra igual en tus manos
Que en mi voz tu promesa de amar
Vuelve a tocar Johnny Guitar”.
Sintonía flamenca con el 8M. Perrate vino a Madrid rompiendo esquemas. El flamenco avanza con vanguardismos y atento al retrovisor. “Yo he sido durante muchos años peluquero de señoras. Y en un día tan señalaíto como es hoy, digo que tengo mujer, hermanas, madre, hijas y una perra. A ver quién tiene...
Autor >
Pedro Calvo
Periodista chusquero. Nací en Cuatro Caminos (Madrid), en 1954. Vengo de los felices tiempos del estajanovismo plumilla. Me dio por escribir de músicas y de la tele. Tengo el humor ahí. Una manía. En RNE me dejan ponerme fino delante del micro.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí