El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado un informe en el que se detalla la situación laboral de las personas con discapacidad durante el año 2021. Los datos utilizados para su elaboración han sido extraídos de la Encuesta Anual de Estructura Salarial y de la Base Estatal de Personas con Discapacidad, ambas, también, referentes al año 2021.

Las cifras dibujan un panorama de discriminación capacitista que, si bien experimentó cierta mejoría con respecto a 2020 –al menos en lo económico–, sigue presentando desigualdades que deben atajarse con urgencia. Concretamente, el incremento interanual del salario medio de los trabajadores y las trabajadoras por cuenta ajena con discapacidad fue de un 3,6%, hasta situar dicha cantidad en 21.544,2€. Sin embargo, como ya se ha adelantado, una rápida comparación con el salario anual medio del resto de personas que trabajan en España muestra que sigue existiendo una brecha muy llamativa: la diferencia asciende hasta un 17,2%, puesto que los trabajadores y las trabajadoras sin discapacidad percibieron, de media, un sueldo anual de 26.030,0€. Prácticamente 4.500€ más al año.

Además, cabe destacar la persistencia de la brecha de género también dentro del grupo demográfico de empleados y empleadas por cuenta ajena con diversidad funcional. Las mujeres cobraron un 10,3% menos que los hombres en 2021; lo que supone, sin la abstracción de los porcentajes de por medio, 2.326,5€ menos cada año.

El informe va más allá de las retribuciones y pone el ojo en la capacidad de integración del mercado laboral español, con resultados, como mínimo, igual de preocupantes. La tasa de actividad de la población sin discapacidad supera en más de 43 puntos porcentuales al 34,6% de personas con discapacidad que se encuentran empleadas o en búsqueda activa de empleo. Una problemática que continúa agravándose al observar cuántos de esos posibles trabajadores y trabajadoras tienen, efectivamente, una ocupación. Durante el año 2021, el porcentaje de desempleo entre las personas con algún tipo de diversidad funcional se situó en el 22,5%, casi ocho puntos por encima del paro registrado para el resto de la población.

En términos generales, la tasa de ocupación de las personas con discapacidad fue de tan solo un 26,9%, cifra que no alcanza siquiera la mitad de la cantidad de personas sin discapacidad ocupadas. Es decir, casi uno de cada cuatro ciudadanos y ciudadanas pertenecientes a este grupo demográfico no cuenta con un empleo, ya sea por no pertenecer a la población activa o por estar en paro.

Entre las diversas gráficas que ofrece el INE en su publicación, resulta especialmente significativa la que representa la distribución del salario anual bruto sesgada por la presencia o no de una discapacidad entre las personas empleadas. El porcentaje de trabajadores y trabajadoras con discapacidad es superior en todo el primer tramo salarial (de 0€ a 17.500€ anuales), llegando a producirse la mayor diferencia en torno a los 17.500€ anuales; desde ahí, en todos los siguientes tramos salariales las personas sin discapacidad se encuentran por encima de aquellas que presentan alguna diversidad funcional. En conclusión, el hecho de contar con unas capacidades diferentes en España dificulta enormemente la integración en el mercado laboral y, en caso de lograrla, impulsa a este tipo de trabajadores y trabajadoras hacia profesiones con salarios bajos.