1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

La visión en el oído

Palabra sin mundo: la tertulia mediática como tecnología de poder

Hoy encontramos, a izquierda y derecha, la misma convicción. La política es comunicación, una disputa de la opinión pública que se traduce en votos

Amador Fernández-Savater / Ernesto García López 7/10/2023

<p><em>Lo llaman debate</em>. / <strong>Acacio Puig</strong></p>

Lo llaman debate. / Acacio Puig

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Uno siente que su yo se autentifica cuando escapa,

cuando se desplaza de lo que es.

(Ramón Andrés)

 

A veces pensamos para dar cuenta de una sensación. ¿Qué estamos sintiendo, por qué? Esa sensación, aunque no la entendamos, guía nuestra búsqueda. De palabras que la nombren, de razones que la expliquen. La sensación empuja el pensamiento, el pensamiento elabora la sensación.

Lo que en este caso nos puso a pensar y a escribir –es lo mismo– es la sensación de ahogo y de asfixia en una situación muy cotidiana: mientras vemos o escuchamos tertulias mediáticas. Sea cual sea la cadena, el sesgo ideológico o los intervinientes. ¿Por qué?

Ese ahogo, nos parece, proviene de un cierre. Nos asfixiamos en un espacio cerrado. La tertulia mediática es un espacio que cierra, que se cierra sobre sí mismo, que nos encierra. ¿Pero cómo?

Los cuatro cierres

Movidos por esta sensación de ahogo nos ponemos a pensar los cierres que pudieran provocarla. Identificamos al menos cuatro:

– En primer lugar, la tertulia mediática reduce y cierra lo político.

¿Desde dónde piensan generalmente los tertulianos? Desde la disputa entre partidos por el poder político: ¿a qué partido le beneficia esto? ¿A qué político le perjudica? ¿Cómo entender tal o cual intriga de palacio? Ese es el marco de sentido, lo que verdaderamente importa, todo se analiza desde ahí.

Al interpretarlo todo desde el poder, es el poder quien interpreta. Los tertulianos hablan desde la posición de los gobernantes

Al interpretarlo todo desde el poder, es el poder quien interpreta. Los tertulianos hablan desde la posición de los gobernantes: lo que hacen y no hacen, lo que debieran hacer. No leen la política para la sociedad, sino la sociedad para la política. Los problemas o los movimientos sociales importan si y sólo si afectan al plano de la disputa por el poder. Nunca se leen en sí mismos, por lo que plantean o crean, sino siempre en función de ese otro plano.

Las dos claves fundamentales del tablero político en España son la “polarización” y el “consenso”. La disputa entre partidos por un lado y el marco (incuestionable) de lo posible por el otro. Las tertulias se inscriben ahí. Los tertulianos se enfrentan a cara de perro en una lógica de bandos (izquierda y derecha, gobierno y oposición), pero coinciden en lo esencial, en los límites de lo que se puede hacer y decir, de lo autorizado. Compiten y a la vez colaboran.

Dos distinciones importantes se pierden. Por un lado, entre lo político (la pregunta por la vida en común, al alcance de cualquiera) y la política (especializada, profesionalizada, representativa). En la tertulia lo político coincide sin fisuras con la política.

Por otro, entre los gobernantes (quienes tienen poder de decisión) y los gobernados (los despojados de él). Se invita a los gobernados a pensar desde la cabeza de los gobernantes, a ver el mundo como ellos, a asumir sus problemas, a pensar desde un poder que no tienen.

Estas dos con-fusiones provocan la asfixia y el ahogo.

– En segundo lugar, la tertulia mediática acota y cierra el sentido.

Los tertulianos saben. Ayer de esto, hoy de lo otro, mañana de lo de más allá. Pero siempre saben. Hablan convencidos de sí mismos, seguros de lo suyo, como expertos. La duda, la pregunta, el balbuceo, son signos de debilidad.

El tertuliano habla sobre temas. Nada que le afecte personalmente, nada que le toque el cuerpo

Saben de antemano. Aplican su código explicador sobre cualquier cosa que se presente. Nada se les resiste, nunca hay misterio, ninguna opacidad. La obsesión es producir sentido y opinión. Lo urgente es cerrar un significado a lo que sea que ocurre. En la tertulia sólo hay respuestas, ninguna pregunta.

El tertuliano habla sobre temas. Nada que le afecte personalmente, nada que le toque el cuerpo, nada que le conmueva. Sólo temas que desfilan ante sus ojos a diario y contra los que dispara su opinión como si fuera una escopeta de feria. El tertuliano carece de cuerpo. El cuerpo es eso que, al hablar, sorprende. El tertuliano, sin embargo, sólo calcula.

La ignorancia simple es amiga del pensamiento: no saber es lo que nos lleva a pensar. La ignorancia del tertuliano es doble, la de quien cree saber. En la tertulia todos creen saber. Entonces se parlotea, se monologa, las opiniones chocan como bolas de billar, la conversación se vuelve un ring de boxeo donde unos a prioris se enfrentan a otros, unas palabras automáticas colisionan con otras.

– En tercer lugar, la tertulia mediática comprime y cierra el tiempo.

En dos sentidos al menos. Por un lado, en la tertulia mediática se habla de lo que se habla: lo que ocurrió ayer, lo que ocurrirá mañana. Ni antes de ayer, ni pasado mañana. El tiempo social e histórico queda reducido al timeline de la “actualidad política”.

La historia no existe. No hay genealogías, historicidades, tiempos largos. El mundo nace cada día de un repollo. El tertuliano carece de memoria. Pero sólo el sentido de la historia, como decía Guy Debord, permite discriminar lo accesorio de lo importante, la diferencia de la repetición.

En la tertulia mediática, por otro lado, se habla como se habla: con la velocidad del automatismo. No hay nada que pensar, nada que escuchar, nada que sentir. Las voces se atropellan, se superponen, se aplastan. El presentador de turno se queja y corrige a los tertulianos, pero son lágrimas de cocodrilo. Porque la tertulia alienta el zasca, la provocación y el navajeo.

Lo que la tertulia no tolera es el silencio. Que pueda haber un momento de silencio. Donde nadie tiene nada que decir, no se sepa todo y no haya respuesta. Pánico. En el silencio podría haber algo que pensar. Urge volver a llenarlo todo. De automatismos, clichés o zascas.

– Por último, la tertulia mediática achica y cierra el lenguaje.

En la tertulia mediática las palabras circulan sin interrogación, sobreentendidas. Se habla de “democracia” o de “política” como si fuesen cosas sólidas, obvias y compartidas. Al no interrogar su sentido, simplemente se reproducen los sentidos dominantes.

La comunicación exige una claridad, una transparencia, un lenguaje “accesible para todos”. El tertuliano carece de inconsciente. Nada de lapsus o de equívocos, nada de palabras raras o difíciles, nada de enunciados atrevidos o audaces, nada de poesía o de locura. Lo contrario sería “elitista”. Se llama elitista a todo lo que convoca un esfuerzo de pensamiento: a adentrarse en algo desconocido, abierto y personal.

La palabra en la tertulia mediática se arroja pero no se intercambia

La palabra en la tertulia mediática se arroja pero no se intercambia. Nunca se vio a un tertuliano pensando con otro. Cada cual defiende lo suyo, su nicho de mercado, su ventaja competitiva. La palabra debe ser siempre como un proyectil: duro y nítido, agresivo y contundente, autosuficiente.

Esta “transparencia” del lenguaje es una trampa: las palabras trafican sentidos empaquetados, órdenes y consignas, signos de grupo y pertenencia, condenas y excomuniones. Toda palabra que no se interroga, que no pasa por el cuerpo del que habla, que sólo nos pide adhesión y creencia, es magia negra.

Una tecnología de poder

Reducción y cierre de lo político, del sentido, del tiempo y del lenguaje. La tertulia mediática nos ahoga, en definitiva, porque está diseñada contra la posibilidad del pensamiento.

Cuando pensamos, algo se abre. Una búsqueda, un proceso, una exploración. Una pregunta (auténtica, sin respuesta previa) organiza un proceso de pensamiento y en ese proceso algo puede emerger: nos viene una idea. Una mirada diferente, un matiz liberador, otra comprensión de las cosas. Nos brota desde dentro, como un géiser. Salimos distintos a cómo habíamos entrado.

Pensar requiere un tiempo y un espacio no saturados. Un espacio donde podamos movernos, decir la nuestra, alterar las preguntas. Un tiempo donde podamos perdernos para mejor encontrarnos, llegar a algo por nosotros mismos. Nos ahogamos en las tertulias porque no dejan tiempo ni espacio, porque todo está lleno de antemano de respuestas y explicaciones, porque en el fondo nunca pasa nada.

La tertulia mediática, más que un formato o un tipo de programa, es una “tecnología”. Un contexto que define a priori la forma en la que van a aparecer los objetos (en este caso los enunciados). Polarización y consenso, lenguaje plano y unidimensional, velocidad automática, prohibición de la duda, la pregunta, el silencio.

Una tecnología de poder, porque ajusta al individuo a los temas y las opiniones posibles, a los modos de sentir, de ver y de pensar dominantes.

Una tecnología viril, porque la posición del habla es masculina (seguridad, autosuficiencia, victoria) aunque en la tertulia haya cuerpos de mujer.

Una tecnología de mercado, donde cada cual tiene su opinión, sin necesidad de tejerla con otros, siempre en competencia.

Como toda tecnología, la tertulia mediática subjetiva. Nos educa y nos influye. Nos hace y nos deshace. Nos vuelve tertulianos. Entre amigos, con la familia, en pareja. El peligro para el lazo social es altísimo. Las conversaciones se sustituyen por tertulias mediáticas (presenciales).

La conversación es un arte y no una tecnología. Es un ejercicio de atención colectiva: sin guión, protocolo, ni algoritmo que organice. Requiere dejar espacio para que cada quien intervenga o guarde silencio. Acompañar la palabra del otro con la escucha, un gesto de aliento o la repregunta.

La conversación se teje y se sostiene entre todos. Las palabras derivan, se trenzan y destrenzan; nos autorizamos a delirar, bromear, poetizar. Se discute en el elemento del afecto compartido. Salimos de nosotros mismos. Conversación, con-vertere: tornarse uno hacia el otro.

Una sociedad de tertulianos, donde las conversaciones cotidianas se conviertan en tertulias mediáticas, es una auténtica pesadilla. La peor distopía. Un mundo de monólogos que sólo quieren escucharse a sí mismos y aplastar la voz ajena. Un mundo de personas repitiendo clichés y tomándose en serio a sí mismas. Un mundo de Pantomima Full.

Todas las tertulias son de derechas

Hoy encontramos, a izquierda y derecha, la misma convicción: la política es comunicación. Una disputa de la opinión pública (que se traduce en votos y en poder). No es de extrañar entonces que la izquierda, al montar sus medios de comunicación, lo primero que haga es organizar tertulias. Es sin duda la tecnología más eficaz. Pero, ¿eficaz para qué?

El tertuliano de izquierdas es casi indistinguible del de derechas: seguro de sí mismo y su saber

La ideología de la tertulia mediática es la tertulia misma: sus efectos están inscritos en su forma, en su configuración, en su diseño. Efectos de reducción y cierre de lo político, del sentido, del tiempo y del lenguaje. La tertulia no es neutral como un cuchillo. No se puede poner al servicio de otras finalidades o contenidos. Ella misma es su propia finalidad y su propio contenido.

El tertuliano de izquierdas es casi indistinguible del de derechas: seguro de sí mismo y su saber, se carga constantemente de razón; ni escucha ni coopera en el pensamiento, incapaz de razonar en común. Lo suyo es el monólogo, una palabra sin mundo.

Dice lo que las cosas son, no lo que podrían ser. Lo que hay que pensar, no lo que podría pensarse. Habla el lenguaje de los hechos, no el de lo posible. Afirma lo dado, no la potencialidad.

Excluida queda así la idea, encarnada en los últimos años por el 15M y la ola feminista, de que politizarse puede pasar, no por tener tales o cuales opiniones, sino por salir de uno mismo y encontrarse con el otro, por gestos vitales que nos implican y comprometen, por poner el cuerpo en lo que se dice y se hace, por aprender a pensar en común.

¿De veras creemos que puede producirse transformación social alguna –pensemos en la emergencia climática, por ejemplo– simplemente a partir de un cambio de opinión? ¿Sin cuerpos en movimiento, sin conflicto, sin creación de nuevas formas de vida? “Estoy en contra del cambio climático”, ¿y? La opinión deja las cosas como estaban, mientras que el pensamiento transforma. No sirve a la acción, sino que es acción en sí mismo.

El filósofo Gilles Deleuze decía: “La izquierda es eso que necesita que la gente piense”. Lo demás es derecha. Todas las tertulias son de derechas. Hay que crear y sostener espacios de pensamiento.

----------------

Amador Fernández-Savater dirigirá la 2º edición del taller “Estética, psicoanálisis y revolución: el pensamiento utópico de Herbert Marcuse” los días 26, 27 y 28 de octubre. Puedes apuntarte aquí.

Ernesto García López es antropólogo y escritor. Ha publicado recientemente Hospital del aire (Candaya, 2022). Ha colaborado con diferentes medios de comunicación y revistas literarias. Destacan sus investigaciones sobre la construcción social del activismo en Madrid durante el ciclo 15M. Se pueden seguir sus actividades en http://ernestogarcialopez.blogspot.com/ 

Uno siente que su yo se autentifica cuando escapa,

cuando se desplaza de lo que es.

(Ramón Andrés)

 

A veces pensamos para dar cuenta de una sensación. ¿Qué estamos sintiendo, por qué? Esa sensación, aunque no la...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Amador Fernández-Savater

Es investigador independiente, activista, editor, 'filósofo pirata'. Ha publicado recientemente 'Habitar y gobernar; inspiraciones para una nueva concepción política' (Ned ediciones, 2020) y 'La fuerza de los débiles; ensayo sobre la eficacia política' (Akal, 2021). Su último libro es ‘Capitalismo libidinal; antropología neoliberal, políticas del deseo, derechización del malestar’ Sus diferentes actividades y publicaciones pueden seguirse en www.filosofiapirata.net.

Autora >

Autor >

Ernesto García López

Es antropólogo y escritor. Ha publicado recientemente Hospital del aire (Candaya, 2022). Ha colaborado con diferentes medios de comunicación y revistas literarias. Destacan sus investigaciones sobre la construcción social del activismo en Madrid durante el ciclo 15M. Se pueden seguir sus actividades en http://ernestogarcialopez.blogspot.com/ 

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí