OBITUARIO
Los oprimidos lloran a Enrique Dussel, el filósofo de la liberación
El fallecimiento a los 88 años del pensador latinoamericano deja huérfana a una escuela de pensamiento que, comprometida con los sectores más desfavorecidos, trasciende la teoría de una crítica decolonial y marxista
J. Marcos 9/11/2023
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El domingo 5 de noviembre falleció el filósofo Enrique Domingo Dussel Ambrosini. “Amigo y compañero, ayudó a construir este movimiento de transformación”, lamentó en su conferencia mañanera el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). “Gran pensador latinoamericano”, apostilló en redes sociales su homólogo colombiano, Gustavo Petro. “Un hombre íntegro y con ideas claras. ¡Un maestro!”, expresó por la misma vía el mandatario venezolano, Nicolás Maduro. “Revolucionario comprometido, parte a la eternidad un grande que guió con su estudio profundo los procesos transformadores de nuestros pueblos”, completó el expresidente de Bolivia Evo Morales. Primera imagen, la del filósofo de renombre.
Nacido en La Paz (Mendoza, Argentina) el 24 de diciembre de 1934, Enrique Dussel desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en México, pasando por diferentes centros universitarios. Hasta poco antes de la pandemia todavía era frecuente verlo llenar las aulas con estudiantes, buena parte personas ni siquiera inscritas en la asignatura correspondiente. Su mera presencia empequeñecía los espacios académicos, obligando a sus oyentes a buscar cualquier resquicio, en el suelo o junto a la pared, con tal de escucharlo. Al finalizar cada una de sus exposiciones, compartía mesa como un alumno más en la cafetería de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde seguía dialogando cara a cara. Segunda imagen, la del maestro que encandilaba con su discurso y con su praxis.
Durante los últimos años, Dussel se comprometió con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido liderado por AMLO
Durante los últimos años, Dussel se comprometió con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido liderado por AMLO. En 2020 fue designado secretario del Instituto Nacional de Formación Política, ocupándose de la formación de cuadros; un cargo al que este mismo año había sumado su nombramiento como emérito del Consejo Nacional, el órgano de toma de decisiones de Morena. Tercera imagen, la del filósofo comprometido.
Estos tres retratos, el filósofo consagrado, el filósofo aterrizado y el filósofo comprometido, ayudan a comprender la semblanza de quien se ha convertido en la referencia para buena parte de las izquierdas actuales, a las que deja un legado descolonizador, crítico con el eurocentrismo desde una postura decolonial y, sobre todo, un sistema de liberación situado en las periferias, en la exterioridad, entre los sectores oprimidos y las víctimas.
Paso por España, entre palestinos y exilio final en México
En 1957, un veinteañero Enrique Dussel llega a Madrid para realizar su doctorado en Filosofía. Aterrizó en plena dictadura y con la dificultad de entenderse con “profesores que comenzaban a adherirse al Opus Dei”. Entre medias viajó a Nazaret (Israel), donde trabajó como obrero de la construcción en una cooperativa árabe primero y como carpintero junto a compañeros palestinos después. Aquella experiencia marcó un antes y un después; su pensamiento, hasta entonces reducido a América Latina como patria grande, se ampliaba a los pobres del sistema-mundo. De aquella época brotan obras como Humanismo semita y Humanismo helénico.
Perón es reelegido por tercera vez presidente de la República Argentina y, apenas una semana más tarde, estalla en la casa de Dussel un artefacto explosivo
Dussel pasa por París (Francia) y Maguncia (Alemania), una etapa en la que estudia Historia y Teología, completando su formación con otro doctorado que le lleva durante tres veranos al Archivo General de Indias de Sevilla. Poco a poco, el continente americano iba encontrando su sitio en la revisión crítica de la historia mundial de Dussel. El filósofo finalmente regresa a su tierra natal en 1967, desempeñándose como profesor de Ética en Mendoza.
Todo cambia en septiembre de 1973. Perón es reelegido por tercera vez presidente de la República Argentina y, apenas una semana más tarde, estalla en la casa de Dussel un artefacto explosivo, según decía un panfleto junto a la bomba, “por envenenar la mente de los jóvenes con doctrina marxista”. “Había comenzado la expulsión de los ‘infiltrados’ en el peronismo. Yo ni era peronista (ni por tanto infiltrado) ni marxista (más bien, todavía, solo hegeliano de izquierda, antihegeliano latinoamericano)”, explicó años después Dussel, que terminó exiliado en México.
Filosofía de la liberación y el Marx del sur global
La filosofía de la liberación nació a comienzos de 1970, una década que recogía el rebufo reivindicativo de los años anteriores. Fue por aquel entonces cuando un grupo de intelectuales periféricos centró su atención en “las llagas intolerables de una realidad social y cultural inequitativa, excluyente, autoritaria, no participativa”. Su pensamiento Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana se dio a conocer en el manifiesto compartido que firmaron más de una decena de pensadores.
La filosofía de la liberación emana de una crítica tanto a la razón moderna como al sujeto privilegiado que la enarbola
La filosofía de la liberación emana de una crítica tanto a la razón moderna como al sujeto privilegiado que la enarbola. Nutre su pensamiento con ingredientes de la teoría de la dependencia desde el sur global y de la Escuela de Frankfurt y su Teoría Crítica desde el norte. Recicla asimismo categorías y conceptos elaborados por filósofos como Hegel, Marx y Heidegger; y su análisis respira una fuerte impronta de Marcuse y de los condenados terrenales de Fanon, leídos a partir de la mirada del otro de Lévinas o, mejor dicho, situándose un paso más afuera, no ya en Europa, sino en Latinoamérica.
La impronta de Marx exige algunas aclaraciones. El principal riesgo viene de la carga ideológico-emotiva que conllevan Marx y el marxismo como escuela teórica rebasada por su vertiente práctica y militante. Estudioso en profundidad de la obra marxiana, precisamente la dimensión aterrizada que ha alcanzado Dussel vía filosofía de la liberación quizá solo sea comparable al marxismo. Y es que, en torno a la liberación hay una corriente de pensamiento (filosófica y teológica, principalmente), pero también una praxis militante de gran alcance.
La propuesta de la lucha de clases presenta una diferencia clave con respecto a la transmodernidad que propone Dussel. Para el marxismo, el proletariado es el sujeto de la historia, y precisamente ese estatus predilecto parece redimirle de su inhumanidad; es la clase sobre la que pivota el proceso productivo y, por ello, la que está llamada a dominar las relaciones sociales. Por debajo está el Lumpenproletariat, un sector de la población situado al margen o por debajo que, formado por elementos degradados, desclasados y no organizados, no solamente no posee los medios de producción, sino que tampoco tiene fuerza de trabajo (porque no la ejerce), careciendo además de conciencia de clase, lo que le hace incluso susceptible de servir como punto de apoyo a la burguesía. Dussel lo plantea de otro modo: el no-sujeto (que comienza siendo el pobre desde Lèvinas y termina siendo la víctima más allá de Benjamin, en ambos casos incluyendo al Proletariat y también al Lumpenproletariat) es el sujeto universal, sobre todo, por su humana debilidad. Se trata de un salto de paradigma, pues de una concepción darwinista de la Historia se pasa a una visión ética con eje en las víctimas.
Encuentros y desencuentros
A lo largo de su vida, Dussel ha mantenido diálogos con pensadores de la talla de Apel, Ricoeur y Rorty, también Vattimo y Habermas. En realidad, la obra dusseliana plantea un continuo encuentro crítico con los pensadores clave de cada época. Basta consultar sus obras de referencia, principalmente, Filosofía de la liberación, Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión o los tres tomos de la Política de la liberación.
Las polémicas también han sido intensas. Una de las más sonadas la tuvo con su compañero Cerutti, quien tildó a Dussel de antimarxista, populista y peronista
Las polémicas también han sido intensas. Una de las más sonadas la tuvo con su compañero Cerutti, quien tildó a Dussel de antimarxista, populista y peronista. Dussel renegó de las tres acusaciones en repetidas ocasiones. La imputación de antimarxista incidía en que el planteamiento de Dussel no partía desde el horizonte de las clases sociales, extremo que en todo caso el filósofo incorporó y reforzó conforme evolucionaba su pensamiento. Ante el calificativo populista, Dussel distingue lo populista de lo popular, y terminó evolucionando desde una concepción mística del pueblo percibido como el universal salvador que sustituye a las clases sociales, a una categoría de pueblo que interactúa de forma compleja con la de clases sociales. Respecto a los vínculos políticos de la filosofía de la liberación, concedió que “pudo surgir dentro del clima del retorno al peronismo; aunque su criticidad era al comienzo mínima, se fue precisando”.
En Dussel, la liberación es una categoría clave no solo de análisis, sino también de denuncia y posterior transformación. Es global y transformadora o no es liberación, que no deja de ser una marcha siempre en curso y no un logro alcanzable de una vez por todas. El punto de partida es la opresión en sus diferentes tipos de expresión. El punto de llegada es la justicia. Entre ambas se abre un proceso de liberación en función siempre de historizaciones concretas.
Precisamente ese aterrizaje puede apreciarse en su compromiso con la política mexicana en clave interna y con los gobiernos bolivarianos en el ámbito internacional. Estos compromisos le acarrearon no pocas sospechas y detractores. Su abrazo a gobiernos como el mexicano, aun mantenido desde una crítica interna, fue en ocasiones analizado como legitimación de políticas cuestionables del Ejecutivo, caso del Proyecto Integral Morelos y el Tren Maya, por no hablar de la traición a los pueblos indígenas y los innumerables desprecios al movimiento feminista.
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J. Marcos es periodista freelance y doctor en Filosofía. Colaborador de CTXT, acaba de publicar el libro Pensar desde las víctimas. La transformación pendiente (Comares, octubre 2023).
El domingo 5 de noviembre falleció el filósofo Enrique Domingo Dussel Ambrosini. “Amigo y compañero, ayudó a construir este movimiento de transformación”, lamentó en su conferencia mañanera el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). “Gran pensador latinoamericano”, apostilló en redes sociales su...
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J. Marcos
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