homenaje
Celebrar a Hematocrítico
¿Han escuchado alguna vez eso de que uno nunca debe marcharse el primero para evitar que los que se quedan se diviertan criticándote? Pues él, en una nueva innovación, se ha cargado esta máxima
Gerardo Tecé 29/11/2023
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El lunes 27 de noviembre, de forma repentina y dolorosa para quienes lo admirábamos y disfrutábamos, moría en su casa de Navia (Vigo) el padre fundador de la risa y la creatividad del internet español. Han pasado ya muchas horas, así que llego tarde para decir que Miguel López, El Hematocrítico, además de ser públicamente un creador de contenido brillante, era en privado un buen tipo, una persona cariñosa y divertida. Para qué insistir en esto si, dos días después de marcharse, todos y cada uno de quienes lo trataron han contado lo buena gente que era, si quienes nunca tuvieron esa suerte ya lo intuían. Yo soy de los que tuve la suerte de tratarlo en alguna que otra ocasión. Las suficientes para saber que lo de Hematocrítico no era un personaje creado para la red, sino una extensión de la divertida vida de un profesor de infantil y primaria que se partía de risa con sus alumnos y que, fuera del aula, había decidido seguir jugando. En las horas posteriores a la noticia, entre los miles de pésames, muestras de lamento y homenajes que han inundado la red, alguien le dedicaba a Hematocrítico una frase cuya autoría no recuerdo, pero que decía algo así como que la vida hay que vivirla con tal intensidad y disfrute que, cuando mueras, todo el mundo diga qué muerte tan injusta. Y, efectivamente, todo el mundo opina hoy que la muerte del creador del Drama en el portal, de lo tróspido, del partirte de risa con obras de arte del siglo XVII, de repensar los libros infantiles o de exprimir los podcast, ha sido una muerte de lo más injusta.
¿Han escuchado alguna vez ese consejo de que en las quedadas uno nunca debe marcharse el primero para evitar que los que se quedan se diviertan criticándote? Pues Hemato, en una nueva innovación, se ha cargado esta máxima. El tipo se ha ido muy pronto y los que nos quedamos no encontramos nada criticable con lo que divertirnos, sino mucha pena y palabras de agradecimiento. Siempre me trató con mucho cariño. Lo cual no dice nada de mí, sino de él y de su forma de pasearse alegre y amablemente por la vida, según cuenta estos días todo el que se lo cruzó. Probablemente mi primer contacto con él fuese haciendo alguna campaña de publi. Ya saben cómo es la vida de los que somos tuitstars. De vez en cuando nos recoge en casa una limusina que nos lleva a algún lujoso reservado repleto de botellas de champagne donde, móvil en mano, toda la constelación de estrellas de internet nos juntamos para dedicarnos a encender puros quemando billetes de 500 sacados de un enorme maletín que alguna importante marca ha puesto sobre la mesa. O tal vez no sea tan así. Bueno, qué más da. El caso es que uno de los primeros recuerdos que tengo de Hematocrítico fue hace ya quizá diez años cuando, de ese grupo de gente normal a la que nos venía muy bien los cuatro duros que las marcas pagaban por hacer alguna acción divertida en Twitter, surgió Hematocrítico para, a la hora de cobrar, pedir que, si no era molestia, lo suyo lo donasen a tal oenegé –no recuerdo cuál era, sí que discretamente así lo hizo–. En aquel momento pensé que se trataba de un gesto de generosidad. Hoy creo que era anticapitalismo puro y duro. De ese que consiste en ser tan listo que sabes de sobra que, si tu sueldo de profesor y tu par de colaboraciones te dan para vivir una vida cómoda y divertida, el resto sobra.
Sé que se trata de anticapitalismo y no de generosidad porque, muchos años después, como oyente del podcast que hacía –me parece mentira hablar en pasado– junto a Noel Ceballos y Nus Cuevas, pude comprobarlo. Imaginen ustedes que tienen entre las manos un producto audiovisual de primera, uno de los podcast más escuchados, con mayor trayectoria y originalidad del país. Un espacio de entretenimiento creado por gente más que capaz de llevar el formato al éxito comercial y que, sistemáticamente, deciden boicotear ese éxito porque es más divertido así. Para que se hagan una idea, para desesperación de muchos fans entre los que me incluyo, Los Hermanos Podcast habían decidido en los últimos tiempos torturarnos a quienes los escuchábamos dedicando el espacio a hacer un análisis detallado de cada uno de los muchos capítulos de las nueve temporadas de Médico de familia. Repito. Un análisis detallado de cada uno de los muchos capítulos de las nueve temporadas de Médico de familia. Con su visualización previa del capítulo, su sinopsis, sus comentarios de los mejores momentos, sus especulaciones sobre posibles giros de la trama protagonizada por Emilio Aragón –Doctor Nacho– y su familia, etc, etc. Si le preguntan a los compañeros de Hematocrítico, estoy seguro de que confirmarán que el gallego disfrutaba tanto de meterse en ese berenjenal como de imaginarse a los fans del podcast teniendo que dejar de escucharlo porque, a pesar de las risas, quién carajo se puede fumar semejante cosa durante tanto tiempo. Berto Romero, amigo de Hemato y fan del programa, definió bien lo que suponía esta decisión editorial: “Lo de analizar Médico de familia entero es un proyecto demasiado ambicioso para mí como oyente, digamos”. La última vez que hablé con Hematocrítico fue hace unos meses. Nos intercambiamos unos audios en los que le contaba que había descubierto, tres años tarde, The hunter, la novela que el torero Fran Rivera creó y publicó por entregas en su cuenta de Instagram durante el confinamiento de 2020. En el podcast de Hemato, cada vez que Fran Rivera publicaba actualización, se juntaban para analizar las aventuras de Sakura, el noble, lleno de bondad, a la par que valiente samurái. Un alter ego del hermano de Paquirrín, que debía salvar a un pueblo de las garras de un malvado tirano que, según Hematocrítico, en la cabeza de Fran podría ser perfectamente Pablo Iglesias o Pedro Sánchez. He llorado de la risa, le dije, y me comentó que estaba jodidísimo porque habían pasado los años y Fran Rivera no acababa aquello que dejó a medias en cuanto el Ministerio de Sanidad hizo pasar a Andalucía a la fase 4 de la desescalada, permitiendo de nuevo la apertura de bares. Quedamos en que, cuando pasase por Sevilla, lo llevaría a tomarnos un café a un bar que hay junto a la casa del torero, a ver si, con suerte y haciéndonos pasar por fans –que lo éramos–, podíamos verlo y convencerle para que acabase su obra magna y descubriéramos si Sakura –que por lo visto es nombre de mujer en Japón y a Fran Rivera se le pasó ese detalle– vencía por fin al mal.
Con Hematocrítico he compartido espacios digitales y también espacios fuera de lo digital. Hace unos años, Buenafuente nos reclutó para contarnos una idea que le obsesionaba. Whatsapp era la gran red social, aunque todo el mundo mirase a otras. En la conversación hay muchas posibilidades de creatividad y mucho potencial para la tele, nos decía, había que pensar en cómo darle forma. Así que, como el que mete microbios en una probeta, Andreu creó un grupo de Whatsapp en el que nos mezcló con Berto, Broncano, Bob Pop –¿qué les pasa en El Terrat con la B?, dijimos– cuya finalidad sería acabar convirtiéndose en algo parecido a una sección del programa que Andreu tenía por aquella época en Movistar. La cosa se quedó en idea, pero el grupo de Whatsapp siguió ahí. Y sigue. Acabo de comprobarlo y el último en hablar fue, cómo no, Hematocrítico. Entusiasmado con esa aplicación nueva que puede poner a Chiquito de la Calzada a hablar en excelente inglés de Cambridge, y sobre la que ya andaba experimentando qué hacer con ella. Como maestro de infantil que era, supongo que sabía perfectamente que lo mejor en la vida siempre está por llegar. Aunque a veces la vida venga con malos ratos. Como aquel que contaba en el que una alumna suya de infantil se empeñó en saber cuándo era su cumpleaños. Él le dijo la fecha y la niña lo grabó en su mente. Cuando se iba acercando el día, semanas antes, la niña le decía una y otra vez que le iba a comprar un regalo y Hematocrítico, siguiéndole la corriente, le decía que vale, que muy bien, sin darle mayor importancia. Cuando el día del cumpleaños del profe Hematocrítico al fin llegó, la niña llegó a primera hora a clase, acompañada de su madre, y con una caja envuelta en papel de regalo bajo el brazo que le entregó a su profesor diciendo: “Toma, el regalo que me pediste”.
Además de toneladas de creatividad y alegría, Hematocrítico deja tras de sí el mensaje de que estar vivo es un regalo que hay que aprovechar. Según cuentan sus amigos íntimos, él lo aprovechó muchísimo. Y eso hay que celebrarlo.
El lunes 27 de noviembre, de forma repentina y dolorosa para quienes lo admirábamos y disfrutábamos, moría en su casa de Navia (Vigo) el padre fundador de la risa y la creatividad del internet español. Han pasado ya muchas horas, así que llego tarde para decir que Miguel López, El Hematocrítico, además...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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