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La escritora Josefina Aldecoa (1926-2011) posa con su novela más famosa en una imagen promocional.
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Hacer fácil lo difícil y posible lo imposible. Eso es lo que se puede deducir de la vida y obra de Josefina Rodríguez Álvarez, la mujer que fundó el colegio Estilo en Madrid en 1959, en pleno franquismo, y desde el que pretendía mejorar la sociedad siguiendo los postulados de la denostada, por aquellos tiempos, Institución Libre de Enseñanza. De abuela y madre maestras, ella heredó la profesión. Psicóloga y pedagoga, fue la primera persona en traducir al castellano A sangre fría, de Truman Capote. Enamorada de los viajes y la literatura y siempre soñando con un futuro mejor, también dejó novelas notables, como Historia de una maestra, escrita en 1990. Ahora, esta novela llega a Madrid convertida en obra teatral de la mano de la actriz y productora Paula Llorens. Puede verse en el Teatro Fernán Gómez hasta el 5 de febrero.
Josefina Rodríguez Álvarez, en realidad, es mucho más conocida como Josefina Aldecoa. Tras la temprana muerte de su marido, el también escritor Ignacio Aldecoa, ocurrida en 1969, adoptaría el apellido de este para su carrera como literata. Susana Aldecoa, hija de ambos, responde al teléfono desde la casa familiar de Mazcuerras, en Cantabria, justo en el mismo despacho desde el que su madre trabajaba. “Era una persona absolutamente moderna, llena de curiosidad por todo y zambullida de lleno en el mundo sajón. Por encima de todo tenía dos pasiones: educar y escribir”, explica.
Y a eso fue a lo que se dedicó toda su vida. Susana habla de su madre en pasado, pero con un tono de voz que grita en presente. De hecho, tras la muerte de su fundadora en 2011, ella fue la continuadora del colegio Estilo hasta su cierre en 2019. “Cuando murió mi padre, yo tenía 15 años y mi madre 43. Éramos las dos muy jóvenes para una noticia así. Desde que se quedó viuda, unos diez años después de iniciar la andadura del kindergarten con el que empezó, se puso a trabajar con renovado ímpetu en el que sería el colegio de sus sueños”. En poco tiempo pasó de tener veinte alumnos en las aulas a más de un centenar de ellos.
En el famoso colegio Estilo se educaron generaciones de niños y niñas mediante una manera diferente de aprender. Josefina estaba convencida de que educar significa enseñar a pensar, analizar hechos históricos y científicos, pero todo envuelto en la música y el arte como seña de identidad del colegio, muy ligado a lo plástico y creativo. Sin embargo, jamás tuvo un encontronazo con el franquismo, a pesar de que su doctrina se basara en la Institución Libre de Enseñanza y de que por el colegio, muy pequeño, pasara gente reconocida del cine y el mundo literario y periodístico. “Incluso gente represaliada por la dictadura educó a sus hijos en nuestro colegio. Era una mujer muy abierta que siempre puso por delante los intereses de los niños”, cuenta Susana.
Josefina se las ingenió para conciliar las dos cosas que más le apasionaban: la literatura y la enseñanza. “Era una persona muy avanzada a su tiempo. Ahora las cosas son mucho más sencillas, pero cuando ella hacía cursos fuera de España y acudía como invitada a dar conferencias a universidades del extranjero, todo era muy complicado”, recuerda su hija.
La relación entre madre e hija se estrechó aún más tras la muerte del que era marido y padre de una y otra respectivamente. “Ella jamás lo superó realmente, eran una pareja tan excepcional que aquello fue muy difícil de llevar”, recuerda. En cualquier caso, Josefina y Susana mantuvieron una relación muy cercana durante toda la vida. “No tengo ningún recuerdo más bonito que otro porque recuerdo miles de viajes, de momentos con sus amigos, con ella a solas… Son muchas las experiencias que acompañan a una persona tan especial y con una riquísima vida interior”.
“Todo lo que me recuerda a mi madre es felicidad, equilibrio, armonía, inteligencia en todas sus reflexiones. Era una persona valiente, libre, justa y ética, que siempre ayudaba a los demás”. Susana Aldecoa se encuentra ahora junto a sus nietos en Mazcuerras, el pueblito cántabro desde el que Josefina escribía. “Cuando llegue el momento, les pediré a los dos, que ahora son muy pequeñitos, que lean los libros de su bisabuela. Todo está en sus libros, y en ellos podrán ver la vida tan apasionante que yo tuve la suerte de compartir con ella”.
Entre esas obras se encuentra la más celebrada: Historia de una maestra, un homenaje a su madre y a su abuela, también maestras de la escuela pública. El gran éxito de la novela acompañó a Josefina desde su publicación en 1990. Así lo confirma Paula Llorens, la actriz que quedó prendada de la obra nada más leerla. “Josefina es capaz de hablar de temas muy complicados, sociales y políticos, con una sencillez admirable. Aquí trata una época de las más difíciles de explicar y lo hace a través de una maestra de escuela, no de un político o de un militar”.
Llorens conoce muy bien la historia. No había terminado sus estudios en la Escuela de Arte Dramático de Madrid cuando se enfrentó al ejercicio de adaptar narraciones en textos teatrales. Mientras la mayoría de sus compañeros elegían pequeños cuentos, ella decidió hacerlo con una de las novelas más conocidas de la década de los noventa. “Terminé la carrera y yo seguía enamorada de ella, así que continué cerrando la versión teatral sin siquiera saber si algún día podría llevarla a escena”. Finalmente, en el preludio del estreno, Llorens le hizo llegar la versión a Susana Aldecoa.
“Monté una compañía de teatro para hacer esto, es una aventura, no solo me encargo de la parte artística sino también de la empresarial", cuenta Llorens. “Me convertí a la vez en la actriz que iba a dar vida y voz a Gabriela López, el personaje protagonista, pero también en la productora de la obra”. La compañía se llama Cactus Teatre y ya han estrenado un segundo espectáculo. La adaptación de Historia de una maestra hará su función número cien en Madrid, un lugar por el que no había pasado todavía. “Con esta obra he intentado hacer lo que defiende Josefina en el libro: llevar el teatro a todos los lugares posibles de forma que sea igualitario, que también se pueda disfrutar en los pueblos más pequeños”.
En la adaptación teatral, Llorens, que sale al escenario dirigida por Gemma Miralles, descubrió que no mucha gente conocía la novela. Y eso a pesar de que el libro es una de las lecturas obligatorias en la carrera de Magisterio de la Universidad de Valencia, ciudad de la actriz y productora. “Eso me dio incluso más ganas de hacerlo, porque la novela es maravillosa. Mucha gente que ve la obra teatral va inmediatamente después a comprar el libro”. Pronto se dio cuenta del éxito, tanto del libro como de su obra. No hizo falta más que empezar a girar con ella para ver a todas las personas cuya novela de cabecera era, precisamente, Historia de una maestra.
La actriz da vida a Gabriela López mediante un monólogo en el que ella misma interpreta a los diferentes personajes tal y como los recuerda Gabriela. “Cuando adaptaba la obra me di cuenta de algo muy importante. En la novela, a la protagonista la memoria le juega malas pasadas, no sabe si lo estaba recordando todo bien, por eso tomé la decisión de interpretar así a los personajes”.
Hacer fácil lo difícil y posible lo imposible. Eso es lo que se puede deducir de la vida y obra de Josefina Rodríguez Álvarez, la mujer que fundó el colegio Estilo en Madrid en 1959, en pleno franquismo, y desde el que pretendía mejorar la sociedad siguiendo los postulados de la denostada, por aquellos tiempos,...
Autor >
Guillermo Martínez
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