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Lunes
El despertador suena a las seis y media, aunque llevo una hora despierto dibujando (porque también soy dibujante de tebeos, los frutos de tomar una mala decisión tras otra). Me he convertido en una persona altamente efectiva o en un pobre desgraciado, todavía no lo tengo muy claro. Me preparo mi habitual desayuno ligero (dieciséis huevos fritos, dos longanizas y una infusión sin azúcar) y me meto en la ducha. Salgo de ella para comerme el desayuno. Vuelvo a meterme en la ducha, me ducho, paseo al perro, me multan por escándalo público, vuelvo a casa a vestirme y salgo de nuevo a la calle para encaminarme a mi lugar de trabajo, Generación X Tirso, Madrid, una librería especializada en cómics y juegos de mesa. La mejor del mundo, por cierto. Y no lo digo yo, lo dicen mis jefes, también.
Una vez allí comienza la acción. Creo que gran parte del público general no tiene claro en qué consiste el trabajo de un librero, de una librera, y es mi deber explicarlo aquí. Para empezar, un librero debe levantar multitud de cajas. En mi caso, la mayoría de estas cajas contienen libros y tebeos, aunque un día un repartidor nos trajo 26 kilos de naranjas de Valencia. Tengo que aclarar que esto no es lo habitual. Lo habitual es, como decía, que las cajas estén repletas del material que hay reponer porque se ha vendido anteriormente, o bien traigan las novedades que las editoriales se esfuerzan en sacar cada semana dios sabe por qué razón. Sea como sea, cada caja pesa aproximadamente una tonelada, y hay que moverla de aquí para allá con cierta gracia y elegancia. Por este motivo, una hostia de un librero puede hacer mucho más daño de lo que pareciera en principio debido al aspecto raquítico y de persona desnutrida que suelen tener.
Creo que gran parte del público general no tiene claro en qué consiste el trabajo de un librero
Cuando las cajas se han contabilizado, se ha dado curso a los albaranes y todo se encuentra ordenado, hay que volver a desordenar el contenido dependiendo de las necesidades diarias. Este trabajo digno de Sísifo suele provocar divertidos equívocos y alguna que otra crisis nerviosa, pero eso lo dejaremos para mañana.
Martes
Hoy toca exponer las novedades como se merecen: debajo de una alfombra. La decisión no es del gusto del gerente, que me conmina, ayudado de un látigo, a que las coloque en las estanterías y en las mesas dispuestas a tal efecto. Esta operación aparentemente sencilla es todo un arte con sus propias reglas y que no está exenta de dificultades. Para empezar, pese a la creencia popular, el espacio físico de una mesa es limitado, y hay que realizar un donoso escrutinio previo para hacer hueco al tebeo recién salido del horno. ¿Cuál retirar de la mesa? ¿Quitas un superventas, al que quizá no le haga falta ese puesto de honor? Sin embargo, si haces eso, el efecto de arrastre que un bestseller provoca a los cómics que gravitan a su alrededor puede lastrar el recorrido de obras que quizás merezcan más atención… En este complejo rompecabezas, suelo guiarme por una máxima infalible: si el tebeo lo ha dibujado una amiga mía, se queda en la mesa así tenga que poner en ella el “Maus II: La venganza de los ratones”. Y viceversa: aparta, Satrapi, que viene nueva obra de un colega. Lamentablemente, esta regla suele volverse en mi contra porque tengo muchos amigos dibujantes, así que suelo acabar decidiendo qué hacer tirando un dado de nueve caras (también vendemos juegos de rol).
La cosa se complica debido al abrumador volumen de novedades que se publican cada semana. Si hablamos de mangas (cómics japoneses, no de camisas), la cifra se dispara exponencialmente. Miles de series con sus miles de nuevos ejemplares se reproducen en las estanterías como si aquello fuera una madriguera de conejos. La exposición de tal avalancha de títulos es un absoluto quebradero de cabeza para mí y para mis compañeros, así que terminamos la jornada levantando un nuevo tabique con ejemplares de One Piece y damos el día por concluido.
Miércoles
Por algún motivo que no alcanzo del todo a comprender, existe un gran número de personas adultas que disfrutan con los juegos de mesa. Como buena parte de mi nómina depende de la venta de estos productos, no cuestiono las implicaciones freudianas de todo esto y sigo aprendiendo cada día las particularidades de un negocio que posee un vocabulario especializado digno de una enciclopedia taxonómica de biología. Quizás por todo ello, recomiendo fervorosamente el parchís a mis clientes como experiencia lúdica incomparable.
En Generación X estamos particularmente orgullosos de nuestra coqueta sección de literatura, que pivota alrededor de la ciencia-ficción, la fantasía y el terror, géneros habitualmente denostados, pese a haber ofrecido obras maestras del calibre de Minecraft: guía detallada para construir un dúplex con dos cuartos de baño. Pongo mucho interés en esta sección, visibilizando obras de autoras y autores nacionales que probablemente hayan firmado un adelanto consistente en 25 euros y un vale de descuento en Mercadona, así que contribuyo todo lo que puedo a que sus royalties del próximo año les permitan comprarse un nuevo par de pantalones.
Tras otro día agotador, salimos un par de horas más tarde porque un cliente nos exigía que le vendiéramos la conclusión de Canción de Hielo y Fuego a golpes de machete en el mostrador, lo que provocó que nos atrincheráramos tras una muralla de peluches de Baby Yoda hasta que finalmente llegó la policía.
Jueves
Un padre se queja de que ya no encuentra cómics para sus hijos como los que él leía de pequeño: Makinavaja y Makoki. No consigo ofrecerle una respuesta de su agrado, pero de alguna manera consigo convencerle de que llevarse una réplica de la escoba mágica de Harry Potter valorada en 350 euros es la mejor solución a sus problemas. Soy un verdadero profesional.
La oferta de cómic y literatura infantil es apabullante, variada y de mucha calidad
Aunque parezca anecdótico, el episodio que acabo de explicar es muy frecuente. La oferta de cómic y literatura infantil es apabullante, variada y de mucha calidad, pero esto no convence a muchos progenitores que demandan la vuelta del tebeo de toda la vida (sea lo que sea eso). Afortunadamente, esto a las niñas y niños les importa un pimiento, y cada vez leen más cómics que les gustan a ellos, no a sus padres. El futuro del cómic está asegurado gracias a estos jóvenes lectores, soy un optimista recalcitrante. Luego ya me acuerdo de las IAs y se me pasa.
Viernes
Hoy es día de presentación. Las presentaciones son un evento que consiste en que los creadores de un tebeo se sienten delante de un público más o menos numeroso a soltar un rollo más o menos interesante para vender su obra. Los lectores de cómics adoran las presentaciones porque luego se llevan un ejemplar firmado a casa con un dibujito de su autora o autor, y los lectores de cómics verdaderamente se pirran por los dibujitos. Por nuestra librería ha pasado lo más granado del olimpo del cómic contemporáneo, tanto nacional como internacional. Esto nos convierte en un punto de encuentro de la comunidad, en un espacio de intercambio de pareceres y reflexiones: uno de nuestros mayores hechos diferenciales frente al despersonalizado comercio digital y una reivindicación de la librería como ágora cultural. Y bueno, también tenemos un bar en la planta de arriba donde te puedes hinchar a cervezas, claro.
Tras echar al último borr… esto, cliente, bajamos la persiana y nos vamos a casa, despidiéndonos con la satisfacción del deber cumplido y dispuestos a disfrutar del ocio el fin de semana.
Ah, no.
Que nos dedicamos al comercio. Bueno, nos vemos el sábado. Un beso.
Lunes
El despertador suena a las seis y media, aunque llevo una hora despierto dibujando (porque también soy dibujante de tebeos, los frutos de tomar una mala decisión tras otra). Me he convertido en una persona altamente efectiva o en un pobre...
Autor >
Pablo Ríos
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