deshumanización
Gracias a Gaza, la filosofía europea ha evidenciado su falta de ética
Desde el nazismo de Heidegger hasta el sionismo de Habermas, el sufrimiento del ‘otro’ es lo de menos
Hamid Dabashi (Middle East Eye) 28/01/2024
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Imagínese que Irán, Siria, Líbano o Turquía –con el pleno respaldo, el armamento y la protección diplomática de Rusia y China– tuvieran la voluntad y los medios para bombardear Tel Aviv durante tres meses, día y noche, asesinar a decenas de miles de israelíes, mutilar a innumerables más y dejar a millones sin hogar, y convertir la ciudad en un montón de escombros inhabitables, como ocurre hoy en Gaza.
Imagíneselo durante unos segundos: Irán y sus aliados atacando deliberadamente zonas pobladas de Tel Aviv, hospitales, sinagogas, escuelas, universidades, bibliotecas –o, de hecho, cualquier lugar poblado– para asegurarse el máximo número de víctimas civiles. Dirían al mundo que sólo buscaban al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y a su gabinete de guerra.
Pregúntese qué harían Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea, Canadá, Australia y Alemania en particular en las veinticuatro horas siguientes al ataque de este escenario ficticio.
Ahora vuelva a la realidad y valore el hecho de que desde el 7 de octubre (y durante décadas antes de esa fecha), los aliados occidentales de Tel Aviv no sólo han sido testigos de lo que Israel le ha hecho al pueblo palestino, sino que también le han proporcionado equipamiento militar, bombas, municiones y cobertura diplomática, al tiempo que los medios de comunicación estadounidenses han ofrecido justificaciones ideológicas para la matanza y el genocidio de palestinos.
El orden mundial actual no toleraría ni un solo día el escenario ficticio mencionado. Con el matonismo militar de Estados Unidos, Europa, Australia y Canadá apoyando sin ambages a Israel, los pueblos indefensos del mundo, al igual que los palestinos, no contamos. No se trata sólo de una realidad política; también concierne al imaginario moral y al universo filosófico de eso que se llama a sí mismo “Occidente”.
Los que estamos fuera de la esfera de la imaginación moral europea no tenemos cabida en su universo filosófico. Árabes, iraníes y musulmanes; o los pueblos de Asia, África y América Latina: para los filósofos europeos carecemos de realidad ontológica, excepto como una amenaza metafísica que debe ser conquistada y acallada.
Empezando por Immanuel Kant y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, y continuando con Emmanuel Levinas y Slavoj Žižek, somos rarezas, cosas, objetos conocibles que los orientalistas se encargaron de descifrar. Como tales, el asesinato de decenas de miles de nosotros a manos de Israel, o de Estados Unidos y sus aliados europeos, no provoca la más mínima tregua en las mentes de los filósofos europeos.
Un público tribal europeo
Si cabe alguna duda, no hay más que ver al destacado filósofo alemán Jurgen Habermas y a algunos de sus colegas, que en un asombroso y descarado acto de cruel vulgaridad, se han pronunciado a favor de la matanza de palestinos por parte de Israel. La cuestión ya no es qué podemos pensar de Habermas, de 94 años, como ser humano. La cuestión es qué podemos pensar de él como científico social, filósofo y pensador crítico. ¿Importa ya al mundo lo que él piensa, si es que alguna vez lo hizo?
Debemos hacernos preguntas sobre el violento sionismo de Habermas y las consecuencias para lo que podamos pensar de todo su proyecto filosófico
El mundo se ha hecho preguntas similares sobre otro importante filósofo alemán, Martin Heidegger, a la luz de su perniciosos vínculos con el nazismo. En mi opinión, ahora debemos hacernos preguntas similares sobre el violento sionismo de Habermas y las importantes consecuencias para lo que podamos pensar de todo su proyecto filosófico.
Si Habermas no tiene ni un ápice de espacio en su imaginación moral para personas como los palestinos, ¿hay alguna razón para considerar que todo su proyecto filosófico esté relacionado de algún modo con el resto de la humanidad –más allá de su inmediato público tribal europeo–?
En una carta abierta a Habermas, el distinguido sociólogo iraní Asef Bayat sostenía que “contradice sus propias ideas” cuando se trata de la situación en Gaza. Con el debido respeto, siento discrepar. Creo que el desprecio de Habermas por las vidas palestinas es totalmente coherente con su sionismo. Coincide plenamente con la visión del mundo según la cual los no europeos no son del todo humanos o son “animales humanos”, como ha declarado abiertamente el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant.
Este desprecio absoluto por los palestinos está profundamente arraigado en el imaginario filosófico alemán y europeo. La opinión general es que, debido a la culpa por el Holocausto, los alemanes han desarrollado un sólido compromiso con Israel.
Sin embargo, para el resto del mundo, como demuestra ahora el magnífico documento que Sudáfrica ha presentado ante el Tribunal Internacional de Justicia, existe una perfecta coherencia entre lo que Alemania hizo durante su época nazi y lo que está haciendo ahora durante su época sionista.
Creo que la posición de Habermas está en consonancia con la política del Estado alemán de participar en la matanza sionista de palestinos
Creo que la posición de Habermas está en consonancia con la política del Estado alemán de participar en la matanza sionista de palestinos. También es acorde con lo que pasa en la “izquierda alemana”, con su odio igualmente racista, islamófobo y xenófobo hacia árabes y musulmanes, y su apoyo total a las acciones genocidas del asentamiento de colonos israelíes.
Se nos debe perdonar por pensar que lo que Alemania tiene hoy no es culpa por el Holocausto, sino nostalgia del genocidio, ya que, durante el último siglo (no sólo en los últimos 100 días), ha consentido indirectamente la matanza de palestinos por parte de Israel.
Una depravación moral
La acusación de eurocentrismo que se lanza sistemáticamente contra la concepción del mundo de los filósofos europeos no se basa simplemente en un defecto epistémico de su pensamiento. Es un signo constante de depravación moral. Anteriormente, en múltiples ocasiones, he señalado el racismo incurable en el corazón del pensamiento filosófico europeo y actualmente de sus representantes más célebres.
Esta depravación moral no es sólo un paso en falso político o un punto ciego ideológico. Está profundamente inscrita en su imaginario filosófico, que continúa siendo incurablemente tribal.
La acusación de eurocentrismo que se lanza contra la concepción del mundo de los filósofos europeos no se basa simplemente en un defecto epistémico de su pensamiento
Aquí debemos reseñar la famosa afirmación del glorioso poeta martiniqueño Aime Cesaire: “Sí, valdría la pena estudiar clínicamente, en detalle, los pasos dados por Hitler y el hitlerismo y revelar al muy distinguido, muy humanista, muy cristiano burgués del siglo XX que, sin que se dé cuenta, tiene un Hitler dentro de sí, que Hitler lo habita, que Hitler es su demonio, que si despotrica contra él está siendo incoherente y que, en el fondo, lo que no puede perdonar a Hitler no es el crimen en sí, el crimen contra el hombre, no es la humillación del hombre como tal, es el crimen contra el hombre blanco, la humillación del hombre blanco, y el hecho de que aplicara a Europa métodos colonialistas que hasta entonces estaban reservados exclusivamente a [los pueblos árabes, indios y africanos]”.
Palestina es hoy una prolongación de las atrocidades coloniales que Cesaire cita en este pasaje. Habermas parece ignorar que su apoyo a la matanza de palestinos es totalmente coherente con lo que hicieron sus antepasados en Namibia durante el genocidio de los herero y los namaqua. Como el proverbial avestruz, los filósofos alemanes han metido la cabeza en sus delirios europeos creyendo que el mundo no los ve por lo que son.
En última instancia, en mi opinión, Habermas no ha dicho ni hecho nada sorprendente o contradictorio, sino todo lo contrario. Ha sido totalmente coherente con el tribalismo incurable de su pedigrí filosófico, que había asumido falsamente una postura universal.
Ahora el mundo se ha desengañado de ese falso sentido de universalidad. Filósofos como V. Y. Mudimbe en la República Democrática del Congo, Walter Mignolo o Enrique Dussel en Argentina, o Kojin Karatani en Japón tienen pretensiones de universalidad mucho más legítimas que las que jamás tuvieron Habermas y los de su calaña.
En mi opinión, la falta de moralidad de la declaración de Habermas sobre Palestina marca un punto de inflexión en la relación colonial entre la filosofía europea y el resto del mundo. El mundo ha despertado del falso letargo de la etnofilosofía europea. Hoy debemos esta liberación al sufrimiento global de pueblos como los palestinos, cuyo heroísmo y sacrificios prolongados e históricos han desarbolado finalmente la barbarie descarada en la que se basa la “civilización occidental”.
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Este artículo se publicó el 18 de enero en Middle East Eye.
Traducción de Paloma Farré.
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Reproducimos a continuación el comunicado realizado el pasado noviembre por Nicole Deitelhoff, Klaus Günther, Rainer Forst y Jürgen Habermas:
“La situación actual creada por la atrocidad extrema de Hamás y la respuesta de Israel a la misma ha dado lugar a una cascada de declaraciones y protestas morales y políticas. Creemos que, en medio de todas las opiniones encontradas que se están expresando, hay algunos principios que no deberían discutirse. Son la base de una solidaridad bien entendida con Israel y los judíos en Alemania”.
“La masacre de Hamás con la intención declarada de eliminar la vida judía en general ha llevado a Israel a contraatacar. La forma de llevar a cabo esta represalia, en principio justificada, es objeto de un controvertido debate; los principios de proporcionalidad, la prevención de víctimas civiles y la liberación de una guerra con perspectivas de paz futura deben ser los principios rectores. Sin embargo, a pesar de toda la preocupación por la suerte de la población palestina, las normas de juicio se deslizan completamente cuando se atribuyen intenciones genocidas a las acciones de Israel”.
“En particular, las acciones de Israel no justifican en modo alguno las reacciones antisemitas, especialmente en Alemania. Es intolerable que los judíos de Alemania vuelvan a estar expuestos a amenazas contra su vida y su integridad física y tengan que temer la violencia física en las calles. El ethos democrático de la República Federal de Alemania, orientado hacia la obligación de respetar la dignidad humana, está vinculado a una cultura política para la que la vida judía y el derecho de Israel a existir son elementos centrales dignos de especial protección a la luz de los crímenes masivos de la época nazi. El compromiso con esto es fundamental para nuestra vida política. Los derechos elementales a la libertad y a la integridad física, así como a la protección frente a la difamación racista, son indivisibles y se aplican a todos por igual. Todos aquellos que en nuestro país han cultivado sentimientos y convicciones antisemitas tras todo tipo de pretextos y que ahora ven una grata oportunidad para expresarlos sin inhibiciones, también deben atenerse a esto”.
Firman: Nicole Deitelhoff, Klaus Günther, Rainer Forst y Jürgen Habermas. La versión original en alemán de este texto apareció en la página web del centro de investigación “Órdenes normativos” de la Universidad Goethe de Fráncfort.
Imagínese que Irán, Siria, Líbano o Turquía –con el pleno respaldo, el armamento y la protección diplomática de Rusia y China– tuvieran la voluntad y los medios para bombardear Tel Aviv durante tres meses, día y noche, asesinar a decenas de miles de israelíes, mutilar a innumerables más y dejar a millones sin...
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