Pocas oportunidades tiene el pueblo de levantar la voz. Una de ellas es el carnaval. Existe una manera de hacer un carnaval que, más allá del simple entretenimiento y festejo, representa una poderosa herramienta de reivindicación social y política, en la que la comunidad expone, desde lo creativo y artístico, sus puntos de vista sobre asuntos como el feminismo, el genocidio en Gaza, los derechos humanos, la sequía, la emergencia climática, la sanidad pública, la educación pública o la lucha contra cualquier discriminación. Se convierte, así, en una práctica de resistencia cultural, donde denunciar injusticias, promover valores y transformaciones sociales, fortalecer el tejido social, presionar a las autoridades y movilizar el pensamiento colectivo. 

En CTXT, queremos darle espacio a esa voz de la gente y difusión a ese carnaval que recupera su esencia de contrapoder y que reclama que la ciudadanía sea oída por quienes deberían representarla. Así, durante las próximas semanas y una al día, compartiremos coplas del Carnaval de Cádiz (del Concurso del Teatro Falla y también de las calles) que denuncien injusticias, que se burlen de los poderosos, que cuestionen el statu quo y que den voz a los colectivos marginados que reclaman sus derechos y un lugar de igualdad en nuestra sociedad. Al acabar el carnaval, anunciaremos los premios CTXT (sin dotación) a las mejores categorías en liza. 

Para empezar la serie, os traemos un pasodoble de La Chirigota del Selu, un autor fundamental del Carnaval de Cádiz que este año sale con un cuadro flamenquísimo. 

Nombre: Que ni las hambres las vamo a sentí

Autor: José Luis García Cossío, El Selu

Modalidad: Chirigota

Tipo de copla: Pasodoble

Y si queréis leer un artículo de CTXT relacionado con el tema del pasodoble, aquí os dejamos este fragmento de Amador Fernández-Savater:

Pero la moderación convence hoy en día cada vez menos y nuestros progresistas se pueden llevar muchas sorpresas. Porque el malestar existe. Existe la pobreza, existe la desigualdad, existe la exclusión, existe la precariedad, existe la explotación, existe el agobio de vivir, el cansancio, la depresión. La izquierda no mira de frente esa desafección, esa desesperación, ese cabreo. Para ello tendría que hacer mucha autocrítica y asumir que su contención no contiene, pero las culturas políticas actuales están sin excepción abonadas a la propaganda.

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