Uno de los lemas más famosos de Simeone es el de “partido a partido”, que busca focalizar todo en el siguiente encuentro sin mirar más allá. Pero ese principio de su filosofía no es rígido y definitivo. Ante Las Palmas sí pensó un poco más en el futuro. Concretamente, en el próximo martes, cuando se mide al Inter en los octavos de Champions. Y, sabiendo que hay algunos de sus jugadores que están muy cargados de minutos, decidió rotar y dar descanso a De Paul, Griezmann, Memphis o Witsel, lo que le llevó a hacer dos apuestas: una de alineación, colocando en ataque a Correa y a Llorente, lo que generó dudas a algunos, y otra de juego. El partido pasaba por presionar lo más arriba posible a Las Palmas, un equipo que siempre sale jugando en corto desde atrás. En el bando contrario, García Pimienta, su técnico, también apostó. En este caso por mantener la filosofía de juego que tan buen resultado le está dando esta temporada. La apuesta de los rojiblancos era más arriesgada. Pero supieron jugarla mejor.

El Cholo tenía en el recuerdo el partido de la primera vuelta en el Gran Canaria, donde los amarillos impusieron su estilo y se llevaron la victoria. Sabía que si les dejaba tocar el balón con comodidad, esperando en un repliegue medio-bajo, iban a encontrar muchas dificultades. Por eso, el plan de partido estaba claro: presión muy alta de todo el equipo con las líneas adelantadas, incomodar al rival desde que el portero Álvaro Valles diera el primer pase en corto y ganar duelos para robar lo más cerca posible del área contraria. La propuesta tenía su peligro, porque si Las Palmas lograba superar las líneas iba tener mucho espacio para poder correr. La idea estaba clara. Otra cosa era poderla llevar a cabo. Conviene recordar que los canarios llegaban a Madrid siendo el segundo equipo menos goleado de la categoría.

Los canarios llegaban a Madrid siendo el segundo equipo menos goleado de la categoría

Y el plan dio resultado, en buena parte, gracias al sacrificio y el compromiso con el que afrontó el equipo rojiblanco la tarea diseñada a lo largo de la semana. Le costó en los primeros minutos, porque los insulares tienen calidad para mover el balón con soltura. Incluso tuvieron los visitantes la primera oportunidad, con un disparo cruzado de Javi Muñoz en el área grande que tocó en la escuadra antes de irse fuera. Pero, poco a poco, los rojiblancos ajustaron las marcas, subieron la intensidad y empezaron a ganar disputas y robar balones en campo canario. Y ahí comenzaron las ocasiones. Tuvo dos muy claras Correa que desaprovechó por no encontrar la portería en sus remates. El primero gol llegó, sin embargo, en una jugada trenzada por la banda izquierda en la que Giménez progresó para entregar a Lino, que encaró a su par y cedió en la frontal a Correa, que tocó de tacón hacía Saúl. Se interpuso Cardona que quiso despejar, con la mala suerte de que la pelota rebotó en Perrone y le quedó franca a Llorente en el área para batir a Valles en el mano a mano.

Apenas cinco minutos después, nuevo intento de salir jugando de Las Palmas desde su propia área. Correa presiona a Coco, le roba el balón y cede a Llorente que recibe solo a la altura del punto de penalti para rematar de primeras a portería y hacer el segundo. Antes del ecuador del primer tiempo el Atleti había encarrilado el partido. La idea funcionaba y la apuesta de Simeone de colocar a Llorente de delantero era un éxito: dos goles. La versatilidad del madrileño es oro para cualquier técnico. Carrilero, mediocentro, interior, delantero. Sirve para todo y en todos lados rinde.

Las Palmas intentó reaccionar y aprovechando que el Atleti bajó unos grados la presión tras conseguir su objetivo, manejó el balón con algo más de comodidad en la recta final del primer tiempo, pero sin generar gran peligro en el área de Oblak, que apenas tuvo que esforzarse en un remate de Sandro cerca de la línea de fondo tras el lanzamiento de una falta. El mayor enemigo del portero esloveno en los primeros 45 minutos casi fue el sol que pegaba de lleno en su portería y que seguramente le molestó en un envío al área que se le escapó. De hecho, el que estuvo cerca de marcar de nuevo fue el Atleti con un remate de Lino en el área que despejó Valles a córner con una gran parada. Al descanso, la contundencia ganaba a la posesión. Hasta un 72% del tiempo tuvieron el balón los de García Pimienta, pero perdían 2-0.

El partido estaba en saber si Las Palmas podía meter un gol en el arranque de la continuación para generar nerviosismo en los locales. Pronto quedó disipada la duda. Nada más reanudarse el juego pudo volver a marcar a Correa, pero en vez de tirar en el mano a mano quiso ser generoso y ceder a Lino. Su pase fue interceptado por un defensa. En el minuto 48 por fin se pudo resarcir el delantero argentino. Un despeje en globo de un jugador visitante lo ganó Koke de cabeza en un duelo en la media luna, devolviendo el balón al área mientras la defensa salía a parar a Correa, que sin dejar caer la pelota remató a la red para hacer el tercero. Con 3-0 el partido parecía visto para sentencia.

Más aún lo estuvo cuando Lino cayó en el área tras una entrada arriesgada de Marvin. El árbitro no pitó nada, pero en la primera interrupción el VAR no le dejó a Figueroa Vázquez reanudar el juego. Tras unos minutos de espera, por fin le animaron a que fuera a verlo al monitor para que finalmente señalara la pena máxima, que Correa transformó con un gran lanzamiento cerca de la escuadra. La apuesta de Simeone de colocar a Correa y Llorente de delanteros tuvo premio extra: doblete de ambos.

Con 4-0 en el marcador, Simeone se decidió a hacer cambios, retirando a Giménez, Koke, Llorente y Lino y dando entrada a Witsel, Riquelme, De Paul y Memphis. Los visitantes también hicieron un triple cambio: salieron Suárez, Perrone y Sandro y entraron Araujo, Marc Cardona y Moleiro. Las sustituciones no cambiaron la dinámica del encuentro, que siguió siendo un Correa contra Valles. De haber estado un poco más atinado en los remates, Angelito podía haberse ido con un carro de goles. La tuvo con un tiro desde casi medio campo tras una salida arriesgada de Valles y un robo de Barrios y en otra jugada en la que recortó en el área y su disparo lo desvió lo justo un defensa para que se fuera a córner. Vermeeren pudo jugar los últimos 20 minutos y dejó algún detallito. Paciencia con él.

Las Palmas buscó el gol de la honra, pero Oblak no estaba por la labor de dejarse marcar. El esloveno rechazó un disparó a bocajarro en el área de Javi Muñoz tras una gran salida. El que había entrado al choque con ganas de aprovechar sus minutos y dejar su firma era Memphis, que logró ver portería tras recibir de Riquelme y marcar con un potente disparo a media altura desde la media luna del área para hacer subir el quinto al marcador. En la última jugada del choque, Oblak volvió a lucirse para despejar a saque de esquina un duro remate raso cruzado de Marc Cardona.

Cuando se produce una goleada de este tipo siempre queda la duda de si fue más por mérito del que ganó o por demérito del que la recibió. Es evidente que no fue el mejor día de Las Palmas en la temporada, pero hay que darle el reconocimiento que merece al partido del Atleti, que propuso una idea y la llevó a cabo con brillantez. No es fácil hacerle cinco tantos a un equipo que no había recibido más de dos hasta ahora en ningún encuentro de la Liga. Fue, sin duda, la mejor manera de coger confianza y moral de cara a lo que se viene en Milán ante el Inter.