Puede que fuera porque es imposible estar siempre al 100% cuando juegas cada tres días. O porque la necesidad de dar descanso a los más cargados provocara que jugara un once poco conjuntado. Quizá en la mente estaba también el derbi que se juega el domingo 4 de febrero en el Bernabéu. Puede, especialmente, que el Rayo fuera un señor equipo que hizo muchas cosas bien. Seguramente sería una mezcla de todas esas cosas el motivo de la imagen espesa y parca de ideas que ofreció el Atleti ante los de Vallecas, pero incluso, en un día malo y andando sobre la cuerda floja, los rojiblancos lograron mantener el halo positivo que los acompaña en el Metropolitano desde hace más de un año, para lograr una victoria agónica.

Simeone rotó a lo grande: hizo siete cambios respecto al último encuentro disputado y dejó en el banquillo a titulares habituales como Koke, De Paul, Lino o Griezmann, a los que había que sumar la baja de Morata por molestias. Así que presentó una formación novedosa, juntando a Hermoso y Reinildo, dos zurdos, en la línea de tres centrales, con Barrios haciendo de cinco, haciendo debutar a Vermeeren y juntando a Correa y Memphis en el ataque. Enfrente un Rayo con una alineación mucho más titular, sin tanta carga de partidos en sus piernas, con la mente al 100% en la cita y con ganas de reivindicarse ante el equipo que le endosó un doloroso 0-7 en la primera vuelta.

Con esos condimentos no extrañó que los visitantes se metieran mucho antes en el partido y que controlaran el ritmo de juego. Con la defensa adelantada y presionando desde campo contrario, maniataban a los locales, que se mostraban deslavazados por el campo y sin soluciones para imponerse. Aun así, no pasaba nada destacado porque los rayistas tenían más el balón pero no tenían mordiente. Superado el primer cuarto de hora y gracias a algunos robos de pelota, especialmente de Reinildo, que ha vuelto a un gran nivel tras su lesión, el Atleti empezó a protagonizar algunas contras, especialmente por la banda de Riquelme, pero sin llegar a culminarlas, bien por malos pases finales o por caer en fuera de juego. Memphis mostró los recursos que tiene en el área contraria, estirando el pie derecho para recoger un despeje y girando sobre sí mismo para terminar disparando con la zurda, pero se le marchó alto el tiro.

A Vermeeren le costaba entrar en juego; acusaba seguramente su falta de compenetración con los compañeros y las dificultades del equipo en la creación de juego. Algunas buenas dejadas al primer toque y poco más. Hay que darle tiempo para que se note su presencia. El que empezó a dejarse ver fue Barrios, que volvió a mostrar detalles del talento que atesora. Con una ruleta, y eludiendo a tres rivales, comenzó una jugada que, tras pase de lado a lado, encontró una prolongación de cabeza de Llorente que dejó a Correa en el mano a mano ante el portero en posición algo escorada, pero Angelito dudó entre pasar y tirar y cuando se decidió a rematar tenía ya encima a Dimitrievski, que mandó el balón a córner.

El mismo Correa estuvo a punto de hacer subir el primero al marcador tras regatear al guardameta y disparar a puerta. Lejeune sacó el balón cuando ya había rebasado la línea de gol, al menos esa impresión dio, pero no se dio por válido por un fuera de juego milimétrico del argentino en el inicio de la jugada. No llegó el gol ahí, pero sí lo hizo poco después. En el minuto 35 lanzó Riquelme una falta al área y el balón fue cabeceado a la red por Reinildo entre dos defensas. La acción fue revisada por el VAR por un pequeño agarrón a Lejeune del autor del tanto, que a su vez también estaba siendo agarrado por detrás.

El Atleti había hecho lo más difícil, encontrar el gol y ponerse por delante ante un equipo como el Rayo que tiene muchas dificultades esta temporada para anotar. Sin embargo, siete minutos después, una apertura de Isi a la internada por la banda izquierda de Chavarría, buen partido el suyo, y el lateral dio un pase raso atrás desde cerca de la línea de fondo que recibió Alvaro García en el área grande y, tras hacer un control, soltó un potente disparo cruzado que entró pegado al poste sin que Oblak pudiera hacer nada. Con el 1-1 se llegaba al descanso.

Simeone metió de inicio en la reanudación a Nahuel en lugar de Vermeelen, lo que propició que Llorente adelantara su posición al centro del campo. Como el partido seguía por los mismos derroteros, sin que los locales lograran imponerse, el técnico atlético no tuvo más remedio que tirar de los más habituales, metiendo en el minuto 57 a De Paul, Lino y Griezmann por Llorente, Riquelme y Correa. La decisión casi tuvo efecto inmediato, pero en el sentido contrario. Un mal pase de De Paul lo cortó Álvaro García que se fue en dirección a portería encarando a Oblak, pero molestado lo justo por Reinildo su remate de vaselina no cogió la altura que esperaba, y pudo detener el esloveno. Ahí tuvo el partido el equipo franjirrojo.

Pasaban los minutos y el Cholo se jugó la última carta que le quedaba, meter a Koke por Saúl. Al final, el técnico se había visto obligado a recurrir a todos los titulares que había dejado en el banquillo para desatascar un partido que en esos momentos no estaba claro para quién podía decantarse. De hecho, el Rayo tuvo momentos en los que pareció más cerca del gol, como en una ocasión de la última incorporación rayista, el portugués Miguel Crespo, que dio buena imagen el rato que jugó en la segunda mitad, cuyo disparo cruzado se fue junto al palo y Trejo no puedo empujarlo. O en un pase de Chavarría al área pequeña que estuvo a punto de rematar De Frutos.

Barrios se sacó de la chistera una gran jugada para dejar solo a Memphis, que lograba marcar, pero tras revisarse la jugada en el VAR se anuló el gol por estar el delantero ligeramente adelantado cuando le dieron el pase. El neerlandés se desquitó poco después. Era el minuto 90 cuando Koke mandó un pase en largo a la esquina del área grande para que Griezmann dejara de cabeza a Nahuel, que le devolvió el balón y, de primera, Antoine lo envió al área donde apareció Memphis por en medio de Lejeune y Aridane para adelantarse y rematar a portería. Dimitrievski no pudo retener el balón tras tocarlo, en una acción poco afortunada del portero, y acabó entrando en la portería. Tercer partido consecutivo en el que marca el delantero, que está en un buen momento. El Rayo reclamó una falta sobre Chavarría en el salto de Griezmann, pero el francés se elevó antes y ganó la disputa. Fue el jugador rayista el que yendo hacia atrás chocó con el atlético. Las protestas del técnico, Francisco, provocaron que fuera expulsado por Soto Grado.

El Rayo lo intentó hasta el final y en el añadido estuvo Falcao cerca de amargar a su exparroquia si llega a cazar un envío al área con mucha intención de Crespo, pero se adelantó Witsel para despejar, certificando así una victoria que eleva la cuenta a 28 partidos consecutivos de los rojiblancos sin perder en su feudo, que les da aire en la tabla en la lucha por las plazas de Liga de Campeones y les permite mantener viva una pequeña posibilidad de meterse en la lucha por la Liga. Para que crezca ya saben lo que tienen que hacer: ganar el fin de semana al eterno rival.