La pandemia de covid impulsó la adopción del teletrabajo en nuestro país. Según el INE, en 2019 un 10% de los trabajadores ejercía sus labores desde casa, al menos ocasionalmente. La cifra llegó al 15% en 2020 y se mantuvo así al menos hasta 2022, dos años después del confinamiento. Las investigadoras Marta Curull y Laia Maynou, de la Universitat de Barcelona; y Lídia Farré, que también forma parte del IAE-CSIC, han realizado una encuesta para averiguar cómo valoran los trabajadores y trabajadoras esta forma de organización. De las personas participantes en la encuesta, que tenían entre 25 y 50 años, un 36% teletrabajaba. El trabajo desde casa era mucho más frecuente entre quienes contaban con un título universitario. El 54% de estas personas teletrabajaba, frente al 30% de quienes tenían otro tipo de formación. También era un poco más habitual para los que vivían en pareja (38 %) y los que tenían hijos a cargo (38 %).

Más del 80% de las personas encuestadas, tanto hombres como mujeres, coincidieron en que el teletrabajo mejoraba su vida personal y familiar. Una gran mayoría también valoró el ahorro de tiempo y dinero y la mejora del bienestar emocional. Un 75% consideró que el teletrabajo aumentaba su productividad, una afirmación sobre la que la evidencia disponible no arroja conclusiones claras, según las investigadoras. La posibilidad de trabajar desde casa hacía más atractivas las ofertas de empleo, y las personas con estudios universitarios la valoraban especialmente.

El 30% de los hombres que teletrabajan afirman dedicarse más que su pareja a las tareas domésticas, una proporción 12 puntos por encima de los que no teletrabajan

En la encuesta se preguntó a las personas con pareja si participaban más, menos o lo mismo que ellas en el cuidado de los hijos y en las tareas domésticas. El 48% de las mujeres que teletrabajan declaran contribuir más que sus parejas a las actividades de cuidado de los hijos o hijas y el 47% consideran que el esfuerzo está igualmente repartido. Entre las mujeres que no tienen la opción de trabajar desde casa, estas cifras son del 49% y el 48% respectivamente, por lo que no hay diferencias significativas.

Sin embargo, las percepciones de los hombres varían mucho más. Entre los que teletrabajan, un 24% declara contribuir más que sus parejas al cuidado de los hijos o hijas y un 59% dice hacerlo en una proporción similar. El 17% asume que contribuye menos. En cambio, entre los que no teletrabajan, solo el 12% considera que contribuye más y el 66% dice hacerlo de forma similar, mientras que un 22% dice contribuir menos.

Al preguntar por las tareas domésticas, los resultados son similares. El 30% de los hombres que teletrabajan afirman dedicarse más que su pareja a estas tareas, una proporción 12 puntos por encima de los que no teletrabajan (18%), mientras que en el caso de las mujeres las proporciones apenas varían entre las que teletrabajan y las que no.

Estos datos no bastan para sacar conclusiones sobre el efecto del teletrabajo en el reparto de las tareas no remuneradas de los hogares, pero sí parecen indicar que los hombres que teletrabajan aportan más en este tipo de actividades. 

Para apoyar su hipótesis, las autoras comparan la proporción de actividades de cuidado de los hijos y tareas domésticas que dicen realizar las mujeres en los hogares donde su pareja masculina teletrabaja y en aquellos donde no lo hace. 

Observan que los hogares donde la pareja masculina teletrabaja tienen una distribución ligeramente más igualitaria de la producción doméstica, según la percepción de las propias mujeres. En hogares donde el hombre no teletrabaja, la proporción de mujeres que se ocupan más del cuidado de los hijos que sus parejas es del 54% y en aquellos donde sí teletrabaja es seis puntos menor, del 48%. Para las tareas domésticas, estas cifras son del 57% y el 47%, respectivamente.