Según un estudio realizado por Lídia Farré (Universitat de Barcelona) y Libertad González (Universitat Pompeu Fabra) para el Observatorio Social La Caixa, en la actualidad los hombres dedican tres horas más a la semana a las tareas de cuidado de menores, y las mujeres, tres horas menos que antes del confinamiento de 2020. La implicación de los hombres en el conjunto de tareas domésticas no remuneradas ha crecido de 24 a 28 horas semanales, pero sigue siendo mucho menor que la de las mujeres, que ha pasado de 45 a 43 horas. La diferencia es de 15 horas a la semana, es decir, 780 horas al año. En cuanto al trabajo remunerado, de media, los hombres le dedican 36 horas y las mujeres 26. 

El estudio se ha realizado con una encuesta a personas de entre 25 y 50 años. Las investigadoras explican que durante el primer confinamiento tanto hombres como mujeres aumentaron en más de 10 horas semanales su dedicación a trabajos no remunerados, entre otras cosas, por el cierre de los centros educativos y la disminución del trabajo remunerado, y aunque después redujeron de nuevo el tiempo de cuidados, se observa una leve mejora en la implicación de los hombres, especialmente en el cuidado de menores. Su “mayor exposición” a las responsabilidades familiares durante el confinamiento (cuyos efectos podrían haber sido similares a los de una baja por paternidad prolongada) y la flexibilización de las jornadas laborales pueden estar detrás de ese cambio. 

Sigue siendo más frecuente que las mujeres se ocupen de la mayor parte de tareas domésticas (colada, limpieza, comida o compra), con la excepción de las reparaciones, de las que se encargan habitualmente los hombres, pero el diferencial ha disminuido en todos los casos tras el confinamiento.

Antes de la aplicación de las medidas de contención del virus, solo el 13% de los trabajadores con hijos trabajaban más de la mitad de la semana desde casa. Durante el confinamiento, esta cifra creció hasta el 50% entre los hombres y el 59% entre las mujeres. En la actualidad, el 14% de los hombres y el 17% de las mujeres teletrabajan la mayoría de los días. Sin embargo, el 30% de los hombres y el 33% de las mujeres con hijos lo hace al menos un día a la semana. En el caso de los trabajadores sin hijos, la cifra es menor, del 26% para ambos géneros. La gran mayoría de los encuestados coincide en que el teletrabajo facilita la conciliación. También señalan otras ventajas, como la reducción de los costes monetarios y de tiempo de desplazarse hasta el lugar de trabajo, la mejora del bienestar emocional asociada a una reducción del estrés y una mayor productividad.

Hombres y mujeres dedican al trabajo remunerado un tiempo similar al de antes de la pandemia. Sin embargo, el porcentaje que trabaja pasadas las 5 de la tarde se ha reducido en un 9% en los hombres (del 71% al 62%) y un 6% en las mujeres (del 61% al 55%). Por lo tanto, puede existir una tendencia a jornadas de trabajo más compactas y compatibles con las demandas familiares.

El informe advierte de que la flexibilización de la jornada laboral por sí sola no contribuye necesariamente a la igualdad en el reparto de las tareas domésticas, pues en países que llevan décadas con políticas de este tipo, las diferencias persisten, y existe el riesgo de que sean las mujeres quienes se acojan mayoritariamente a estas prácticas a costa de salarios más bajos, como ya ha ocurrido con otras medidas destinadas a la conciliación, Por ello, sería necesario adoptar otras prácticas que aseguren la igualdad, por ejemplo, establecer un número fijo de días de teletrabajo para todos los empleados.