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Desde pequeño escuché una frase a aficionados veteranos que se me quedó grabada: el Atleti es así. Con ella se intentaba explicar lo inexplicable, es decir, el propio Atleti. Capaz de lo mejor y lo peor. De estropearlo cuando tiene todo a favor y de triunfar cuando parece que lo tiene todo en contra. De parecer un fantasma hace cuatro días en Cádiz ante un rival en descenso a ofrecer un partidazo ante uno de los equipos más en forma de Europa y lograr meterse entre los ocho mejores de la Champions. Entiendo al que le moleste que no juegue todos los partidos con la intensidad y concentración que tuvo ante el Inter, pero hay una realidad tozuda. Estos jugadores se transforman cuando juegan en el Metropolitano, donde de los últimos 31 partidos han ganado 29, empatado uno y perdido solo uno. Hasta el punto de protagonizar una noche para el recuerdo que merecieron resolver antes, pero que se terminó decantando en una tanda de penaltis en la que Oblak se erigió en protagonista.
Llegaba el Inter al Metropolitano con un gol de ventaja del partido de ida y con un currículum que asustaba: líder de su Liga con 16 puntos sobre el segundo y ganador de todos los partidos disputados en 2024. Había dudas, por ello, de cómo saldría el Atleti, si a toda velocidad en los primeros minutos para intentar asustar al rival o más precavido, buscando no cometer errores ante un contrincante que te los hace pagar. Enseguida se vio que los de Simeone optaban por lo primero. Dominaban el balón y lo movían de lado a lado para buscar vías por donde penetrar. El protagonista de esos primeros minutos fue Lino, que metió un centro que Llorente no llegó a rematar de cabeza por muy poco. El brasileño protagonizó poco después una buena jugada, en la que tras superar a un rival conectó un disparo cruzado con su pierna izquierda en el área grande que repelió el portero interista Sommer con acierto.
El Atleti se animó varias veces a realizar una presión alta para incomodar la salida desde atrás de los italianos, pero debía tener mucho cuidado, porque cualquier desajuste, pérdida o imprecisión podía ser muy peligrosa ante un rival que hace de las rápidas transiciones ofensivas una de sus especialidades. Eso le ocurrió a Morata, que perdió una disputa en la parcela del campo del Inter y en dos segundos se había plantado Dumfries en un mano a mano en posición algo escorada ante Oblak, que sacó una mano prodigiosa para rechazar el tiro cruzado del neerlandés, cuyo segundo intento lo volvió a atrapar el esloveno.
El partido se fue igualando con el paso de los minutos. Pese a ello, los rojiblancos eran los que más remataban. Griezmann, al que se le notó la inactividad de las últimas semanas, y Lino no acertaron con la portería en sus lanzamientos y Morata cabeceó a las manos de Sommer otro centro de Lino. El que sí acertó fue Dimarco, que en el área grande remató a gol un pase atrás de Barella tras una buena combinación por banda izquierda del Inter. Era el minuto 32 y la eliminatoria se ponía cuesta arriba.
Afortunadamente para el Atleti, la igualada llegó apenas dos minutos después. Un despeje de la defensa le cayó a Koke en la frontal, y su pase al área grande que parecía buscar a Morata lo despejó de forma errónea Pavard. El balón salió hacia su propia portería, justo a donde estaba Griezmann, que de un toque, dándose la vuelta a la altura de la línea del área pequeña, remató con su pierna izquierda al fondo de la red. Sexto gol del francés en la presente Champions que le coloca como máximo goleador del torneo igualado con Haaland, Kane y Mbappé. Ahí es nada.
A punto estuvo Antoine de hacer doblete antes del descanso, cuando tras una internada de Llorente, recogió el balón. Quebró a un rival y dentro del área disparó raso, pero el cruce providencial de un defensa impidió que llegara el segundo. El Atleti se iba al vestuario por debajo en la eliminatoria, pero con la sensación de que la meta no era inalcanzable.
Arrancó de nuevo fuerte el Atleti la segunda mitad y Griezmann estuvo cerca del segundo tras rematar en el área grande con la derecha un pase atrás de Llorente tras una buena internada, pero Sommer le detuvo el disparo en dos tiempos. Si en los primeros 45 minutos los locales habían volcado más el juego por banda izquierda, acaparando Lino el protagonismo, en la reanudación fue por la derecha, donde se asociaron Nahuel, De Paul y Llorente. Éste último metió otro pase al área grande mal rematado por Morata. De haber dejado pasar el balón estaba Griezmann solo detrás de él.
Los técnicos empezaron a refrescar los equipos. Simeone retiró a Lino y De Paul y metió a Riquelme y Correa, e Inzaghi respondió a continuación quitando a Dumfries y Bastoni para meter a Darmian y Acerbi. El Atleti llevaba la iniciativa, pero el partido estaba en el filo. Un gol del Inter podía ser letal. Y a punto estuvo de conseguirlo. Un córner a favor del Atleti acabó en un despeje y en otra rápida contra italiana con Lautaro avanzando y metiendo un gran pase entre la defensa a Thuram, que en el área grande disparó alto con todo a favor. Pasaba el tiempo y el Atleti tenía que arriesgar, lo que daba espacios al Inter para contragolpear. Otra vez Lautaro dejó en posición franca a Barella, pero se escoró con el control y su disparo lo detuvo Oblak.
El Metropolitano vivió su récord de asistencia con 69.196 espectadores
El Cholo volvió a hacer un doble cambio. Quitó a Nahuel y Morata y metió a Barrios y a Memphis. El impacto del delantero neerlandés en el partido fue inmediato. Primero estuvo a punto de marcar tras recoger en el área un balón suelto y conectar un disparo raso que se estrelló en el poste. Y poco después, en el minuto 86, Koke filtró un gran pase entre la defensa para el propio Memphis que en el área grande controló con la izquierda y remató raso cruzado con la derecha girándose hacia portería para poner la igualdad en la eliminatoria ante el delirio en un Metropolitano que vivió su récord de asistencia, con 69.196 espectadores.
A punto estuvo de cerrar el pase a cuartos el Atleti en el tiempo añadido cuando un pase de Griezmann en el área grande le llegó solo a Riquelme y con todo a favor su tiro se fue alto. Una de esas ocasiones que, como el propio canterano reconoció después, no se pueden fallar. Pero lo hizo y nos fuimos a la prórroga.
Riquelme quiso quitarse el mal sabor de boca y protagonizó una buena internada por banda izquierda con pase al centro del área que remató Memphis adelantándose a su marcador. Lo detuvo Sommer. En la otra área también tuvo opciones el Inter con dos cabezazos, uno de Lautaro a la salida de un córner que se fue rozando el poste y otro desviado de Thuram. Por cierto, el delantero francés del Inter protagonizó una acción llamativa, tocando los testículos de Savic, que cayó al césped quejándose de dolor, mientras esperaban un saque de banda. Podía haber sido roja para el interista por el gesto antideportivo. Fue lo último que hizo antes de ser sustituido por Alexis, mientras que en el bando local Azpilicueta salía por Llorente. Correa, que estuvo también muy activo, hizo uno de sus quiebros característicos en la frontal conectando a continuación un disparo que detuvo el portero.
La segunda parte de la prórroga fue del Inter, que pareció acabar el partido con más fondo físico que un Atleti que se había vaciado. Griezmann ya no pudo aguantar más y salió Saúl en su lugar. Los italianos amasaron balón en esos 15 últimos minutos, pero sin crear peligro y el partido llegó al desenlace de los penaltis.
Existe la creencia de que Oblak no es un portero muy propenso a parar penaltis, seguramente por el recuerdo de la tanda de la final de Champions de Milán, aunque en el recuerdo aparecen varias paradas del esloveno en lanzamientos de pena máxima. Seguramente más durante los partidos que en una tanda, donde no había tenido acierto hasta esta vez, en la que con buenas paradas a disparos de Alexis y Klaasen, esta última espectacular, ayudó de forma decisiva a lograr el pase. El disparo de Saúl lo repelió Sommer, pero los aciertos de Memphis, Riquelme y Correa y el lanzamiento definitivo de Lautaro que se fue alto, terminaron dando el pase a los rojiblancos, que por tercera vez en los cinco últimos años se meten entre los ocho mejores de Europa. Si, el mismo equipo que cuando juega fuera de su casa parece un alma en pena. Son las cosas del Atleti. Difíciles de entender. Ahora y en toda su historia.
Desde pequeño escuché una frase a aficionados veteranos que se me quedó grabada: el Atleti es así. Con ella se intentaba explicar lo inexplicable, es decir, el propio Atleti. Capaz de lo mejor y lo peor. De estropearlo cuando tiene todo a favor y de triunfar cuando parece que lo tiene todo en contra. De parecer...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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