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Mariano Vázquez / Periodista

“Estados Unidos continúa con la idea de que tiene un mandato divino para conquistar y expoliar”

Inés Hayes 15/06/2024

<p>Mariano Vázquez. / <strong>Fabian Piedras</strong></p>

Mariano Vázquez. / Fabian Piedras

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“Desde sus inicios, Estados Unidos tuvo el mismo patrón en su política exterior: dominación política, económica y cultural del mundo; y apropiación de los recursos naturales y humanos en nombre de la ‘libertad’ y la ‘democracia’, en realidad, una fachada bajo la que oculta su verdadero objetivo: ‘robar y someter’. Propósito que fue sintetizado en una doctrina que lleva el nombre del quinto presidente de los Estados Unidos, James Monroe, que doscientos años después se sigue aplicando al pie de la letra”, se lee en el prólogo del libro del periodista argentino Mariano Vázquez, Rebelión en el patio trasero, resistencia obrera a la Doctrina Monroe (CTA Ediciones, 2023). No sólo es fundamental este libro para entender las relaciones entre América Latina y Estados Unidos, sino que su riqueza radica en que está editado por una organización obrera, la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina y el prólogo está escrito por su secretario general Hugo ‘Cachorro’ Godoy, preso político durante la dictadura y militante histórico de los derechos de la clase. En esta entrevista con su autor, el periodista especializado en política internacional explica los orígenes de la doctrina, su aplicación en estos 200 años, el rol de la United Fruit Company como uno de los brazos empresariales de la doctrina y las resistencias colectivas al imperialismo. 

¿Cómo podría explicarse en pocas palabras la doctrina Monroe?

El mensaje del presidente James Monroe al Congreso el 2 de diciembre de 1823 determinó el inicio de una fase abiertamente imperialista de los Estados Unidos, que paradójicamente no es ni una ley ni un tratado de política exterior, pero que los estadounidenses abrazaron como si se tratara de la propia Constitución. Con la excusa de que las potencias europeas no se inmiscuyeran en las independencias de los países de la región, Estados Unidos se arrogó el derecho a intervenir usando la doctrina Monroe como pantalla de buenos modales tras la cual se ocultaban los verdaderos motivos: que del coloniaje español, francés, inglés, se pasase a un sistema neocolonial laxo con múltiples formas de dominación. Son elocuentes al respecto las palabras de Mary Baker Eddy, escritora mística y fundadora de la Ciencia Cristiana, publicadas en el New York Times, al cumplirse cien años del aquel discurso: “Creo estrictamente en la doctrina Monroe, en nuestra Constitución y en las leyes de Dios”. Es que la teoría del descubrimiento o el destino manifiesto de 1845 son dos de las justificaciones “divinas” para cometer las peores atrocidades en nombre del pueblo elegido por Dios. 

¿Qué fue la enmienda Platt y cómo repercutió en la historia de Cuba?

Desde que nació a la vida política, Estados Unidos consideró a Cuba como un territorio de esfera exclusiva, como un apéndice natural de la Unión, bajo la teoría de la ley de gravitación o fruto maduro. Por eso intervino en la lucha independentista que la isla libraba contra España. Y, por eso, una vez lograda la independencia, la sometió a la dependencia absoluta. La llamada enmienda Platt data de 1901, cuando el Comité de Asuntos Cubanos del Senado norteamericano aprobó una enmienda del senador Orville Platt (en realidad su autor fue el secretario de Guerra Elihu Root). Su contenido es obsceno: otorga a Estados Unidos poderes ilimitados de intervención militar, política y económica. Además, incluía la venta o arriendo de las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en el territorio. Hubo protestas generalizadas por estas imposiciones que lesionaban el carácter soberano de la naciente república pero la respuesta de Root fue feroz al exigirle a Cuba que la enmienda se incorporase “a la Constitución sin formular aclaraciones”, ya que esta era “simplemente una extensión de la doctrina Monroe”. Desde entonces y hasta nuestros días, Cuba padece la doctrina Monroe con sus periódicos actos injerencistas (1902, 1909, 1911, 1912, 1917, 1922). Hasta el triunfo revolucionario de 1959, el país era un protectorado cuyos recursos quedaban en manos de empresas norteamericanas, una mera extensión de los balnearios de Miami. Desde esa fecha en adelante toda la gama de actos terroristas se realizaron por la insolencia de Cuba de elegir el camino al socialismo en las narices del coloso del Norte. 

¿Qué rol tuvo la United Fruit Company?

Es sin duda, la multinacional que más ha usufructuado de la doctrina Monroe. Y fue en América central y el Caribe donde la United Fruit Company (UFCO) ejerció la rapiña colonial. Los gobiernos eran meros entes burocráticos de esta compañía que se adueñó de millones de hectáreas, vías de comunicación marítima y terrestre, y de la fuerza de trabajo con salarios miserables. Masas humanas enriquecían a la metrópoli mediante la explotación del banano, al tiempo que la pobreza se enraizaba en esos países a los que se les imponía la monoexportación mientras que Estados Unidos se apropiaba de ganancias extraordinarias. El modelo era el de la plantación esclavista del sur estadounidense, marcado por la ilegalidad, moviéndose al margen del circuito económico nacional, con su propia escala salarial, sus almacenes con productos importados y su cuerpo especial de policía. Violaron sistemáticamente la Constitución y las leyes laborales, explotaron a los trabajadores y auspiciaron la persecución contra los sindicatos. El trato de inmunidad-impunidad que recibieron fue del mismo carácter que el que hoy tienen los militares norteamericanos en las miles de bases esparcidas por el mundo. Uno de los “hitos” de la United fue el golpe de Estado que propició en Guatemala contra el Gobierno popular de Jacobo Arbenz, cuya reforma agraria y nacionalización de los recursos naturales la afectaba directamente. El 18 de junio de 1954, aviones mercenarios norteamericanos ametrallaron y bombardearon ciudades en Guatemala. El golpe tramado por la CIA, el Departamento de Estado y la UFCO derrocó al militar nacionalista e inició un período de dictaduras sangrientas.

¿Cuáles fueron las resistencias obreras más importantes?

Justamente una de ellas fue la lucha por los derechos sindicales y laborales a partir de las organizaciones que fueron naciendo en las zonas productoras del banano. Muchas de esas luchas lograron aumentos salariales, habitaciones higiénicas, descanso dominical remunerado, supresión de comisariatos, fin de los vales, pago semanal, servicios hospitalarios, pero el costo fue altísimo, con miles de asesinados y reprimidos. Una de las masacres más conocidas ocurrió en 1928 en Colombia, que fue retratada por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad. Una huelga paralizó toda la actividad comercial de la United Fruit Company en el departamento de Magdalena, el gobierno decretó el Estado de sitio, militarizó la zona y amenazó a los huelguistas y sus familias. A pesar de todo este despliegue, unas 1.500 personas resistían en la plaza del pueblo que estaba cercada por batallones y nidos de ametralladoras. Un militar leyó el decreto gubernamental y les dio quince minutos para retirarse. Nadie se movió. Se calcula que alrededor de mil personas fueron asesinados; los cadáveres fueron apilados en los vagones y llevados a zonas recónditas del país. La prensa culpó a la infiltración marxista de bolcheviques mexicanos y la United celebró haber extinguido “una extensa huelga de caracteres revolucionarios”. 

¿Cómo aplica Estados Unidos hoy la doctrina Monroe?

Al cumplirse 200 años de la doctrina Monroe se puede afirmar que Estados Unidos no ha modificado la idea de que tiene un mandato divino para conquistar, expoliar e intervenir en lo que despectivamente considera como su “patio trasero”. El mensaje de Monroe sigue vigente. Un ejemplo son las recurrentes declaraciones de la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur, quien habla de los recursos naturales de América Latina, como el litio, el agua dulce o el petróleo como si le pertenecieran a Estados Unidos y utilizó una muletilla habitual en estos dos siglos: que esto tiene que ver con la seguridad nacional porque China y Rusia se están metiendo en el continente. Seguridad nacional es la palabra talismán que siempre ha enarbolado Washington para invadir países, como lo hizo en Nicaragua, Panamá, Granada, República Dominicana o Haití. Cómo explicar si no que México haya perdido la mitad de su territorio por la invasión yanqui en la guerra de 1846. 

Seguridad nacional es la palabra talismán que siempre ha enarbolado Washington para invadir países

El año pasado oímos a Donald Trump fustigar la política de Biden por haber destensado un poco las relaciones con Venezuela y dijo que cuando él dejó la Casa Blanca “Venezuela estaba lista para colapsar, nos habríamos quedado con ella, habríamos tomado todo su petróleo”. El magnate además siempre ha expresado su admiración por la doctrina Monroe. 

¿Cómo luchan hoy los pueblos latinoamericanos?

Por un lado con la tarea de rescatar la historia de nuestra clase trabajadora, que precisa desmentir la interpretación y parcialización de los dueños del relato. La tarea: contar nuestra verdad desde una identidad de clase, una memoria colectiva que reivindique el legado anticolonialista, anticapitalista, y antiimperialista. También con la creación de mecanismos de integración que permitan unificar las luchas latinoamericanas. La unidad siempre ha sido un sueño, desde los tiempos de nuestros libertadores y hasta nuestros días. Desde México hasta la Argentina las ideas de Patria Grande han sido fuente de inspiración, y los movimientos sociales, territoriales, políticos, sindicales, feministas, de pueblos originarios, ambientales, afrodescendientes, más allá de sus particularidades creen en esto. 

Hoy la pelea más potente está en la lucha contra los capitales transnacionales

Por ejemplo, el 2005 fue un año de inflexión porque Estados Unidos intentó en la Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, imponer una Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un viejo anhelo imperial para someter a la región. La valiente resistencia de los presidentes de Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay impidió que, a pesar del apoyo de la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños, este se concretara. Además, manifestantes de toda la región, organizaciones del campo popular pusieron el cuerpo para apoyar esta patriada y repudiar la presencia del presidente George W. Bush. Se trató de una de las victorias más importantes de la historia de los pueblos. Paralelamente en todo el continente se realizaron acciones, concentraciones y repudios contra este intento de dominación neomonrroista. En este período también se crearon dos mecanismos vitales para este proyecto emancipador: la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Confederación de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), sin la presencia de Estados Unidos y Canadá. Creo que hoy la pelea más potente está en la lucha contra los capitales transnacionales, una nueva forma de rapiña colonial que requiere una respuesta de carácter global de nuestra clase. 

¿Qué implica que el libro haya sido escrito por un periodista de una central sindical?

Para mí representa un orgullo porque es parte de mi identidad y de mi historia. Soy la primera generación de argentinos por parte de mi familia paterna que se exilió en la Argentina a causa de la dictadura franquista. Eran militantes de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Mi abuelo David Vázquez López peleó en la Columna España Libre, cayó preso en un campo de concentración a cargo de los fascistas de Mussolini, y mi tío abuelo Román Gómez-Monedero fue dirigente de la CNT, ocupó muchos puestos durante la resistencia al golpe y estuvo preso en cinco cárceles diferentes durante más de veinte años. Esa sangre de clase es parte de mí y por eso siempre estuve vinculado a la militancia sindical. 

Considero también que hay una creencia generalizada de que la cultura, los libros, el conocimiento están reservados a una elite. Y es falso. Es necesario recordar que ya en las incipientes organizaciones de los trabajadores la autoformación era una parte importante, tan importante como la lucha por los derechos. La costumbre de las lecturas colectivas en las fábricas, en los talleres, en los campos, en los lugares de trabajo, la edición de octavillas y periódicos, la construcción de bibliotecas populares, todo ese acervo es parte de la cultura y el poder obrero. Un deseo de saber y formarse de carácter horizontal. La información circulaba. 

 La historia de este continente no puede entenderse si no comprendemos el rol que ejerció Estados Unidos para dividirlo

Además, quería contar la historia de la injerencia de Estados Unidos, al calor de este segundo centenario de la doctrina Monroe desde un lugar poco explorado, que es el rol de la clase trabajadora y su carácter antiimperialista. Creo que la historia de este continente no puede entenderse si no comprendemos el rol que ejerció Estados Unidos para dividirlo, alienarlo y explotarlo. Es algo poco estudiado en las escuelas y las universidades. Incluso desde las propias organizaciones de trabajadores hay acciones que deberían ser reivindicadas por su condición de clase. Por ejemplo, la lucha de Augusto Sandino en Nicaragua contra la ocupación de los marines tuvo un componente de clase, él mismo se reivindicaba como obrero, como artesano, y, como trabajador golondrina [personas que viajan a otras provincias para desempeñarse en chacras y en tareas agrícolas y de cosecha], había incorporado en México la importancia de la sindicalización, por eso su primera acción con su Ejército defensor de la soberanía nacional fue tomar la mina San Albino, de capitales estadounidenses y expropiarla. También arrasó con las instalaciones de las empresas bananeras Vaccaro y la United por la explotación que ejercían contra sus compatriotas. O la imponente revolución de esclavos en Haití, que fundó una nación negra, que constituyó un golpe letal contra el sistema de esclavitud que hizo rico al capitalismo mundial y demostró que el último eslabón de los oprimidos podía romper a la clase más opresiva, la de los amos. Me gusta mucho una frase del pensador martiniqués Césaire Aimé que dijo: “No hay nacionalidad débil. Si la accesión a la libertad se hace siempre por la nación, la más débil de las nacionalidades será siempre más sustancial que la más rica de las abstracciones imperiales”.

“Desde sus inicios, Estados Unidos tuvo el mismo patrón en su política exterior: dominación política, económica y cultural del mundo; y apropiación de los recursos naturales y humanos en nombre de la ‘libertad’ y la ‘democracia’, en realidad, una fachada bajo la que oculta su verdadero objetivo: ‘robar...

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Autora >

Inés Hayes

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