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Querida comunidad contextataria:
– ¡Qué año este 2024!
– Pero amiga, si aún no termina julio.
El meme siempre me hace reír y cada vez es más cierto.
En el último tiempo aprendimos que lo inesperado irrumpe a cada vuelta de la esquina y no por ello perdemos capacidad de asombro. Comparto aquí algunas breves postales de este mundo turbulento en que vivimos. Y como extra, algunas series, pelis y lecturas recomendadas para este verano caliente.
Úrsula y los enanitos verdes
La conservadora alemana Úrsula Von der Leyen ha renovado como presidenta de la Comisión Europea. A la gran coalición formada por los populares, los socialdemócratas y los liberales, esta vez se han sumado los verdes europeos, más verdes caqui que nunca.
Hace unos días, leía un artículo de Rafael Poch en CTXT: Euromiseria. La enfermedad de la Unión Europea es irreversible. Aunque el partido de Le Pen no haya ganado en Francia y Macron esté tocado, la mayoría de los partidos que forman el Frente Popular pertenecen a ese “extremo centro” que en Europa defiende una línea guerrerista y de complicidad con el genocidio en Palestina. ¿Qué significan los valores europeos que nos llaman a defender contra la extrema derecha?
Finlandia acaba de aprobar una ley para rechazar peticiones de asilo de forma exprés. El objetivo es impedir que personas migrantes crucen la frontera desde Rusia. El discurso es perverso, porque se acusa a Rusia de estar “usando a los migrantes como arma de guerra”. Si supuestamente se está librando una guerra contra la “tiranía rusa” y en “defensa de la democracia”, ¿no se debería recibir de forma inmediata a todas las personas que piden refugio huyendo de allí? Claro que no, no confundamos las cosas.
En su discurso inaugural, Von der Leyen ha declarado que el Pacto Migratorio ya está aprobado, pero ahora hay que aplicarlo. Y que se entienda bien: esto significa que la nueva gobernanza de la UE toma la agenda de Meloni, aunque Meloni no la acompañe con sus votos.
La democrática Europa refuerza vallas y muros con inteligencia artificial, sistemas de reconocimiento facial, cámaras térmicas, drones, rayos X y mecanismos de vigilancia con algoritmos de análisis del comportamiento. La inversión tecnológica para el control de las fronteras recibe cada vez más fondos de la UE, nada menos que 4.000 millones de euros para el período 2021-2027. El capitalismo es un sistema tan irracional y destructivo que utiliza la tecnología más avanzada para asegurar que miles de personas sigan muriendo en las fronteras.
Pedro Sánchez no se queda atrás. En la OTAN, ha vuelto a insistir en reforzar la presencia militar para atajar “amenazas híbridas” en el flanco sur. El Estado español es uno de los que más fondos destina a la externalización de los controles migratorios (cooperación internacional, lo llaman). Vehículos entregados por España son utilizados por policías de Marruecos y Mauritania para detener a los migrantes y dejarlos abandonados en el desierto.
Cuando las extremas derechas reaccionarias marcan la agenda política europea en temas migratorios, hace falta superar el estadio defensivo de cierto progresismo que solo atina a proponer políticas asistenciales o “humanitarias”, pero acepta el statu quo del racismo institucional. Abordar el tema de fondo exige mirar qué está pasando en regiones donde deudas, guerras, miseria y expolios de las multinacionales transforman la tierra en un infierno.
Prometí libros y pelis. Entre los primeros, uno que recomiendo es La literatura de los desplazados. Autores ectópicos y migración (Villa de Indianos, 2023), de Lucía Nistal. Porque una “literatura nacida en el desplazamiento supone el acceso a dichos espacios de sectores subyugados cuya voz suele quedar relegada”. Esta semana me hice con otros dos. La revolución de los claveles empezó en África (Verso, 2024), de Perry Anderson, compila escritos de los años 60 y 70 del historiador marxista que permiten entender el lazo entre la insurrección angoleña y la Grandola Vila Morena. Y sobre algunos debates del marxismo y el panafricanismo, ya tengo en casa para leer África Roja de Kevin Ochieng Okoth (Verso, 2024). Una película que me gustó, como casi todo lo de este director: The Old Oak [El viejo Roble], de Ken Loach.
Milei en Argentina, la lucha sigue
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, defendió la reunión que los consejeros delegados de varias empresas españolas mantuvieron con Milei en una de sus visitas a Madrid. “Argentina nos interesa mucho”, dijo el presidente de la patronal. ¡Y claro que les interesa! El Estado español es el primer país europeo y el segundo del mundo en inversiones en Argentina, por más de 18.000 millones de euros. Telefónica, BBVA, Santander, Iberdrola, Naturgy, Inditex, Mapfre o Indra, entre otras, supieron beneficiarse de las políticas neoliberales de privatizaciones, endeudamiento y ajustes a la clase trabajadora en Argentina y otros países de América Latina. Ese robo legalizado fue una de las fuentes del “milagro español” en los 90.
Milei ha logrado transformarse en una referencia para las derechas mundiales. Muchos miran el experimento ultraliberal argentino y sueñan con jugosos negocios. Elon Musk ya ha aterrizado en el territorio con su empresa Starlink, aunque su prioridad es el litio. Milei y sus amigos quieren convertir la Argentina en una zona de sacrificio extractivista, trabajadores sin derechos e impunidad policial.
Sin embargo, hasta ahora no le ha resultado nada fácil avanzar. El presidente sólo ha podido aprobar su Ley Bases después de rodear el Congreso de policías, desatando una fuerte represión y comprando el favor de diputados de la oposición con prebendas. La pasividad o colaboración abierta de las burocracias sindicales es otro balón de oxígeno para la camarilla libertariana.
En estos días invernales, trabajadores y trabajadoras del hospital Posadas de Buenos Aires están organizando manifestaciones, huelgas y piquetes junto a vecinos y asambleas barriales para luchar contra los despidos masivos y en defensa de la sanidad pública. Es uno de los hospitales de referencia más importantes de la provincia, que atiende mensualmente a cientos de miles de pacientes. De igual modo están luchando contra los despidos trabajadores de la fábrica FATE de neumáticos, trabajadoras de diferentes organismos del Estado, docentes y estudiantes. Se organizan en asambleas y están empezando a crear nuevas formas de coordinación.
La clase trabajadora y el pueblo en Argentina ha enfrentado dictaduras y duros ajustes. En su historia hay grandes gestas, como el Cordobazo o el Rosariazo, levantamientos y huelgas generales, luchas estudiantiles y del movimiento de mujeres. En estas primeras luchas, que anticipan las que vendrán, se encuentra la posibilidad de construir desde abajo nuevas formas de acción colectiva que puedan derrotar los sentidos comunes del individualismo y la guerra de todos contra todos que quiere imponer Javier Milei.
Libros y peli: Puan (2023), con Leonardo Sbaraglia, estuvo en cines hace unos meses y se puede ver en varias plataformas. Muy divertida, permite echar un ojo al mundo de las universidades y el activismo estudiantil en Argentina. ¿Literatura recomendada para navegar Argentina? Las novelas de Martín Kohan, las policiales de Sergio Olguín o Todos Nosotros de Kike Ferrari. Para conocer algo de su historia de luchas, escribimos colectivamente junto con Alicia Rojo, Diego Lotito y Walter Moretti Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969).
Un rifle, una foto y el mundo en vilo
El atentado contra Donald Trump subió el voltaje de la elección norteamericana, ya de por sí turbulenta. La foto del candidato con rostro desafiante y levantando el puño no puede contrastar más con la de un Biden perdido que confunde nombres de amigos y enemigos. Estas imágenes dicen mucho de la política norteamericana, sumida en una crisis de hegemonía profunda. Que la única alternativa sea elegir entre la oscura revancha trumpista y el día de la marmota del “extremo centro” neoliberal muestra el profundo declive de las democracias liberales. Mientras escribo esta carta circulan rumores, cada vez más fuertes, de que Biden estaría a punto de renunciar. ¿Qué puede cambiar? En unos días lo sabremos, pero recordemos que los demócratas son quienes vienen apoyando de forma incondicional el genocidio en Palestina y la guerra de Ucrania. Que no nos vendan el cuento del “mal menor”.
La democracia norteamericana no está dañada (solo) porque llegó Trump. En realidad, ya nació como una república esclavista que más tarde se erigió como régimen policial contra los afroamericanos, los huelguistas o el movimiento antiguerra. Hoy sigue siendo así para miles de migrantes en las fronteras o para los estudiantes que ocuparon las universidades en solidaridad con Palestina.
¿Sabíais que EEUU tiene la población carcelaria más grande del mundo, con 2,3 millones de personas cumpliendo condena? Negros e hispanos representan el 90% de los reclusos en Nueva York, aunque no llegan al 50% de la población total en esa región.
Bonus track: si os interesa una serie de acción sobre las tramas que sostienen el negocio carcelario, buscad Mayor of Kingstown, mantiene la tensión y entretiene. Si queréis leer sobre racismo y sistema carcelario en EEUU, casi todo lo de Angela Davis. Por mi parte, tengo pendiente Geografía de la abolición, de Ruth Wilson Gilmore, que se publicó hace muy poco en castellano.
Es todo por ahora, en unos días arrancamos con una serie de verano con Marx al volante que espero que os guste. ¡Caminad por la sombra y tomad mucha agua!
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– Pero amiga, si aún no termina julio.
El meme siempre me hace reír y cada vez es más cierto.
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Autora >
Josefina L. Martínez
Periodista. Autora de 'No somos esclavas' (2021)
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