Los domingos
Sobre el sexo
El sexo, más concretamente su libertad, su felicidad, no solo no forma parte del abuso, sino que solo se produce en su ausencia
Guillem Martínez 27/10/2024
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En En los reinos de taifa, la segunda entrega de las memorias de Juan Goytisolo, se explica una escena que, para el autor, resultó epifánica y liberadora. Sucede en el piso de Monique Lange, pareja de Goytisolo, con quien se casaría una década después, cuando, precisamente, el escritor ya había asumido y publicitado su homosexualidad. Allí, en ese piso, el futuro matrimonio, que aún desconoce que será matrimonio, así como la homosexualidad de uno de los cónyuges, comparte mantel con el gran amigo íntimo de Monique, Jean Genet. Genet siempre miró con cierta desconfianza a Goytisolo, a quien veía como alguien sin finalizar, alguien con la sensibilidad no solucionada. Quizás por ello y para amenizar y agilizar la velada, que siempre se le hace larga y difícil en la presencia de Genet, Goytisolo explica un chisme intrascendente. Es la historia de un matrimonio parisino anodino que ha conocido y que cada noche del viernes realiza una serie de bizarras escenografías. Lo que hacen es, aparentemente, algo muy alejado del sexo, pero que, al parecer, lo suple, reformula o intensifica, de manera que crea una suerte de epicentro, de placer y tensión inaudita. Goytisolo cree que la historia es ridícula pues, en efecto, el sexo explicado suele serlo. Y que es una historia objetivamente divertida, supone. Por eso mismo le sorprende que, al terminarla, nadie ríe, sino que es observado por los otros dos comensales con desaprobación y hasta con cierto estupor. Genet le desautoriza explícitamente, y viene a explicar a continuación que esa historia no debería haberse narrado, pues pertenece a la intimidad, incomprensible, de dos personas. Que no son, además, dos personas cualesquiera, pues no solo saben lo que quieren de la vida, sino que, además, lo construyen, lo obtienen. Goytisolo queda un tanto corrido. Pero, en su humillación, descubre, a la vez, una variante del sexo que no conocía y que le resulta fascinante. Es el hecho turbador de que el sexo pase a carecer de uniformización, de forma única, lo que lo convierte, precisamente por ello, en un punto, en uno de los escasos puntos de una biografía en el que se observa la libertad de frente y a los ojos, y la libertad, en ese trance, te observa a ti y te acaricia la nuca, en inesperada y profunda comunión. Ese texto, ese fragmento, que podría ser un canto de una belleza asombrosa al descubrimiento de la libertad y de la liberación personal, una defensa del gusto personal y de la necesidad innegociable de no aplazarlo bajo ningún concepto, es de los años ochenta del siglo XX. Pero hoy, en la década de los veinte del siglo XXI, y transcurridos años y varias capas de sensibilidad, el texto no ha permanecido estático, sino que ha ganado significados y referencias inesperadas, más contradictorias de lo que podíamos prever. Por ejemplo, hoy sabemos que Genet, aquel hombre tan próximo a la intimidad de Monique, abusaba en aquel momento de Carola Achache, la hija de Monique, y que la futura pareja masculina de Goytisolo, a quien el autor aún no conoce en el momento de esta cena, abusará cada noche de la nieta de Monique, Mona Achache, y que tanto Monique como Goytisolo decidirán contemporizar al respecto, no hablar del tema, no sancionarlo, silenciarlo, lo que comporta complicidad, esa región de la participación.
El sexo y su contrario, la brutalidad, el abuso, no son lo mismo, pero sí que están en proximidad, como lo atestigua esa mesa en París, en la que la libertad absoluta queda formulada por unos comensales cercanos al abuso más sórdido. Pero eso no debe confundirnos. El sexo, más concretamente su libertad, su felicidad, no solo no forma parte del abuso, sino que solo se produce en su ausencia. El prodigio no tiene nada que ver con el abuso, por lo que se debería golpear al abuso, y diferenciarlo de nuestro único tesoro, que nunca debería someterse a moralismos. Hay que preservar el prodigio, o la brutalidad será aún mayor e imparable. Es preciso defender el prodigio, pues carecemos de otro, y la libertad que crea es ya la única que nos queda.
En En los reinos de taifa, la segunda entrega de las memorias de Juan Goytisolo, se explica una escena que, para el autor, resultó epifánica y liberadora. Sucede en el piso de Monique Lange, pareja de Goytisolo, con quien se casaría una década después, cuando, precisamente, el escritor ya...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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