Payal Kapadia / Directora de ‘La luz que imaginamos’
“Lo primero que se pierde en el capitalismo es la diversidad”
Jesús Cuéllar Menezo 28/12/2024
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En el principio fue el caos es la idea que transmiten el Génesis y otras mitologías, y caótica y abigarrada es la imagen que se desprende de las largas y pausadas primeras tomas del segundo largometraje de la directora india Payal Kapadia, La luz que imaginamos (gran premio del jurado en Cannes 2024). El escenario es Bombay, donde tres enfermeras se enfrentan no solo a la vida en una gran ciudad que, como muchas, repele tanto como atrae a sus habitantes, sino a tradiciones opresivas, diferencias religiosas prácticamente insalvables y desigualdades sociales no menos importantes. Kapadia ya había sorprendido con su obra anterior, A Night of Knowing Nothing (premio al mejor documental en Cannes 2021), donde, partiendo de su propia experiencia en el Instituto de Cine y Televisión de la India, abordaba la discriminación por castas en su país y el inmediato y negativo impacto que tuvo en 2014 la llegada al gobierno indio del nacionalismo hindú defendido por el BJP de Narendra Modi, aún en el poder. En su nuevo largometraje, Kapadia vuelve a combinar lo personal con lo político y, sin desatender la mirada documental predominante en su primera entrega, opta en La luz que imaginamos por observar a las tres mujeres que protagonizan su historia desde la ficción, evidenciando la dificultad de sus trayectorias, pero sin cerrar del todo la puerta a la esperanza.
En una fría mañana de diciembre, hablamos con la directora india, nacida en Bombay en 1986, no solo de sus películas, sino de la situación política de su país y de cómo las ciudades, con su diversidad, aún pueden ser refugios frente al fanatismo.
Su primer largometraje, de corte documental, contenía elementos de ficción, mientras que en este, La luz que imaginamos, prima la ficción, pero con elementos documentales, como en esas primeras tomas que recuerdan a las de Chantal Akerman en D’est.
Exactamente, esa es la referencia…
Hay argumentos que parecen transmitir que el cineasta sabe más que el público, pero yo voy descubriendo la película mientras la hago
¿Es ese el enfoque que prefiere?
A mí me parece más emocionante optar por esa combinación que confunde la ficción y la no ficción. Es el tipo de cine que de verdad me gusta. Cuando estudiaba cine vi un montón de películas así. Siempre me atrajo esa mezcla. Esa especie de forma informe en la que no se puede definir realmente lo que es documental y lo que no lo es. En cualquier caso, me parece que la palabra “documental” tiene demasiado peso. Estudié la obra de José Luis Guerín y descubrí que todas sus películas mezclan el documental y la ficción. Vi La ciudad de Sylvia y Tren de sombras una detrás de otra. Y pensé que las dos eran parecidas. Es el tipo de cine que me gusta. Así que eso es lo que quiero hacer: utilizar cada vez más esos elementos.
Al principio de La luz que imaginamos quiso recurrir a actores no profesionales, por ejemplo en los personajes de las enfermeras, pero al final no lo hizo. ¿Cómo cree que ha afectado esa decisión a la película?
Fue un poco ingenuo por mi parte pensar que podría trabajar solo con no profesionales, porque en esta película las interpretaciones son cruciales. Sobre todo con Prabha [el personaje principal], que es alguien que no habla mucho. Comprendí entonces que necesitaba actores profesionales para conseguir lo que, al menos en teoría, tenía en mente, pero esos profesionales también tendrían que convivir en algunas escenas con no profesionales; por ejemplo, con algunas enfermeras y en escenas como la de las mujeres que venden pescado. Hay muchas escenas con actores no profesionales. Además, pensé que había cierto problema con las lenguas. Yo no hablo malabar [idioma del sur de la India], que es el que hablan las enfermeras. Así que necesitaba gente que también pudiera complementar esos diálogos y ponerlos en relación con los gestos de los personajes. Fue mucho más fácil trabajar con profesionales. Su participación fue esencial, una especie de colaboración conmigo.
No confiamos lo suficiente en el público. Nos ponemos tan nerviosos con la posibilidad de perder dinero que todas las películas acaban siendo parecidas
Las tres protagonistas de la película viven situaciones difíciles, pero, por lo menos, tienen un trabajo, cierta independencia económica, y, sobre todo, se tienen unas a otras. ¿Evitó usted deliberadamente centrarse en personajes que vivieran en situaciones sociales, económicas y personales extremas?
Cuando abordo grandes problemáticas sociales no creo que yo sepa más que los demás al respecto. No quiero partir de una posición de superioridad. Y me parece que hay ciertos argumentos que parecen transmitir que el cineasta sabe más que el público, pero yo voy descubriendo la película mientras la hago. Así que sigo un camino más sinuoso. No puedo responder a su pregunta. La verdad es que… [risas]. No sé. No quiero adoptar una postura de superioridad moral. Es decir, solo soy una cineasta.
Entiendo que la distribución del cine independiente en la India es bastante restringida, que la mayoría de la gente no llega a ver esas obras, entre otras cosas por la escasez de financiación. Al hacer sus películas, ¿en qué público piensa y cómo le afecta en su forma de trabajar?
La verdad es que yo creo que cualquiera puede ver cualquier película. Si puedes leer los subtítulos, el cine tiene ese potencial. Creo que no confiamos lo suficiente en el público. En el mercado capitalista nos ponemos tan nerviosos con la posibilidad de perder dinero que, al final, todas las películas acaban siendo parecidas. En el capitalismo, lo primero que se pierde es la diversidad. A mí me parece que la gente está dispuesta a ver toda clase de filmes. Mi película estuvo en salas durante tres semanas y mucha gente joven acudió a verla. Y eso fue importantísimo para mí y para el equipo. Mañana [13 de diciembre de 2024] vuelve a las salas. No en demasiados cines, pero algo es algo. De verdad que yo creo que el público puede ver toda clase de películas.
Pero, ¿no cree usted que a veces a ciertas películas les cuesta llegar al gran público porque muchos ni siquiera saben de su existencia?
Eso es diferente, es un problema de márquetin. Ahora veo en Madrid todos los autobuses cubiertos con carteles de Mufasa. Yo no tengo dinero para tanto. Pero eso no quiere decir que si alguien entra en un cine sin conocer la película que va a ver no le vaya a gustar. Es decir, yo creo en el público. A mí no me anuncian en los autobuses, pero intento de verdad que la gente se entere de que existe mi película. ¡Por eso estamos haciendo esta entrevista! La prensa me ayudará a llegar al público. Lo que quiero decir es que, si la película llega al público, este podrá aceptar una obra como esta.
Sus películas tienen un acusado componente político y usted ha dicho que incluso optar por “ser apolítico” es algo político. ¿Qué supone en la India actual que una cineasta tenga compromiso político?
Yo creo que todo el mundo tiene una ideología, que es político. Y, si quieres vivir en la India, no puedes vivir debajo de una piedra. El problema no es solo de las mujeres, también de los hombres cineastas… cuando hay un régimen al que no le gusta que la gente alce la voz contra él, todos los cineastas van a tener problemas, independientemente de que sean mujeres u hombres.
Visualmente, sus dos películas parecen una lucha entre la noche y el día, entre espacios cerrados y abiertos, incluso desde los propios títulos, y a los protagonistas se los ve de noche y en espacios reducidos. ¿Es esta la situación de mucha gente en la India actual y en todas las grandes ciudades?
Yo creo que ocurre en todas las grandes ciudades. He estado en Nueva York y los pisos son muy pequeños, y en París también. Así es la vida urbana. Es muy cara.
En India tenemos cinematografías importantes. De hecho, ahora la película de más éxito no es de Bollywood
¿Cree usted que ciudades como Bombay pueden seguir siendo refugios contra el fanatismo y el peso excesivo de la tradición, o el proceso de gentrificación que sufren las grandes urbes está dificultando que continúe siéndolo?
Creo que, en cualquier país por el que pasamos, las ciudades siempre son más progresistas. Y sobre todo si están cerca de la costa… por alguna razón son más progresistas. Me parece que la razón fundamental es la diversidad, porque, como las ciudades se componen de gente de todo el país, si se mantiene la diversidad, habrá muchas perspectivas distintas, y eso posibilita que ningún pensamiento se imponga. Así que sí pienso que en las ciudades sigue habiendo más espacios abiertos… aunque los cuartos sean más pequeños, es posible que aún las mentes estén abiertas.
Su lengua materna es el guyaratí, la lengua de su padre, que es una de las que se hablan en la película, y usted ha defendido mucho el cine que no se filma en hindi [idioma oficial de la Unión India].
Yo creo que en Occidente no se tiene en cuenta que en la India tenemos varias cinematografías importantes. De hecho, ahora la película de más éxito no es de Bollywood. Es un filme en idioma télugu [del sureste de la India]. Así que me resulta un poco molesto que aquí en Occidente todo el mundo diga que esa película es de Bollywood, porque no es así.
En la India tenemos una junta de censura, a la que hay que presentar la película
Ha mencionado usted la influencia de José Luis Guerín, pero no sé si sabe que en los últimos años han surgido varias directoras en España que narran historias personales y sociales no muy frecuentes hasta su aparición. ¿Hay algún movimiento similar en la India? ¿Hay más mujeres cineastas como usted haciéndose un hueco en el cine independiente o incluso en el cine más mayoritario de Bollywood?
Sí, pero no las suficientes. Creo que aún queda un largo camino por recorrer. Existen en algunos sectores de la industria, pero no mucho en el sur del país. Hay unas pocas creadoras, pero no creo que estemos viviendo un gran momento cultural en ese sentido.
¿Es por el peso de la tradición? ¿Porque a las mujeres no les interesa hacer cine?
Creo que tenemos que quitarnos tanta mierda de encima, antes de pensar siquiera en hacer cine…
En los últimos años muchas películas han sufrido cortes, incluso de Hollywood, como las de James Bond u Oppenheimer
Su película presenta a mujeres fuertes y valientes que de diversas maneras intentan romper el molde de la tradición. Hay incluso en el filme una atrevida escena erótica. ¿Cómo se ha recibido el film en la India, teniendo en cuenta el premio en Cannes?
En la India tenemos una junta de censura, a la que hay que presentar la película. Ellos proponen ciertos cortes para que se ajuste a su concepción de la sociedad. Pero, en este caso, no cortaron nada. La calificaron para mayores de 18 años, sin cortes, lo cual me sorprendió agradablemente, porque ya tenía pensado un informe entero explicando por qué había firmado esta escena y la otra, porque se supone que tienes que acudir ante la junta para defender tu obra. ¡Pero no hizo falta!
El asunto se trata en una reunión. La junta ve la película y luego debate contigo. Puedes defenderla. Entonces, si la junta no está de acuerdo, se reúne un comité más numeroso al que puedes también acudir. En los últimos años muchas películas han sufrido cortes, incluso de Hollywood, como las de James Bond u Oppenheimer. Si hay desnudos frontales, en la India siempre hay cortes. Pero con nuestra película no fue así. Puede ser porque, en películas como las de James Bond, los distribuidores quieren que sea para todos los públicos. No quieren que sea para mayores de 18, porque si no los niños no podrían ir a verlas. Si quieres que la vean niños, tienes que cortarla. Pero a mí eso no me importaba. Así que les dijimos que no necesitábamos que fuera para todos los públicos.
¿Está usted trabajando ya en nuevos proyectos?
Estoy dando los primeros pasos de un proyecto grande. Tres películas que tendrán lugar en Bombay. Será una especie de trilogía. Y mezclará ficción y documental, porque no puedo hacerlo de otra manera…
En el principio fue el caos es la idea que transmiten el Génesis y otras mitologías, y caótica y abigarrada es la imagen que se desprende de las largas y pausadas primeras tomas del segundo largometraje de la directora india Payal Kapadia, La luz que imaginamos (gran premio del jurado...
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